John Steinbeck fue un importante escritor
estadounidense del siglo pasado, quien vivió entre los años de 1902 y 1968, con un montón de títulos a su haber, entre
novelas, cuentos, ensayos, obras de teatro, trabajos periodísticos y hasta
guiones para el cine. Entre sus
creaciones más celebradas (y polémicas en su momento) se encuentran textos de
referencia hoy en día en la narrativa de su país, tanto como en la
internacional: De Ratones y Hombres (1937, también conocido en español como La
Fuerza Bruta), Las Uvas de la Ira (1939) y Al
Este del Edén (1952). Todas
ellas han conocido prestigiosas adaptaciones cinematográficas, así como otras
más de su autoría, con actores y directores de gran calibre como Elia Kazan,
James Dean, Gary Sinese y John Malcovich.
Si bien en toda su carrera recibió importantes premios por su labor,
destacan los prestigiosos Pulitzer (1940) y Nobel
(1962). Tal como se dijo
anteriormente, su escritura no estuvo exenta de escándalos, ya que ante la saña
con la cual denunció las injusticias sociales de su país, por parte de los
ricos terratenientes hacia los campesinos, obreros, indígenas y emigrantes, lo
cual realizó con maestría bajo su prosa, provocó más de una amenaza en su
contra y hasta la quema pública de sus libros en la supuesta tierra de la
democracia. Y es que si bien Steinbeck
provenía de una familia acomodada, no compartía mucho de los ideales de su
gente y por esa razón desde principios de su carrera se puso de parte de los
oprimidos. Por lo tanto si es que no fue
el primero entre los suyos, sí fue uno de los precursores entre los autores
estadounidenses blancos, en escribir desde el punto de vista de los latinos,
negros y demás minorías étnicas y sociales; de este modo al constituirse en la
voz de estos, no cejó en mostrar las tristes condiciones de dicha gente al ser
considerados con suerte como ciudadanos de segunda clase, viviendo en medio de
la pobreza, la ignorancia y la falta de movilidad social. De este modo tuvieron que surgir en la
opinión pública sujetos como Steinbeck, para que mejoraran este tipo de
situaciones y en parte los “poderosos Estados Unidos” se acercaran lo más
posibles a sus ideales, de ser la nación de la libertad y las
oportunidades. Por lo tanto y resumiendo
en parte las características de la mayoría de sus trabajos, su obra trata
acerca de la gente común y humilde, enfrentada a las vicisitudes de la vida
real. Empero a esta visión suya que para
tal época claramente puede ser considerada como vanguardista y de izquierda,
este escritor mantuvo fuertes lazos de amistad y apoyo con algunos de los gobiernos
de su país, llegando incluso a expresar a los medios su acuerdo con la
intervención armada norteamericana en Vietnam (hecho que le granjeó el desapruebo
de los pocos intelectuales, que lo apoyaron cuando provocó el descontento de
los sectores más conservadores y capitalistas).
No obstante este tipo de cambios radicales en el pensamiento de muchos
artistas, a través de reacciones imperialistas, parece que es habitual entre
los literatos, ya que en los mismos Estados Unidos se puede tomar como ejemplo
más actual, el caso de Orson Scott Card, quien ha prestado su respaldo a los
soldados de su país en Medio Oriente; mientras que en América Latina destacan
las figuras del peruano Mario Vargas Llosa y nuestro compatriota Roberto Ampuero, quienes de abrazar el Comunismo en su juventud, orientaron sus
intereses luego a la derecha política…Bueno, quizás para disfrutar mejor la
obra de un artista en concreto, tal vez en ocasiones sea conveniente separar a
la persona de su obra (de modo de no caer luego en decepciones mayores).
La
Perla (1947) corresponde a uno de los libros más famosos de John
Steinbeck, si bien desde el punto de vista formal resulta ser más bien una
novela corta, ya que no llega a las 200 páginas de extensión, por lo que se lee
con facilidad en un par de horas. No
obstante se trata de una obra potente y en la cual sin duda es posible
reconocer los elementos caracterizadores de su labor artística. Asimismo el texto se encuentra lleno de
simbolismos y niveles de lectura, tratándose de un texto que usando un lenguaje
poético, se convierte tanto en una fábula moral, como en una severa crítica
social.
