Tendría entre seis y siete años, cuando una tarde me encontraba jugando con mi hermana Mabel; aquella ocasión estábamos al lado de la casa de nuestros abuelitos, cuando se nos acercó un niño de mi edad. De forma espontánea entablamos los tres conversación (sólo después me vine a dar cuenta de su ropa ajada y su rostro sucio). Lo invitamos a jugar con la cordialidad de los pequeños que carecen de malicia. No recuerdo si nos dimos nuestros nombres.
El chiquillo llevaba consigo una maya, de esas en las que se acostumbra echar hortalizas y efectivamente llevaba unas cuantas cebollas en ellas.
- ¿Por qué las traes contigo?- Le pregunté. Entonces se puso a llorar.- ¿Por qué lloras?
- Porque si no las vendo, me van a pegar en mi casa.
Con Mabel nos quedamos mirando. Yo por mi parte era la primera vez que me enfrentaba a un mundo totalmente distinto al mío y donde los niños debían vivir experiencias de adultos y los adultos se olvidaban que alguna vez fueron niños.
- ¿Cuánto cuestan?- Le preguntamos al mismo tiempo. Ya ni recuerdo el valor de aquel entonces. Con Mabel sacamos todas las monedas que llevábamos en nuestros bolsillos y se las dimos.- ¿Alcanza con esto para comprártelas todas?
- ¡Sí!- Lo mejor fue la sonrisa que nos regaló.
Seguimos jugando un rato más y luego se despidió. Muchos días después me encontraba en el jardín de la casa, nuevamente jugando con Mabel y lo vimos pasar. Desde donde estábamos lo saludamos con efusividad y volvió a sonreírnos. Nunca más se cruzaron nuestros caminos.
Se me vino a la memoria este lejano acontecimiento de mi infancia, luego de ver la película a la que le dedico estas palabras. Después de todo esta tierna y triste historia, basada en la novela homónima del irlandés John Boyne, corrobora el hecho de que cuando se es niño se mira el mundo con otros ojos y que bien esa inocencia que podemos poseer, puede ser nuestra salvación y dicha. No he tenido el gusto de leer el libro, pero ya tengo el deseo de hacerlo y apenas pueda lo adquiriré (más al saber que hay grandes diferencias entre novela y película, lo que me atrae mucho; al igual como conocer la forma en que su autor debe narrar pasajes tan angustiantes, si bien desde la perspectiva infantil del niño protagonista).
La cinta comienza con la deportación de los judíos a los campos de concentración y entre medio, encontramos inocentes niños no judíos, que juegan sin tener idea del comienzo del horror que se está dando a su alrededor; es así cómo a lo largo del filme se presentará con esta sutileza la coexistencia de ambas realidades: la de los adultos y la de los niños, a la par de los eventos históricos que se están desarrollando. Pero también es la historia de Bruno, un niño alemán de tan sólo ocho años y cuyo padre es un alto jerarca Nazi, al que sus jefes destinan a manejar un campo de concentración, que resulta ser nada menos que Auschwitz. Bruno hasta entonces vive una existencia idílica: cuenta con el amor de sus padres y con una hermana mayor de doce años, destacando el cariño de su madre y su abuela; más encina esta última es nada menos que la progenitora del padre de Bruno y quien desaprueba las actividades de su hijo (luego nos iremos dando cuenta, a medida que transcurre el largometraje, que la madre de Bruno tampoco comparte los tratos criminales de su marido). A regañadientes Bruno abandona su hogar, hacia un destino desconocido, a su manera un exilio involuntario que lo hace convertirse en una víctima inocente más del régimen Nazi. Cabe destacar que como millones de judíos y otros “enemigos” del gobierno de Hitler, Bruno y su familia llegan a Auschwitz en tren, no obstante aquí contrasta el lujo y la comodidad en que hacen su viaje, a diferencia de las horribles condiciones a las que fueron sometidos el resto. El paisaje que se muestra es hermoso; no obstante una vez que los viajeros llegan a su nuevo hogar, si bien el edificio es imponente, nunca se le muestra como algo tan idílico como se suponía debía ser (a diferencia de como sí lo fue para el muchacho su anterior casa): si no que es frío, gris…cuasi siniestro.
