viernes, 25 de abril de 2025

Otro año


     El pasado 24 del mes en curso, o sea ayer no más, este blog cumplió 14 años de existencia y aunque suene repetido... ¡Qué rápido se pasa el tiempo! Recuerdo casi como si fuese "ayer", cuando comencé este proyecto, cuando el mundo era otro, cuando yo mismo era casi otro.  Definitivamente mucho ha pasado desde que inicié todo esto y sin dudas todo eso no deja de hacer huella en uno (como que dos veces casi morí, por mencionar algo que no se olvida). Desde esa ocasión que recuerdo con nostalgia y cariño, he seguido sin parar en periodos largos el proceso de escribir para El Cubil del Cíclope (a lo más un par de semanas). Hubo un tiempo en que escribía más que hoy en día (mínimo 8 entradas por mes), lo que ahora se me hace difícil y por falta de tiempo (que en pandemia, claro, este me sobraba); sin embargo, sigo escribiendo con las mismas ganas de antes.  Claro, tengo pendientes aún unas respuestas a comentarios que me dejaron hace raro y espero ponerme al día de aquí a esta misma noche (¡Palabra de ex boy scout!)
    ¿Me van a creer que la mayor parte de los textos que he publicado, no los he vuelto a leer, tras haberlos compartido con ustedes? La razón es sencilla: Como ya me ha pasado otras veces, encuentro errores de redacción (reales o inventados) o de tipeo (siempre reales) y me da por corregirlos; muchas veces siento vergüenza de tales equivocaciones; en ocasiones como esas quisiera reescribir todo (muchos de los textos más antiguos eran bien extensos, que solo con los años vine a dividirlos en al menos un par de posts, así que imaginen cuánto me demoraría).
    No me acordaba bien la fecha del aniversario, si bien tenía la certeza de que era por la veintena; al final solo me atrasé un día no más.  Estaba tan empecinado en acabar otro texto, que por fin logré hacerlo, que me dispuse todo apurado a plasmar estas palabras antes de que se acabara abril y solo ahora me doy cuenta de que estoy bien en mis cálculos.  Quisiera no repetir ideas de cumpleaños anteriores, como que las visitas y comentarios de mi "gente conocida" escasean y los que por lo general se pasan por acá son los mismos de siempre (¡Ya lo hice otra vez!) ... ¡Así que muchas gracias a todos ellos! Nombramientos especiales para Miguel Acevedo, Eduardo Gacitúa, Jorge Lorca y Ricardo Ruiz, quienes, pese al paso del tiempo, no han dejado de pronunciarse por acá de vez en cuando; también van palabras de agradecimiento para Martín, a quien no tengo el gusto de conocer, aunque siempre me deja palabras e ideas de lo más interesantes.  Me gustaría saber qué fue de quiénes antes me escribían seguido, que feliz me hacían con ello ¿Qué será de Tomás Rivera, Guillermo Ríos, Guivi "no recuerdo tu apellido", Mauro Vargas y otros? Hasta sus blogs desaparecieron.  Un caso aparte mi querido amigo a la distancia Eduardo Rivera, Cidroq, quien dejó este mundo antes de lo previsto y a cambio quedó su página El Cuchitril de Cidroq para la posteridad.
   Recuerdo, también, esa dorada época de comunidad entre blogueros cuando entre colegas nos nominábamos ad honorem, reconociendo la labor que hacíamos en la Red, como divulgadores de la cultura.  Por mi parte, recibí varias de estas condecoraciones y ello me llevaba a buscar otras páginas que fuesen de mi gusto y me pareciera merecían hacerse conocidas.  Todo eso se perdió con tanto Youtuber, postcads y demases.  Al menos agarré la colita de la época de esta plataforma.
   Esta vez no revisaré lo hecho el último tiempo, que prefiero dejar eso para fin de año.  Así que me saldrá cortita esta conmemoración; de este modo procuraré planear bien mi próxima entrada, la última del mes.
    Ojalá pueda seguir con este proyecto, tan valioso para mí, por largo, largo tiempo.

