1. Cine
Arte Alameda
En los noventa durante mi Edad
Dorada (los años en que fui más feliz, en serio, porque todo era sencillo para
mí y no tenía otra preocupación que estudiar, que tampoco le dedicaba tanto
tiempo y me iba bien igual), cuando estaba estudiando en el pregrado, comenzó
mi etapa de ir al cine acompañado, por general con amigos y amigos de la
universidad; muchas veces íbamos a ver lo que se llama "cine arte", o
sea, esos filmes de calidad estética mayor- supuestamente- al cine comercial y
que tenía pretensiones aún mayores -SUPUESTAMENTE- intenciones de poseer un
discurso ideológico político y/o de crítica social, moralizante, etc. (uno de
esos compañeros era justamente Jorge Lorca, hoy en día un gran experto en
séptimo arte). Se le dice también a
estos filmes cine de autor, puesto que sus directores realizarían sus obras
siguiendo ciertos principios y esquemas que serían evidentes en tales trabajos,
reconociéndose su mano en ellos debido a uno que otros detalles suyos.
Por supuesto que hay películas
gringas entre estas, por lo general "independientes", lejos la
mayoría de los presupuestos multimillonarios de Hollywood; aunque también hay
unos cuantos realizadores de renombre internacional, que han conseguido el
apoyo de la industria y por ello han logrado filmar piezas carísimas (como
Steven Spielberg o Tim Burton, por solo mencionar un par de casos). La mayor parte se trata de cintas de otros
lugares del mundo (a veces mientras más exótico sea el lugar del que vienen,
más "cine arte" es, je); algunas de ellas realizadas con muy poco
dinero, aunque con talento de sobra.
Muchas veces grandes artistas,
célebres y premiados, verdaderas estrellas, trabajan en tales piezas, a veces
sin cobrar y por verdadero amor al arte.
El problema, al menos como lo veo
hoy en día a mis 49 años, es que muchos de estos productos son demasiados
sesudos, leeeentos y, por ende, aburridos, a veces hasta inentendibles (o para
que suene más lindo crípticos, como la película vietnamita El Aroma de la
Papaya Verde, que vi justamente en el lugar del cual les quiero hablar
ahora); así que hoy en día le hago el quite a la mayoría de estas producciones,
salvo honrosas excepciones, que prefiero divertirme sin dármelas de
intelectual.
Bueno, el anterior preámbulo para
contarles de uno de los tres locales dedicados exclusivamente al cine arte, que
en mi juventud frecuentaba: El Cine Arte Alameda. Se encontraba ubicado en una bella zona de
Avenida Bernardo O´Higgins (llamada de forma coloquial Alameda), casi llegando a
Parque Forestal y en los límites de Providencia. Era un precioso edificio de
dos pisos, que extraño mucho.
Me encantaba su recepción
elegante y límpida; me sentía acogido ahí.
Luego de que llegaron las salas
de las cadenas internacionales y las pocas chilenas que quedaban se
modernizaban, fue una de las pocas que todavía mantenían la tradición de usar
vitrinas que exhibían dentro y fuera de sus dependencias afiches e imágenes los
filmes que daban... ¡Siempre me gustó mirarlos!
Hubo un tiempo en el que una
pequeña y preciosa librería compartía espacio a un costado suyo.
También recuerdo cuando en el
boom de los shows de anime en cines y teatros, a fines de los noventa, fui allá
a ver los cuatro primeros OVAS de Rurounin Kenshin (Samurai
X, mejor conocido por estos lares), los únicos buenos de todos los que
hicieron, y fue un verdadero gozo.
En 2015 mi querido amigo Miguel
Acevedo, participó de un lanzamiento de títulos de la editorial independiente
GatoJurel, la que imprimió su libro Espejos, en conjunto con Paz
Correa, lo que fue en el Cine Arte Alameda.