Apenas llega a este lugar, Bruno se va dando cuenta de “extraños” que inquietan su curiosidad. No puede ir más allá de una puerta, a las afueras del gran jardín, que circunda al edificio y desde la ventana del cuarto de su hermana mayor, se puede ver una “granja” y donde los raros campesinos llevan en todo momento “pijamas a rayas” (o sea, los trajes de prisioneros); es más, uno de estos trabaja en su casa y su comportamiento resulta ser demasiado callado, percibiendo Bruno cierto trato errático entre el resto de los mayores y este hombre. A su vez la presencia de un joven soldado en su casa, de quien Bruno recela, también le produce malestar. Bruno no sólo es inocente, también es dulce, y está acostumbrado a dialogar animosamente con los demás, sin reflejo de prejuicio y es así que no deja de aprovechar la oportunidad, para conocer mejor al raro hombre que “trabaja” para ellos (hay un breve momento muy emotivo en la película y que corresponde a cuando la madre de Bruno se queda sola por unos segundos con este judío y entonces ella, después de una corta vacilación, con la voz cargada de conmoción le da las gracias al hombre, por algo a lo que no me referiré acá: este hecho en sí mismo posee una enorme significancia, como gesto de humanidad entre dos adultos, pues supera todo vestigio de maldad y miedo que pudiese haber en circunstancias como esta... Y, sin dudas, que resulta ser memorable).
Casi desde el comienzo de la película, se muestra que el niño protagonista es un buen lector…de novelas de aventuras. Éste es un dato relevante a la hora de caracterizar su personalidad, acciones, motivaciones y decisiones; de este modo se hace comprensible que un menor, que gusta de este tipo de historias, bastante heroicas de por sí, posea una mente menos rígida y una actitud que lo llevará a aventurarse por sobre lo establecido (los límites de su casa y luego la “granja” donde vive su nuevo amigo). Las lecturas que despiertan los sentidos y la imaginación de Bruno, se opondrán a la de la historia revisionista nazi y a la que luego su nuevo profesor privado lo someterá; no obstante, Bruno se muestra capaz de tener una visión crítica al respecto y se la hace saber al hombre. Luego los cuestionamientos que le hace a su profesor, si bien son propios de alguien de su edad, demuestran su temprana sabiduría.
En medio de su nueva vida, Bruno, como héroe de las epopeyas míticas, “cruza el umbral” prohibido por opción propia, acepta el “llamado a la aventura” y en medio de su viaje se encuentra con el mundo que le estaba vedado: el campo de concentración que él supone ser una granja. Es entonces que al otro lado del alambrado conoce a un niño, un “campesino” y con quien de la manera más espontánea entabla una hermosa amistad, que será para ambos la nueva directriz que regirá sus vidas y la verdadera razón de ser de esta historia. El nuevo amigo de Bruno se llama Shmuel, quien pese a su triste posición no ha perdido la candidez. A lo largo del filme ambos infantes comienzan a dialogar contándose sus vidas y en su inocencia el niño judío le cuenta a Bruno sobre lo que significa vivir en la “granja”. Esta amistad será un secreto de los dos y hacia el impactante final de la película, tendrá repercusiones inolvidables y con las que el destino de ambos quedará unido para siempre.
La película en sí se sostiene mayormente, por el trabajo actoral de los jóvenes protagonistas, puesto que los adultos, incluso la hermana de Bruno, pocos años mayor que éste, más bien sirven de apoyo a la historia como estereotipos y que reflejan lo que significó vivir esa realidad: personas cegadas por su fanatismo ideológico y víctimas de estos primeros, puesto que se les ha negado su derecho de nacimiento. Sólo la madre se constituye en un adulto mucho más matizado y es caracterizada con una humanidad, que despierta cercanía hacia ella. Para ser sincero, las actuaciones son de gran calibre y resulta imposible no emocionarse, por ejemplo, con algunos de los momentos en los que los dos niños se exponen a los momentos más dramáticos. El padre Nazi está a cargo de un gran actor británico, David Thewlis, a quien se le ha visto interpretando un montón de grandes y distintos roles; Thewlis encarna acá la figura de un padre obcecado por sus creencias, algo que contrasta enormemente, por ejemplo, con su papel de un personaje tan querido y carismático. como el del profesor Lupin en la saga de Harry Potter.
Otro punto a destacar en el filme es su música. Ésta se encuentra compuesta por James Horner, quien nos ha regalado un montón de magníficas bandas sonoras, si bien muchas veces se “repite” y puede resultar fácil identificar su trabajo al solo escucharlo (pero lejos lo encuentro mucho mejor, que el para mí fomesísimo John Williams, de quien solo rescato unos pocos trabajos). En El Niño con Pijama a Rayas, Horner realiza un trabajo que ya desde la primera escena, invita al espectador a sintonizarse con una historia que se nota estará cargada de emociones. No soy un experto en música y tan sólo puedo decir que los tonos que ocupa acá, están cargados de tristeza; los que bien me recuerdan a su trabajo para otro filme intimista ,con el que aportó sus composiciones y que es El Hombre sin Rostro de Mel Gibson.
