Películas sobre gente maltratando a gente por el puro placer de someter a otros al poder de uno mismo, hay muchas y el listado que podría dar sería muy largo; filmes en los cuales personas sin escrúpulos gozan al ser victimarios de inocentes y a los cuales obligan a convertirse en objetos que violan y torturan muchas veces de la forma más gráfica ante el espectador (siendo una excepción la saga “gore” de Saw, que a mi parecer resulta ser bastante inteligente y donde el psicópata, Jigsaw, tiene un fin “moralizante” para con sus presas, de modo que pretende dejarles una lección, por lo que si sobreviven a sus juegos mortales, serán mejores personas de lo que fueron antes). Y cuando hablo de violencia, sangre, acosados y acosadores, no me estoy refiriendo a historias de vampiros, hombres lobos, ni de alienígenas, si no a producciones que retratan una realidad que la vemos en las noticias y leemos en el diario (o Internet); es un dolor físico retratado por el arte del cine y que para muchos forma parte de su triste historia personal y para pueblos como el mío, Chile, que no hace mucho vivió los espantos de la dictadura de Pinochet, son parte de su patrimonio histórico (y en este sentido recomiendo una valiente película de horror argentina, Sudor Frío, donde aplaudo los cojones de nuestros vecinos, al abordar dentro de esta temática la violencia de la dictadura y de sus torturadores). Razones para hacer y ver estas películas hay muchas, y un espectador adulto y culto debe separar la paja del grano, si desea ver realmente una que otra joyita entre tanta brutalidad gratuita que hay por ahí. Es así como una llamada película de “terror psicológico” o “psicotriller” bien puede transformarse en un medio no sólo para entretener e inundar la retina de imágenes crudas de pavor realista: también puede ser un recurso artístico para llevarnos a la reflexión acerca de qué está sucediendo hoy en día con nosotros, cómo la violencia se hace parte del día a día y la manera de cómo reaccionamos antes tanta malicia y crueldad. No tiene que haber una guerra para que este mal lo vivamos como protagonistas, pues como muy bien sabemos, puede haber gente dentro de nuestra misma comunidad, incluso con quien compartimos, que en secreto disfruta dañando física, moral y psicológicamente a otros. Es así como dentro de este tipo de cine, se encuentra una película que hoy deseo presentárselas, si es que ya no la han visto, y si ya han tenido el “gusto” de verla, llevarlos a meditar acerca de sus numerosas virtudes; eso sí, no es una película para espíritus demasiado sensibles a los vejámenes explícitos y de seguro más de alguna mujer (por razones que más adelante detallaré) fue incapaz de terminar de verla o el filme le habrá provocado más de una angustia (y en esto, las entiendo perfectamente).
La película en cuestión es Escupiré sobre tu tumba, un filme de este año y que es el remacke de otro de 1978, que también fue conocida como El día de la mujer, título que presenta menos preeminencia de una atmósfera ominosa, si bien atiende más a una ambigüedad que a medida de transcurrir la película se explica con claridad. El filme trata sobre una bella y joven mujer, que se nota es una muchacha sofisticada de muy buena educación, quien se va a pasar un tiempo a una casa en el campo para pasar una temporada a solas y escribir allí una novela. Es entonces que durante su estadía que en un principio es casi idílica, durante una noche, cuatro hombres entran a su casa de veraneo y allí la someten a numerosos vejámenes, incluyendo la violación. La pobre víctima logra escapar, para luego volver a ser sometida a más ofensas, hasta que la dejan inconciente y esta vez a duras penas logra recorrer el bosque que circunda su cabaña; consigue dar con dos hombres y uno de ellos resulta ser el sheriff del lugar, quien la lleva hasta el lugar de los hechos para aclararlos, sin embargo para infortunio de la mujer, esto resulta peor para ella. No quiero dar más detalles, de modo que quien no haya visto esta película y se aventure a verla, se lleve las mismas sorpresas que yo al contemplarla. Pero sí puedo decir que tras otros infortunios, la protagonista logra zafarse de las bestias que la han sometido y se esfuma en circunstancias misteriosas que provocarán no sólo la rabia, si no también su miedo ante el hecho de que la verdad quede al descubierto. Pasa sólo un mes desde el horrible incidente y entonces uno a uno de los hombres que cometieron el crimen, llega a pagar de una forma aún más horrenda sus salvajadas cometidas. Es en este punto, previo al “ajusticiamiento” que les toca sufrir a los antiguos victimarios, que la realidad se retuerce y se produce la duda frente a lo que ahora está pasando: ¿Está viva en realidad la mujer de quien no volvieron a saber tras su desaparición? ¿Es el fantasma de la víctima quien los acosa ahora? ¿Hubo algún testigo misterioso de los hechos que ahora está haciendo su propia justicia? ¿O tal vez es uno de ellos mismos