“Kino se despertó casi a oscuras. Las estrellas lucían aún
y el día solamente había tendido un lienzo de luz en la parte baja del cielo,
al este. Los gallos llevaban un rato cantando y los madrugadores cerdos ya
empezaban su incesante búsqueda entre los leños y matojos para ver si algo
comestible les había pasado hasta entonces inadvertido. Fuera de la casa
edificada con haces de ramas, en el plantío de tunas, una bandada de pajarillos
temblaban estremeciendo las alas.
Los ojos de
Kino se abrieron, mirando primero al rectángulo de luz de la puerta, y luego a
la cuna portátil donde dormía Coyotito. Por último volvió su cabeza hacia
Juana, su mujer, que yacía a su lado en el jergón, cubriéndose con el chal azul
la cara hasta la nariz, el pecho y parte de la espalda. Los ojos de Juana
también estaban abiertos. Kino no recordaba haberlos visto nunca cerrados al
despertar. Las estrellas se reflejaban muy pequeñas en aquellos ojos oscuros.
Estaba mirándolo como lo miraba siempre al despertarse.
Kino escuchaba
el suave romper de las olas mañaneras sobre la playa. Era muy agradable, y
cerró, los ojos para escuchar su música. Tal vez sólo él hacía esto o puede que
toda su gente lo hiciera. Su pueblo había tenido grandes hacedores de canciones
capaces de convertir en canto cuanto veían, pensaban, hacían u oían. Esto era
mucho tiempo atrás. Las canciones perduraban; Kino las conocía, pero sabía que
no habían seguido otras nuevas. Esto no quiere decir que no hubiese canciones
personales”.
Acompañados por sus vecinos y familiares, los protagonistas acuden hasta
donde el único médico de la zona, uno de los hombres que representan en esta
historia la ausencia total de todo código moral y que encarnan por ello mismo
el materialismo propio, de quiénes han renunciado a sentirse parte de la sociedad. Incluso su aspecto físico es detestable y no
deja de reflejar (en especial en el aspecto de sus ojos) sus carencias
humanitarias. Que a diferencia del resto
de los personajes sea alguien supuestamente instruido, deja de manifiesto los
abusos de la clase dominante por los que pasa esta gente; a su vez demuestra
que la calidad del corazón del hombre no radica ni en su poder adquisitivo, ni
en su preparación formal, si no que en la dignidad con la que lleva su vida
(así es como la pareja protagonista, demuestra en esta obra mayor talante moral
que muchos otros de lo que aquí aparecen, pese a que en su desarrollo no dejan
de cometer los errores típicos de toda persona). Obligado a tener que costear el servicio del
médico, el hombre, que oficia de pescador, se decide a buscar una perla con la
cual pagar sus atenciones. En contra de
las expectativas, encuentra la perla más grande y hermosa que se haya visto en
la zona, lo que provoca toda una revolución, tanto de parte del resto de los
lugareños, como en especial de aquellos que profitan con la ignorancia de los
pobres. Lo que tendría que transformarse
en la verdadera posibilidad de alcanzar una mejor vida para este matrimonio, se
transforma en toda una pesadilla y un descenso a los Infiernos, ya que la
envidia de sus congéneres les impedirá hacer uso cabal del trofeo que han
obtenido.