De hace unas semanas atrás, junto a parte de mi humilde colección

 

miércoles, 23 de abril de 2025

Aunque seas "algo" woke igual te adoro (1)

   En 2022 Amazon estrenó su serie más costosa y, así mismo, la más polémica: Anillos de Poder.  Les estoy hablando de un sueño de toda una vida, entre los amantes de la Tierra Media; puesto que se trata de una producción de imagen real, que viene a ser una precuela de la célebre trilogía de Tolkien.  La narrativa del escritor inglés bien da para múltiples adaptaciones de todo tipo (películas, cómics, juegos de mesa y para consolas y, en especial, historias nuevas); no obstante, apenas ha sido explotada, a diferencia de otras franquicias populares, lo que hace de esta producción algo que desde su confirmación creó un montón de expectativas... ¡Y hasta temores!  
     Su argumento transcurre miles de año antes de los eventos de la obra más importante de su creador.  Tal como dice su nombre, gira en torno a los Anillos creados por Sauron, el más famoso villano de la mentada saga literaria, y las personas involucradas con estos objetos extraordinarios (en general de naturaleza maligna).  Por lo tanto, esta serie (que ya lleva dos temporadas de ocho episodios cada una), cuenta acerca de cómo fue el proceso para crearlos, lo que implica tanto la época pretérita a ello, como las consecuencias de su forja.  Queda claro, considerando la materia prima de la que se nutre esta obra, que todo lo que aquí veremos será tremendamente épico.
    Mucho de lo que se muestra en Anillos de Poder, se cuenta en El Señor de los Anillos y sus Apéndices, claro que todo de forma muy simplificada; por lo tanto, los creadores y guionistas de esta serie, tuvieron que completar los vacíos argumentales (que son muchos) para darle sentido y mayor atractivo.  Cabe mencionar que acá nos reencontraremos con varios personajes ya conocidos, gracias a las películas (y, por supuesto, de los libros); ahora en su plena juventud; asimismo, aparecen otros personajes que también solo salen en la trilogía y/o se mencionan en los apéndices.  Por otro lado, como era de esperar, tendremos a un montón de personajes nuevos, creados especialmente para esta ficción, que también serán de la delicia de muchos espectadores.
    Debe saberse que el argumento del título que hoy nos reúne, al poseer el mismo carácter épico de la novela en que se inspira, nos cuenta toda esta tremenda historia desde varios puntos de vista y es que posee un protagonismo compartido, referido a varios de los pueblos y sujetos que participan de estos acontecimientos.  Por lo tanto, la trama cuenta con un carácter coral, abarcando muchos escenarios y al punto que no sabemos si llegarán a conocerse entre sí, los distintos protagonistas, así como si llegarán a sobrevivir a lo que se avecina (en el caso, claro, de que tengamos tercera temporada y logren darle el cierre respectivo a este espectáculo).  Por cierto: Como personajes principales y secundarios tendremos humanos ("normales" y otros no tanto), elfos, enanos, istaris (ya sabrán qué son), hobbits (aunque no lo crean) y otros de especies inesperadas.