que en un arrebato de remordimiento enfermizo ha decidido expiar las culpas de todo el grupo? Esta serie de interrogantes a medida que transcurren los ajustes de cuentas, en la película tanto pueden llegar a justificarse como una manera de castigar a quienes de otra forma habrían salido impunes, como también pueden provocar rechazo debido a su misma crueldad. Como católico que soy estoy en contra de la pena muerte, puesto que creo con firmeza que toda vida es valiosa y que no nos corresponde creernos dueños de la vida de los demás, sin embargo filmes como estos son tan inteligentes que logran crear empatía del espectador hacia este tipo de justicia primitiva (y los gringos son los primeros a la hora de argumentar a la hora de favorecer a sus fuerzas del orden, si no basta con recordar una serie tan popular como lo es 24, y de la que me declaro fiel admirador, donde sin duda los actos de su protagonista, Jack Bauer un agente antiterrorista, se justifican plenamente llegando al extremo de torturar y matar a enemigos de USA para salvaguardar el bien del pueblo). Existen otras películas de “horror humano” que terminan con el castigo aún más espantoso, para los victimarios y en esto, cualquiera de las dos versiones de la película La Última Casa a la Izquierda son un gran ejemplo: los sobrevivientes se vengan y cuesta no aplaudir su vendetta sangrienta.
Otros aspectos a la hora de evaluar el filme aquí comentado, es el del crudo realismo con el que se retrata en él la violencia a la que se ve sometida el personaje femenino, abarcando gran parte del metraje del filme las escenas de violación; todo lo anterior está de tal modo que pese a la dureza de las escenas, los autores también se permiten insinuar el acto físico de la violación con cada uno de sus grados de humillación (y es esta autocensura “retórica” la que llega a hacer más espeluznante el sufrimiento de la víctima, tal como cualquiera de las dos versiones de Funny Games, y donde el horror de la monstruosidad humana ocurre fuera de cámara, salvo en el clímax, y aún así se logra una angustia tremenda). Es aquí que el trabajo de la debutante Sarah Butler, logra crear un personaje que simboliza a tantas mujeres que han sufrido en carne propia un crimen tan atroz y nefasto como lo es la violación (acto repudiable y atroz, que sólo se puede equiparar en su calidad de crimen cobarde, con el de la tortura y el aborto). Primero se le ve como a una mujer que inspira seguridad, una mujer exitosa, inteligente…luego la Butler demuestra el coraje suficiente como para darle credibilidad a su personaje en momentos que pocas actrices se habrían atrevido a interpretar (bueno, salvo la gran Jodie Foster en Acusadas). Pero también cabe destacar el trabajo actoral por parte de cada uno de quienes interpretan a los malvados, permitiendo mostrar cada una de las sutilezas de su depravación, para luego, cuando la realidad se vuelque, mostrarse tan frágiles y temerosos como cualquier otro ser humano frente al peligro y lo desconocido.
Como el filme transcurre fuera de la ciudad y en un ambiente campestre, los paisajes de gran belleza natural se muestran con una fotografía más que eficiente. Estos parajes preciosos se aprecian tanto en los pocos momentos de grata soledad que logra tener Jennifer Hills, la protagonista, como en los momentos más crudos de la película. De este modo la naturaleza casi virgen que rodea a los tristes acontecimientos mostrados, le otorga la calidad de bestias en su hábitat natural a los criminales y donde la violación resulta ser lo que es: una muestra más de cuan animal podemos llegar a ser, si obviamos nuestra conciencia y el respeto por los otros; por lo tanto no solo la ciudad contaminada es semillero de maldad y podredumbre humana, si no que la vileza se haya en todas partes (y es aquí que esta idea mostrada acá, comporte las mismas premisas que un filme australiano que también invito a ver, llamado Wolf Creek y donde también el horror ocurre en medio de un escenario hermosísimo que pareciese o bien ser corrompido por lo siniestro o que fuese la fuente que llevara a nutrir al mundo de tanta maldad).
La película en la que me detengo hoy bien puede ser interpretada como una apelación por una justicia que ignore los derechos humanos y abogue más por un “ojo por ojo”, una ley de la venganza como derecho del que ha sido mancillado. Otras películas, y no de terror, ya habían versado sobre esto, tal como sucede con otro filme de Jodie Foster, The Brave One y Ojo por Ojo, con una también sólida Sally Field. No obstante al final del filme, no hay un mensaje que deje con la sensación de que se ha ganado con la muerte atroz de los hombres que deshonraron a la pobre Jennifer. Como dice el mismo Jesús en el Evangelio: “Quien a hierro mata, a hierro muere”, pues la violencia sólo trae más violencia y a la larga sólo nuestro códigos de moralidad son los que nos permiten romper con nuestros instintos y poder llamarnos con dignidad “seres humanos”.
