miércoles, 25 de junio de 2025

Mi vida contigo


Nota: Mucho de lo que aquí cuento ya lo hice hace años en un viejo post y solo al revisar este texto, luego de dedicarle horas y ya habiéndolo publicado, me doy cuenta de ello.  Pido disculpas por mi despiste y solicito véanlo como una segunda versión de mi tiempo pasado con Mario.  Gracias.

    Un bibliófilo, amante de la narrativa y/o persona culta que se precie de serlo, sin dudas que sabe algo sobre Mario Vargas Llosa.  El escritor peruano más importante de su país, quien junto a colegas suyos como Gabriel García Márquez (de quién era muy amigo, hasta que se peleó con este por una mujer, según dicen por ahí) formó parte del Boom Latinoamericano, que entre las décadas de los sesenta y los setenta popularizó la narrativa de esta parte del mundo e hizo que sus autores y  sus obras fuesen traducidas a un montón de lenguas, además de ganar fama y fortuna, sin olvidar el importante reconocimiento artístico de la crítica y de sus pares.  Debe saberse, además, que este tuvo una importante participación en la política, comenzando primero en el Partido Comunista y luego militando, nada menos, que en la Derecha (llegando incluso a ser candidato a presidente de su país por uno de sus partidos).  Y no es un dato menor, que entre el montón de galardones que recibió, se encuentra nada menos que el Premio Nobel de Literatura en 2010, conseguido ya bien avanzada su edad (o sea, tenía 74 años, típico de este reconocimiento, que acostumbra a llegar ya cuando sus elegidos están ya en el otoño de sus vidas, si bien Vargas Llosa publicó harto luego de recibirlo).
    El falleció 13 de abril de este año Mario Vargas Llosa, uno de esos tantos autores/escritores con los cuales tengo una gran deuda, la que abarca la mayor parte de mi vida; pues desde mi adolescencia, a comienzos de los años noventa, que sus novelas e historias han formado parte de mis recuerdos, gracias a la lectura de tales obras y que tantas satisfacciones me han dado (el placer propio de una buena historia).  Así que, al enterarme de su fallecimiento, imposible me fue no rememorar todos esos momentos en los que estuvo presente en mi vida, que son hartos; por eso mismo, no dudé en dedicarle estas memorias, como mi sentido homenaje a alguien a quien le debo tanto.


    Vargas Llosa forma parte de los escritores que me incentivaron el gusto por la lectura literaria, que comencé a gozar de sus textos bien joven y todo por iniciativa propia.   Si no me equivoco, estaba como en segundo medio (era 1991 en aquel entonces) cuando le escuché a mi profesora de Castellano hablar de él en una clase y de su novela La Ciudad y los Perros (una de las más famosas de este autor), cuyo discurso me hizo interesarme bastante al respecto.  Tiempo ha pasado ya desde aquel entonces, de modo que no recuerdo cómo por fin llegó a mis manos.  Cabe mencionar que por esos años los únicos libros a los que podía acceder eran los que me compraban mis papás (aquellos para el colegio y los que pedía de regalo para mi cumple y Navidad), que nadie tenía que me pudiese prestar literatura y la biblioteca de mi escuela era bien paupérrima (un cuarto bien chico, que solo años después, cuando ya estaba en la universidad, se volvió "decente").  Solo sé que como al año siguiente volví a disfrutar de ese texto, acerca de las atrocidades en una escuela militar para adolescentes, cuando la misma docente de la que les hablé, no los dio como lectura complementaria (a lo mejor solo le leí recién para el colegio, quién sabe).  Cabe mencionar que poco después me enteré de que tenía una película, la cual logré ver en VHS y lleno de altas expectativas; la decepción fue tremenda, que el filme me resultó demasiado tosco, simplificando mucho la historia y con una producción paupérrima (supongo que por algo es una cinta olvidada).
      En esos años, mi etapa escolar y buena parte de mi vida como universitario, participaba bastante en la Iglesia Católica (que dejé de ir no por crisis de fe, sino porque me dedico a otras cosas en vez del culto comunitario, como dormir hasta tarde los domingos, je).  Fue así como en una visita a la oficina del cura de la capilla a la que asistía, me encontré con Los Jefes y Los Cachorros, la única colección de cuentos de quien hoy, por fin, honro; en ella encontramos una estupenda novela corta, acerca de un grupo de amigos a lo largo de su crecimiento personal y unas cuantas historias que ni recuerdo (aunque me encantaron).  Era un adolescente y más faltaba "criterio", que ni dudé en preguntarle al padre si me regalaba su libro y para dicha mía el curita accedió a mi petición; me acabé el tomo en un santiamén (por esos años leía mucho y apenas hacía actividad física, así que engordé bastante... Y ahora leo harto también, pero no tanto como antes).