    En verdad ver Anillos de Poder resulta toda una experiencia cinematográfica, que se esmeraron un montón en darnos un producto que fuese hermoso y perfecto en muchos sentidos: Técnico (escenarios, efectos especiales, montaje, etc.) y estético (dirección, guión, actuaciones, vestuario y maquillaje) ¿Se me escapa algo más al respecto?  Para reforzar todo esto, el primer episodio y varios de la primera temporada, estuvieron dirigidos por alguien de la talla de J. A. Bayona, cineasta detrás de bellezas fílmicas como El Orfanato y La Sociedad de la Nieve (quien también hizo de productor).  En verdad la contemplación y apreciación de cada capítulo, resulta todo un placer que nos puede regocijar el alma; pero también puede llegar a dejarnos con cierta sensación de gusto a poco o de querer más, puesto que entre las dos temporadas son solo 16 episodios (8 por cada una y, más encima, entre una y otra pasaron dos años); al menos los capítulos son largos y la mayoría supera la hora de duración.
    Un punto alto dentro de esta producción viene a ser su banda sonora y lejos entre los mejores trabajos sinfónicos para un programa gringo de imagen real.  Realizado por Bear McCreary, toma mucho del estilo de las películas de Peter Jackson, sobre los libros de Tolkien, las que contaron con la labor del veterano Howard Shore; de este modo, cuenta con temas épicos, muchos de ellos con coros y canciones en inglés y/o lenguas ficticias creadas por el propio Tolkien.  De hecho, el mismo Shore compuso el precioso tema de los créditos de apertura.  Cabe destacar que escuchar los discos, bien hace evocar a los seguidores de este show sus poderosas imágenes y escenas; además de que se pueden apreciar por separado, como obras de arte por sí mismas.
    Ahora bien, en la mayor parte de los casos, Anillos de Poder es un espectáculo para amar u odiar, que no conozco gente que lo haya visto y quedara indiferente al respecto.  Por lo mismo, posee un montón de detractores y especialmente entre los seguidoras más acérrimos de la literatura tolkianas.  La razón de todo esto, radica en lo que mi muy querido amigo, el escritor Miguel Acevedo, llama ñoños yihadistas: Gente que se apaga tanto al material original que adora, que cuando se trata de una adaptación de este, si ve algún cambio que le molesta y/o considera que atenta en contra del supuesto canon "sagrado", no solo se disgusta, sino que reclama hasta llegar a niveles absurdos.  En el caso concreto de Anillos de Poder y la literatura sobre la Tierra Media, lo que le indigna a esta gente son los agregados (que son demasiados) a la pluma del autor de los libros; detalles que cambiarían demasiado el texto original y no respetarían su sentido.  Claramente que sucediera esto era algo inevitable, ya que teniendo solo los derechos de la trilogía y los Apéndices (como ya se dijo más arriba), era obvio que gran parte de lo representado iba a ser creación original; por otro lado, se olvidan de que estamos hablando de piezas artísticas diferentes, en distintos formatos, razón por la cual NUNCA una adaptación cinematográfica (o televisiva, en este caso) es igual a la obra de la que salió y se toman libertades artísticas que bien, incluso, pueden mejorar la pieza de la que salió (solo mencionaré dos ejemplos al respecto y que adoro: Misery e Hijos del Hombre o incluso un filme inspirado en un cómic como Logan).  Más encima, por muy artísticas que sean estas producciones, tienen un propósito lucrativo y, por lo mismo, deben hacerlas aptas al público masivo; de ahí que los elementos más agrestes de la obra, como la falta de personajes femeninos en la obra de Tolkien, sean pulidos en la versión audiovisual para contentar a la audiencia (y de paso ganar dinero, mucho dinero).  Por lo tanto, teniendo en cuenta todas estas cosas, el espectador que ama la obra original, si quiere disfrutar en verdad de su adaptación, debe hacerse la idea de que verá la versión de otro artista y no la versión que en su mente se hizo; cuando leyó el título que ahora está revisitando.
    Otra cosa que molesta a los puristas de Tolkien es cómo representan a los personajes clásicos de la saga, afirmando que para nada se parecen a sus contrapartidas literarias, pues actúan distinto en la presente serie; no obstante, se les olvida un detalle muy importante: Acá los vemos en su juventud y ¿Acaso la gente no cambia con el tiempo? Muchos de nosotros hemos pasado por el proceso de maduración con el paso de los años; por ende, si miramos atrás a nuestro yo de antes, podemos darnos cuenta de que otrora éramos más enérgicos o más inocentes o más irresponsables, etcétera y eso bien se puede observar en la representación acá de estos personajes.
   Y luego tenemos el detalle que más provoca disgusto entre los bien llamados ñoños yihadistas: La inclusión forzada.  Y es que bien sabido es que Tolkien, basó su obra en gran parte en la tradición europea; por ende, en sus páginas aparece gente blanca.  Pues considerando lo recién mencionado, es verosímil que sus personajes, salvo orcos y otros monstruos humanoides, sean de tez clara; así muy bien lo muestran las distintas creaciones artísticas anteriores a Anillos de Poder, como ilustraciones de grandes dibujantes, cómics, videojuegos y las viejas películas animadas, además de las hechas por Peter Jackson (tan solo en las dos últimas cintas de El Hobbit, entre la gente del lago, vemos unas cuantas personas morenas).  Hago hincapié en todo esto, porque este show "moderno", claramente siguiendo la tendencia actual woke (la que, en todo caso, creo va en bajada y ojalá no me equivoque), veremos gente de "color" entre los elfos, enanos, hobbits y humanos; y no solo eso, sino que sujetos de gran importancia para la trama, líderes entre los suyos, son gente negra.  Todos ellos inventados para esta precuela, en todo caso (aunque creo que cierta reina, es mencionada en los textos literarios).  Ahora bien, tratándose de un mundo ficticio, por mi parte, no me parece "tirado de las mechas" que veamos personajes con estas características, puesto que no se trata de nuestro mundo y bien pueden tener ese color de piel (tal como los vulcanos negros de Star Trek, por solo mencionar un gran ejemplo, que a nadie ha molestado o los elfos oscuros del anime Record of the Lodoss War); sin embargo, a menos que me equivoque, hacia el final de la segunda temporada, vemos nada menos que a elfos de aspecto oriental (o sea, con ojos rasgados) y si eso no es wokismo puro e inclusión forzada, todo lo que aquí he escrito no vale la pena.  No obstante, el show es tan de mi agrado, que les perdono algo tan "mínimo", como lo que les he contado.

