Material Sensible (2015) viene a ser
la cuarta recopilación de cuentos, micro cuentos, novelas cortas y poemas de
Neil Gaiman y quien en la actualidad es uno de los autores de fantasía y
géneros afines más destacados. Ganador
de un montón de premios, alabado por la crítica y amado por sus seguidores
incondicionales que se cuentan por millones en todo el mundo (entre los que se
encuentra este servidor), nos demuestra una vez más su amor por el formato del
cuento, el cual gente como él y Stephen King no han dejado de cultivar al
publicar seguido narraciones como esta en diversas revistas y antologías (que
muchos otros autores ignoran, como Anne Rice, por citar algún novelista aún
vivo).
Como es costumbre suya y en recopilaciones
de este estilo, Gaiman nos regala una introducción donde no solo nos explica
sobre el proceso que lo llevó a escribir estos títulos, sino a través del cual
ya nos cautiva con su particular prosa y con la que sabe cómo llegar a sus
lectores. Por otro lado, no deja de rendirle sus respetos a un montón de
escritores que le antecedieron, quienes los inspiraron desde sus primeros años
como amante de este tipo de historias, bello gesto de su parte que denota
humildad y agradecimiento por la herencia literaria que junto a él gozamos.
Las palabras con las que nos explica el
sentido del nombre dado a la antología, los recuerdos que nos comparte y que
nos llegan al corazón haciéndonos ver que no estamos solos y por eso leemos,
son otros dones que nos hace este gran autor.
En la segunda y última parte de mi revisión
de este libro, que a medida que voy leyendo sus obras voy escribiendo mis
comentarios al respecto, espero profundizar un poco más en esta genial
introducción. Démosle, pues, espacio a estas bellas, emotivas, impactantes y
aterradoras narraciones.
1. Cómo armar
una silla.
Lo admito sin vergüenza, no me gusta en
general la lírica y más cuando se trata de textos traducidos, que pierden su
fuerza cuando son trasladados a otra lengua (claro, hay honrosas
excepciones). Hasta leer lo que escribe
del género mi autor favorito, Stephen King, no me atrae y es que me parece que
no es muy buen poeta que digamos...Y lo mismo me parece con Neil Gaiman, si
tomo como ejemplo este texto suyo, bastante incomprensible y que soy incapaz de
decir de qué trata. Menos mal que él
mismo llama en la Introducción a estos versos "propinas" y que son
"gratis", algo que en todo caso viene de su segunda colección Objetos
Frágiles y que disfruté hace rato ya; por lo tanto, él mismo asume
dichas piezas como un agregado extra que quizás hasta uno podría saltárselos,
puesto que lo que queremos de él son sus tremendas historias ¿No?
2. Un Laberinto
Lunar.
Un hombre que gusta de visitar lugares con
atracciones extrañas, tiene una conversación con un anciano dueño de un
"laberinto lunar" (exacto, aquel que le da el nombre al cuento),
quien le cuenta acerca de la génesis de esta construcción; poco a poco vamos
enterándonos en detalles extraños sobre las visitas al laberinto, esperando con
ansias lo que va a pasar y es que no tenemos idea de hacia dónde irá la
historia, pero puede que Neil Gaiman esta vez los decepcione como a mí, que
remata todo de una manera "demasiado poco convencional" (por no decir
inentendible, al menos para mí). Si me hubiesen preguntado, no habría puesto este relato como primer
texto narrativo para abrir el tomo, más todavía luego del poema con el que
partió todo y es que creo que lo mejor es partir con una buena ficción
"redondita", tal como el propio Neil Gaiman lo hizo en Objetos
Frágiles.
3. Lo que pasa
con Cassandra.
Una segunda narración intrigante que atrapa
desde el principio al lector y que termina dejándonos con una sensación rara y
confusa, sobre sí en verdad entendimos su desenlace, que Gaiman para nada acaba
su argumento como habríamos esperado.
Un joven artista se encuentra con la
sorpresa de que la novia imaginaria que se inventó en su adolescencia es real
(o se ha encarnado en vida), lo que termina con el eventual encuentro de los
"viejos" novios.
Supongo que el autor, en su inmenso bagaje
cultural y literario, reinterpretó en esta ocasión el mito de Casandra de Troya, la vidente maldecido por Apolo y a la que todos creían loca debido a sus
predicciones, puesto que este cuento en cierto sentido trata acerca de la misma
ambigüedad de nuestros recuerdos e imaginación.
Nota: Como voy escribiendo estos
comentarios a medida que leo las piezas que conforman este volumen y de
inmediato me explayo sobre lo que me parecen, solo espero que de una vez por
todas me encuentre con algún relato que en verdad me logre cautivar por
completo (cosa que no ha pasado hasta el momento, debido a los desenlaces de
los dos cuentos repasados, que para nada me han satisfecho).
4. En la oscura
profundidad del mar.
¡Mi deseo se ha cumplido! Un cuento
bastante breve, de unas tres páginas más o menos, potente, "redondito"
y desgarrador. El narrador a la orilla
del río Támesis, conoce a una mujer que le cuenta la triste historia de su hijo
marinero a temprana edad (aún un niño) y de lo que le pasó en su último viaje
al mar.
Una pieza que rescata ese lirismo del autor
que echaba de menos, pese al tono sombrío del relato y que nos habla acerca de
la soledad, el dolor y otras miserias humanas.
5. "La
verdad es una montaña en las cuevas negras...".
¡Este es el Neil Gaiman que me gusta!
Valiéndose una vez más de la tradición de
los mitos, leyendas o relatos orales del folclor tradicional, el autor nos
cuenta una narración sobre un viaje de dos hombres hasta una cueva donde se
encuentra un tesoro de origen mágico.