     Volví a disfrutar dos veces más el texto recién mencionado.  La última vez fue en calidad de profesor, que llegué a un colegio al mes y medio de comenzadas las clases; hubo un profe antes que yo, más joven, poco experimentado y que claramente no tenía idea de literatura juvenil y/o apta a las edades de los lectores.  Se lo dio a un octavo básico (chicos de entre 14 y 15 años); era un grupo pequeño, de niños muy inteligentes y bien portados, pero no estaban aptos para esos relatos.  Le dije a los chicos que les cambiaba dicho título, explicándoles por qué era conveniente; no obstante, prefirieron quedarse con el listado original... ¡Porque a una compañera le habían comprado TODOS los libros ya! Cuando llegó el momento de la prueba, o mejor dicho cuando a los muchachos les tocó leer el libro, me reconocieron que debieron haber aceptado mi recomendación... Así que Vargas Llosa me permitió demostrar que la experiencia y el conocimiento, nunca deben menospreciarse.  Por cierto: Una lástima que no haya incursionado más en el formato de las narraciones breves, no sé si porque no era lo suyo (falta de talento para ello o desinterés, esto último porque mucho autor Best Seller como él lo evita, por considero poco redituable) o porque simplemente no le daba la gana.
   Todavía era un escolar, cuando curioseando en la entonces minúscula y humilde biblioteca de mi colegio (ahora que la rememoró mejor, estaba como escondida y pasaba cerrada, que nadie la atendía), di con un ejemplar de Pantaleón y las Visitadoras.  Al ver tal título tan curioso, recordé que, en un teatro del Centro de Santiago, de niño vi el afiche de una versión teatral (se llamaba Sala El Ángel y también funcionaba como cine, donde años después en esa misma época, muy feliz, disfruté de Candyman y de Innocent Blood, en ocasiones distintas eso sí).  Supongo que era una de las pocas personas, en pedir prestados libros en el cole (el otro que recuerdo "saqué" de dicho lugar, fue Cuando Pilatos se opuso, de mi querido Hugo Correa) y eso que me hallaba en un establecimiento inmenso.  Como era un lector todavía inexperto, su comienzo con diálogos intercalados me costó un poco comprenderlo; no obstante, luego la novela me enganchó completamente.  En ella nos encontramos con Pantaleón Pantoja, un correcto militar peruano que crea un exclusivo servicio de prostituta, para atender a los soldados rasos, que, de no ser por sus chicas, en la selva seguirían volviéndose locos por la falta de mujeres. Con algo de humor y cierto surrealismo, el libro me hizo volar la imaginación, como solo los textos de Stephen King o similares me provocaban.



    Tengo al menos una anécdota que contar sobre este título: La primera vez que me leí este libro (lo he hecho tres veces en total), tras haber pedido la novela en aquella mino-biblioteca (luego mi papá me la compró, que también me la hicieron leer en clases, pues yo "convencía" a mis profes de agregar ciertas obras y autores a sus listados) una vez ensimismado en sus páginas, me hallaba sentado en uno de los puestos delanteros de una micro, de esas amarillas que habían antes (bus de locomoción colectiva para que me entiendan los no-chilenos).  Sus conductores eran bien brutos, buena parte de ellos, y trataban pésimo a los estudiantes, que me tocó vivirlo en persona por años y hasta discutir con dichos trogloditas; el tema es que aquella vez me sobresalté, cuando el chófer interrumpió mi lectura gritándome muy pesado:
 
   - ¡Da el asiento!
 
    Entonces un señor que iba acomodado a su lado, al parecer alguien de confianza suyo, dijo con uno tono muy comprensivo:
 
    - Le gusta leer.
 