 
                                             Créditos de apertura de la primera temporada

martes, 15 de abril de 2025

Una sorpresita del pasado

1. Para comenzar
 
    Hace muchos años ya, casi tres décadas de mi vida, cuando estaba estudiando en la universidad Pedagogía en Castellano y Licenciatura en Educación (con mención en Castellano), me compré con mi mesada la antología Los Mitos de Cthulhu.  El responsable de este volumen era Rafael Llopis, un estudioso del tema que realizó, quizás, la primera selección cuidada en español de la narrativa de Lovecraft, en torno a su hoy en día famosa mitología ficticia homónima.  Editado por la seria y prestigiosa Alianza Editorial, el volumen incluía un maravilloso estudio al respecto de Llopis; el cual leí en mi adolescencia, alucinándome, aunque estaba algo resumido (todo gracias a una selección de textos misceláneos, que la incluía y que cuyo contenido integré en un trabajo de mi último año escolar, transcribiéndolo todo en mi máquina de escribir electrónica de entonces).  El volumen divide los textos en tres tipos: Los precursores y/o inspiradores de Lovecraft, los ya propiamente relatos de los Mitos, que incluían a Lovecraft (por supuesto) y a sus pares coetáneos y, por último, narraciones de autores posteriores al llamado Círculo Lovecrafniano y/o que fueron escritos con posterioridad al fallecimiento del llamado Profeta de Providence...
    ¿Y por qué les cuento todo eso? Bueno, porque entonces tenía solo 18 años, cuando disfruté ese libro como pocos en mi juventud (bueno, aparte de Las Crónicas de Narnia y los libros de Stephen King).  Y entre sus cuentos, justamente uno de los pocos que recuerdo de sus páginas, se encuentra el célebre relato Los Perros de Tíndalos de Frank Belnap Long.  En pocas palabras; es la historia de un hombre que osa traspasar los límites del conocimiento, rompiendo las barreras entre nuestro mundo y un universo de maldad; lo que provoca que las criaturas que le dan el nombre al texto lleguen a este plano de existencia y lo acosen.  Quedé tan sorprendido con esta joyita, que poco tiempo después, solo un par de meses, junto a mi amigo Jorge Lorca hicimos un trabajo para Teoría de la Filosofía y tomando de base dicha obra; nos sacamos una excelente nota, pero ninguno de los dos conservamos nuestro escrito. Unos años después, otro amigo, Marcelo Muñoz y al cual lamentablemente le perdí el rastro, me regaló un librito mexicano de historias de espanto para niños y en él venía una versión suavizada de dicha pieza (incluso estaba ilustrada).  Nunca más volví a leer ese cuento, no obstante, siempre lo recordé con cariño (a grandes rasgos, claro, que mi memoria es pésima para los detalles).
    En cuanto a Frank Belknap Long, solo me lo habré encontrado en un par de antologías, que en español no ha sido muy considerado, menos en lo que se refiere a sus novelas.  Solo una vez he tenido en mis manos un libro por completo suyo: El Día del Robot.  Fue allá por el tercer año en la universidad, cuando ya me había cambiado de carrera, de Filosofía a Castellano; aquella vez mi amigo Miguel Acevedo, se había instalado con un puestito al lado de la biblioteca de la UMCE (donde ambos nos conocimos y estudiábamos) a vender algunas cosillas y entre ellas se encontraba dicho tomo.  No dudé en adquirirlo, a un muy buen precio, y lo guardé en mi biblioteca (cambiándolo de lugar varias veces a lo largo de los años, entre distintos arreglos de mi colección), diciéndome en más de una ocasión "ya lo leeré".  Solo ahora, a pocos meses de cumplir el medio siglo de vida, me dispuse a hacerlo por fin... ¡Y vaya que lo disfruté!
    Más o menos desde 2019, que me he impuesto autoretos de lectura (aunque, mucho antes, lo hago con mis cómics) y esta vez para el primer semestre del año en curso me propuse dedicarme a todas mis novelitas de la Editorial Novaro ¿Por qué se me ocurrió esto? Pues resulta que por décadas, durante el siglo XX (en el que viví mi infancia y primeros años de juventud) la Editorial Novaro fue un verdadero gigante de la industria, dedicada a la edición de revistas, cómics, libros y otros relacionados.  Su "imperio" se extendió por casi toda Latinoamérica hispanoparlante y a Chilito llegaban sus diversas historietas, que no eran en muy buen papel en todo caso, tanto de Marvel como DC y, a menos que me equivoque, muchas mexicanísimas (con personajes suyos famosos como El Santo).  Yo veía de pequeño sus portadas y alucinaba, creo solo tuve de chico sus revistas para público infantil como Walt Disney.
    Ille tempore estaba la costumbre de ir a ciertos locales para, pagando una pequeña diferencia en dinero, intercambiar números de publicaciones varias (creo que solo de títulos ya usados); en una casa contigua a la mía, había un billar y allí mismo se realizaba la práctica recién mencionada.  Muchos años después, yo ya adulto en el presente siglo, un amigo me contó que de chico iba al lado de mi casa a realizar tales trueques.
    ¿Y por qué les cuento todo esto? Pues resulta que entre todo lo que sacó en su momento Novaro; en sus décadas de existencia, se encontraba una serie de librito en formato de bolsillo y vaya que eran de este formato, pues se trataba de novelas más o menos breves, incluso novellettes, que bien podían llevarse cargadas en el pantalón, chaqueta o similar; además, de ser de poco peso, así como con hojas y tapas delgadas.  Más encima, el listado, que al menos yo manejo y/o me interesa, corresponde a obras de ciencia ficción.  Les estoy hablando de varios títulos de autores destacados, de la primera mitad del siglo XX, muchos de la llamada Edad de Oro de la Ciencia Ficción y de la época pulp del género (cuando aparecían sus textos en revistas sobre estos temas, de forma serializada, en papel de baja calidad y portadas de colores chillones), entre los que se encuentran gente de la talla de Edgar Rice Burroughs (el mismo creador de Tarzán), Jack Williamson, E.E. "Doc" Smith y Frederick Phol.  Justamente pude comprar libros de todos ellos, muy baratos y la mayoría cuando se suponía no quedaban ya a mano dichos trabajos.
    La novelita que hoy nos reúne, cuya autoría corresponde a Frank Belknap Long, corresponde a una de esas publicaciones, que tengo el gusto de poseer y haber leído recientemente.  El Dia del Robot (1963) se lee rápido y te engancha desde el principio; más encima, valió la pena tan larga espera, que ahora tengo más datos interesantes en los que fijarme y de los cuales disfrutar (quizás de joven no me habría fijado en todo ello).  Pero mejor, vayamos de lleno a meternos dentro de este título y dejemos por ahora los viejos recuerdos...