Muchas cosas les pasa a ambos hasta llegar a su destino y el final del
camino resulta tanto o más sombrío!, que aquellos relatos que se contaron entre
sí durante el periplo juntos.
Un precioso texto lleno de momentos
sublimes, entre medio de episodios oscuros que abordan la naturaleza más
siniestra de nuestra humanidad y ahondan en el tema de la justicia.
6. Mi última
casera.
Por la forma de cómo está escrito, me da la
impresión de que su autor llevó a cabo su realización a manera de un poema
narrativo, quizás rimado, lo que en la traducción a nuestra lengua no ha sido
posible apreciar. No obstante, la
historia que nos cuenta en unas pocas páginas su clima siniestro y su final, no
deja de ser impactante.
Un hombre se refiere a cómo es la vida en
la pensión en la que vive junto a otros como él, un lugar horrible y donde el
servicio culinario es pésimo; luego, tal como nos describe a la dueña del
lugar, única mujer de ese sitio, pareciera que no se trata de alguien
"común y corriente", si se considera que consigue huéspedes con
facilidad y pese a la mala fama de su pensión.
Una obra de terror sobre hombres sometidos y
una mujer que ejerce su poder sobre ellos, como metáfora de lo horrorosas que
pueden ser las relaciones entre distinto sexo (y, por qué no, el latente temor
al poder de las mujeres de la sociedad patriarcal).
7. Una historia
de aventuras.
Otro microcuento, pero este lleno de
humor. Un hombre visita a su madre ya
anciana y mientras ordenan cosas de su fallecido padre, encuentran una
estatuilla de uno de sus viajes de juventud. Es cuando el narrador escucha la
más increíble historia, que su progenitora le cuenta como si no fuera nada del
otro mundo. Queda la incertidumbre, al
menos para el lector, de si esto ocurrió o solo son divagaciones de la anciana.
Un mero divertimento para agradecer sin
complicaciones, aunque el propio Gaiman explica que cuando escribió esta pieza,
lo hizo pensando en la gente que se admira de las cosas más banales... ¿Entonces
dónde queda el sentido de la maravilla?
8. Naranja.
El ingenio de un maestro para contar
historias y alguien que ama tanto el recurso de los relatos breves como Orson Scott Card, se revela acá con esta rara historia contada de una forma muy
curiosa: las respuestas a un cuestionario de una de los testigos de un hecho
extraordinario, a medias entre el absurdo y la ciencia ficción.
No tengo nada más que decir al respecto,
salvo que me entretuvo, si bien al principio no tenía idea para dónde iba esta
narración tan bizarra.
9. Un calendario
de cuentos.
Una historia para cada mes del año, doce en
total y cada una diferente, para nada conectadas entre sí. La primera de ellas promete y uno puede
pensar que se desarrollará su trama con el transcurso del tiempo, pero no es
así y todo termina dejándonos en ascuas, que todo pareciera solo el proyecto o
el comienzo de algo más grande y completo; esta sensación de que las
narraciones no están acabadas y de que Neil Gaiman nos ha engañado una vez más,
acaba menos mal con abril y a partir de mayo podremos encontrar verdaderos
cuentos, que nos recuerdan a ese escritor que adoramos, capaz de emocionarnos
con la belleza de sus palabras y el sentido de que la verdadera magia existe
(bueno, en julio tiene una recaída- qué lástima, justo en mi mes favorito del
año, que es cuando estoy de cumple y disfruto las anheladas vacaciones de
invierno, pero nadie es perfecto y en gustos no hay nada escrito). Por cierto, diciembre se viene más emotivo
que nunca, con la esperanza de que hay una luz al final del túnel y el consejo
de que nunca debemos agachar la cabeza.
10. El Caso de
la Muerte y la Miel.
Tras haber tenido su (supongo) primera
excursión en las aventuras del gran Sherlock Holmes, con el premiado cuento Estudio
en Esmeralda, Gaiman regresa con otra aventura sobre el gran personaje
de Arthur Conan Doyle y ahora sobre la ancianidad de este, la que en todo caso
no ocurre en el universo lovecrafniano del cuento citado.
Un ser querido del detective fallece (que
no se trata de Watson, así que tranquilos), lo que lo deja con un último caso
que resolver y para eso realiza a solas un viaje al otro lado del mundo, donde
se queda por años realizando unos extraños experimentos, que solo en el último
par de páginas de esta historia se nos revela su propósito.
Una vez nos queda de manifiesto el inmenso
amor del escritor por los clásicos, a los que con todo dominio del tema y
creatividad, acostumbra a re visitar para regalarnos sus revisiones literarias
y nuevas ficciones.
11. El Hombre
que olvidó a Ray Bradbury.
Tal como nos lo adelanta el título, esta vez
le toca ser al autor de Las Crónicas Marcianas ser el
homenajeado por su colega, quien por medio de este texto lleno de la prosa
poética y que se nota quiso emular Gaiman del recién mencionado, nos habla
acerca del ejercicio de la memoria y del papel que cumplen las grandes
historias (y sus creadores en nuestro mundo).
Esta pequeña pieza trata sobre un montón de
cosas, la verdad: Es un poema en prosa y narrativo de amor a alguien que pobló
nuestra infancia, adolescencia y juventud (como en mi caso) con maravillas y
ficciones que nos llevaron a querer más de estas fabulaciones; también
corresponde a un escrito sobre la pérdida y de cómo la enfrentamos esta, no con
pesimismo, sino que con fe, pues solo olvidando por completo perdemos todo
aquello a lo que nos aferramos.
A Neil Gaiman le gusta mezclar lo fantástico con lo real. Le gusta ése contraste, le gusta muchísimo.
ResponderEliminarEs cierto lo que dices, que como todo gran artista sabe mezclar ambos mundos.
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