    Me alegra que esa mafia de las micros amarillas se haya acabado, que ahora es norma atender bien a todos los pasajeros. claramente cavernícolas como ese no entienden cómo un buen libro puede cautivar te tanto.
   Ya estaba casi terminando mi pregrado, cuando estrenaron la segunda adaptación para el cine de Pantaleón y las Visitadoras (hay una BIEN antigua, que nadie la conoce).  Esta vez los peruanos se esmeraron en hacer una producción que le hiciera justicia al libro, una verdadera pieza de carácter internacional.  Llena de mujeres hermosas, que para nada iba a negar tanta belleza femenina, quedé prendado del enorme atractivo masculino de su protagonista (quien, como muchas de sus compañeras de rodaje, nos regala un inolvidable desnudo frontal).  Asistí al cine a disfrutarla y luego me la repetí varias veces, que la tuve en VHS Y DVD; ahora tengo muchas ganas de gozarla en mejor calidad, aunque me ha costado pillarla en Full HD.
   El siguiente texto que disfruté de Vargas Llosa, fue La Tía Julia y el Escribidor.  Supuestamente de carácter autobiográfico, aborda la juventud de nuestro novelista y sus experiencias junto a las dos personas que más lo marcaron, en tal época, para el resto de su existencia: Una atractiva mujer mayor con la que establece una relación amorosa (la Tía Julia) y un humilde autor de radioteatros (el Escribidor).  Respecto a este tomo, me encontraba haciendo uno de mis últimos ramos de mi licenciatura y pedagogía, me tocó realizar una clase didáctica para el profe y mis compañeros; entonces se me ocurrió tomar los "relatos enmarcados" que aparecen en el mentado libro y abreviarlos, dejándolos inconclusos como sucede en el tomo, para hacer que la audiencia les hiciera un final... El resultado fue satisfactorio y conseguí la nota máxima.


   Por cierto, volviendo atrás en el tiempo, una vez en la universidad cuando estaba en mi primer o segundo año (lo más probable es que era 1994, cuando estaba en Filosofía, que al año siguiente me cambié a Castellano) en un puestecito de venta de libros usados (de esas ventas informales que me encantan, en las que sobre un género o plástico los "caseros" ponen sus artículos a exhibición) tenían La Guerra del Fin del Mundo.  Era una edición económica, aunque no pirata (que me cargan y no las compro, por feas y mal hechas) y no dudé en adquirirla ¿Me van a creer que a la fecha aún no lo leo? Como justificación puedo decirles que, por un lado, se me olvida que tengo este libro y, por otro, no me atrae mucho la versión que poseo, que tal vez si me lo comprara en una de mejor papel (esta tiene hojas de papel romeo y la portada es genérica, cero arte y es que pertenece a una colección de literatura general) y más atractiva, de seguro me animaría a leerla de una vez (de hecho, ni siquiera sé de qué se trata, pues, más encima, no es un título muy divulgado de su autor).
    Hace unos veinte años, más o menos, llegó a los kioscos chilenos una preciosa colección en tapa dura de Vargas Llosa; tontamente solo compré cuatro títulos y ahora les hablaré algo de ellos.  El primero que me leí de estas adquisiciones, fue La Historia de Mayta, un libro que noveliza un curioso caso real de Perú, acerca de un quijotesco comunista y su fracasado intento de provocar una revolución marxista en su país (no recuerdo bien si por medios violentos).  El texto me gustó harto, pero a diferencia de los otros mencionados arriba, no llegó a fascinarme tanto (de hecho, solo recuerdo el detalle de que su protagonista era homosexual de closet, lo que me dejó con la sensación de que Vargas Llosa era homofóbico, porque se veía como una desviación la orientación del personaje, quien se avergonzaba de ello).
    El siguiente libro de la colección de los kioscos que me leí, fue La Fiesta del Chivo, una verdadera joya por donde se mire; les estoy hablando de una obra ambientada en República Dominicana, abordando la atroz dictadura militar de Derecha de Trujillo (pese a su cambio de orientación política, nuestro escritor no dejó de abrazar los valores universales humanistas).  Se trata de uno de sus trabajos más virtuosos, que me atrapó al mismo nivel de mis lecturas juveniles.  Más encima, tiene una adaptación al cine muy recomendable, en la que actúa la preciosa y bastante talentosa Isabella Rossellini, una de mis actrices favoritas (y musas de mis años mozos).  Esta es una de sus obras que le he dado a leer a mis estudiantes; justamente al respecto, el colega que escogió este texto para el Plan Lector del colegio, en el que trabajábamos juntos, al año siguiente de esa experiencia me contó que una ex alumna suya, se había comunicado con él y entre las cosas que le dijo fue que, pese a tratarse de un libro tan extenso, le había gustado mucho y le daba las gracias por presentárselo (me alegro por esto, que da gusto cuando como maestros conseguimos entusiasmar en la literatura a los jóvenes; empero, hoy en día no pondría este libro como lectura domiciliaria, pues en verdad es demasiado extenso para el colegio).


