El recién pasado 26 de febrero nos dejó uno de
los actores más queridos en el mundo y en especial entre el llamado “fandom”,
los fanáticos de la ciencia ficción, pues Leonard Nimoy dejó de existir y tras ello nos quedaron recuerdos impagables del personaje que lo hizo famoso: el
vulcano mestizo Spock, lejos el más celebrado y reconocido de todos los
protagonistas de Star Trek (Viaje a las Estrellas). Nimoy tenía
sobre los ochenta años cuando falleció y en vida se convirtió en toda una
celebridad, al punto que tanto él mismo como el personaje que por décadas
interpretó, eran incluso conocidos entre los no iniciados en este tipo de
historias (si bien muchos de ellos, errados, lo llamaban “Dr. Spock”, cuando lo
correcto era hablar de él como “Sr. Spock”).
Su deceso es algo lamentado por millones de personas a lo largo del
mundo, ya que tanto él como su personaje, marcaron la vida de mucha gente,
entre ellas quien aquí escribe. Ante este
hecho, resulta difícil no rememorar todas aquellas horas de la vida de uno, en
las que el actor y el vulcano fueron foco de nuestra atención; asimismo las
historias en las que intervino su personaje, en más de una ocasión nos permitieron
darnos cuenta de que a través del mundo de la ficción, bien es posible soñar
con algo mejor y, luego, gracias a su inspiración, apoyarse en sus ideales para
luchar por una existencia plena. De este
modo, por medio del presente texto, que es mi tributo a uno de mis ídolos (y de
varios de mis amigos más queridos), quiero recordar de todo corazón lo que
significó para mí alguien como Nimoy y, por qué no, como Spock.
Quienes me conocen saben que desde pequeño amé la ciencia ficción y la
fantasía, incluso desde antes de leer, cuando la única fuente de aquellos años para
nutrirme de estas ficciones, era la televisión (ya que mis padres apenas me
llevaban al cine). Creo que no llevaba
mucho tiempo de haber superado los 5 años de edad, cuando un día pillé en la
tele la serie original de Star Trek, aquella en la que nuestro
héroe real personificó con una humanidad increíble, a un extraterrestre que
supuestamente carecía de emociones (y que sin embargo en su supuesta parquedad,
evidenciaba lo que significa ser persona).
La memoria más primitiva de mi relación con Spock y compañía, fue nada menos
que viendo el primer episodio emitido en la televisión gringa de esta afamada
serie: Trampa para Hombres, donde salía ese genial monstruo que se
alimentaba de la sal de sus víctimas.
Debo decir con orgullo, que mi primer encuentro con Spock me impresionó
sobremanera. Quizás qué pasó por mi
cabeza de niño en aquel entonces, pero de algún modo esos ya sofisticados
argumentos calaron hondo en mí y por lo tanto aprovechaba cualquier instancia
para reencontrarme con la tripulación del Enterprise. En ese periodo tenía un mejor amigo, Julio,
el hermano menor de quien después sería uno de mis cuñados, por quien sentía
verdadera adoración; en mi ingenuidad
Julio era idéntico a Spock y en mis fantasías si este era el vulcano, a mí me tocaba
ser nada menos que el aguerrido capitán Kirk (incluso veíamos juntos la serie y
jugábamos a que vivíamos nuestras propias aventuras en el universo de la
Federación de Planetas Unidos, siendo cada uno, por supuesto, los personajes
respectivos ya mencionados). Como era
muy pequeño todavía y Dios no me concedió la maravillosa memoria de muchas de
mis amistades, fue recién gracias a la constante emisión de la serie animada en
Pipiripao
(un famoso programa infantil de mi niñez), que Spock y los suyos
terminaron por seducirme a tal punto, que ya era sin saber aún de la existencia
del concepto, un trekkie consumado.
