sábado, 11 de mayo de 2013

Un (super) héroe es mucho más que el traje que lleva puesto



    Tras haber visto al Iron Man cinematográfico, interpretado tan carismáticamente por Robert Downey Jr., en la película de Los Vengadores el año pasado, era de esperar que este personaje volviera pronto a las salas de cine con una nueva película donde tuviese el protagonismo (considerando que tan solo el 2010 tuvo su segundo filme, igualmente exitoso por cierto).  De este modo, la película Iron Man 3 resulta tanto ser el cierre de la respectiva trilogía dedicada al “Invencible” superhéroe, como también una obra que se constituye en una suerte de continuación indirecta de los acontecimientos mostrados en la cinta del año que acabamos de dejar.
     En pocas palabras y sin dar demasiados spoilers acerca de la trama del largometraje en cuestión, éste muestra por fin al personaje enfrentando a su verdadera Némesis: el místico y  poderoso Mandarían, un enemigo proveniente de la antigua China y que en el tiempo en el que apareció el cómic en plena Guerra Fría (principios de la década de los sesenta) representaba claramente al miedo (y desprecio) gringo por el comunismo maoísta proveniente de dicha nación.  De de este modo, Iron Man por años simbolizó con toda su tecnología de punta el supuesto avance de Occidente bajo la “luz esclarecedora” de Estados Unidos, con todas sus maravillas tecnológicas; mientras que el Mandarín correspondía sin duda a una imagen del retrógrado pasado, basado en el miedo, de las religiones fundamentalistas (con posteridad cuando el mundo fue cambiando con los avatares políticos y sociales, el Mandarín varió algo su identidad, sin embargo siempre representó en su persona a la encarnación del temor yanqui por el caudillo extranjero con fuerte oposición a su sistema de vida norteamericano).
     Desde la primera película de la trilogía se jugó con la idea de enfrentar a Tony Stark (el hombre tras la armadura de este particular paladín) con su famoso rival, no obstante las pocas escenas en las cuales se hizo mención a éste en la película, al final no llegaron al montaje definitivo; aunque sí se mantuvo su amenaza desde este feliz principio de la saga, en la identidad del grupo terrorista aquí retratado (ahora para variar de origen árabe, el actual gran adversario ideológico de USA, tras el ya casi por completo derribado muro comunista).  De este modo en Iron Man 1 el ojo atento (y friki) puede apreciar bien cómo dicho grupo terrorista usa de símbolo una serie de 10 círculos representativos del Mandarín o mejor dicho, de sus famosos 10 anillos de poder (siendo esta misma imagen usada en Iron Man 3).
     No obstante el Mandarín de la película resulta dar más de una sorpresa: en una primera instancia se ve como un magnífico contrincante, un individuo poseedor de una gran capacidad para provocar terror con sus actos, no obstante contar además con un soberbio talento para la demagogia y la elocuencia.  De este modo el filme lo hace contrastar muy bien con la naturaleza de otra inteligencia superior, la del mismo Tony Stark y quien pese a su personalidad algo errática, ha optado por usar todas sus virtudes en beneficio de los demás.  Pese a todo, el Mandarín de la versión cinematográfica difiere bastante del mostrado en los cómics: no posee su dimensión sobrenatural (sus poderes místicos representados bajo el control de sus célebres anillos mágicos) y mucho menos se le muestra como a un personaje de origen chino (por cierto, según cuentan los rumores, el gobierno chino tenía claras intenciones de aportar con dinero para esta producción, otorgando a actores de dicha nación los papeles del Mandarín y de sus secuaces; luego se llegó a decir que si bien no se llegó al acuerdo esperado, sí se filmaron escenas en el milenario país con el fin de mostrarlas en un montaje hecho especialmente para dicha nación).  Sin embargo lo mejor de este Mandarín encarnado por un siempre eficaz Ben Kingsley, resulta ser la gran sorpresa que llega a deparar éste cuando se descubren grandes secretos acerca de su identidad (siendo este giro en la trama uno de los mayores logros del filme).