   El Paraíso en la otra Esquina, esta vez Vargas Llosa adentrándose más en el pasado con la narrativa histórica, fue otro de esos libros que pude saborear gracias a la mentada colección.  Solo recuerdo que trata acerca del pintor Paul Gauguin y su período final en una isla polinésica.  Sé que disfruté mucho de esta novela, si bien nada más puedo traer a colación suyo, que el resto lo tengo olvidado (no obstante, valoro que me haya dejado sensaciones de mucho deleite lector).
    El caso de La Casa Verde, que también lo conseguí en las mismas compras ya mencionadas, es distinto.  Resulta que esta pieza me aburrió tanto, que ni siquiera llegué a las 100 páginas, así que lo dejé de lado.  A ver si algún día le doy otra oportunidad.
   Pasó más de una década, si no me equivoco, cuando retomé a Vargas Llosa.  Un matrimonio amigo para un cumpleaños, me obsequió Travesuras de la Niña Mala, al cual le tenía muchas ganas, ya que había leído puras alabanzas al respecto.  Pero cuando me dispuse a adentrarme dentro de él, me di cuenta de que era una edición pirata y ya les he dicho que pienso sobre estos artículos (en cambio sí leo y compro libros usados, que desde niño me fascinan y más si son títulos descatalogados, que poseo muchos al respecto;) así que lo guardé cuidadosamente y luego se lo regalé a quien le daba lo mismo recibir un volumen en tales condiciones.  Poco después adquirí una versión en tapa dura, de esas mismas de los kioscos.  La espera valió la pena y fue mi primer y único post, hasta antes de este otro que ahora lees, dedicado a Vargas Llosa.  Como mi memoria es frágil, pese a ser mi novela más reciente suya, casi nada recuerdo al respecto; solo tengo la certeza de que trata sobre un amor tormentoso y una atractiva mujer que pasó por aberraciones sexuales, así como sé muy bien que la pasé estupendo con esta perla.
   Tengo pendiente en mi biblioteca (que ocupa un montón de muebles) tres títulos más suyos: Elogio a la Madrastra y uno del cual no recuerdo su nombre; el tercero es Conversación en la Catedral, el que deseaba conseguir y leer hace años.  Este último lo compré a un precio increíble y en una edición preciosa; lo que me llamó la atención de dicho volumen, es que dice en la tapa "Versión íntegra" (¿O será Edición completa"?), que me parece solo hace poco se publicó en tales condiciones (o sea que antes le faltaban páginas, tal vez por censura o considerarla demasiado grande como para imprimirla, tal como en su momento sucedió con The Stand, del Tío Steve).

Era Edición Definitiva lo que decía, je.

   Cuando salió la edición de la RAE conmemorativa del cuarto centenario de El Quijote de la Mancha, en un tomo bellísimo, no dudé en comprarla; en ella viene un ensayo de Vargas Llosa, hecho en especial para dicho ejemplar. Lo anterior era todo un plus a la hora de obtener tal versión; trabajo suyo que me agradó harto.  No hace mucho le di a leer ese ensayo a mi curso de Argumentación y tengo el recuerdo de haber trabajado con otro texto suyo, de similares características, en un anterior año para esa asignatura (aunque no me acuerdo de qué iba, je).
     Harto he escrito ya, que procuré revisar todas mis memorias sobre Vargas Llosa y, como bien pueden apreciarlo, en efecto me ha acompañado gran parte de mi vida (mucho más de la mitad de ella).  Ya es hora de despedirme, por ahora, que tengo otras elegías en prosa por realizar, pues mucha gente valiosa para mí se ha ido este año (incluso la madre y el padre de dos queridísimos amigos, gente amada a la que si conocí y con quienes compartí bellos momentos). Tempus fugit y el cauce de la vida con sus reglas intocables se hace evidente; por lo mismo, a disfrutar del tiempo con que contamos, aprovechando de hacer lo que más nos gusta, mientras se pueda y, de paso, honrando a nuestra manera a quienes nos regalaron su presencia (ya sea de manera física, como intelectual y espiritual).
    Gracias, Mario, por toda la belleza que nos has dado.