La versión animada de Spock que tanto me marcó de niño. |
Pese
a mi amor por el programa a tan tierna edad, fue recién en mi adolescencia que
pude concientizar mejor la creación de Gene Rodenberry; también me fue posible
apreciar en mayor medida, la fascinante personalidad del primer al mando del
Enterprise. Años antes había visto
también en la tele algunas de las películas clásicas, siendo testigo de la muerte
y resurrección del alienígena y en especial de su muy entretenido viaje al
siglo XX junto a sus compañeros; no obstante pasaría el tiempo como para que
todas estas producciones me cautivaran tanto, como las de los sesenta y los
setenta.
Me
acuerdo muy bien de haber visto varias veces una de las películas que dirigió
Nimoy, Tres Hombres y un Bebé, la famosa comedia y remake gringo de un
filme francés, que entre otras cosas hizo historia por el fotograma del
supuesto fantasma real y que tanto se reprodujo durante muchos años; de ese
modo me quedó claro el talento de Nimoy, como artista de muchas aristas. Y entonces sucedió que un nuevo canal de
televisión reestrenó la serie clásica, la cual daba los domingos; no obstante su
horario era el mismo que el de La Nueva Generación, que emitía un
canal de la competencia.
Data, Worf y Picard ya habían acaparado mi atención (más todavía por los
adelantados efectos especiales y de maquillaje, que por esos años eran una
primicia en la pantalla chica), sin embargo las remembranzas de mi niñez eran
más fuertes y al final optaba sin dudarlo por la tripulación original. Tengo un
recuerdo que atesoro con mucho cariño de esa época: Mi papá había comprado para
la once unas ricas tortillas, pasteles de mil hojas y leche chocolatada, una
fría y oscura tarde de invierno, de modo que disfruté como nunca del capítulo
de aquella ocasión (de ese modo, creo que es debido a hechos sencillos como
estos, que atesoro tanto en mi memoria este tipo de actos, en especial acompañado,
comiendo algo rico mientras veo algunas de mis series favoritas y en la
comodidad de mi casa o donde mis seres queridos).
Cuando
entré a la universidad mi vida cambió en un 100%, pues entre otras cosas hice
los primeros amigos de mi edad, con los cuales pude compartir mis intereses
intelectuales, como artísticos. Aprendí
mucho de ellos y es así que juntos hemos invertido buena cantidad de tiempo
frente a la pantalla. Los años iniciales
de la universidad fueron los mejores para mí, los que llamo con nostalgia mi
Edad Dorada. Buena parte de la gente que
conocí ille tempore sigue a mi lado,
personas como Mauricio, mi comadre Ledda, Miguelito, la Niña Mary, IPO (el
genial marido de la propia Niña Mary), Berni, Jano “Daredevil”, Karlita, José Varas (a quien no veo desde hace un par de años, no obstante tiene un espacio dentro de mi corazón trekker) y el
chiquitín Brito…Amigos que me son tan importantes y que entienden lo que
significa para uno que Nimoy ya no esté (con todos ellos he disfrutado en
numerosas ocasiones la maravilla de Star Trek y en especial lo que es
ver a Spock en todo su esplendor). Más o
menos cuando nuestras vidas se cruzaron, entré a formar parte del que se supone
fue el primer fan club chileno de esta serie… ¡Si hasta personalidad jurídica
sacamos! Fue así que en un determinado momento, para preparar una exposición sobre
la literatura de Star Trek, que di en una de los tantos eventos que como grupo
hicimos, que me leí una excelente novela trekkie de un connotado autor: El
Efecto Entropía de Vonda McIntery, donde Spock tiene un papel
fundamental en su trama… ¡Me encantaría tener ese libro y leerlo de nuevo! En
otra ocasión tuve el honor de posar maquillado como vulcano para un importante
diario santiaguino, mientras promocionábamos una de estas convenciones, je,
je. Fue en esta época que por fin pude
ver los episodios antológicos de la serie original, me estoy refiriendo a La
Ciudad al Borde del Abismo Eterno, Espejo, Espejo y Viaje
a Babel (en el que salieron por primera vez los padres de Spock), entre
otros. Y también fue cuando disfruté aún
en mayor medida, la aparición en el episodio doble de los 25 años del programa,
de Spock en Unificación I y II de La Nueva Generación, capítulo que
para muchos (como yo) fue algo apoteósico (¡si incluso tengo en mi colección la
figurita del embajador Spock con traje romulano de esa historia!). Más o menos por aquel entonces se estrenó el
famoso episodio de Los Simpsons, donde Scully y Mulder de X-Files
viajaban a Springfield y conocían a Homero y compañía; pues bien,
sabido es que Matt Groening, el creador de este cartoon, se jacta de ser un fanático de la ciencia ficción, de modo
que dicho capítulo comienza con nada menos que Leonard Nimoy dando un
formidable monólogo y el cual vuelve a aparecer hacia el final de todo
esto. Por aquellos años aún teníamos
Nimoy para rato.