2. De qué trata
 
    En un futuro postapocalíptico, en lo que otrora fue territorio de Estados Unidos (las zonas y centros urbanos han cambiado sus nombres, por vocablos parecidos a los de reales o de antes, por ejemplo Nueva York ahora se llama Nuork) la sociedad está controlada por una gigantesca computadora (una Inteligencia Artificial al parecer, llamada el Gran Cerebro) que supuestamente protege a los ciudadanos sobrevivientes, manteniendo la separación entre la civilización (aquellos que prefieren vivir bajo su yugo y el de los hombres y mujeres que le sirven) y barbarie (la gente libre que habita en las ruinas, en verdaderos ghettos, donde impera la ley del más fuerte).  Dentro de lo que regula esta entidad, se encuentran los matrimonios y la posibilidad de tener descendencia, privilegio que pueden llegar a tener solo unos pocos.  Es referido a todo esto, que nos encontramos con el protagonista, un hombre en la plenitud de la vida, quien viene llegando de una temporada trabajando en otro planeta.  A su regreso, se ve sometido al poder de la máquina de la cual ya les hablé y, además, conoce a una singular mujer que lo marcará de aquí al impactante final de esta obra.  Todo se complica, cuando intenta transar un negocio ilícito, que implica comprar un realista androide femenino; todo para que le haga compañía, lo que lo llevará a un viaje de escape junto a este "robot", permitiéndonos conocer así lo atroz que llega a ser el mundo en el que vive.
    Cabe mencionar que nunca llegamos a saber cómo fue el proceso, de que el mundo haya llegado a convertirse en una sociedad antiutópica.  En cambio, solo unos pocos datos se nos dan, casi verdaderas pistas, de modo que como lectores vamos descubriendo este mundo con sorpresa y a medida que va avanzando la trama; pero pareciera que no ha pasado mucho tiempo, como para que se llegase a tal desastre.
 
