11,4
Sueños Luz es
el nombre de la primera novela publicada del escritor español Nicholas Avedon,
una obra de ciencia ficción que se nutre de algunos de los grandes temas del
género: como las antiutopías, el ciberpunk
(en realidad un subgénero dentro de este tipo de historias), la realidad
virtual y las llamadas “naves generacionales”, entre otros. Esta mezcla de tópicos permite el desarrollo
de una obra interesante, bien escrita y que por supuesto también revela las
mismas dotes creativas de su autor, por sobre los textos que muy bien lo
pudieron inspirar a la hora de ensamblar su historia.
Narrada en primera persona, de modo que
no llegamos a saber nada más que lo que se revela al conocimiento de su mismo
protagonista, está ambientada en un futuro más o menos cercano (o lejano según se
le mire): El siglo XXIV. La mayor parte
del argumento transcurre en la Tierra, nada menos que en la populosa ciudad de
París (de ahí, tal vez, el juego de palabras por parte de Avedon, con el nombre
dado a esta urbe, Ciudad Luz, y la
idea de los sueños de una vida mejor para sus personajes, como con respecto a
la posibilidad de los viajes espaciales a años luz de distancia). Su narrador y protagonista es Ariel, un
hombre de unos cuarenta años, que trabaja como artista en lo que se llama “sueños
vividos”, de los cuales es un afamado director.
Este a lo largo de sus poco más de 300 páginas, inicia un periplo en el
que el encuentro de lo fortuito, lo lleva a ver la vida con otros ojos;
asimismo su pasado lleno de recovecos, le trae uno que otros problemas, pero que
además le permite proyectarse a optar por una mejor vida, de la que en algún
momento tuvo.
Ariel a través de sus propias palabras y
acciones se presenta como un sujeto sensible, para nada un santo, que como todo
reflejo de nuestra propia humanidad posee tanto virtudes como defectos (con
respecto a esto último, tiene unos cuantos “pecados” que pesan sobre él); no
obstante son sus propias flaquezas las que como a la gente “real”, lo dignifican, por cuanto lo llevan a querer
ser mejor persona de lo que es. Es así
que el conocimiento del amor, tal vez por primera vez en su agitada vida, le da
la posibilidad de la redención que necesitaba para ser en verdad feliz y no
quedarse con las migajas de dicha a la que estaba acostumbrado. Justamente la naturaleza de visionario de
Ariel como artista, permite una vez más en una obra literaria, al mostrarnos a
un personaje que al poseer estas características, exponer la idea de que solo
si llegamos a apreciar la belleza de lo que nos rodea (de la vida cotidiana
misma), podemos trascender nuestras propias miserias.
La llegada de alguien casi angelical
como lo es Joanne a la circunstancia de Ariel, introduce en la trama el llamado
proyecto Veluss, que ya va como en su cuarta misión y consistente en llevar
cientos o miles de individuos cuidadosamente seleccionados a las estrellas,
para terraformar un planeta distante.
Todo esto les permite a los elegidos y afortunados buscar nuevos
horizontes, como también dejar detrás un mundo que ya parece acabado con las
injusticias sociales y el estancamiento cultural. Es así que la pareja participa en las complicadas
pruebas individuales y grupales, para decidir quiénes son más aptos para
emprender la odisea, exámenes que pueden durar horas y días. Los momentos en los que se describen estas cesiones,
corresponden en ocasiones a algunos de
los mejores pasajes de la novela:
“Durante muchos minutos mareé mis
pensamientos cocinando una tortilla de posibilidades, hasta que un chorro de
voz, desde algún sitio, nos ordenó que entráramos en la habitación. Fuimos obedientes
y entramos a una sala aséptica, dominada por una mesa ovalada, muy grande, de madera.
Había cuatro sitios vacíos a cada lado y nos sentamos en la silla que nos
habían asignado, marcada con un papel y nuestro nombre. Esos minutos no
sirvieron para que nos presentáramos. Se
respiraba un aire competitivo. Al principio intenté ser simpático y sonreí
cuando sorprendía a alguien mirándome, pero dejé de hacerlo cuando los demás no
devolvían mi sonrisa. En varias ocasiones pensé en salir de allí. ¿Qué pintaba
yo ahí, si sabía que no tenía intención de embarcar en la nave? ¿Me estaba
retando a mí mismo, para ver cuán lejos podía llegar?, ¿lo hacía para ayudar a Joanne?
Yo no era uno de ellos, no me parecía en nada. El tipo de mi izquierda se llamaba
Prico, era el superhombre perfecto: frío, guapo, fuerte, inteligente. Justo a
mi derecha estaba Sörgen, un nórdico enorme y rubio, con un rostro pétreo y
tallado. Tener que competir con ellos me daba pereza, ¿para qué?”
En el intertanto a la concretación de
sus anhelos, aparecen, por supuesto, otros personajes y entre los que destacan
sus amigos Carlos y la misteriosa Andelain.