Para
ejemplificar mejor que nunca la miseria de los personajes del libro, en
especial aquella en la cual se ve involucrada gente de condición humilde como
este grupo de pescadores, Steinbeck introduce en la narración varios
comentarios acerca de cómo se comportan los grupos de personas, de modo de
invitar a la reflexión sobre los males sociales que llevan a individuo a acabar
de forma estrepitosa. Por un lado se
observan los aspectos más benignos de la vida en comunidad, pero luego poco a
poco se va diluyendo todo lo bueno que hay en el aparentemente idílico lugar,
donde transcurre esta obra, para dar paso a la tragedia… Y la tragedia que aquí
se cuenta es la del ser humano enfrentado a las propias debilidades de su
condición mortal y finalmente derrotado tras una lucha que muchas veces no
puede ganar. Es en este sentido que a la
luz de los sucesos del libro, queda justificado el famoso dicho “Pueblo
chico, infierno grande”. No es que se trate de una novela que niega el
valor del espíritu humano, al contrario, lo enaltece al mostrarnos cómo hacia
el final de su periplo, los protagonistas luchan por defender lo que es suyo;
no obstante el agrio final sirve en su justa medida, para llamarnos a tener
plena conciencia del mal que nos acecha y por ello estar atentos para no
dejarnos tentar y a no rechazar todo lo virtuoso que puede haber en nosotros
mismos. Por esta misma razón la novela
al utilizar a personajes de origen indígena (conquistados por el hombre
blanco), muestra cómo a través de este proceso de subyugación, el hombre se
convierte en dueño de otros hombres o al menos llega a usufructuar con una
esclavitud encubierta la libertad de sus congéneres.
“(…) Este doctor no
era compatriota suyo. Este doctor era de una raza que casi durante
cuatrocientos años había despreciado a raza de Kino, llenándola de terror, de
modo que indígena se acercó a la puerta lleno de humildad y como siempre que se
acercaba a un miembro de aquella casta, Kino se sentía débil, asustado y
furioso a la vez. La ira y el terror se mezclaban en él. Le sería más fácil
matar al doctor que hablarle, pues los de la estirpe del doctor hablaban a los
compatriotas de Kino como si fueran simples bestias de carga. Cuando levantó su
mano derecha para coger el aldabón (le la verja la rabia se había apoderado de
él, en sus oídos sonaba intensamente la música del enemigo y sus labios se contraían
fuertemente sobre sus dientes; pero con la mano izquierda se quitaba el
sombrero. El metálico aldabón resonó contra la verja. Kino acabó de destocarse
y esperó. Coyotito gemía en brazos de Juana, que le hablaba dulcemente. La
procesión se apiñó más para ver y oír más de cerca.”
Siendo sujetos analfabetos los protagonistas del libro, en su argumento
toma un papel significativo el aprecio por la educación y en especial por el
“poder” de saber qué dice la palabra escrita.
De este modo la pareja en la que recae el peso de la historia, desea que
su bebé cuando crezca vaya al colegio, para que aprenda a leer y escribir,
porque bien saben que al poseer tales conocimientos tendrá la oportunidad de no
estar sometido a la mentira de los poderosos,
Por lo tanto en esta faceta del libro, es posible identificar dos
aspectos acerca de la educación misma:
por un lado nos libera de las ataduras de la ignorancia, permitiéndonos convertirnos
en sujetos autónomos; y por otro, permite que aquellos de corazón estrecho puedan
abusar de los demás, con sus palabras llenas de mentira, tal como bien sucede
con el ya mencionado doctor y los compradores de perlas.
En un
momento de la novela aparece un sacerdote católico, quien visita a los padres
del bebé cuando se entera de que estos poseen la fabulosa joya. En un principio se podría ver su intervención
en la trama, como una manifestación más del trato engañoso de las autoridades para
con los pobres, puesto que bien pareciera que el “hombre de Dios” también desea
sacar provecho de la suerte de sus feligreses.
No obstante lo que hace el religioso una vez frente a los protagonistas,
no es otra cosa que aconsejarlos y advertirlos respecto a la tentación y
condenación que pueden significar la posesión de la perla, además de invitarlos
a decidir con sabiduría que hacer con el “don” que se les ha concedido. Por lo tanto el sacerdote ante esta acción,
bien se constituye en la conciencia moral en medio de un pueblo donde hasta los
más nobles, a lo largo de libro caen en la desgracia de dejarse llevar por sus
pasiones.
