Nota: Este microcuento lo escribí junto a otros dos (que no los encuentro entre mis archivos) para el concurso Santiago en Cien Palabras hace un montón de años. Si no ganó ninguno de ellos, fue pura envidia de los jueces (¡La gente es muy mala!)
Perdido durante el viaje con su familia, apenas sabía como llegar a su destino, a su hogar en Maipú. La fatiga comenzaba a debilitarlo y el hambre hacía que sus tripas sonaran con mayor insistencia. Tenía miedo.
Cruzó calles y avenidas, algunas solitarias, otras atestadas de gente y tráfico; incluso casi lo atropellaron. Sólo se valía a sí mismo para llegar a salvo.
Algo recordaba del camino exacto y cómo pudo se orientó, hasta llegar a encontrar el parque y por último, tras su árbol favorito, ver la casa de su amo que de seguro estaría preocupado por su perro perdido.
Que bueno el título que le pusiste a tu blog.
ResponderEliminarGrande Fangoria!
A la brevedad lo agrego a mis enlaces.
Un abrazo,
Miguel.
¿Quién dice que con 100 palabras no se hace un cuento que muestre miedo, desdicha, esperanza, falta (y recuperación) de la orientación, amor, fatiga, hambre, preocupación? En fin, aquí tenemos una muestra del poder de las palabras, y más cuando están bien utilizadas. Magnífico, Amigo :)
ResponderEliminarMuy bueno, Elwin, creo tambien que son 100 palabras muy bien utilizadas
ResponderEliminarVale
siiiiii me encantoo! me salo un oooh de adentro y si, yo tambien creo que fue pura envidia.
ResponderEliminarlaura besos elwin!
Aaaaaa... que bonito...
ResponderEliminarBueno el remate... pensé que era un hombre despues de la pega... y era un perrito.
Cariños.
Rosita.
disculpa pero conte las palabras, no hay 100, sino 101 pero la hstoria era algo incognita, al final se dice que era un perro XD
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