Leonard Nimoy en Los Simpsons. |
Una
vez que me recibí de profesor, pude conocer mejor a nuestro querido actor y
entonces me vi una y otras vez las películas para el cine de la tripulación
original de Star Trek, siendo mis favoritas Star Trek II: La Ira de Khan
y Star
Trek VI: El País Desconocido, donde Spock toma un rol primordial y
Nimoy se luce más que nunca en verdaderas escenas de antología (inolvidable su
sacrificio en pro de sus amigos y su investigación policial respectivamente en
dichas obras).
También recuerdo haberlo visto en la famosa versión de finales de los
setenta de Los Usurpadores de Cuerpo, donde por primera vez lo vi haciendo
de villano y no dejé de estremecerme ante el cambio tan evidente respecto a su
querible señor Spock. Cuando el ya
mencionado Matt Groening estrenó su segunda serie animada, Futurama, esta vez
dedicada en exclusiva a la ciencia ficción, no podía faltar su amigo Leonard
Nimoy, quien fue el primer invitado famoso al programa… ¡Cuánta gracia nos
provocó ver su “cabeza” parlante dentro de un frasco! Asimismo sentí mucha
ternura cuando lo vi interpretando a un robotista, en un ya clásico episodio de
la versión noventera de The Outher Limits y que recién pude
ver durante esta década.
Un sentido homenaje nipón para Spock, cortesía de Akira Toriyama. |
Un
capítulo aparte de todas estas remembranzas viene a ser la relación de Leonard,
con una de mis series actuales predilectas: The Big Bang Theory. Si bien nunca apareció como invitado que yo
recuerde, el hecho de que uno de sus protagonistas se llame justamente como él,
me hace creer que este era nada menos que un homenaje más a quien tantos gratos
momentos nos dio. Luego puedo rescatar
de la memoria el “capítulo de Navidad” de la segunda temporada, cuando Penny (mi
personaje favorito del programa) le hace un particular regalo al complicado
Sheldon: una humilde servilleta, pero que guardaba todo un tesoro en su
superficie, pues tenía un autógrafo de Nimoy.
Cuando Sheldon, quien nunca antes supo la bendición que era tener una
amiga, abrazó a Penny ante tamaño acto, yo el más sentimental no dejé de
lagrimear un buen resto. Y más hilarante
no podía ser la vez en que Sheldon encargó una imagen tamaño gigante de Spock y
le llegó, aunque en su versión más joven interpretada por Zachary Quinto (¡Y
cómo reclamó ese hombre!).
También
puedo traer a colación al Spock niño y caricaturizado de Dr. Slump de Akira
Toriyama, personaje de apoyo en su genial comedia surrealista de animé y que tantas carcajadas me
produjo. De igual modo mucha gracia me
produjo el llamado “Código Nimoy”, del filme animado paródico y homenaje al
cine clásico de ciencia ficción, “Monstruos versus Aliens”. Todavía más gracioso me pareció el Spock del
capítulo de los Animaniacs, de cuando los hermanos Warner viajaron al
Enterprise y el vulcano casi se vuelve loco, tras hacerle a uno de ellos una
fusión mental.
En
los últimos años disfruté con su papel como Sentinal Prime en la tercera
película de Los Transformers, sin embargo fueron sus dos últimas
incursiones en la actuación, las que más atesoro aparte de su trabajo como el
Spock clásico: su participación en la serie ya de culto Fringe, como uno de los
personajes más memorables de toda esta producción (de hecho su aparición
inesperada al final de su gran primera temporada, me dejó con el corazón en la
boca) y por último su realmente majestuosa entrada en la película número uno de
las dos precuelas de Star Trek que hizo J. J. Abrahams
(cuando se encuentran los dos Spock, no pude evitar llorar de emoción, pues era
inevitable no sentirse ser testigo de un hito en la historia de la ciencia
ficción, al volver a ver a Nimoy tomando el papel que le concedió la
inmortalidad).