      Ligado a la misma imagen del Mandarín, se encuentra en esta historia la presencia de otra fuerza maligna , que es la que en realidad está detrás del famoso villano.  Es así cómo a través de este poder  tras las sombras, el filme se permite presentar cierto discurso político contestario e inaudito en este tipo de cine comercial: Al ser los Estados Unidos el país más poderoso del mundo (es una certeza que no se puede negar, ya sea para bien o para mal) es más que obvio que posea una gran cantidad de enemigos, tal como los superheroicos personajes de sus historietas. De este modo  para reafirmar el status quo de sus directrices ideológicas y potenciarlas, tal como ha sucedido a lo largo de la historia, cuando no existen claros conflictos que permitan mantener al pueblo con la certeza de que su gobierno es fuerte y los protege ante cualquier eventualidad, no hay mejor cosa que inventarse las amenazas para mantener el control de la gente; y así sucede cómo la trama expone que tras los manejos de los poderes fácticos, la mentira y la corrupción siempre están presentes.  Por ende, quienes se supone son los elegidos por el pueblo debido a sus supuestos valores morales, resultan ser seres nefastos y egoístas, a diferencia de tipos que sin tapujos se muestran a la luz pública como individuos con defectos (léase Tony Stark, también conocido como Iron Man)  y en quienes pese a todo sí se puede confiar  gracias a la transparencia de sus intenciones (y recordemos, USA está llena de ejemplos vergonzosos como los primeros mencionados, si no basta con mencionar el ya infame caso de Vietnam, el presidente Richard Nixon y el escándalo Watergate).  Si bien este discurso crítico subyacente en la película puede sorprender, no se puede olvidar que cuando alguien como Stan Lee tomó bajo su tutela los cómics Marvel en el reinicio de la empresa hace ya más de medio siglo, con personajes como el propio Iron Man y Hulk, no cejó en mantener una postura política opositora a ciertas ideas de la época imperantes, tales como el exagerado belicismo y racismo de su país (razón por la cual no resulta nuevo que Iron Man permita presentar un discurso comprometido en sus historias).
     Volviendo al hecho de que esta película de algún modo resulta ser una especie de continuación de lo visto el 2012 en Los Vengadores, o más bien de verse en ella los efectos de sus eventos en el personaje de Tony Stark, resulta interesante el hecho de cómo se presenta en el guión a un Tony Stark mucho más frágil que en sus filmes anteriores.  Tras haber estado al borde de la muerte el famoso “millonario, play boy y filántropo” como gustan llamarle, luego de su acto tan heroico justo al finalizar el clímax de la cinta de Los Vengadores, Stark descubre para su sorpresa que dicha experiencia le ha dejado secuelas: ataques de pánico que le demostrarán como nunca que pese a todo su dinero y más aún, toda su inteligencia y valentía, es un hombre mortal y con numerosas grietas en la armadura de su vida, que lo hacen ser tan sensible como cualquier otro ser humano.  Y para rematar, la sombra del Mandarín y los suyos, logra estar sobre su cabeza, a tal punto que en esta ocasión Tony Stark debe volver a valerse solo de su ingenio y del apoyo de los desconocidos (tal cual al principio de su primera película) para enfrentarse al mal, sobrevivir y defender a los inocentes.  Es entonces que ante esta nueva pugna del protagonista contra los malos, sin tener que recurrir al respaldo de sus arcas, y no lograr contar con su equipo ultratecnificado como antes, que Tony Stark demuestra que lo que lo hace ser valioso no es otra cosa que la calidad de su corazón, puesto que al final logra superar la prueba usando solo su astucia y superando sus propias taras personales (y bueno, claro que también en el éxito de la empresa, no puede faltar la presencia de uno y otro aliado, de modo que a la larga el triunfo requiere el trabajo en equipo; por ende, se llega a la certeza de que nunca estamos solos, de modo que siempre necesitamos apoyarnos en los demás para lograr el éxito, así como con ello llegar a valorar su importancia en nuestras vidas).
