sábado, 2 de noviembre de 2019

Así era en mis tiempos (tercera parte).


I- El diskette. 

     Se trata de un dispositivo de almacenamiento externo digital, o sea, creado para guardar en él archivos computaciones (entre textos, programas, imágenes y otros), que se masificó entre los usuarios de los también llamados “ordenadores” (que en España les llaman así).  Ganaron gran popularidad gracias a la fácil manipulación de esta tecnología, debido a sus bajísimos costos, sus pequeñas dimensiones, como también a su poco peso, una vez que fueron perfeccionándose sus características y que permitían transportarlos hasta en los bolsillos de la gente.
     Existieron distintos tipos de diskettes, desde que en 1971 comenzaron a usarse, de modo que una vez que la informática se hizo más accesible al público masivo, ya era habitual usarlos para guardar en ellos lo que uno necesitara y entre ellos los estudiantes que podían dejar en estos sus trabajos para el colegio, los institutos y universidades (recuerdo, incluso, que a comienzos de la década pasada algunas instituciones entregaban varios de estos artículos a los alumnos de escasos recursos, junto a otros materiales de uso escolar).
     De configuración cuadrada y delgada, con una lámina magnética protegida por una cubierta para protegerla, se metían en una ranura acondicionada en los computadores, de modo de poder tener acceso a los datos que tenían o grabar en ellos lo necesario.  Lamentablemente, eran bastante frágiles y se echaban a perder con facilidad, además de que no tenían mucha capacidad de almacenamiento (al menos los que yo llegué a usar, solo podían retener un megabyte y medio); por mi parte, debía mantener varios de ellos a mano y era habitual que a veces reciclara viejos dispositivos (formateara) algunos que me regalaban ya usados, que con lo despistado que era se me perdían con facilidad…Por cierto,  de puro tonto no me compré unos estuches que habían para mantenerlos resguardados.
    Luego llegó el pendrive y destronó por completo a los diskettes, que se discontinuaron alrededor del año 2000.  Igual salió la tecnología de los cd de datos y luego la de los DVD, que lejos tienen más capacidad para almacenar, de modo que cuando comenzaron a vender los computadores con grabador, los diskettes quedaron por completo obsoletos.
II- Las máquinas de escribir.

    Estos aparatos hoy en día tan recordados por quienes llegamos a usarlos y vivimos buena parte de nuestras vidas a partir del siglo pasado, aparecieron nada menos que a finales del XIX y todavía siguieron produciéndose, evolucionando y ocupándose hasta principios del presente siglo.
    Su relevancia dentro de la sociedad era tal, que secretarias y escritores durante todo ese tiempo en el que fueron populares, en todo momento eran relacionad@s con estos aparatos y no faltaban las imágenes y caricaturas que l@s mostraban usándolas.  Asimismo, quienes estudiaban para dedicarse al noble oficio del secretariado, tenían clases para aprender a utilizarlas, de tal manera que pudieran escribir lo más rápido posible y ocupando una especie de símbolos; esta disciplina se llamaba taquigrafía.  Paralelo a lo anterior, existía la dactilografía, que les enseñaba a teclear con todos los dedos a los usuarios  (aún recuerdo que cuando comencé a hacer clases, por allá a principios de la década pasada, me tocó reemplazar a una profesora que aparte de realizar el ramo por el cual yo estudié, le hacía estas otras asignaturas a las estudiantes y tuve que tomar esas horas…que menos mal las clases ya estaban planificadas y las estudiantes estaban lo suficientemente avanzadas como para que yo no hiciera el ridículo, que en la práctica solo tenía que dedicarme a cuidarlas mientras ellas realizaban sus labores).
     Si de impacto en nuestra cultura popular de estas máquinas se refiere, no puedo quitarme de la memoria la imagen de la señorita Gertrudis, un caricaturesco personaje del segmento La Oficina, del recordado programa chileno humorístico Jappening con Ja y donde siempre la mostraban usando una de esas viejas y pesadas máquinas de escribir; de igual manera recuerdo con mayor detalle al novelista Paul Sheldon, el protagonista de Misery, el célebre libro de Stephen King y quien es obligado a escribir una nueva historia de su heroína literaria, ocupando una máquina cuyo teclado no tenía la letra N, que luego sobre las hojas mecanografiadas debía completar “a mano” (quien más encima hacia el clímax de la narración, se ve obligado a darle un uso muy especial a la misma máquina…un claro simbolismo de la tortura en la que se había transformado ese objeto, desde que estuvo recluso); y tampoco puedo olvidar a la serie Fringe, donde se ocupaba uno de estos artefactos para comunicarse con el universo alterno y de modo que a medida que se escribía en ella, era posible leer en el otro lado lo que se tecleaba sobre una hoja.