Esta película es tanto para disfrutar en soledad, como en compañía y creo que se logra apreciar en mayor medida si luego de verla, uno puede compartir sus opiniones con otros, puesto que provoca más de una reflexión (y este hecho fue lo que me llevó a escribir con celeridad estas líneas). Puede parecer algo dura para ser vista por niños, debido a la temática que aborda. Sin embargo, como profesor que soy, creo que resulta ser un excelente vehículo para tratar con las nuevas generaciones, un hecho histórico que tanto dolor provocó y que incluso hoy en día tiene sus similitudes, en tantos lugares, donde todavía los niños siguen sufriendo por la incapacidad de sus adultos, para comprender que sólo el amor nos hará libres…y felices. En lo anterior y en los valores que promueve esta historia, amistad, libertad, igualdad, perdón, tolerancia, respeto y muchos más, es que esta obra se traduce en un filme mucho más honesto y también realista, que el de esa película que a mi parecer (y la de muchos), resulta ser un bodrio sentimentaloide barato, como lo es La Vida es Bella. Encuentro que esta película de Roberto Benigni llega al absurdo, por no mostrar la verdadera realidad a la que estuvieron sometidos los judíos, ridiculizando situaciones graves que supongo a más de un judío le pareció ofensivo. Tampoco es necesario ser cruel para que los niños conozcan de estas injusticias, pues tal como dije casi al principio de mi crítica, esta producción trata el tema con sutileza, como por ejemplo cuando se aborda la quema de los judíos y la violencia física contra estos mismos.
Espero este humilde trabajo motive a otros a ver una obra, que creo bien puede resultar provechosa en todos los casos ya nombrados (y otros que de seguro se me escapan).
Aún no me he tomado el tiempo de ver este film pero todo parece indicar que es muy emotivo además de interesante, siempre me ha llamado la atención el tema ya que para mi es una de las pruebas más grandes de que “Si existe la maldad en este mundo,yace en el corazón de la misma humanidad.” será interesante verlo desde la inocencia de un niño.
ResponderEliminarMuy lindo recuerdo el suyo el cual me hizo pensar que probablemente yo tambien tengo recuerdos de mi infancia de los cuales no me he percatado. Me provoca una sensación cuatica pensar que en el momento en que recuerde probablemente la realidad que vi con mis ojos de niño sea algo totalmente diferente a lo que interpretaré ahora con esta mente "madura" más no corrupta por la adultéz.
Mi estimado Elwincito.
ResponderEliminarFuera de lo completos que son tus comentarios en cada una de las entradas que hay en tu blog, tengo que decir que en un punto de tus palabras debo disentir vehementemente.
“en los valores que promueve esta historia, amistad, libertad, igualdad, perdón, tolerancia, respeto y muchos más, es que esta obra de traduce en un filme mucho más honesto y también realista que el de esa película que a mi parecer (y al de muchos) resulta ser un bodrio sentimentaloide barato, como lo es La Vida es Bella. Encuentro que esta película de Roberto Benigni llega al absurdo por no mostrar la verdadera realidad a la que estuvieron sometidos los judíos, ridiculizando situaciones graves que supongo a más de un judío le pareció ofensivo”.
Cuando vi por primera vez la Vida Es Bella, pensé de forma similar al comentario anterior que haces en tu crítica, pero después, y al tener en mi vida la presencia de mi pequeña hija, me di cuenta de que en una situación similar a la que el protagonista se ve enfrentado, creo que actuaría de la misma forma que él.
Mientras veo crecer a Antonia, he intentado por todos los medios disponibles que no pierda su inocencia y que cuando llegue la hora de despertar a la realidad del mundo, no pierda por completo aquello que nos define como seres humanos capaces de reírnos de nosotros mismos, de intentar aligerar un poco las cargas mundanas a las que nos vemos expuestos.