3. Lo que aquí encontramos
 
    Estamos frente a una antiutopía (de hecho, la publicidad de la tapa del libro, "osa" comparar esta pieza con clásicos de la talla de Un Mundo Feliz y 1984), la cual nos es presentada a través de los ojos de su protagonista (un héroe que más bien parece antihéroe, por cierta acción que comete, a los ojos de muchos lectores actuales aberrante), el cual se permite reflexionar acerca de la época que le ha tocado vivir y llegando a muy interesantes ideas al respecto (hay excepcionales diálogos y pensamientos suyos en estas páginas).
    La historia se sucede muy rápida, de tan entretenida que es; llegando a poseer momentos memorables, como cuando el protagonista está en el estadio y comienza a "oír" a varios de quienes están a su alrededor.  Y es que el protagonista posee una habilidad extraordinaria, que fue muy popular en la ciencia ficción del siglo XX: La telepatía (les suena, por ejemplo, unos tal X-Men).  De hecho, todo lo relacionado con esta parte del libro, que nos muestra una versión moderna del circo romano y/o los torneos medievales, viene a ser el punto más álgido de la trama.
   Asimismo, la narración hace su propia interpretación de otros tópicos, caros al género de su época, como la exploración de otros planetas del sistema solar (en este caso Venus, que luego de aparecer en obras como esta, hace rato que quedó demostrado que en la práctica resulta imposible colonizarlo) y la existencia de androides.
    Respecto a lo último, resulta muy interesante el elemento erótico "suavizado"; puesto que el uso de mujeres mecánicas bien tiene en gran parte motivos sexuales.  Claro que, en esta ocasión, la fémina artificial que se consigue el protagonista, pese a su gran belleza, posee rasgos de la "mujer ángel" del Romanticismo; pues es pura e inocente, a la que hay que proteger; una niña despampanante que contrasta con la "mujer demonio", de talante más salvaje e impredecible (también salida de los estereotipos románticos), que aparece como su contrapartida en este libro.
    En torno a la presencia de las dos mujeres ya mencionadas, quienes serán relevantes para la trama, nos encontraremos con un aspecto muy interesante del libro: La sociedad heteronormada y los roles de género.  Es así que el narrador llega a ser hasta majadero, al referirse en repetidas ocasiones a la necesidad de un hombre por una mujer para sentirse completo; por lo mismo, lamenta la condición de a quienes se les niega la posibilidad de tener pareja y concebir hijos (las relaciones de pareja, solo tendrían esa razón en este futuro distópico, así que imposible pensar en otras opciones, algo que también forma parte del pensamiento del protagonista heteroformado); por lo mismo, no puede haber-supuestamente- vida más solitaria que la de aquellos hombres que se encuentran en Venus y sobreviven allá sin una compañera.  Asimismo, nos muestra a los varones que deciden vivir en las "ruinas", lejos del control gubernamental, como verdaderos energúmenos que tratan a las mujeres como posesión y pelean a muerte por ellas entre sus congéneres; a su vez, allá las mujeres buscan la protección de los machos alfas, su única manera de sobrevivir en medio de ese desastre  A los ojos actuales y de una mente sin prejuicios, resulta inaudito que considerando el vanguardismo de la ciencia ficción y la ambientación de este texto, no se considere la homosexualidad y el lesbianismo, también la bisexualidad, como alternativas para conseguir compañía, placer y felicidad (más considerando las duras condiciones de la gente en esta ficción); respecto a esto último,  tenemos el discurso prejuicioso de considerar a una lesbiana como poco femenina y en contraste con la idea acerca de la sensualidad de los hombres, que viven en comunidad en Venus (¿Un mensaje velado al homoerotismo o simple malinterpretación de la traducción al español?).  Sin embargo, hacia el impactante final de esta obra, el autor nos sorprende mostrándonos a un grupo de revolucionarios, luchando por un mundo mejor, con igualdad de condiciones entre hombres y mujeres y entre los que destacan féminas empoderadas (no obstante, seguimos con la idea de que la única opción es la heteronormalización).
    El nombre del libro, que en inglés es It was the day of the robot (Era el Día del Robot, bien parecido al de la versión mexicana) se justifica solo en las últimas páginas.  Por último, respecto a la portada pulp del volumen, resulta ser un bello engaño para enganchar con los eventuales lectores.

domingo, 6 de abril de 2025

Adentrándose en el Duodécimo Doctor (1)

 