Gertrudis (la de verde), su vieja máquina, su busto de Beethoven y su teléfono negro (otro objeto del pasado).

      Entre 1990 y 1993 cursé la Enseñanza Media (lo que en otros países llaman Secundaria), previo a entrar a la universidad; fue por aquellos años que mis papás me compraron una máquina de escribir electrónica, para hacer mis trabajos del colegio y que la usé hasta los últimos años del pregrado, cerca del cambio de milenio.  Creo que nunca antes había usado los viejos equipos manuales, esos en los que se debía presionar fuerte sobre las teclas; no obstante, aun cuando este aparato funcionaba enchufado a la electricidad, seguía teniendo ese rollo que se giraba para poner el papel en blanco.  Existían ya modelos que tenían una pantallita para ver lo que uno escribía y así verificar si había que corregir algo, antes de poner “aceptar” o algo así y que esto pasara al papel; pero como el que tenía yo no era tan avanzado, debía ocupar unas cintas blancas que se ponían en la máquina y permitían corregir los entuertos.  Se me viene a la memoria la tremenda alegría que me dio cuando mi papá llegó con su regalo, que muchas veces me daba sorpresas de este tipo cuando yo era estudiante…y es que de ahora en adelante ya nunca haría mis trabajos a mano (las famosas carpetas que nos mandaban a hacer en aquel tiempo).  A veces cuando la tarea era en pareja o en grupo, nos compartíamos entre los compañeros la labor de escribir a máquina y recuerdo que a veces una de las hermanas mayores de mi habitual socio de trabajos en el cole, quien era efectivamente secretaria, nos pasaba buena parte de la labor a máquina (que yo se la pasaba contento) y de ese modo lo que nosotros tardábamos una eternidad, ella lo acababa en un santiamén.
     Hice la mayor parte de mis labores a máquina en la universidad, hasta que cuando estaba en quinto año y ya estaba ejerciendo (aún sin titularme) me compré un computador.  No obstante mucho antes de eso, llegó a mi vida mi querida amiga y comadre (que soy padrino de sus hijos) Leddita y le prestaba mi máquina de escribir para que se ganara una platita extra, traspasando trabajos de gente que se los encargaba y quien cobraba por hoja hecha; incluso ella tuvo un buen tiempo el dichoso instrumento consigo, cuando yo ya no lo requería debido al PC que había adquirido.  Yo también me dediqué a pasarle a máquina sus trabajos a otra amistad que tuve, si bien no como una manera de conseguir una remuneración, sino puro enamorado que estaba y eso incluso me ocupaba algunas altas horas de la noche, puesto que como trabajaba, no le sobraba el tiempo como a mí; más encima por esos días yo tenía muy agravado mi problema de estrabismo en el ojo izquierdo y pasaba visco, hasta que me operaron y quedé OK (otra atención de mis padres); en la actualidad esa persona ya no forma parte de mi existencia y no por decisión mía, aunque me resulta imposible no relacionar esa máquina de escribir con esos actos que realicé no sé si por ser un tonto o simplemente estar obnubilado por el amor.
     Hace unos meses atrás buscando no sé qué cosa entre los “cachureos” de la casa, me encontré con mi vieja máquina de escribir.  Solo ahora en que escribo estas líneas me da nostalgia de ella, que la tecnología de los computadores me ha sido lejos mucho más amigable, como los mismos recuerdos con los que relaciono tales días.

13 comentarios:

  1. Que lindo artículo, me dió nostalgia, en mí caso la máquina de escribir me trae muchos recuerdos de infancia, cuando mi abuelo era sindicalista, escribia en ella sus documentos, cosa que me encantó siempre observar y conversar con el sobre sus quehaceres en esa aréa, luego una compañera de curso en educación básica tenia mejor situación económica y le regalaron una de esas con pantalla que tu describes. Su casa se volvió el centro de operación para elaborar trabajos y carpetas en su hermosa maquina de escribir.
    Los diskettes sí que me dan nostalgia grande, en mi adolescencia cursando toda la educación media los use tanto.
    Aunque nunca fuí, muy adepta a la tecnología siempre e tenido eso de abuelada, que me encanta escribir en papel, los tiempos y requerimientos de mi formación estudiantil me fueron obligando a utilizar la tecnología.
    Muchos recuerdos, gracias amigo por trasladarme al pasado, tantos recuerdos, como buenos hermanos zodiacales del signo Cancer guardamos un cariño y gran admiración por el pasado.
    CARIÑOS de
    TU AMIGA Y COLEGA Paloma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Paloma, por compartir este texto nostálgico conmigo...¡¿Así que eres cáncer como yo?! Qué lindo lo que cuentas y en especial sobre tu abuelo, que el mío también fue muy importante para mí y lo sigue siendo (le dediqué dos posts hace meses atrás).