El primero de ellos pese a lo maravilloso que parecer ser como persona
(en especial hacia el final de esta obra, cuando se revela su verdadera
identidad), no está tan delineado como la mujer a la que ama, pese a que en
persona no la conoce (pues sus encuentros solo suceden en el mundo virtual
conocido como Brin, propio de la fantasía épica más rancia al estilo de El
Señor de los Anillos). En cambio
la mujer resulta ser en muchos aspectos un verdadero cofre de sorpresas. Por otro lado, los momentos transcurridos en
Brin, de igual manera están contados con amor hacia esta otra variante de la
narrativa, de modo que la belleza de sus paisajes bien contrasta con frialdad
del mundo real en el que viven los protagonistas.
A
la lucha por lograr quedar entre los afortunados, que podrán partir en la
inmensa nave hacia un nuevo mañana, se agrega una sublínea argumental de
carácter policial, que le agrega intriga al libro, dejando claro además la
atmósfera malsana en la que se mueven los personajes (y donde claramente se ha perdido
el aprecio por la dignidad humana, en el mayor de los casos).
Tal como se afirma en el primer párrafo,
este título se nutre del popular subgénero conocido como ciberpunk. Por lo tanto
estamos frente a un escenario en el cual las tecnologías computacionales se han
desarrollado a tal nivel, que máquinas y hombres conviven a tal nivel, que los
usuarios llevan en sus cuerpos aparatos para acceder mejor al uso de estos
aparatos y todo tipo de programas computacionales, que les permiten además acceder
a Internet desde sus conexiones híbridas (incluyendo a la realidad
virtual). De igual manera como en muchas
de estas ficciones, nos encontramos con una sociedad en la cual la división entre
ricos y pobres, está llevada a los mayores extremos; de tal modo que aquellos
que pueden gozar de las comodidades de un pasar liviano, cuentan con todo tipo
de lujos (la minoría), mientras que los demás o bien poseen uno que otro
beneficio, en medio de un ambiente insano (claro) o en el peor de los casos
apenas sobreviven en la más absoluta miseria.
“Nos estrechamos las manos y salí de la
comisaría. Fuera lo que fuera que estuviera ocurriendo no debía ser nada bueno.
Era la primera vez que un alfa y dos oficiales de policía me interrogaban desde
que estaba en París. Salí pensativo, sin darme cuenta de lo que estaba
haciendo. La comisaría no estaba muy lejos del centro, apenas a una docena de
kilómetros, pero el barrio no era bueno, ni siquiera para mí. A pesar de que
había dejado el coche aparcado en un parking vigilado, un guardia armado con un
rifle de asalto, me indicó que no me saliera del camino protegido por la
alambrada electrificada y el muro de vitroacero. Era un túnel transparente,
lleno de arañazos y manchas amarillentas que atravesaba una zona deshabitada hasta
el depósito de coches. Debajo, protegido por el muro, podía observar a los
cientos de pobres desgraciados que se arrastraban entre cartones, basura y
cuerpos semidesnudos en trance. La luz artificial de las autopistas que tenían encima,
solo servían para ver como la ceniza, el polvo y la suciedad caía casi de forma
imperceptible, pero imparable. Solo la
lluvia artificial impedía que aquellos miserables se ahogaran enterrados con
ella. Uno de ellos saltó hacia mí, y rebotó contra la gruesa pared. Su mirada
animal no me asustó. Ya la había visto antes. Daba igual el lugar, la locura siempre
se parece. Golpeó la pared con las manos desnudas, hasta dejar rastros de
sangre roja en la pared. Aulló, rio y lloró. Lo dejé atrás evitando pensar en
lo que significaba que la policía me interrogara. Los centímetros de vitroacero
que me separaban de aquel desgraciado eran mucho más seguros que mi posición en
aquel país. De la noche a la mañana podía ser yo el que golpeara el vitroacero,
rabioso por haberlo perdido todo.”
En la novela abundan los encuentros
sexuales, siempre heterosexuales o más bien respondiendo a las fantasías masculinas
con el tema del lesbianismo, de modo que este erotismo softporno puede llegar a cansar al lector y que le parecería que hay
un abuso de tantos pasajes de este estilo (como sucede con quien escribe). Quizás una mayor dosificación de esto o que
al menos esté mejor justificada para la historia, sea correcto tener en cuenta,
en caso de futuras entregas de las aventuras de Ariel y compañía.
Por
cierto, en determinado momento el curso normal de la narración en primera
persona, por parte de Ariel se detiene, para dar paso a la vieja tradición del relato enmarcado, de la cual Nicholas
como español nos recuerda la rica herencia literaria de la cual obras como El
Libro del Buen Amor, Los Milagros de Nuestra Señora, El
Conde Lucanor y el Quijote de la Mancha (entre otras)
al parecer también se nutre este artista.
Pues la pequeña historia que aquí se inserta y contada por otro
personaje, en realidad resulta ser uno de los puntos más brillantes de todo
esto (tal vez por el cambio del punto de vista y en cual el hecho de que sea
una mujer quien ahora nos relata todo, denote la versatilidad del autor para
pasar de una modalidad a otra).
