jueves, 1 de marzo de 2012

Aprendiendo a ser un (super)héroe.



      Cuando el dibujante y guionista de comics John Byrne tomó bajo su pluma a Superman, después de la macrosaga cósmica de Crisis en las Tierras Infinitas (1985), se encargó de modernizar al Hombre de Acero y contar su historia desde sus orígenes nuevamente.  Esta continuidad del personaje se respetó hasta agosto del año pasado, cuando los responsables de DC decidieron resetear gran parte del DCU y en el caso concreto de Kal-El, olvidarse por completo de la labor hecha por Byrne.  Si bien antes durante el DCU post Crisis, ya se había intentado reiniciar a Superman con dos miniseries: Birthrigth (2003-2004, conocida en español como Legado y Derecho de Nacimiento) a cargo de Mark Waid en el guión y el casi sobrenatural dibujo de Leinil F.Yu en el dibujo; y Secret  Origen (Origen Secreto, 2009) escrita por uno de los “pesos pesados” de la casa de Batman y compañía, Geoff Jones y dibujada por Gary Frank; no obstante al final estas historias no se consideraron dentro del canon oficial y pasaron a formar parte entre la gran cantidad de historias alternativas y/o elseworlds del Último Hijo de Krypton.  Y volviendo al trabajo más que inigualable de John Byrne en su revitalización de Superman, entre los aportes que hizo dentro de su “nueva” cronología, estuvo el tema de que Clark Kent nunca fue Superboy; puesto que ya adulto y recién en Metrópolis, no durante su juventud en Smalville, Byrne lo hace ponerse por primera vez su característico traje.  Por lo tanto este concepto de un superhéroe adulto se respetó dentro de las historietas que le siguieron y luego al principio de los noventa apareció un nuevo Superboy, siendo un clon, Connor Kent, quien además logró su propio espacio dentro del DCU.
    Ya que en la anterior cronología de DC, hasta el reboot de agosto del 2011, Clark Kent sólo como adulto tomó una doble identidad, los guionistas que le siguieron a John Byrne aprovecharon de jugar con sus conceptos y llenar los vacíos respecto a qué pasó entre sus primeros años de adultez y su debut como el máximo superhéroe de la historia (si bien reconozco sin tapujos que mi favorito es Batman).  Es así como entre los cómics que hacen referencia directa a estos “años perdidos” apareció en el año 1999 Superman: La Odisea, que aborda esos años hasta para entonces desconocidos del llamado Hombre del Mañana.
    Esta novela gráfica, que además fue editada en un sólo tomo desde el principio y no en revistas, estuvo a cargo de Chuck Dixon en el guión y Graham Nolan  en el dibujo.   Por años a Dixon se le ligó a los cómics de Batman y compañía, elaborando trabajos de gran calidad para el Cruzado Encapuchado y su “familia”: como Robin, el grupo de superheroínas conocido como Aves de Presa, Bane, Batgirl y Nigthwing, si bien también ha hecho trabajos para otros personajes DC, como además para Marvel, Dark Horse y otras editoriales.  Sus historias demuestran poseer un conocimiento cabal del pasado de los personajes, estableciendo estrechas relaciones entre sus antecedentes y las tramas que desarrolla.  A su vez gusta de crear argumentos donde la acción y la intriga son preponderantes, más que desarrollar tramas de corte psicológico y con carácter social y/o ideológico (a diferencia de colegas suyos como Greg Rucka y Dennis O´ Neil).  Sin embargo esta faceta suya un poco más liviana, no le quita agrado en la lectura a sus obras, al contrario, Dixon sabe bien cómo agradar a su público lector.
    El dibujo fue realizado por Graham Nolan, artista que ha trabajo en numerosas ocasiones junto a Dixon.  A este dibujante que estila un trazo de carácter clasicista, se lo iguala en muchos aspectos a colegas suyos ya consagrados como Eduardo Barreto y Dick Giordano.  Aparte de su labor junto a su socio Chuck Dixon en DC, Nolan destaca por su trabajo en la revitalización de un personaje tan clásico como es el Fantasma, de quien ha hecho historietas dominicales para un periódico.
    Yendo al cómic mismo que inspira este artículo, Superman: La Odisea es una emotiva historia que comienza con un Superman ya con años en lo que hace.  En las primeras viñetas se enfrenta a la cruel organización criminal de Cobra (no confundir con la de G. J. Joe), grupo que hace su despliegue con el típico armamento de última tecnología, incluyendo robots, y al que el Hombre de Acero está más que acostumbrado enfrentar y derrotar…Es entonces que en una de las pantallas del cuartel de Cobra donde se encuentra Kal-El, ve una noticia que acapara su atención y le trae a su memoria un especial recuerdo de su pasado; este hecho será el punto de partida para mostrarnos un momento significativo en su vida y que se desarrollará en gran parte de esta novela gráfica.