En mi particular visión del mundo, creo que se ha llorado bastante respecto del trato a los judíos en la segunda guerra mundial, porque sí, fue una cosa terrible, quieran los poderes superiores (si es que existen) que jamás vuelva a darse algo como aquello, pero por favor, ¿no será musho? La Lista de Schindler es un testimonio que en mi opinión recurre a la sensiblería propia de un personaje resentido y atormentado; pero jamás el sobredimensionado director ha escrito el guión o dirigido alguna cinta con las atrocidades cometidas por los Judíos respecto de los Palestinos de los territorios ocupados.
En La Vida Es Bella por primera vez pude ver cómo se intentaba bajarle el nivel de drama a un asunto realmente terrible (porque no se puede negar que lo fue), al tiempo que lo principal es el amor de un padre hacia su hijo a fin de que no pierda la inocencia que los adultos intentaron quitarle.
No, maestro Elwincito. Estoy en desacuerdo con ese comentario, porque tal vez no sea la mejor película respecto de la masacre de los Judíos en Europa, pero en mi opinión es un espejo en el que todo padre de un niño menor de edad se refleja puesto en la situación de dar incluso la vida por ese ser.
Mientras pueda lograr que mi hija vea incluso el acto de hacer las tareas de su escuela como si fuese un juego, lo haré. Después de todo el tremendo asunto del terremoto del 2010 se lo presenté como algo normal, cotidiano y de normal ocurrencia, para que le fuera perdiendo el miedo a los temblores.
Ya, creo que me alargué mucho con esto, pero es que realmente me siento en parte identificado con la actitud que asume el padre en la cinta Italiana.
Además que creo que llegada cierta cantidad de años, corresponde tomarse un poco las cosas con humor. Léase los miles de chistes sobre nuestros terremotos, inundaciones, tragedias y lo que nos ha ocurrido desde que tenemos memoria.
En fin, creo que es una suerte que no tengas moderados los comentarios…
Abrazos.
Mi estimado Alejandro:
ResponderEliminarMuy interesante todo lo que me dices y la verdad te encuentro toda la razón, pues comprendo bastante tu deseo de mantener la inocencia de tu hijita hasta donde se pueda (más en un mundo donde muchas veces los niños pierden ese hermoso regalo antes de tiempo). No obstante tú me hablas desde la vida real, mientras que mi discurso en contra de la peli de Benigni no va por el camino de criticar la decisión del protagonista de hacer lo mismo por su hijo...si no hacia el sentido en general que tiene la película de tratar el tema de forma tan ridícula. En todo caso, lo que me dices me demuestra lo importante que es la historia personal de cada uno de nosotros para valorar una "obra de arte".
Y por cierto, gracias por tu gran aporte a mi "humilde" blog.
Leiste el libro Elwin?
ResponderEliminarLa película no la he visto, pero el libro es muy interesante, aunque me dejó con hambre.
Mucho de lo interesante no va por la trama, que aunque predecible logra cautivar, si no que por la manera de narrar la historia desde la perspectiva del niño, a ratos inocente a ratos descarnada.
El horror de la guerra y la necesidad de deshumanizar, deducida desde la mirada infantil es para mi lo más me llegó del libro.
Puede que en un ataque de melancolía y motivado por tu posteo me decida a verla!
Saludos y un abrazo
ioxman
Animado por los comentarios y el análisis, tengo que decir que me vi la película y me leí el libro.
ResponderEliminarSon pocas las ocasiones en que una película resulta mejor que el libro, pero en este caso lo es. sin embargo creo que tengo que hacer el siguiente comentario.
La película resulta tremendamente predecible e incluso algo molesta.
Creo que se hace una Demonización al extremo del padre, una angelización contraria del hijo y una suerte de purificación algo incompleta de la madre. no sé, no la encontré buena. bien hecha sí, pero buena... no lo creo.
La música simplemente notable, pero más lejos que eso... en fin.
Repito un comentario que leí en su momento respecto del grueso del cine Chileno de los años '90:
Ya está bien de hablar del golpe militar, hay tantas historias por contar...
de la segunda Guerra Mundial destaco Operación Valkiria, con Tom "me tienes harto" Cruz (es su nombre Shileno) que resulta bastante buena. no por el prota, sino que por la dirección de la cinta.
en fin, de momento es todo.
Si bien no soy tan fanatica del cine como usted (ute sabe poh amigui que lo mio es la musica y la danza)esta pelicula me angustió mucho, pero la terminé de ver... ya que las otras ambientadas en esta misma epoca, son tan fuertes para mi que casi salgo arrancando. Por lo menos conmigo creo que cumplió su objetivo de provocar sensaciones fuertes.
ResponderEliminarHumildemente...