Asimismo, en 2018 fue allí mismo el lanzamiento oficial de su libro Los Altares de la Locura. Recuerdo
más la segunda ocasión, que fue una ceremonia preciosa y la pasamos demasiado
bien, que habíamos varios ya conocidos de antes ese día y luego nos fuimos a
celebrar con el escritor a un restaurante cerca. Fue la última vez que estuve allí, siendo que
no visitaba tal lugar por lo menos hace una década.
Al año siguiente, en octubre de
2019, fue el Estallido Social (que luego la mayoría de mis compatriotas se
pasaron por la raja, como bien me gusta decir), proceso producido por el
descontento nacional, debido a un gobierno poco empático y al abuso de las
clases privilegiadas. Se hicieron
marchas y protestas en toda la nación, pero también hubo mucho vandalismo y
represión de las autoridades. La idea
era conseguir algo mejor para todos, aunque al final el mismo pueblo se olvidó
de los sacrificios y cuando tuvimos oportunidad de tener una nueva Constitución
elegida por gente común, representativa de varios sectores del país, para botar
la hecha en plena dictadura militar, se espantó con su propio poder para tomar
sus decisiones y otra vez escucharon las mentiras de los mismos sectores que
llevan siglos manejando el país; así que hoy en día seguimos igual, amarrados
al legado de Pinochet... ¿Por qué les cuento esto? Pues resulta que al inicio
del Estallido Social, el Cine Arte Alameda estaba siendo ocupado como lugar de asistencia
médica para los manifestantes (muchos perdieron un ojo o ambos producto de los
balines que tiraban los Carabineros mandados por Piñera, el presidente de
Derecha que habla en ese tiempo, contra quien se protestaba también). Ese día yo había ido a marchar y vi el humo
que salía del cine luego de que comenzó a incendiarse; esto, porque la mentada
fuerza policial había lanzado una bomba a su edificio, supuestamente de forma
accidental. Aquella vez le saqué una
foto al incidente y la compartí con mis amigos por redes sociales.
Así de precioso era por dentro en sus últimos días |
2. Petersen
Ubicado en pleno territorio
neurálgico de comercio del Centro de Santiago, en plena esquina de Huérfanos
con ¿Mc Iver? Petersen era una tienda dedicada al cine para coleccionistas;
daba gusto ir para allá, que siempre tenían excelentes precios y atendían muy
bien (y más si ya te conocían como cliente frecuente).
Comencé a comprar en esta tienda a
finales de los noventa y/o principios de este siglo, cuando el VHS todavía subsistía. Me acuerdo muy bien de mis primeras compras
allá y de igual manera de las últimas.
La vez primera que adquirí algo allí fue un regalo de Navidad y fueron
las películas Blade Runner y Corazón Valiente en
cintas, que las obsequié al único hombre al que he amado (y que hace más de dos
décadas que no forma parte de mi vida, tan solo de mi memoria); esa vez lo hice
muy feliz con mi detalle. La última vez
que compré allí, ahora usando una tecnología más avanzada, fueron los Blu-rays
de Aquaman (en edición de caja metálica) e It, capítulo 2;
ambos para mi colección personal.
El local no era grande, pero su
espacio estaba muy bien aprovechado.
Cada vez que pasaba por ahí me gustaba detenerme a ver sus vitrinas, que
los precios económicos eran tentadores.
Nunca compré VHS en ese lugar, pero sí DVDs y Blu-rays por
montones. Mucho de lo que tengo se lo
debo a Petersen.
Ahora ya no voy tanto al Centro,
pero una de esas pocas ocasiones, durante el año pasado me di cuenta de que
estaban liquidando por su inminente cierre.
Ya no quedaba casi nada y lo poco que había no era de mi gusto. Me dio pena saber que no volvería a pisar ese
sitio, al menos no ya como tienda especializada. Le saqué fotos a la fachada, con sus vitrinas
casi vacías y tal como pasó con el Cine Arte Alameda, la compartí con mi gente;
muchos como yo sintieron que otro pedacito de nuestras vidas se iba.
Ahora hay una fea farmacia ahí,
que hoy mismo pasé por fuera.