Muchas de las descripciones del libro parecieran enmarcarse dentro de la
literatura maravillosa y/o de fantasía, debido justamente a que el narrador
caracteriza al lugar donde transcurren los acontecimientos y a su gente, como
otro mundo, con sus propias reglas y costumbres y donde las personas viven en
armonía con la naturaleza. De este modo
la llegada violenta del hombre blanco, quien termina por dominar a los
lugareños, bien puede ser vista como la invasión de un pueblo más “avanzado”
hacia otro más primitivo. Así es que si
se dejaran de lado los datos que dejan claro que todo ocurre en nuestra
realidad, bien pareciera estar hablándose de la conquista del Paraíso por parte
de manifestaciones de tipo demoniaca o de al menos tratarse de la historia sobre
la decadencia de un mundo otrora puro y sumido en la devastación de los males
modernos. A su vez la perla misma toma
atributos casi mágicos para los indígenas, quienes la ven tanto como una
bendición, como a una maldición.
Siendo un texto complejo, pero ameno, emotivo y bastante dramático, que
da pie a tantas interpretaciones y a la reflexión por parte del lector maduro,
no deja de llamar la atención el carácter aventurero y lleno de acción que toma
una vez que los protagonistas deben huir de sus enemigos. La confrontación en plenas montañas resulta
ser bastante física y violenta, otorgando al padre rasgos heroicos de corte
épico y convirtiendo como nunca esta obra, en un título lleno de aristas que
nunca terminan de sorprender.
“Kino bordeó la
cornisa de piedra como lo haría una lenta oruga. Había dado la vuelta a su
collar para que el cuchillo pendiera a su espalda y no pudiera tintinear contra
la pared de piedra. Sus dedo extendidos tanteaban las montañas, sus pies
hallaban apoyo en los salientes de la roca y su pecho re balaba sobre el muro
en lento avance.
Cualquier
ruido, un guijarro que rodase, un suspiro, una involuntaria palmada sobre la
roca, despertaría a los tramperos dormidos. Todo lo que fuera insólito en la
noche los pondría sobre aviso. Pero la noche no era silenciosa: las ranas
arbóreas que vivían cerca del arroyo charlaban como pájaros, el desfiladero se
llenaba con el chirriar incesante las cigarras. En la cabeza de Kino había otra
música, la del enemigo, palpitante, al acecho, y sobre ella la Canción Familiar
se había hecho intensa aguda como el maullido de un puma hembra. La canción de
la familia vivía con intensidad y lo impulsaba hacia el enemigo. Las cigarras
parecían haberse apropiado la melodía y las ruidosas ranas repetían de vez en
cuando fragmentos de su música.”
Hola!!! Que tal?
ResponderEliminarQué bueno que te haya gustado el libro. Stenibeck sufrió bastante, y se dice incluso que se mudó para no tener que soportar a sus conciudadanos y que llegó a desarrollar manía contra los críticos.
Lo de la Guerra de Vietnam no habrá caído bien, pero él tampoco profesaba excesivo amor por la izquierda y un gran sector lo consideraba tibio por esto :/
Su hijo también es escritor y parece que no lo hace mal.
Saludos!
Muchas gracias, Damablanca, por tu comentario, mira que lo valoro en especial porque gracias a ti en buena parte descubrí a este autor. Te cuento que hace años me compré dos bellas ediciones de otros libros suyos y lo había olvidado, de modo que mientras preparaba este texto lo recordé y ahora los tengo a mano para leerlos sin falta este mismo año.
EliminarElwin: me interesó enseguida tu artículo pues leí a Steinbeck de adolescente, cuando tenía una tremenda biblioteca para mí sola y todo el campo para sentarme a leer.
ResponderEliminarMe llamaba la atención este hombre que describía tan bien la problemática de los humildes.
Besos
PD me olvidé de firmar: Vale
ResponderEliminar¡Qué alegría tenerte de nuevo por acá, Vale, que del grupo eres la única en demostrar verdadero interés en lo que hago! (por eso mismo me he alejado de ellos). Respecto a este autor, hace años tuve el gusto de regalarte otras dos de sus novelas ¿Recuerdas? Aún no leo esos libros, que también los tengo; como me gustó mucho esta obra, pretendo leérmelos a la brevedad y sin duda los comentaré sin falta. Gracias una vez más por compartir conmigo todo esto.
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