¡Qué guapo era este caballero!

miércoles, 11 de junio de 2025

Dolorosos adioses (I)

     La décima temporada de Doctor Who moderno se demoró un año exacto en estrenarse, ello con su capítulo cero, o sea, su propio especial de Navidad.  El show, para esta ocasión, significó no solo el tercer y último año del Duodécimo Doctor (interpretado de manera tan magistral por Peter Cappaldi), sino que también significó el final de Stephen Moffat como showrunner del espectáculo.  Y no podemos olvidar que el anterior tomó el relevo de Russel T. Davies cuando este abandonó la serie por motivos personales (que no creativos); de modo que Moffat aportó al personaje durante seis temporadas, enriqueciendo su mitología e incluso actualizando viejas ideas de la manera más formidable.  Stephen Moffat superó con creces a su predecesor (y no es primera vez que lo afirmo por acá), dándonos personajes inolvidables (salvo la gran Donna Noble, creada por Davies) e historias poderosas desde los principios del regreso del Doctor a la pantalla chica (de su autoría son el gran Capitán Jack Harkness y los pavorosos Ángeles Llorones).  Por lo tanto, tenemos razones de sobra para lamentar tanta despedida...
    ¡Pero mejor a disfrutar este último año juntos, que se nos viene de numerosos gustos para darnos!
 
0- El Regreso del Doctor Misterio: Nuestro Señor del Tiempo conoce a un adorable niño en plena Noche Buena.  Muchos años después para el chico, ahora convertido en un hombre adulto y joven, su vida ha vuelto realidad sus sueños de pequeño, motivado por sus lecturas infantiles y/o fantasiosas.  Y es que su encuentro con el Doctor, debido a un gracioso accidente, le concedió poderes que le han permitido convertirse en un superhéroe.
     En la historia aparece la raza del extraterrestre de cabeza , que vimos en Los Maridos de River Song y quienes serán los villanos de este otro especial de Navidad; además, conoceremos su verdadera identidad, muy inspirada en los filmes de ciencia ficción de Clase B, de antaño y quienes, más encima, nos recuerdan a los ñoños amantes de las aventuras de Superman clásicas, a viejos enemigos suyos (que yo solo vi en unas viñetas de la versión para diarios, que en los ochenta sacaba un periódico nacional).
     Bueno, teniendo en cuenta lo anterior, cabe mencionar que este capítulo es un homenaje a las historietas de justicieros enmascarados y con trajes apretados (je) y es que el coprotagonista de esta entrega, su cuarto cuando era chico, lo tenía lleno de pósters de DC y Marvel.  Más encima, el episodio resulta ser una sentida reinterpretación al mismísimo Hombre de Acero, incluyendo una particular Louise Lane.
    Cabe mencionar que regresa el gracioso socio de River Song que conocimos en el mentado especial anterior, ahora convertido en companion del Doctor y quien estará a su lado durante todo este año (al menos).

 
1.  El Piloto: El profesor lleva un buen tiempo trabajando en una universidad, dando clases allí hace décadas al parecer (¡Es increíble lo que puede hacer como viajero del tiempo cuasi inmortal!).  Allí se le ve interesado en una chica, quien trabaja en la cocina y frecuenta sus sesiones, aunque al parecer no está matriculada allí (cierta escena nos da una pista al respecto, pero habrá que esperar que la temporada se desarrolle, supongo, para saber la verdad) Nardole.
    Bill Potts, la muchacha de quien les he hablado, se siente atraída por una estudiante (lleva orgullosamente los colores gays en su indumentaria y todavía debo descubrir si es lesbiana o bisexual), quien está influenciada por una fuerza alienígena aterradora que la quiere a ella también.  Es, entonces, cuando debe intervenir nuestro querido Doctor.
    Este es el divertidísimo debut de la nueva companion (otra muchacha afrodescendiente, eso sí, muy distinta a la preciosa Samantha Jones) y la confirmación de Nardole, a quien ya vemos por tercera vez, en un rol similar (el cual resulta ser alguien también bastante sui generis, en comparación a lo que habíamos visto hasta ahora) ¿Conoceremos su historia alguna vez?
   Por cierto, queda de manifiesto desde el principio el gran misterio de la temporada: El Doctor no puede salir de la Tierra, ni abandonar su nuevo hogar en la universidad, pues debe cuidar una especie de bóveda y su contenido ¿De qué peligro y/o misión se tratará? La despedida del Duodécimo Doctor y Moffat se viene potente.
 