El interior, que no he encontrado foto bella de su fachada |
3. Musimundo
Era una cadena de tiendas dedicada
a la venta de música, libros y tecnología de origen argentino, que estuvo por
estos lares entre fines de los noventa y principios de este siglo. Tuvieron muchos locales y para un
coleccionista como uno, más cuando era joven y estaba comenzando a hacerme mi
propia biblioteca y musiteca (mucho antes de la era digital, que luego opté por
descargar discos gratis como loco) esta mezcla de productos no antes vista, era
una maravilla que había que aprovechar.
Recuerdo que, en Huérfanos, donde
antes estaban los cines Huérfanos, Central 1 y 2, tenían un inmenso local. Una vez entré allí cerca del milenio y vi
varios libros de bolsillo de Ediciones B muy baratos. En esa época usaba/se usaban cheques y creo
que fue la primera vez que me compré algo a través de ese medio de pago. Estaban muy baratos los libros y me llevé
como unos veinte, la mayoría de ciencia ficción y terror: Asimov, Clarke, Dan Simmons, Frank Herbert, entre otros. A
la fecha, apenas me he leído un par, je.
Creo que lo que más adquirí en
sus locales fueron discos compactos y eso me hacía muy feliz, que tenían
mejores descuentos que la Feria del Disco.
Al respecto, añoro una promoción que me gustaba mucho y la usé bastante:
En las tapas de bebidas desechables (no recuerdo de que compañía), podía uno
encontrar rebajas suculentas para cobrar en las compras (¿O era en las
latas?). Yo llegué al extremo de buscar
en los tarros de basura para conseguir este beneficio.
Un viernes acudí a su sucursal en un mall que me quedaba bien lejos para una venta nocturna, iba justamente acompañado por ese amor perdido del que más arriba le hablé. Aquella vez me reencontré con una ex compañera del colegio a la que le tenía mucho aprecio en mi etapa escolar; fue sorpresivo verla allí y hermoso, que era una de sus vendedoras (con mi torpeza habitual le dije que me esperaba que para esa fecha fuese doctora, como bien era su sueño de adolescente; luego a solas me retaron por mi comentario poco afortunado). Tania desapareció de mi vida como estos lugares nostálgicos, como mucha gente, aferrándome yo a estos fragmentos de memoria queridísimos.
En el último periodo de su
existencia por acá, tenían un libro inmenso y precioso de Forrest J. Ackerman,
especialista en terror y ciencia ficción. Lo mejor era que estaba en español y
tenía un montón de fotografías a color.
Varias veces estuve a punto de comprarlo y no lo hice porque en aquel
tiempo no acostumbraba a gastar más de cierta cantidad en un solo texto. No recuerdo cómo se llamaba y nunca más lo
volví a ver; se ha vuelto uno de mis pecados de omisión.
Lo único que encontré de su paso por Chile fue esta publicidad. |
Demasiado jóvenes para derrochar dinero, demasiado viejos para gastarlo, ya que esos anhelos postergados en la juventud son penas de viejo por no poder rebuscar y atesorar porque simplemente las tiendas se fueron diluyendo con el paso de los años. Una lástima lo de los cines en Chile, en especial los mencionados, no solo se trata de las películas que se emiten en las ciudades en que hay cines, sino también de su estilo. Ese cine como arte tiene una esencia que suma a la experiencia visual, además ver una película "independiente" tiene su toque de imprevisibilidad, un comercial es más de lo mismo, muy probado y placentero si eso es lo que buscas pero los independientes son diferentes porque tiene algo de experimental a lo que hay que prestar atención para entender por dónde va, a veces es gratificante y otras un bodrio pero cuando es buena historia el gusto es más duradero. Quizá lo más accesible hoy por hoy sea la plataforma de mini que últimamente está recibiendo las películas de Raúl Ruiz cineasta chileno ya fallecido y que fue y es reconocido por su trabajo (ver a nuestros actores jovencitos le da un toque extra a un par de películas). Pero en cuanto a libros y música, es otra cosa, es necesario poder cachurear para encontrar nuevas joyas y en las tiendas digitales (o tiendas en líneas con amplio catálogo), es poco o nada lo que se puede descubrir, una pena, una oferta abrumadora en cantidad pero lánguida en experiencia.