    En se exhibió originalmente la octava temporada de Doctor Who (versión moderna), siendo esta la segunda del Duodécimo Doctor (a cargo de un veterano y soberbio Peter Capaldi) y la tercera (o segunda y media, según se le mire) de Clara Oswald como companion (que, no olvidemos, antes estuvo con el Undécimo Doctor... ¡Y en tremendas aventuras!).  Así mismo, corresponde a la cuarta temporada de Steven Mofatt como showrunner, o sea, guionista principal de la serie y encargado de los lineamientos generales del programa.
    Bien se podría decir que este segundo año del Duodécimo Doctor, supera con creces al anterior; partiendo por el hecho de que lo vemos evolucionar bastante, al volverse un sujeto mucho más centrado y menos idiota, más alegre y juguetón; y es que los hechos pasados lo logran humanizar, tras su crisis de identidad y ello queda consignado muy bien hacia mediados de la temporada.  Asimismo, se observa la influencia benigna de Clara, con su tolerancia, paciencia y compasión, así como dulzura, rasgos que todo profesor (como ella) debiera tener.  También destaca el hecho de que, al menos, los episodios revisados hasta ahora son historias dobles (de dos capítulos seguidos) y bien sé que el par siguiente corresponde a esta misma modalidad.
    Igualmente regresa la villana Missy, otra de las grandes creaciones de Moffat y, desde el otro espectro dramático, la muy querida River Song, a quien no veíamos desde hace rato.
   En verdad ha sido un placer reencontrarme con esta octava temporada, que yo estaba confundido y fue esta la última que vi hace muchos años atrás (y no la séptima); justo antes de dejar de ver al Doctor, por largo tiempo, hasta que lo retomé el año pasado.
 
0- La Última Navidad: Luego de la amarga victoria del Doctor, tras la última invasión de los Cibermen, ahora controlados por su "renovado" antiguo enemigo (no diré de quién se trata), Clara pensaba que nunca más volvería a ver a su mañoso amigo... ¡Hasta que este se le aparece justo en Navidad! Algo raro está pasando, algo muy malo y hasta aterrador...
   En una estación polar, un grupo de investigadores está acechado por unas horribles criaturas llamadas "Cangrejos del Sueño"; más encima, nada menos que Santa Claus, acompañado por dos de sus elfos y todos sus renos, se les aparecen a ellos y a la gente del centro científico.  El Doctor duda de la buena voluntad de San Nicolás, más teniendo en cuenta el efecto que producen las criaturas en sus víctimas.
   Un muy divertido especial con homenaje incluido a Alien, así como a The Thing y que juega muy bien con la idea de cuestionar la realidad.  Muchos grandes momentos para esta historia que disfruté bastante.
 
1. El Aprendiz de Mago: Un comienzo como el que aquí veremos, justo empezando una nueva temporada, es toda una promesa de que se nos vienen potentes historias.  Más encima, estamos hablando de otro libreto firmado por Moffat, el showrunner de la serie desde que la dejó Russel T. Davies, al finalizar la cuarta temporada; y quien (a mi humilde parecer) lejos es mucho mejor como como escritor, que su antecesor, así como para abrir y cerrar las temporadas con sus arcos argumentales (y, también, para crear grandes personajes recurrentes).
    La historia parte con el Doctor encontrándose con un niñito, quien vive en un mundo asolado por la guerra y el cual le pide su ayuda; no obstante, cuando se entera de la identidad del pequeño, este toma una decisión que parece provocará espantosas consecuencias para millones de personas.  Por otro lado, tendremos a la buena de Clara, quien tendrá que reunirse, para su pesar, con Missy para salvarle otra vez la vida a su amigo... ¡El trio llegará a uno de los planetas más nefastos del universo, justo donde los peores enemigos de los Señores del Tiempo!
 

El malvado Davros y sus hijos.

2. El Familiar de la Bruja: Desde la época del ya añorado Undécimo Doctor, que no teníamos un comienzo de temporada dividido en dos partes y he aquí la espectacular conclusión.
   Davros, el odioso y muy, muy anciano creador de los Daleks, está nuevamente frente al Doctor.  Los días están contados para el villano y hasta da lástima verlo en tal estado (la actuación de quién lo interpreta es magnífica, por lo creíble y expresivo que es con todo ese maquillaje, además de siempre estar en esa especie de silla de ruedas, la que bien nos puede recordar a la del Capitán Pike de Star Trek), que hasta el Doctor siente compasión (una de sus grandes virtudes, en cualquiera de sus encarnaciones).
     Por otro lado, Clara se ve obligada a trabajar junto la Missy, intentando rescatar al Doctor; no obstante, con todas las locuras de quien antes fue llamada El Maestro, resulta difícil saber si está actuando verdaderamente (ahora) por razones benignas o tiene propósitos más egoístas.  Y es que en cualquier momento podría llegar una traición suya.
   Atentos al sacrificio que debe hacer Clara, lo que nos recuerda muy bien a cómo la conocimos.
    También estén pendientes de Missy, uno de los mejores secundarios y/o antagonistas del show, que cada aparición suya es un enorme placer.
 