2. Sonríe: El primer viaje del Doctor, por opción propia, junto a su nueva companion (y solo los dos, que Nardole solo tiene una breve aparición y todo ello de manera muy graciosa e intrigante).  Nuestro Señor del Tiempo le ofrece a Bill (¿Ese es su nombre real? Tan masculino, lo que acentúa su lesbianismo, lo que al menos a mí me parece) viajar al pasado o al futuro, a lo que la muchacha opta por esto último; es así que llegan a otro planeta, a una de las primeras colonias humanas en planetas alienígenas.  Allí y entonces se encuentran con una pulcra ciudad manejada por unos robots, quienes gracias al prologo ya sabemos son una amenaza.  Así que les toca a ambos viajeros descubrir qué ha pasado con los colonos y salvarse de las entidades artificiales asesinas.
    La escenografía es hermosa e imponente, al punto que uno se pregunta si se trata de un lugar diseñado mucho antes con otras intenciones y que les prestaron para filmar allí el capítulo.
   Igual episodio me pareció algo aburrido y esa manía woke de Doctor Who de poner tanto personaje de origen indio me parece demasiado forzada, aunque no me molesta (pero es evidente su discurso "bien intencionado").  De hecho, estos dos nuevos companions no son personas atractivas físicamente, si las comparamos con sus predecesores y eso no solo me llama la atención, sino que lo celebro al darle una cuota más realista al show.
 
3. Hielo Quebradizo:  Bill y el Doctor viajan a la Inglaterra de principios del siglo XIX, haciéndonos conocer un evento desconocido por muchos (entre ellos yo) y que le llaman Feria del Hielo; esto último corresponde a un evento de comercio y festivo que se realizaba sobre el Río Támesis cuando se congela (¿O se lo habrán inventado?).  En medio de todo esto, para variar, la gente está desapareciendo y le toca a la nueva pareja descubrir lo que está pasando.
   Una historia algo débil y, más encima, no tan entretenida si se compara con otras del show, que pese a todo posee sus elementos interesantes: Un mensaje ecológico acerca de la explotación de los recursos naturales y de la fauna (descubran cómo se ve esto en medio de tan singular escenario), así como otro centrado en el abuso de los poderosos hacia los más pobres y el racismo (con un villano aristócrata detestable y bien maniqueo).
    Y si hablamos de racismo, por fin la serie reconoce su elemento woke (que se lo perdono), al referirse a lo "raro" de tener gente negra en capítulos sobre el pasado de Gran Bretaña y todo como si no hubiese existido la esclavitud y el racismo en aquellos años.
 
4. Toc Toc: El terror vuelve a uno de mis programas favoritos, con una historia ambientada en el presente.  Bill junto a un grupo de amigos de lo más simpáticos, andan buscando una nueva casa en la que vivir juntos; es así que llegan hasta una especie de mansión, en la cual vive un supuesto adorable anciano.  Por supuesto, que allí hay gato encerrado, y es que en dicho lugar unos bichos hacen peligrar la vida de los recientes inquilinos; aunque, menos mal, el buen Doctor recela del lugar y se ha obstinado en echarles una manito.
    Un gran episodio con una trama tanto emotiva, como retorcida en torno a las motivaciones del villano de turno.  Sumemos a todo esto, el hermoso diseño de la criatura que vive en el hogar temporal de Bill.

La hermosa criatura de Toc Toc.
 
5. Oxígeno:  Primer viaje del Doctor junto a Bill y Nardole desde El Piloto, que luego del mentado episodio solo vimos a este último unos pocos minutos.  Es así que acude junto a ambos nuevos compañeros por una llamada de auxilio lejana y en el futuro, en una estación espacial en la cual casi todos sus tripulantes han fallecido.  Allí descubren las espantosas razones de estos decesos, las que son un llamado a reflexionar acerca del abuso de las empresas con el público y sus trabajadores (y así cómo nosotros mismos aceptamos estos atropellos de dichas instituciones, sin rebelión alguna).
    Dentro de lo mejor de esta pieza, tenemos el comienzo, un homenaje retorcido a Star Trek, la atmósfera que nos recuerda a una historia de zombies y, en especial, el impactante final (que daría pie a los eventos de la siguiente aventura).  No obstante, se trata de un episodio, que al menos a mí, me parece débil y hasta poco interesante como una totalidad.
 