Sin haber visto casi ninguna de las películas que nombras, soy incapaz de comentarlas, pero el tema del ojo por ojo me parece muy actual, sobre todo considerando las declaraciones del padre del niño que murió baleado en la micro.
ResponderEliminarEspecialmente interesante me parece lo variado que pueden ser las posiciones, siendo la variable (a mi parecer) más decidora si se es víctima o cercano a la víctima.
Mi posición específica es que "por suerte" los legisladores son otros y no el afectado, pues los legisladores debieran ponderar todas las variables.
El dolor de las víctimas puede tomar muchas formas, incluso las más duras y la línea entre justicia y venganza se hace más tenue, yo mismo no se que haría frente al eventual asesino de uno de mis cercanos.
Esto me recuerda un correo masivo de hace poco bastante difundido que me pareció francamente alarmante de nuestra realidad social, donde se promovía la cárcel y muerte de cualquier criminal, y se ejemplificaba como un diálogo entre la madre del criminal y la réplica de la madre de la víctima.
Buen tema
Estimado amigo, como siempre tus aportes al blog son valiosos y complementan bastante los temas que aquí expongo. En realidad esto de la justicia humana es un dilema que muchas veces se complica antes actos como los ya citados, pero tengo fe en que lo mejor de nosotros mismos puede prevalecer por sobre actos igual de reprochables que los que se desean castigar.
ResponderEliminarRealmente no puedo ver ninguna de estas películas ya que alv er una excena de tortura me es inevitable ponerme del lado de la víctima, yo le llamo a esto "El síndrome del Super héroe" ya que desde muy pequeño me inclucaron como valores ponerme siempre del lado del más débil y este tipo de filmes creo que hace apología del sadismo y eso no me va, no puede entretenerme.
ResponderEliminarHola, Darío. Entiendo perfectamente tus palabras y hasta cierto punto las comparto. Creo que hay pelis que en efecto abusan del sadismo y sólo son una orgía de violencia, pero filmes como los que nombro y en especial la peli que inspira mi texto, tienen un discurso político que bien vale la pena tener en cuenta. Bueno, amigo, nos estamos leyendo y gracias por contribuir de nuevo con tu valioso comentario.
ResponderEliminarEstimado amigo, me pedistes que comentará algo de tus escritos, quehaceres literarios, y blogs, y me he asombrado con que en estos tiempos un profesor de lenguaje, (para mí Castellano) como el idioma madre que hablo y a través del lenguaje comunico. Haga creaciones y se inquiete mas allá de la agotadora jornada de trabajo..... me recuerdo de mis maestros normalistas queme enseñarón por sobre todo a tener un espíritú crítico,con una educación laica y pública.....
ResponderEliminarQue suerte la de tus alumnos, a quienes trasmites enseñando de verdad y trasmitiendo más allá de la especialidad e tu asignatura, el que enprendan el camino del conocimiento y la aventura del saber, sin adularte sí existieran mas profes como tú tendriamos la calidad de educación que tanto anhelamos para nuestra patria.
respecto a lo que es jus o no me quedo con la definición de justicia de un clásico "LA JUSTICIA ES PARA EL ALMA LO QUE LA SALUD ES PARA EL CUERPO"
ResponderEliminarY PARA MÍ HAY JUSTICIA CUANDO SE LLEGA A LA VERDAD, PARA APLICAR LA JUSTA SANSIÓN Y DAR LA REPARACIÓN A LAS VICTIMAS.
Muchas gracias por tus aportes a mi blog, que todo comentario es valioso para mí y respecto a la cita de Sócrates que compartes conmigo hoy, está muy buena. Pero tengo una duda...¿Quién eres?
ResponderEliminarEs un tema interesante, o mas bn lo son, debido a que es impactante ver a lo que llegamos a convertirnos cuando no tenemos una moral que nos controle y nos centre, algunos podemos llegar a limites horripilantes y sin escrupulos.
ResponderEliminarLa pelicula que acabas de citar en este articulo me recordó a una que vi en el cable, si no me equivoco se llamaba "muerte en el lago" o algo asi, se trataba de una chica que iba con su novio al un lugar parecido al de tu pelicula, y acechaba un grupo que hacia cosas parecidas, claro con un final distinto.
A fin de cuentas, son temas aptos para gente con criterio formado y con capacidad alta de reflexion segun mi juicio.
atte. Fabian Ibarra.