Sasset.
Concuerdo contigo amigo mio sobre el poco mas llamado "bodrio" de la vida es bella, la encuentra una pelicula tan sobrevalorada, que cuando la vi me sali de la sala en el liceo asi sin mas (obviamente me costo una anotacion negativa jajaja), encuetro que esta obra, por la fama que se le ha dado, ademas por el trasfondo, una lectura despertaria mucho en como ve cada uno el mundo, es como decia en articulos anteriores cuando te comente, sobre la manera adecuada de como hablarle a un niño sobre el tema de la muerte antes de enfrentar una perdida.
ResponderEliminarLos niños son criaturas escepcionales, de eso me he dado cuenta en las ultimas semanas debido a que me puse a analizarme en cuanto a mi creatividad (puesto que estudio diseño gráfico y se necesita mucha cabeza para creas cosas), y me doy cuenta que la simpleza de la mente de los niños es tan bella, pura, que si le pasas un lapiz y un papel, ya sea en blanco o con una imagen,harán algo que para un artista moderno seria uuna gran obra. Por ejemplo, el año pasado con mi novia y su sobrino fuimos a una exposicion de ciencias y arte en el parque quinta normal, y habia un stand de Artequin, en donde conmemoraban el aniversario del nacimiento de Pablo Picazzo, y a los niños les daban una imagen en blanco y negro de "las señoritas de avignon" para que ellos las coloreara, cuando vi las cosas que hacian los niños en ellas, por ejemplo veia que algunos les ponian ropa, otros las pintaban con colores al azar, me puse a pensar en como ven el mndo los niños y como les gustaria que fuera.
Eso me recuerda a una pelicula (espero no salirme de contexto), que vi el otro dia, era "la guarderia de papá" con eddie murphy, en donde mostraban mas a fondo desde un punto de vista mas entretenido la psiquis de los niños.
atte. Fabian Ibarra
Es muy cierto lo que dices, Fabián. Los niños tienen un encanto para mirar el mundo y lo he comprobado en mi labor como profesor...,como padrino, y como tío (siempre quedo encantado de cómo mi sobrinito Amilcar se maravilla con el mundo que poco a poco comienza a descubrir). Hay obras de artes (películas, novelas, cuentos, cómics) que le hacen el honor a nuestros niños y que reflejan con inteligencia cómo ellos perciben el mundo; pero estas obras muchas veces no están dirigidas a ellos, sino que a nosotros, para que nunca olvidemos lo que es ser un niño y así reflexionemos respecto a cómo va lo que llamamos el mundo de los adultos y así podamos mejorarlo para que esas lindas criaturitas nunca pierdan su derecho a la felicidad. Y respecto a esta hermosa peli, pues debes verla sin demora (del libro no te puedo decir nada, pues aún no lo lo disfruto, ni mucho menos lo he comprado).
ResponderEliminarMe encanta leer critica de cine, me gusta mucho saber que piensa la gente respecto a las pelis, sin embargo no me puedo ir de este blog sin decir que no puedo creer que trates de fomesisísimo a John Williams. Me gustaría saber el porqué de tu comentario despectivo y sin sentido. No sé si fue irónico o enserio tienes muy poca información de todo lo que ha hecho john williams.
ResponderEliminarHola, Javiera. Te cuento que fue hace años ya que escribí este texto y si bien desde mucho antes he sido un amante del cine y de sus bandas sonoras (así como también de los grandes maestros dedicados a componerlas), tras escuchar tantos trabajos de Williams, me ha parecido que en muchos casos sus composiciones son repetitivas y varios de sus temas se parecen, en especial en algunos de sus trabajos para Spielberg y en la saga de Star Wars; ello hace que al menos en mi caso, lo encuentre "fome", más todavía si lo comparo con gente como Morricone, Horner, Zimmer o Goldsmith. No obstante igual hay soundtracks suyos que me fascinan, como en el caso de "La Lista de Schindler" (¡Si hasta me compré el disco original!) y además luego de escribir este post, tuve la suerte de conseguirme otros trabajos suyos que por igual llegaron a gustarme bastante (como el caso de "Amistad", "Las Cenizas de Ángela" e "Inteligencia Artificial"). Disculpa si mi comentario te pareció muy visceral, que mil veces prefiero no controlarme, para ser yo mismo, en especial en este blog. Por cierto, quedas invitada cuando quieras a pasarte por acá, dejar tus comentarios y hacerte seguidora, si deseas concederme tal honor.
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