      Existen varios puntos más considerables a la hora de apreciar este largometraje.  En primer lugar se puede tener en cuenta el hecho de que por primera vez en esta seguidilla de películas de personajes Marvel (para toda la familia, o sea, dejando de lado las versiones de El Castigador y Kick Ass) el protagonista cuenta con el apoyo de un niño para sortear sus problemas.  Es así como en la aparición de este simpático infante (o preadolescente) en el filme, hasta cierto punto se puede considerar como un particular deux ex machina, puesto que su intervención sucede justo cuando el protagonista no puede estar más JODIDO (léase “necesitado”).  En una cinta antigua, este niño habría sido insufrible, quizás una especie de pequeño sabelotodo o a lo mejor, una preocupación más para el héroe, empero en el largometraje se le muestra como un gran aliado que hasta cierto punto a Stark le recuerda a sí mismo.  A su vez algunos de los momentos más hilarantes, se deben al encuentro entre estos dos y su labor juntos.
    De la mano con lo anterior, está la presencia del humor que a lo largo de toda la saga de Iron Man (como también en el caso de la ya mencionada Los Vengadores) ha sido un elemento importante en la trama de las películas.  Por lo tanto  Iron Man 3 no deja de estar llena de este tipo de guiños, los que corren tanto de parte del propio Tony Stark (de quien no se puede negar es retratado tan bien por Downey Jr. como alguien encantador, pese a su lado más cáustico o más bien irónico), como de gran parte del casting y en especial gracias a su ex guardaespaldas Happy y a su amigo el Coronel James Rhodes.
     Volviendo a los personajes de Happy Hogan, interpretado como siempre por el actor y director John Favreau, en esta tercera película cobra mayor protagonismo que nunca, quizás por el hecho de que en esta ocasión el artista ya no se encuentra también tras las cámaras y la dirección corre bajo las manos de Shane Black (casi un desconocido para los cinéfilos); no obstante aquí Favreau hace de productor de la cinta además de actuar.  En cuanto al coronel James, en esta ocasión la versión interpretada por el solvente actor afroamericano Don Cheadle, se parece mucho más a la del actor que tuvo a su cargo al personaje en la primera película, Terrence Howard.  En el segundo filme, fue Cheadle quien se hizo cargo suyo y el cambio de la orientación del personaje se hizo notar al mostrársele demasiado grave, a diferencia de lo visto en el primer largometraje; sin embargo en esta tercera parte el coronel recobró su simpatía de antaño.
     Para el desarrollo de la historia mostrada en esta cinta, se basaron en la serie de cómics escrita por el afamado guionista Warren Ellis,  en el arco argumental Extremis, de donde sacaron para la película la noción del suero Extremis y a los personajes de los doctores Aldrich Kilian  y Maya Hansen.  A su vez en el largometraje usaron el concepto de Iron Patriot, superhéroe perteneciente al gobierno de USA, basado en la misma tecnología de Stark, así como la idea de que Stark pudiese controlar a la vez varias armaduras por medio de un comando, todos ellos elementos propios de distintas etapas de la historieta original.
    La película parte con un relato en off a cargo del propio protagonista, quien más de una ocasión comparte con el espectador una que otra reflexión; pero tras el término de los extensos créditos del largometraje, conocemos la verdadera identidad del destinatario del relato de Stark, en una suerte de un cómico (o interesante) epílogo como ya nos tienen acostumbrados con las películas sobre personajes Marvel ligadas entre sí.
    Por último, la banda sonora estuvo a cargo de un siempre correcto Bryan Tyler, quien realizó un trabajo sinfónico lejos superior al hecho por sus colegas de John Debney en la primera secuela de la saga y Ramin Djawadi en el inicio de la trilogía (siendo ésta la peor partitura de las tres).
     …¿Y por cierto, ya reconocieron al gran Stan Lee en su habitual cameo en un filme de Marvel?