En suma, 11, 4 Sueños Luz es una opera prima que se lee con rapidez, que
consigue el interés de su público y que evidencia el manejo de su creador en el
género literario que tanto amamos los que leemos estas líneas. Por otro lado, es una obra acerca de la
búsqueda de la felicidad, lo difícil que resulta concretar todo esto, pero que
a la larga en el proceso nos lleva a la realización personal y a la comunión con
los espíritus afines que se cruzan en nuestro camino.
Nicholas Avedon. |
Hola Elwin,
ResponderEliminarMuchisimas gracias por la reseña y el cariño que le has puesto. Da gusto escribir sabiendo que hay lectores existentes y que valoran los detalles. El trozo que has puesto de cuando sale de la comisaría es tambien uno de mis favoritos.
¡Seguimos leyéndonos!
Me alegra mucho que te haya gustado esta entrada. Gracias a ti por confiar en este blog. Ahora a esperar la entrevista.
EliminarPor cierto, en un solo día esta entrada ha conseguido más de 30 visitas...Lástima que la gente sea ta floja para comentar o hacer Google+.
Por alguna razón, en todo el postcyberpunk que he leído (que tampoco ha sido tanto) hay bastante erotismo. Me pasó con "Carbono alterado" de Richard Morgan, con la trilogía de los Insomnes de Nancy Kress y con los mangas de Ghost in the Shell de Katshuhiro Otomo. Sobre la orientación sexual ya no me pronuncio.
ResponderEliminarPor lo demás, parece una combinación curiosa de temáticas y subgéneros de la Ciencia-Ficción.
Amigo Tomás, que un amante y conocedor de la ciencia como tú y más encima español, como el autor de esta novelase haya fjado en este post, me alegra mucho, pues "11, 4 Años Luz" es una obra que recomiendo mucho y le tengo fe al autor en sus próximos trabajos.
EliminarEn cuanto a lo que cuentas del postciberpunk (ignoraba ese concepto), gracias por contarme de ello.
Es un matiz muy pequeño: en el ciberpunk la tecnología tiene un carácter contestatario y marginal, y en el postciberpunk ya está integrada en la sociedad, que la emplea de forma cotidiana.
EliminarAprovecho para corregir un lapsus de mi comentario anterior: Donde dije Katsuhiro Otomo quise decir Masamune Shirow.
Carbono Alterado, que grande. Otra de mis favoritas ;)
EliminarMe gusta esa definición de "post ciberpunk", hasta la fecha la mejor definición del ciberpunk después de Gibson que he leído, aunque no esté 100% de acuerdo ;)
Saludos Elwin, aqui murinus2009.
ResponderEliminarEsta novela que reseñas 11.4 (u 11,4) Años Luz suena entretenida, por el pasaje que presentas esta bien escrita y muestra un buen retrato de ese futuro tan desigual:
En el que por un lado, se habla de tecnología capaz de Viajes interestelares,Terraformación y Nuevas Oportunidades.
Y al mismo tiempo se muestra un Mundo no muy diferente al actual, en que unos pocos privilegiados viven en "esferas seguras": fortificaciones con vigilancia las 24 horas e incluso se mueven en vehículos blindados con escoltas armados, mientras la gran mayoría lucha por sobrevivir, a veces ya ni eso, solo parece que alargan su muerte, que ya sucedió una vez que sus posibilidades fueron aplastadas, ese pensamiento del protagonista de: "un día terminar del otro lado del vitroacero" es también un miedo recurrente en millones de personas en todo el Mundo, que viven (o malviven) al día.
Eso si, no he visto la Novela en las librerías que visito.
Toda una Grata Sorpresa y un Lujo, que en los comentarios, este el Autor: @Nicholas Avedon, es Genial que Elwin dedique espacios en Elcubildelciclope, no solo a las obras, sino también a los autores, deseo que esto se repita con frecuencia.
Tampoco conocía el termino "Postciberpunk" que menciona: @Tomas Rivera, tu colega Elwin, Guillermo Rios, menciona en sus Cronicas CienciaFiccionisticas (material muy completo y muy recomendable de este Genero) que el problema del Ciberpunk, es que fue rebasado por la tecnologia y los cambios sociopoliticos, a tal grado que: "no pudo preveer mas que 20 minutos del futuro".
Gracias Elwin por esta gran Reseña, que ademas incluye un comentario del autor @Nicholas Avedon, (Saludos Nicholas, gracias por compartir aquí, en este Gran Espacio, tu Creación) y hasta pronto.
Me es muy valioso que otra persona conocedora de la ciencia ficción se interese por esta obra, que yo he querido impulsar a hacerle conocida a posibles lectores de ella. Te cuento que es una obra autoeditada y que yo sepa solo se puede comprar por Amazon, quizás si te comunicas con su autor él te puede ayudar a conseguirla. En realidad este libro tiene harto para comentar y reflexionar.
Eliminar