      Eliminar
  2. Llegué a usar la máquina de escribir: De hecho, mi primera obra de teatro (una dramatización muy breve que hice en 5to grado), la escribí en máquina, con ayuda de mi madre. Era un modelo Olivetti, gris y gigantesco (pesaba una tonelada). Los diskettes, mis primeros juegos y programas vinieron en ellos. Primero los de 5 1/4, que tenía poca capacidad y luego en los de 3 1/2, que llegaban a 1.6 megas. Aun tengo varios de esos arrumbados por la casa, jejeje. Los de 3 1/2 eran más resistentes (y de mayor capacidad), pero igual tendían a dañarse, especialmente si se colocaban cerca de aparatos que generaran grandes campos magnéticos (el monitor de la PC, las cornetas del equipo de sonido, un televisor CRT, entre otros).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta esto de compartir episodios de nuestro pasado y darnos cuenta de aquellos puntos en común, más cuando pertenecemos a la misma generación...Gracias por compartir, amigo.

      Eliminar
  3. Hola Elwin! He utilizado de chico la máquina de escribir que había en casa. La usaba mi papá en su taller de chapa y pintura de automóviles. Y yo solía copiar textos y armar primigenias "revistas". Era una Olivetti Lexicon 80, y creo que todavía debe estar viva y funcionando. Por supuesto que, siendo informático y habiendo nacido en 1970, usé diskettes, pero también cintas de cassette en el ZX Spectrum, mi primera computadora personal.

    Saludos
    RICARDO

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Vaya que tenemos historias en común, amigo! ¿Conservas esas primeras revistas tuyas? ("fanzines" sería el nombre adecuado).
      Por cierto, aún tengo harto que contar de la vieja tecnología que llegamos a usar.

      Eliminar
    2. No, amigo. No ha quedado nada de aquellos años. ¡Por suerte! jajaja.

      Eliminar
  4. Elwin, recuerdo esos años con nostalgia, sin embargo la comodidad de escribir en cualquier lugar y momento (ahora en el bus, viajando de regreso del trabajo) no me hace extrañar esos aparatos del pasado... Me enorgullece ser pRte de ese grupo de personas que hemos visto y disfrutamos de los avances tecnológicos.un abrazo, compadre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Mi comadrita fue una incipiente secretaria en algún momento! Recuerdo a tu cliente frecuente, William Tapia y me alegra haberte echado una manito con esa pesada máquina en aquellos tiempos.

      Eliminar
  5. Saludos Elwin, aquí murinus2009.

    Muy buena Entrada Elwin veamos:

    El Diskette.

    Llama mi atención que digas que a principios de los 90s. se le daba a los estudiantes de bajos recursos en Chile, diskettes, para guardar sus trabajos, aquí en México yo entre a una preparatoria de La UNAM en 1992, teníamos una materia llamada: Introducción a la Informática y...
    ...Nada, nunca nos dieron esa clase, nunca supe porque, al igual que muchas clases, así que mi primer contacto con estos dispositivos fue hasta 1997 eran los de...3 1/2 pulgadas de 2 Megabytes que ya "Formateados" te quedaban de 1.44 Megabytes, aun tengo por ahí algunos vírgenes, también conocí los de 5 1/4 pulgadas de...700 Kilobytes, si no me equivoco, pero nunca los use.

    Nuestro amigo, Cidroq, dejo en El Cuchitril una sección llamada: Museo y uno de los temas fue, El Diskette, ahí El menciono en 2017 creo, que en algunas empresas aun se usan estos diskettes de 3.5 pulgadas ¿la razón? es porque manejan información delicada y así en caso de robo de información esta es muy poca y el daño es menor.
    Yo le comente que eso explicaba que en un lugar, grande, al que fui a trabajar quizá ese mismo 2017 o 2016, vi una computadora con una bandeja para diskettes de 3.5 pulgadas, cosa que se me hizo anacrónica, pero que con su Entrada me quedo explicada la razón, quizá aun sigan en uso...