6. Extremis: La mitad de la temporada viene a ser lejos lo mejor en lo que va de esta, que hasta el momento me ha parecido esta la más débil (o menos buena) de todas las que le anteceden... Y es que en verdad esta historia es impactante.
   El Doctor no quiere que Bill sepa de las secuelas que le trajo su última aventura, si bien Nardole conoce la verdad.  Su permanencia en la universidad sigue su curso, aunque allá tampoco saben de su actual condición; es cuando llega nada menos que el Papa, pidiéndole ayuda sobre un libro maldito.  Nuestro héroe accede y lo acompañan sus nuevas comparsas, adentrándose en una misión llena de horror y existencialismo; todo con giros argumentales sorprendentes.
    Que aparezca ¿Por primera vez? el Vaticano y se juegue con su añeja tradición y secretismo no es solo lo único que enriquece esta pieza (que, no podemos negar, resulta una decisión dramática y ficticia muy osada, la que me fascinó sobremanera), sino que por fin sabemos quién está detrás de la bóveda que debe cuidar el Doctor.
 
  
Las horribles entidades de Extremis.
 

viernes, 6 de junio de 2025

¡No me convences!


1. Introducción
 
   El Eternauta es un cómic escrito por Héctor Germán Oesterheld y dibujado por Francisco Solano López, obra gráfica publicada originalmente entre 1957 y 1959, que no solo es el cómic argentino más celebre; también es una historieta de culto que bien puede ser considerada como la mejor expresión latinoamericana en su tipo.  Con millones de seguidores en todo el mundo, en especial entre los ñoños de este sector del mundo (uno de los cuales es su humilde servidor), no era difícil alucinar con la idea de una versión audiovisual: película para el cine o telefilme, aunque mejor le funcionaba el formato de miniserie o serie, para hacerle justicia a todo lo que ocurre en sus páginas...
    ¿Pero de qué se trata esta pieza de evocador nombre? En pocas palabras, de una singular invasión extraterrestre, cuyo frente argentino es el que contemplamos los lectores, y de los efectos que provoca entre los habitantes originales de la Tierra.  Es así que en el mentado título, nos encontraremos con individuos de lo más corrientes, enfrentados a un sino que en un principio los sobrepasa por completo (algo extraordinario, una catástrofe de proporciones bíblicas y/o apocalípticas, incluso); pero al cual ellos se logran adaptar y de ese modo se convierten no solo en los sobrevivientes, si no en la resistencia y en la esperanza para los suyos.  Son cualquier vecino que podríamos tener, incluso nuestros familiares y amigos, o nosotros mismos, sin preparación propia de un militar o guerrera de algún tipo (nadie sabe artes marciales, por ejemplo) ... Y todo esto es un detalle muy importante, para explicar parte de mi malestar con la producción que hoy nos reúne.
 
2. Esperanzas...
 
    Teniendo en cuenta lo suculento que resulta para un lector de cómics, y en especial de ciencia ficción, El Eternauta, era evidente que uno fantaseara con la idea de que se realizara una adaptación audiovisual de tan querida historia (en los países anglosajones, a falta de lo anterior, como mínimo, habrían hecho una versión radial).  Pero, recordemos, que se trata de una obra argentina y si bien su país posee una rancia tradición en literatura fantástica y de subgéneros, así como una rica cinematografía, esta última se ha orientado por años solo al realismo y, en menor medida, a la comedia; lo mismo sucede con sus productos para la televisión.  Por lo tanto, esperar de este país una traslación a la pantalla, de una pieza como el mentado cómic, era nada menos que un sueño (casi) imposible.
   Entonces llegó ese gigante del streaming que es Netflix y como ya nos tiene acostumbrados, dio dinero para una producción "local de calidad".  De ese modo, por fin los argentinos se envalentonaron para aventurarse con una dramatización de El Eternauta, esta de solo seis episodios en su primera temporada (un moco de pavo, para quienes esperamos más por año, aunque como decimos los chilenos "peor es mascar lauchas") y estrenada hace poco en las pantallas de todo el mundo.
    Ni cortos, ni perezosos, el papel principal, del legendario (¿O mítico?) Juan Salvo se lo otorgaron a Ricardo Darín; que les estoy hablando del actor trasandino más reconocido a nivel internacional y quien ha aparecido en un montón de realizaciones de su país, en la mayoría de las más famosas y actuales a lo largo de los últimos decenios.
    Con los antecedentes mencionados, una vez declarado el apoyo de la susodicha empresa y la estrella involucrada, era de esperarse saliera un producto sobresaliente; no obstante, mi opinión no es favorable sobre el resultado final y esto es de lo que quiero hablarles a continuación.
 