ResponderEliminarSabias palabras las que nos compartes. Cines como el llorado Alameda, por acá nos quedan el de la Universidad Católica, el Biógrafo y el Normandie (tengo que volver a ir a esos lugares, luego de tanto tiempo, que ayer pasé fuera del Biógrafo y estuve tentado de ver algo allí). ¿Respecto a "Mini" no te habrás referido a "Mubi"'? (nunca me interesó Ruíz, salvo su miniserie "La Recta Provincia"). Igual a veces veo "cinearte", término que igual hoy en día me parece ostentoso, elitista, aunque en casa. Respecto a la desaparición de tiendas, por lo mismo siempre aprovecho feliz ferias y persas, desde niño, en ellas se encuentran maravillas. Gracias por pasarte por acá.
EliminarPerdona q me meta en su conversación, pero no veo lo elitista de decir cine arte, porque ES Cine Arte. No es cine comercial, no son blockbusters ni es cine "palomitero", como dicen hoy los esnob. No hay que renegar de los conceptos precisos, en mi opinión.
EliminarEs que me acuerdo de nuestro amiguito Leo, que le carga ese término y me ha influenciado
EliminarSí, te entiendo, pero el concepto tiene sentido. De hecho, a las salas de cine arte en Europa, les dicen "salas de arte y ensayo", denominación que encuentro preciosa ❤️
EliminarLa verdad es que eso no te lo niego
EliminarEn lo personal, a pesar de que recuerdo con alegría mi etapa universitaria, me gusta pensar que mi edad dorada es esta, donde soy muy feliz en lo que hago, con lo que escribo, en quien he llegado a convertirme, pero también me siento muy feliz por poder disfrutar a mi madre, estar enamorado de mi pareja actual y muy pleno por lo que significa ser papá. En ese sentido no siento nostalgia por el pasado o por lo que fue. Lo recuerdo con cariño, pero no añoro nostálgicamente el pasado. Un abrazo!!
ResponderEliminarMucho me alegro que tu presente sea la mejor etapa de tu vida. Eres un bendecido y, por supuesto, todo lo que tienes es fruto de tu esfuerzo.
EliminarPor supuesto que recuerdo con alegría nuestras escapadas al cine, tus cumpleaños en casa de tú madre y las horas que pasamos juntos en la universidad, pero no extraño a nadie de mi pasado, salvo a mi abuela. Creo firmemente en que uno debe trabajar para ser feliz siempre. Miro al Jorge del pasado con bondad, porque sé que muchos errores que cometió me han ayudado el día de hoy. Deseo que en algún momento conozcas el amor de la mano de alguien que te ayude a crecer.
EliminarMi querido amigo Elwin: Gracias por nombrar mis libros en tu post. Para mí el lanzamiento de "Los Altares de la Locura" fue un hito personal, además de contar con el apoyo de la editorial GatoJurel, y con el talentoso dibujante Christiano presentando mi libro. El poslanzamiento también lo recuerdo con mucho cariño, ya que compartí con amig@s que quiero tanto como tú, Susana, Ledda, Marlo, Christiano y Yanis, etc 🌹
ResponderEliminarQuería agregar que antes del cine arte Alameda, ahí estuvo originalmente el icónico Cine arte Normandie. Cuantas películas maravillosas vi ahí, y luego seguí al Normandie a su actual ubicación en la calle Tarapacá.
Y no puedo dejar de decir que me asombra tu critica tan feroz al cine arte. Está bien que te guste un cine menos enrollado hoy, pero no seas tan descalificador. No todo en la vida debe ser light y fanservice, no? El cine arte es para mí parte de la Resistencia.
PD: Te mando un abrazo.
EliminarLa verdad es que sigo viendo cine-arte, pero ya no con la misma mirada de antes; de hecho, mucho del cine de "género" que compartimos lo es ¿No? Como esas joyitas de "La Sustancia" y "Piggy" que tanto nos gustaron.
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