Me
doy cuenta que tengo mucho que decir acerca de todo lo que significan para mí
Leonar Nimoy y Spock, ya que me he extendido más de lo pensado; también de
seguro aquellos a quienes les envié este correo para ver si me leen y se dignan
a comentarme los muy ingratos de mierda (¡Los quiero, por eso les saco tanto en
cara su poca dedicación a mí!), estarán diciéndose que una vez más me pasé de
las líneas y páginas con mis escritos…Sin embargo no puedo sintetizar mis
sentimientos y deseos de expresarme.
Pero ahora se viene el final ya, cuando les cuento con doble orgullo que
el año pasado pude cumplir mi sueño de adquirir en blu-ray toda la serie
original, la que por fin me pude ver completa, pues antes solo unos capítulos
huachos había gozado (¡Qué vergüenza por parte de un trekkie consumado! ¿No?). Y
fue entonces cuando una vez más mi sobrinito Amilcar, quien hoy tiene ya cinco
años, me dio una gran satisfacción más al ver conmigo muchos de esos episodios;
a veces él mismo me pedía ver la serie conmigo y para rematar era capaz de
quedarse a mi lado los cincuenta minutos que duraban estos sin aburrirse,
haciéndome preguntas y/o comentarios al respecto. Pero el momento más sublime para mí de todo
esto, fue cuando Amilcar se quedó una vez mirando fijamente una de las repisas
donde tengo mis figuritas y reconoció a Spock con el traje de La
Ira de Khan (uno de mis bienes más preciados y que por casi una década
guardo aún en su caja original). Cuando
me preguntó si ése era el Sr. Spock, me dieron puras ganas de abrazarlo.
Y
todo esto para manifestar mis más sinceros agradecimientos, a quien se llevó
consigo una parte de mí y al que ahora despido con el consabido ¡Larga
Vida y Prosperidad! vulcano.
Bien sentimental te pusiste!! Jejeje, pero creo que Spock lo merecía!!! Lindo homenaje, Elwinillo!!😄
ResponderEliminarGracias, Niña Mary, por hacerme feliz con leerme y comentarme, que de todos los amigos a los que les conté de este texto, hasta el momento has sido la única persona en pronunciarse (bueno el Marcelo Brito escribió un comentario, pero no quedó grabado).
EliminarBuenísimo artíiculo. Nimoy tuvo un gran impacto en muchos de nosotros.
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia y así permitirnos conocerte un poco más de ti.
Saludos
¡Qué rico que te haya gustado este texto, que cuando lo escribía no dejaba de pensar en todos ustedes! (aún recuerdo que fuiste el primero del grupo en tener TOS en formato digital, en esos DVD zona 1 que traían dos capítulos por disco...¡Y que no siquiera venían subtitulados!).
EliminarMi estimado amigo, un muy emotivo homenaje a Leonard Nimoy. Larga vida y prosperidad, para ti y los tuyos.
ResponderEliminarAhora, una confesión: cada vez encuentro más insoportable la serie The Big Bang Theory, sus personajes me son cada vez más odiosos, pero te confieso que el capítulo que mencionas, el ya famoso episodio de Navidad donde Penny le regala la servilleta al insoportable Sheldon, etc... sigue siendo un episodio que me gusta mucho.
ResponderEliminarGracias, Miguelito, por leer este texto que con tanto cariño escribí. Lamento que TBBT te haya decepcionado tanto. Yo solo deseo ver las dos últimas temporadas, que a mí el programa me sigue gustando.
EliminarMi amigo, lo importante aquí no es Big Bang Theory, lo importante aquí es Nimoy, y tu homenaje es muy emotivo. Él se lo merece, se merece todos nuestros homenajes.