3. ... Y desilusión
 
    Desde un principio cuando supe que habían escogido a Ricardo Darín para el papel, me pareció pésima decisión; y es que siempre me imaginé al apolíneo héroe, interpretado por un guapo y recio actor argentino (de esos que abundan ¿No?).  Darín puede ser muy bueno en lo suyo, pero nunca lo he encontrado hermoso y tampoco se trata de un hombre atlético (para algunas y algunos puede serles atractivo, que al menos para mí no); además no cumple por su edad con el perfil de Juan Salvo, un hombre maduro, aunque atlético y su contrapartida es- sin querer caer yo en lo "políticamente correcto- demasiado viejo para el papel.  Ahora bien, la adaptación le da su propia justificación a la edad avanzada del personaje, lo cual tiene su lógica para las proezas que luego llega a hacer; no obstante, esto me parece demasiado forzado a la hora de explicar la elección de tener (otra vez), a su actor principal como el héroe de esta historia.  Luego, considerando lo anterior, el pasado "especial' de esta versión de streaming, nos entrega un Juan Salvo por completo distinto al de las viñetas: No solo viejo, sino que experimentado y con habilidades que lo convierten en alguien necesario y extraordinario; claro, la experiencia y madurez son elementos a considerar para adaptarse a los vaivenes de la vida y sobrevivir, pero esa no es una de las premisas del comic que inspiró este titulo.
   Junto con este Juan Salvo potenciado, tenemos a otros personajes a su lado, que se "dio la casualidad" de que justo tenían las capacidades para hacerse necesarios: Su esposa ahora es doctora;  su mejor amigo, un gran técnico; una sobreviviente que llega a cobijarse con ellos (venezolana, más encima, que hay que estar actualizado a los cambios socioculturales) posee también conocimientos como soldado... Pese a todo, en su aspecto físico, los personajes se ven de lo más corrientes, como cualquier sujeto que podríamos encontrar en la calle y sin ningún aspecto de modelos o las típicas bellezas perfectas propias de las producciones de este tipo (y en eso, sí, la serie ilustra a la gente común que abunda en la historieta original).
    Dentro de lo que puedo destacar en positivo de este título, está todo lo que concierne los aspectos técnicos y de dirección de arte.  Pues la ambientación está perfecta, tanto en interiores, como en exteriores (estos últimos de lo mejor de la serie); que todo lo concerniente a la nieve y a las zonas de catástrofe está genial.  Queda de manifiesto que los efectos especiales y de sonido, acompañan como corresponde a una historia como esta.  También la música está bien y en especial los temas populares que agregaron.
    Pero luego de hacer hincapié en lo anterior, termino con otros datos que me quitan las ganas de verme el resto de esta adaptación (que, pese a mi propia postura respecto a ella, ha sido todo un éxito): Las actuaciones me han parecido poco inspiradas, que no he visto ninguna digna de aplausos o que me haya logrado emocionar; es más, un grande como Ricardo Darín (y no solo para compatriotas suyos), me parece de lo menos inspirado y/o comprometido con su rol, como solo cumpliendo con un contrato.
    Por último, imperdonable que ni al principio de la temporada, ni al final (que me pareció decepcionante, luego de que en el cuarto episodio lograra, por fin, engancharme y el mejor de esta temporada, según mi parecer) se hiciera un homenaje a sus dos autores y en especial a Oesterheld, víctima y detenido desaparecido de la última dictadura militar de su país (triste destino que compartió junto a sus hermosas hijas).
... ¡Y se me estaba olvidando! De igual manera me parece repudiable, que este Juan Salvo nunca aparezca con su icónico traje (y solo un "barato" simulacro de casco). Más encima, ni siquiera tiene créditos de apertura.


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