7 comentarios:

  1. Que bueno que la saga sigue manteniendo su calidad, mas que nada porque este tipo de mega producciones busca mas que nada recaudar, y es tan comun que llenen los guiones de explosiones en vez de crear historias. Me parece genial que se entreteja dentro de esta trama original parte de la mitología de las historietas. Nada que hacer, los suoerheroes Marvel le ganan notablemente a los de DC en la pantalla grande por su humanidad, parecen mas accesibles...
    Será que la Warner llegará a despegar a sus surperheroes? La ultima trilogía de BATMAN podrá reproducirse en Supeman?

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  2. Estoy de acuerdo contigo, DAMABLANCA, que tal como expresas, hace poco más de un año a raíz del estreno de "Los Vengadores", escribí acerca de lo que dices sobre el mayor impacto de los superhéroes Marvel en el cine por sobre los de DC. La verdad es que le tengo mucha fe al nuevo filme de Superman y más considerando aún a quienes se encuentran tras su realización. A DC le ha ido muy bien con las adaptaciones de su línea Vértigo para la pantalla grande, sin embargo en lo que se refiere a sus grandes personajes, no han tomado las mejores decisiones...¿Otra vez Zod de malo? ¿Acaso no existen otros grandes villanos para Superman como lo son los mismísimos Darkseid y Brainiac? Ese es el problema con DC, querida DAMABLANCA.

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  3. Me parece que no soy el único que opina que la Trilogía de Iron Man (2.008-2.013) está dentro de lo mejor del U.C.M. (Universo Cinematográfico de Marvel) porque equilibra adecuadamente dos aspectos importantes que toda producción cinematográfica de superhéroes debe contener: por un lado está el mensaje que quiere mandar a la audiencia y cómo lo manda a la audiencia y por otro lado está el balance entre lo fantasioso y lo real. El mensaje que la Trilogía de Iron Man nos manda no puede ser la cosa más simple que haya en cuanto a filmes de superhéroes: cuando la inteligencia y los recursos no son usados para hacer el bien entonces de nada sirve tenerlos. Me parece que en "Spiderman 2" (2004) también está presente ese mensaje, aunque no de la manera tan directa como sí lo está en la Trilogía de Iron Man. En cada una de las tres películas el errático señor Stark sufre una epifanía a causa de un accidente o de un atentado que poco a poco lo hace pasar de ser un patán egoísta al que poco o nada le preocupaba en qué manos terminarían los misiles y bombas que su compañía fábrica, o fabricaba, mejor dicho, a un filántropo en toda regla que mueve cielo y tierra para no dejar que sus invenciones, desde exoesqueletos de fábula hasta uno que otro proyecto de aviación, no caiga en manos del destructor desalmado de turno. No es que de la noche a la mañana Tony Stark se vuelva algo así como un prodigioso Nikola Tesla fusionado con un humanista Carl Sagan y un poco de Bill Gates sino que tan sólo llega a la conclusión de que luego de una vida de francachela, egoísmo, objetivos netamente monetarios y financiamiento de uno que otro proyecto armamentístico en Oriente Medio es tiempo de cambiar de rumbo, de inventar cosas mucho menos destructivas y de prestarle atención a los problemas mundiales. Sí, lo de su colección de armaduras de combate es algo que contradice un poco las metas de vida del nuevo Tony Stark pero como sólo él y unos pocos más tienen acceso a esa colección entonces nada malo pasará.

    Respecto al balance entre lo fantasioso y lo real pues poco puedo decir salvo eso que otros han dicho: las películas no son demasiado bufonescas como para sentirse como un dibujo animado sólo que sin su gracia y sin su salero pero al mismo tiempo no son demasiado sombrías y serias como para sentirse como una pésima imitación de la Trilogía del Caballero Oscuro (2.005-2.012). Jon Favreau y Shane Black lograron filmar películas de superhéroes en las que la faceta más tontorrona e irreal de los superhéroes está en buenos términos con la faceta más dramática y un tanto verosímil de los mismos. No es una trilogía sin sus fallos y más de una estupidez a nivel argumental puede señalarse pero son películas lo suficientemente balanceadas en ese aspecto ya mencionado, el equilibrio entre lo fantasioso y lo real, así como en otros aspectos que entonces puedo perdonarle las tres quintas partes del total de sus pecados.

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    Respuestas
    1. Particularmente me gusta mucho esta trilogía, si bien mis favoritas del UCM son las de Thor y del Capi (que la verdad Ironman no me enloquece). Por cierto, para mí lejos la mejor de estas cintas es la 3 (¿Te viste el cortometraje dedicado al Mandarín falso? Es una maravilla).