3. Bajo el Lago: Clara y el Doctor llegan a una estación de extracción petrolífera en un futuro cercano, la cual se encuentra bajo el agua en nuestro planeta.  La gente a cargo del lugar ha encontrado una nave alienígena en excelente estado, la cual lleva largo tiempo enterrada.  Junto al objeto hallado, comienza a aparecerse un fantasma aterrador, el cual amenaza a los tripulantes y, por lo mismo, hay que hacer lo posible por deshacerse de él o anular su influjo.
   Dentro de los personajes que se agregan a esta historia, destaca una sordomuda, líder de su grupo y excelente ejemplo de inclusión sin ser forzada.  También es destacable que al parecer esta nueva versión del Doctor, ya está más a gusto consigo mismo, centrado y dispuesto a la sociabilización.
    Cabe mencionar que esta es la primera parte de otra aventura de dos capítulos seguidos.
 
4. Antes de la Inundación: Culminación de la historia anterior, primera vez en que el show moderno del personaje comienza una temporada con dos historias seguidas dobles.
   Para nuestra sorpresa, vemos al Doctor en plenos años ochenta, en medio de una ciudad rusa abandonada y usada como simulacro para una guerra nuclear o algo así (con maniquíes, al más puro estilo de esas mismas urbes en el desierto gringo, para ver el efecto de una bomba atómica en una población) y con una pareja de companions que no le conocíamos hasta ahora.  Es así que nuestro Señor del Tiempo, se comunica al futuro con Clara, quien sigue atrapada en la estación submarina, amenazada por fantasmas; por lo tanto, le toca salvarla, al igual que al resto de los sobrevivientes, si bien hay un elemento que enreda y complica todo: El Doctor morirá, volviéndose otro aterrador espectro (que, en el futuro, en el que se encuentra Clara, ya está su espectro junto a los otros).
    Acá conoceremos la identidad del primer fantasma, así como al culpable de toda la catástrofe que ha sucedido, uno de los villanos más aterradores que hayamos conocido hasta el momento en este espectáculo.
   Por mi parte, celebro que este Duodécimo Doctor cada vez se muestre más positivo y amigable, tal y como siempre lo quisimos.

El Doctor frente al espantoso Rey Pescador
 
5. La Chica que murió:  Clara y el Doctor llegan en circunstancias muy casuales a las cercanías de una aldea vikinga, convirtiéndose en prisioneros de estos guerreros. Justo cuando el Doctor está usando de manera muy graciosa su labia, un supuesto dios se aparece en el cielo y engaña a los bárbaros; algo que disgusta a nuestro héroe, interviniendo entre medio de todo esto, aunque ello complique las cosas para los vikingos.  En este sitio encontraremos a una chiquilla extraordinaria, quien sobresale entre los suyos y será relevante para enfrentarse a los malos de turno.
   Un muy entretenido capítulo acerca de la fe, las mentiras y la confianza; con mucho humor y además emotivo (me sacó unas lagrimitas, justo cuando el Doctor se acuerda de quién sacó su nuevo rostro y por fin recupera por completo su razón de ser).
    Como actriz invitada tendremos a Maisie Williams, a quien conocimos como Aria Stark en Juego de Tronos, haciendo de un personaje que nos dará muchas gratas sorpresas.
    Por último, definitivamente este es el Doctor al que todos queremos (aunque igual me produce gracia su faceta mañosa).
 
6. La Chica que vivió:   Una aventura muy emotiva del Doctor con Ashildr, la muchacha a quien conocimos en el episodio anterior.   En esta ocasión, nuestro héroe anda en busca de algo muy concreto (que no les diré de qué se trata, para no caer en spoilers), cuando se vuelven a unir sus destinos; han pasado siglos para la coprotagonista de esta historia (que Clara solo aparecerá en el epilogo) y su vida ha estado llena de emociones, muchas de ella muy dolorosas y por lo mismo han calado hondo en su corazón.  Así es que el Doctor se entera de cómo su buena acción tuvo efectos no tan alegres, razón por la cual tendrá a lo largo de esta aventura, tener que lidiar con alguien que no se sabe si seguirá siendo su amiga o se volverá una nueva rival.
    Otro hermoso capítulo, que trata acerca de cómo el paso del tiempo, con las vivencias que vamos teniendo a medida que avanzamos, nos marcan para bien o para mal; las soledad y el dolor, así como sobre el poder de nuestra decisiones.
   Y respecto al epílogo del que les hablé: Recalco lo emotivo que es contemplar la amistad entre Clara y el Doctor, tras las dudas que pudo darle/darnos en la temporada anterior.

Encuentro con vikingos
 
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