ResponderEliminarEs cierto lo que dices, amigo Miguel. Si solo menciono TBBT es porque forma parte de mi recorrido vital junto a Nimoy, quien es a la larga quien inspiró este trabajo.
EliminarHola Elwin! En primer lugar voy a decirte que me emocionó mucho leer tus recuerdos de infancia. Hay cosas que son para siempre, y no es poco mérito decidirse a compartirlas de esta manera. Gracias!
EliminarDe Leonard es imposible llegar a decir todo lo que nos produce, dentro y fuera de Spock. A causa de su fallecimiento estuve leyendo algunas cosas sobre su vida, y es fascinante ver qué valores y qué causas supo sostener. Era un decidido paladín de la igualdad de géneros, por ejemplo, ya que siempre luchó porque a sus compañeras de elenco se les pagaran salarios equivalentes a los percibidos por hombres en roles semejantes. Además, como fotógrafo, se interesó por retratar la belleza poco convencional, especialmente en el caso de mujeres que cualquier otro habría descartado como modelos al estar excedidas de peso.
Fue un humanista en el sentido más comprensivo de la expresión, y nunca vamos a olvidarlo.
En cuanto a Spock, mi momento inolvidable es en una de las películas (ya ni recuerdo en cuál) cuando le toca acompañar a una vulcana mucho más joven, que no entiende demasiado cómo él pudo vincularse tan bien con el género humano, a lo cual Spock le contesta algo así como "ya verás que la lógica es sólo una de las maneras que tenemos de aproximarnos a la comprensión de las cosas". Esa frase, dicha justamente por él, tiene una trascendencia excepcional...
Te debo muchos comentarios, pero por algo se empieza!
Un gran abrazo!
No sabes la tremenda y grata sorpresa que me has dado con este comentario tuyo, que además eres la primera persona fuera de los que menciono en las lineas de arriba en manifestarse; pero también se agradece que una mujer inteligente y sensible como tú, amante de la ciencia ficción y de "Star Trek" más encima, comparta con uno estos sentimientos por Nimoy, Respecto a mis recuerdos infantiles, me gusta mucho comunicarme con otros y entre ello está el abrir mis remembranzas a otros. No es la primera vez en que hago esto a través de mi blog y si te animas, acá van dos links a este tipo de textos: http://elcubildelciclope.blogspot.com/2012/10/el-arte-de-leeren-el-bano-u-oda-en.html y http://elcubildelciclope.blogspot.com/2011/10/los-ojos-de-la-inocencia-el-nino-con.html También tengo pendiente leer tu último texto que me tiene bastante intrigado. Cariños desde este país vecino.
EliminarCuando supe del fallecimiento de Leonard Nimoy, barajé si escribir algo al respecto o no; no en balde, Nimoy es una de las presencias más reconocibles de la Ciencia Ficción. Al final no lo hice porque era poco lo que podía añadir a lo que muchos han dicho. Y tenía razón, este mismo artículo es mucho mejor de lo que yo hubiera escrito al respecto.
ResponderEliminarCreo que con Nimoy no sólo se va un personaje querido y querible de la cultura popular en general, sino toda una manera de entender ésta, como vehículo de ideas, pensamientos y debates, y no como mero sacacuartos a la manera de tantas franquicias actuales. Me es imposible dejar de pensar que con la partida de Nimoy, el mundo se ha vuelto un poquito más lobotomizado de lo que ya está. Con todo, hay algo de emotivo que su último rol para el cine haya sido un cameo como Sr. Spock en la última de Star Trek (hasta la fecha); su despedida de su gran rol fue también su despedida del cine.
Y por cierto, un gazapo: Sentinel Prime aparece en la tercera de los Transformers, no en la segunda. Me acuerdo bien porque Leonard Nimoy como Sentinel Prime es la única razón por la que vi Transformers 3 (subtitulada, pero en el cable).
¡Qué alegría encontrarme con estas geniales palabras tuyas en el blog, Guillermo, justo cuando ya creía que este texto era demasiado personal, como para que a otros le interesara (a tal punto de que solo 3 de los amigos de los que le hablé, se interesaron en él a la fecha)! Todo lo que dices sobre Nimoy es tan cierto, como que se llora su partida en buena parte del mundo. Además te agradezco te hayas fijado en mi error, que ahora mismo lo rectifico.