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    2. Supongo que no soy el único que se dijo a sí mismo que gran parte del éxito en taquilla y crítica que recibió "Iron Man 3" (2.013) se debe a la amarga decepción que supuso para muchos esa mala copia del estilo Nolan que fue "El Hombre de Acero", estrenada el mismo año y con pretensiones de ser el inicio de algo grande que mucho promete para el futuro. Que los de D.C. querían quedarse con su propia tajada en esto de las películas de superhéroes pero iniciaron el día con el pie izquierdo, eso quiero decir. No hay que ofrecer explicaciones sofisticadas sobre el fracaso de "El Hombre de Acero" y el triunfo de "Iron Man 3". Una es pretenciosa, aburrida, innecesariamente oscura, con un Superman que no es Superman, un General Zod criminalmente desperdiciado y una trama que si bien sobre papel pudo haber dado para una obra memorable en realidad terminó provocando sueño y enojo por igual; la otra, esa en la que Robert Downey Jr. la pasa canutas incluso con una armadura que es la octava maravilla en términos de ingeniería, es en muchos sentidos la antítesis de la primera película: sencilla en el buen sentido, desenfadada, emocionante, tiene un mensaje más alentador que pesimista y supo cómo ser el pistoletazo de inicio del por ese entonces embrionario Universo Cinematográfico de Marvel. 2.013 fue ese año en el que Marvel empezó dar mucho de qué hablar y empezaba a ganar tamaño, fuerza y reconocimiento, mientras que D.C. se contentó con la bilis de quienes nunca aceptarán a un Superman que asesina sin muchos miramientos en una situación en la que pudo haber optado por otra táctica, y por no pelear en la poblada Metrópolis.

      En caso de que no lo sepas, pues te lo digo ahora: se viene una película para Viuda Negra y otra película para Mujer Maravilla. Presiento que estaremos ante más o menos la misma situación que la del año 2.013 pero como a los de Marvel se les nota el cansancio y a los de D.C. se les nota las ganas por seguir insistiendo en obtener una parte del pastel entonces se me hace difícil predecir el resultado. Hay que seguir esperando, por ahora.

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    3. Te confieso sin tapujos que me gusta mucho "El Hombre de Acero", filme al que le dediqué un largo post en su momento y que tengo tanto en la memoria, porque cuando lo fuí a ver al cine acudí con otro amigo que adora a "Supes" y de la emoción me intoxiqué por comer de una cosa y otra aquella vez en las butacas.
      Respecto a la decisión de matar a Zod en el filme, te cuento que ello fue sacado de un cómic clásico de los ochenta en el que dicho personaje opta por matar una versión de este villano y a sus secuaces de un "universo de bolsillo" usando kryptonita dorada (uno de los grandes momentos del personaje); el resto, incluyendo la idea de que su traje sea una armadura, viene del reinicio de DC correspondiente a los llamados "Nuevos 52", así como que Loise Lane no sea ya objeto de su interés amoroso.

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    4. "El Hombre de Acero" (2.013) sigue dividiendo a los amantes de Superman hasta el sol de hoy pero será mejor no seguir echando leña al fuego. Es una película que se deja ver porque contiene una que otra escena de peleas hecha cómo debe ser y porque puede disfrutarse viéndola como una película hecha en plan parodia del Batman de Nolan, aunque de verla de ese modo entonces quedaría como una tragicomedia hecha por gente que se la tomó demasiado en serio y que no comprendió que el sólo concepto de un alienígena que luce demasiado humano, que puede volar y disparar rayos rojos por sus ojos y que usa un traje ceñido de colores chillones es algo cómico, fantasioso e irreal por donde se lo vea. No está de sobra decir que a lo fantasioso e irreal no puedes racionalizarlo o de lo contrario la lista de preguntas sobre tales y tales cosas de la obra nunca se terminaría.

      No estaría mal que vuelva a verla. Quizá veré cosas que antes no pude ver, quién sabe.

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