    Creo Elwin, que de las tecnologías que reemplazaron al Diskette solo te falto mencionar:El ZIP, era muy parecido al diskette pero con capacidad de 100 Megabytes sin embargo no duro mucho (el único que vi en vivo fue también junto a la bandeja de diskette de 3.5 pulgadas) rápido lo reemplazo el CD con 700 Megabytes de capacidad, y luego el DVD con 4.7 Gigabytes de capacidad, hoy día los Pendrives, (aquí les dicen memoria USB), mas pequeños son de 8 Gigabytes y de ahi llegan hasta los 128 Gigabytes, aun no veo mas grandes.

    Continuara...


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Recordaba que nuestro amigo Cidroq tuvo una sección del recuerdo (de hecho, estuve pensando en dedicarle esta mía), pero ese detalle que mencionas se me había escapado.
      El dispositivo ZIP que mencionas...¡No sabía de él!
      Los diskettes que acá regalaban era a principios de este siglo, no en los noventa.

      Eliminar
  6. Hola de nuevo Elwin, aquí murinus2009.

    Parte 2.

    La Maquina de escribir.

    Ah la maquina de escribir...recuerdo que para mi era muy problemático hacer trabajos en maquina, sobretodo porque en mi casa alguien mas usaba la única (una Olympia mecánica) como herramienta de trabajo.

    Así que lo común era que yo hiciera una parte a maquina y otra a mano.
    Eran una lata los errores, aquí hubo 4 tecnologías para borrar los errores:
    -Goma para borrar tinta.
    Las conociste Elwin? eran unas gomas de 2 colores una roja para lápiz y otra azul, la azul era para tinta.
    -Corrector de brocha.
    Venia en frasquito como de barniz de uñas la marca mas usada era: "liquid paper".
    -Pluma correctora.
    Era una evolución del de brocha, era una pluma o marcador grande llena con liquido corrector, era mas pecisa.
    -Tarjetas Correctoras o Korex por su marca; "Korex radex".
    Eran unas Tarjetas impregnadas de un lado con corrector blanco, al equivocarte ponías reversa a la maquina, ponías una de estas tarjetas y reescribías la palabra equivocada y quedaba borrada.

    En muchas ocasiones lo que yo hacia: entregaba los trabajos a mano, eso me quitaba puntos...

    Maquinas eléctricas también hubo una, luego de que la Olympia "murió", la eléctrica fue una IBM de esfera ¿las conociste Elwin?) pesaban una tonelada, se supone eran de uso rudo las había en muchas oficinas gubernamentales.
    Esa maquina que mencionas que traía una pantalla para poder ver y corregir lo escrito antes de imprimirlo, pensé que era una leyenda, creo que solo escuche de ellas una vez en TV, increíble que existieran, debieron ser muy codiciadas.

    Muy buena la anécdota la de tu amiga dedicada al secretariado.

    Aquí cuando fui a secundaria entre 89 y 92 había algo llamado, Educación Tecnológica, te preparaban para algún oficio, Taller, le llamaban: Electricidad, Dibujo técnico, artes plasticas, Cocina... los 3 años, uno de los oficios era
    Taquimecanografia.
    Te enseñaban taquigrafía creo que también le llaman Estenografía (sin estar seguro) y Mecanografía 6 horas a la semana.

    Solo supe de un Chico que tomo ese Taller el resto eran mujeres, lo vi tiempo después de acabada la Secundaria y me dijo que ese taller le fue muy útil en su escuela y para hacer trabajos.

    Siguiendo su ejemplo, en 1997 me metí a un curso de mecanografía ¿te imaginas a un bruto como yo intentando aprender este oficio?
    No acabe el curso, en parte porque había que llegar a tiempo a ganar una maquina y yo nunca llegaba y luego porque en casa se quejaban de que molestaba haciendo las "Tareas".
    A la fecha escribo de "a dedito" le llaman aquí, veremos si en un futuro con tanto tutorial en Internet adquiero la habilidad...

    Gracias por estas entradas Elwin, a aquellos que nos toco vivir (y "padecer") esas tecnologías nos trae toda clase de recuerdos, deseo que tengas muchas mas partes en preparación.

    Nos vemos, si no ocurre algo mas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Yo también escribo con un puro dedo, je! Pero creo que como escribo tanto, ya sea en el computador, como en el celular, soy igual más rápido que mucha gente (aunque, claro, obsesionado con seguir todas las reglas para hacerlo de forma decente).
      Tus experiencias con las viejas máquinas de escribir han sido muy interesantes, que se nota eres una persona llena de historias.
      A ver qué te parecen mis recuerdos con otras tecnologías de antaño.

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...