EliminarInteresante y emotivo homenaje, gracias Elwin por estas letras para este gran personaje de la ciencia ficcion, Miguel Gomez
ResponderEliminar¡Qué alegría, colega Miguel, de que hayas compartido conmigo y otros nuestro aprecio por Nimoy, así como también este texto que escribí con tanto cariño en honor a él! Gracias por tu tiempo.
EliminarElwin, buen texto...faltó compartir la anécdota "¡No son Juguetes!" que también está relacionada con Nimoy..
ResponderEliminar¡Gracias, comadre, aunque debes refrescarme la memoria con respecto a cómo ese querido hecho se relaciona con nuestro amado Nimoy!
EliminarEn cierto modo, Nimoy se convirtió en el personaje más icónico de la serie y el que mejor ejemplificaba el espíritu del Star Trek clásico. Para reivindicar su trabajo en "La invasión de los ladrones de cuerpos" (1976) de Philip Kaufman, remake de la película original de 1956 de Don Siegel. Por cierto que es el unico actor de Star Trek: Tos que ha aparecido como tal en el reboot de J. J. Abrams. Larga y prospera vida, Mr. Nimoy.
ResponderEliminarQué grato es para mí comprobar a través de comentarios como el tuyo, el aprecio que ganó Nimoy a lo largo del mundo y la preeminencia de su Spock en la cultura general. Como siempre me es muy grato tenerte por acá.
EliminarSimpático texto, pero al final reduces a Nimoy a la anécdota de personaje de CF, sus apariciones en series livianas, y dejas totalmente de lado su lado de actor dramático, de fotógrafo y escritor... en suma, haces de él una simple caricatura, una lástima
ResponderEliminarHola, señor o señora anónimo (a), te agradezco mucho que te hayas pasado por acá y más todavía que hayas dejado tus palabras (que bien pocos lo hacen). Respecto a eso que te parece sobre el sentido de caricatura que pudo haberle dado el texto a Nimoy, pues con humildad creo que no entendiste su propósito: ya que la idea era referirme al rol de este genio en mi vida y como tal lo hice, ya que Nimoy para mí (y para muchos) es sinónimo de la mejor ciencia ficción; mientras que para otros, quizás como tú, tiene que ver con las dimensiones que mencionas (y que es también válido, pero que no es mi caso).
ResponderEliminarUna duda: cuando afirmas: "mientras que para otros, quizás como tú, tiene que ver con las dimensiones que mencionas (y que es también válido, pero que no es mi caso)"?? quieres decir que no te interesa nada que no sea Ciencia Ficción??? a mí me gusta la fantasía, pero lo tuyo parece caricatura, y tus palabras me lo reafirman
ResponderEliminarPD: soy hombre, pero no me considero un señor...
ResponderEliminar¡Qué peleador, por Dios! Por supuesto que me encanta la fantasía y por algo le he dedicado harto espacio en el blog. No te tomes tan a personal lo que digo, que como blog 100% de mi autoría, escribo y digo lo que quiero, así como tú mismo eres libre de optar por una cosa u otra, Por cierto, no malgastes tiempo en expresarte con agresividad por acá, si no me veré obligado a borrar tus palabras, ya que no es intención de esta página destilar mala leche.
Eliminar¡Jope! luego dices que no tienes comentarios en tu blog :-)
ResponderEliminarUna lástima lo de Nimoy. Me ha afectado de verás porque me había creado ciertas esperanzas tras ciertos rumores, que Shatner iba a aparecer en la siguiente entrega de Star Trek. Lamentablemente ese épico reencuentro en las grandes pantallas no podrá producirse jamás. Salvo en nuestra memoria, donde perdurará por siempre.
¿Me vas a creer que nunca pensé lo popular que iba a ser este texto? Sí lamento que muchos de los que aquí menciono ni siquiera se hayan dignado a leerlo, ni comentarlo (y ello me ha significado una gran decepción la verdad).
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