    Tal y como se vio en los primeros números de la saga Superman: Birthrigth, ya mencionado aquí, Clark Kent estuvo viajando por el mundo antes de decidir qué haría con su vida y con los poderes que recién estaba descubriendo.  Es así como con el héroe clásico de tanta narración mítica y textos posteriores, este futuro Superman realiza una verdadera odisea personal que más que un viaje físico, corresponde a un periplo interior que le permitirá encontrarse consigo mismo y aceptar su papel en el mundo; de este modo las aventuras que acá se detallarán, le permitirán dar el paso hacia la vida adulta, asumiendo su rol como elemento útil (más que útil la verdad) para la sociedad.
    Es en medio de una de las grandes urbes civilizadas del mundo, cuna de tantas historias, personajes maravillosos y de expresiones artísticas inolvidables, que el joven tiene un particular encuentro que será tan importante dentro de su existencia: en París conoce a una bella e inteligente mujer de origen oriental, con quien luego viaja hasta su país natal, Buthran, en lo más profundo de los Himalayas.  El cambio entre el mundo occidental, y propiamente una ciudad tan cosmopolita como la capital de Francia, y el oriental, mostrará luego los constantes vaivenes entre los que se desenvuelve el propio Superman.  De este modo, Clark Kent se ve en medio de un conflicto entre un país pacifista que lo acoge en medio de su búsqueda personal y un gobierno más que realista respecto a amenazas monstruosas, alienígenas y propias de los cómics de superhéroes: la China comunista e imperialista.  Más que obvio resulta acá que Dixon se inspira en el ya famoso problema territorial entre el Tíbet y China, agregando la figura del Dalai Lama entre medio (claro, que acá el guionista se permite mezclar realidad y ficción, reinterpretando algunos hechos, como la misma figura del líder espiritual ya nombrado y su país natal, si bien a la larga Nolan lo que retrata con belleza en la arquitectura, vestimenta y otros aspectos en sus dibujos, también no es otra cosa que ese exótico país).
    Sabido es que si bien hoy en día USA y China han mejorado considerablemente sus relaciones diplomáticas, los gringos no dejan de considerar en muchos aspectos a la China comunista como a su enemigo, ubicándolo aún en muchas de las ficciones que se producen en su nación, como a uno de los mayores centros del mal en el planeta (“honor” que comparten los países árabes y aún Rusia).  Este afán tan extremista de los miembros de un país que en todo caso tampoco tiene sus manos limpias, no deja de alejarse a la realidad respecto a la política de dicha nación asiática y a su invasión con el Tíbet.  Por lo tanto lo que se observa en esta historieta es una trama donde el odio, la intolerancia, la represión y la violencia provienen del ser humano de carne y hueso, algo que está a nuestro alrededor y de lo que leemos en el diario e Internet y vemos en las noticias.  Sin embargo y tal como nos permiten este tipo de historias también cargadas de heroísmo y nobleza, hay gente que lucha por sus ideales y procura defender el bienestar de los demás.  Así es como paralelo a la figura ya mítica de este futuro Superman que hace uso de sus formidables poderes y valentía para enfrentarse a los malos de turno, se encuentran la de hombres y mujeres que ocupan sólo su coraje y buena voluntad para oponerse a las taras del mundo (como el Dalai Lama que aquí recibe el nombre de Rhana Buthra).
    La aventura y el romance con connotaciones de imposible que vive el protagonista, le servirán entonces para convertirse en el gran hombre que llegará a ser, en parte gracias a su herencias humana (debido a sus padres adoptivos) y kryptoniana, pudiendo encontrar la sabiduría en el lugar que menos pensaba visitar.  Por otro lado, tal como en las narraciones antiquísimas, el amor de una mujer le dará la oportunidad de humanizarse más para aclarar lo que quiere de sí mismo y en cierta medida, estar contento con quien está aprendiendo a ser.
    A diferencia de lo que pasa en el mundo real, al final de esta novela gráfica, Superman termina derrotando los planes imperialistas de los chinos, quienes no sólo acá representan a un gobierno de corte terrorista como éste, si no que a todos aquellos que abusan de los más débiles en beneficio de sus propios intereses personales.  En el mundo de verdad sería más que hermoso que esto fuese posible, que alguien como Superman estuviese para defendernos y velar por la integridad de quienes sólo quieren vivir en paz; esto es tan sólo un sueño, pero sí existen personas como el Rhana Buthra, el Dalai Lama, que procuran compartir con nosotros su mensaje de conciliación, amor a la vida y a todos los seres vivos.  Por eso Superman es tan universal, puesto que sus historias mucho más positivas que la del mismo Batman, entregan una esperanza sobre que pese a todo lo malo, el ser humano puede ser lo mejor de sí mismo.
    Para terminar, hay dos interesantes guiños comiqueros en esta historia:

  • Creo ya haber dejado claro que Superboy como tal, nunca existió en el DCU post Crisis, al menos hasta que Superman murió y se vieron obligados a clonarlo.  Y es así como en una viñeta hay una más que interesante alusión a esta negación de que Clark haya llegado a ser en su momento este juvenil superhéroe.  Esto es en el cómic que aquí critico, cuando la compañera de Kent le dice “Eres todo un superchico”, luego de evidenciar sus superpoderes.
  • Apenas llega a Bruthan Clark Kent y su nueva “amiga”, Terri Chun, se encuentran en el camino con un misterioso hombre que ni les habla.  Luego al entrar al templo que lidera el padre de Terri, se enteran que ese mismo individuo (“antiguo alumno mío…de Estados Unidos” le llama el Rhana Buthra) salvó  a los monjes de ser masacrados por las huestes chinas y todo ello usando sus “muchas habilidades” (como les cuenta a Clark y Terri).  Ahora bien… ¿Quién era ese personaje que sólo se le ve en una viñeta el rostro ceñudo? Pues yo lo tengo más que claro y reto a quien lea este texto, diga en un comentario su identidad y cómo se dio cuenta. 

Algunos ejemplos de viñetas de este cómic.

5 comentarios:

  1. se ve interesante a historia, me recuerda a tierra uno, puesto que en esa saga tambien busca su lugar en el mundo, y ademas como mencionaste a dixon como guinista de turno tambien me recordo al crossover de superman-tarzan, que tambien lo escribio el, fue una historia de lo mas cotidiana pero sin embargo supo atraerme. y no es la primera vez que veo en un comic una figura publica conocida como el dalai lama, en superman hijo rojo tenemos a Stalin, en Watchmen aparece nixon y kenedy.

    algun dia me detendre en mi odisea de lectura de comics a aventurarme en esta saga del hombre el mañana y te dare una opinion mas completa y profunda.

    atte. Fabian Ibabrra

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  2. se ve que es una historia entretenida y a la vez profunda, es cierto lo que afirmas amigo sobre superman, recuerdo que en el capitulo 2 de la serie animada de los años 90, señalan a superman como el angel, es decir, señalandolo como un protector que siempre esta ahi cuando la vida de gente inocente esta en peligro, ya sea ese peligro sea externo, o lo hacemos nosotros mismos.

    Si superman estuviera en este mundo, este mundo seria un lugar mejor y mas seguro para la gente, ero los lectores solo nos conformamos por ahora con las enseñanzas y las motivaciones que nos dan nuestros persoajes favoritos al recorrer sus hazañas entre las viñetas.

    Y espero leer algun dia esta saga para ver quien es elpersonaje a quien señalas, aunque ya me hago una idea de quien es.

    atte. Fabian Ibarra

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  3. Pues nuevamente de nuevo gracias, Fabián por leerme y releerme, como comentarme, que tal como te he dicho, ojalá los amigos íntimos y de años que tengo tuviesen el mismo detalle que tú. Esta historia es realmente memorable y la recomiendo mucho, pero no es una saga, es una breve novela corta. Por cierto, quién crees es el misterioso personaje al que hago mención.

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  4. El personaje a quien te refieres es bruce wayne?

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  5. Efectivamente, amigo, y creo que éste es uno de los mejores guiños en un cómic de superhéroes a otro personaje con el que me he encontrado ¿Te imaginas cómo habría sido un verdadero primer encuentro entre los jóvenes Clark Kent y Bruce Wayne antes de convertirse en sus identidades más famosas? (eso sólo lo podrás saber en el hermoso elseworld de John Byrne "Generaciones", tomo 4).

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