Tras años de haber sido cancelada de forma
apoteósica la hoy en día serie de culto de Los Expedientes X, casi 8 años
después de este evento, llegó a los cines su segundo filme, el cual recibió el
significativo nombre en Latinoamérica hispanoparlante de Los Expedientes X: Quiero Creer y
en la Madre Patria de X-Files: Creer es la Clave (The
X-Files: I Want to Believe). Fue
así como los millones de seguidores del programa que llevó a la fama a su
creador Chris Carter y a sus actores protagónicos y secundarios, esperaban que
por fin se consumara la gran revelación que en su episodio final el personaje
de Fox Mulder sacaba a la luz: la pronta invasión extraterrestre a nuestro
planeta. No obstante esta idea
preconcebida acerca de cuál sería el argumento de la citada cinta, fue puesta
en jaque al tratarse de una historia por completo diferente, si bien la trama
respondía claramente al espíritu del programa, existiendo además en ella varias
referencias a los sucesos producidos a lo largo de sus 9 años de emisión. La discordancia entre la llamada “mitología”
de la película y lo que se mostraba en esta secuela cinematográfica del show, como
también la determinación de tratar un caso independiente a la gran conspiración
alienígena, bien se puede entender de la siguiente forma: aún no era el momento
adecuado para que se desarrollara la ansiada invasión (claro, a menos que se
ambientara en el futuro cercano el largometraje, puesto que cabe recordar que
en el episodio final de la serie se da una fecha concreta respecto a cuándo
llegarían los enemigos, fecha que correspondía a unos pocos años después de
estrenarse en la realidad esta película); por otro lado la forma de cómo se
abordó la evolución de sus personajes más icónicos, así como el guión en
general, bien respondía a un proceso de madurez por parte de Fox Mulder y Dana
Scully, quienes llevaban años alejados de su labor como agentes del FBI. A su vez este distanciamiento bien podía
poner en duda la calidad del filme para muchos de los fanáticos más acérrimos
de la serie, como también para una buena parte del público en general, que
esperaba otra película más sobre extraterrestres malignos; no obstante como se
pretende demostrar con esta crítica, la cinta en realidad posee sus propias
virtudes. En todo caso debo admitir que
tras años de haber visto esta obra en el cine por primera vez y quedar sin
vacilaciones defraudado por el producto ofrecido, al volver a ver de nuevo la
cinta y más encima en su versión extendida (luego de no hace mucho haberme
repasado toda la serie, incluyendo la primera película), Los Expedientes X: Quiero Creer se
me redimió ante los ojos y de ese modo me fue posible hacerme un juicio mucho
más completo a la hora de analizar este título en cuestión.
El subtítulo del filme responde a dos
hechos: por un lado esta oración es nada menos que uno de los dos lemas que
identifican al programa desde su capítulo piloto (la otra oración es The
Truth is There, o sea, La Verdad está ahí Afuera) y que se
inmortalizó también gracias al célebre afiche que Fox Mulder mantenía en su
oficina cuando era agente federal, en el cual se podía observar en grande una
antigua foto de un “platillo volador” supuestamente sacada hace décadas atrás. De este modo que la película tuviese este
subtítulo, bien corresponde a un guiño más para sus fieles seguidores, quienes
estaban atentos a todo tipo de autoreferencia y/o intertextualidad dentro de
ella. A su vez esta famosa frase tiene
relación con la idea de que la verdad se haya velada a nuestros ojos, si bien
para encontrarla sólo había que buscarla con determinación, ya que tal como en
el clásico cuento de Edgar Allan Poe La Carta Robada, tan solo está escondida
frente a nosotros (concepción múltiples veces trabajada en los guiones del
programa). Por otro, la elección de usar
este subtítulo corresponde a la crisis de fe por la cual al comienzo del filme,
pasan los protagonistas, en especial la católica devota Dana Scully. Como estos dos llevaban años alejados de los
Expedientes X, y ya no trabajan para el FBI, Mulder ha optado por vivir en el
anonimato, mientras que Scully trabajaba ahora para una clínica católica. La vida de Fox resulta tediosa y al parecer había
perdido la energía que lo caracterizaba (de hecho durante buena parte de la
trama usa una tupida barba, con lo cual su semblante pareciera decirnos que en
él todo se encuentra estancado); en cuanto a Scully, un caso médico que la
tiene por completo preocupada, la ha llevado a sentir que por muy buena doctora
que sea, no es más que una simple mortal expuesta a los vaivenes de la
vida. Es entonces que los
acontecimientos que se desarrollarán en esta cinta, removerán por completo la
existencia de ambos.
Teniendo en cuenta lo expuesto arriba, se
puede apreciar que un tema fundamental para esta película es el de la fe, fe en
uno mismo y en los demás (lo que podríamos llamar confianza), como también
en la existencia en un mundo sobrenatural que puede llegar a sorprendernos;
luego, no está demás, poderosa resulta ser la certidumbre de la creencia en la
divinidad y la posibilidad de que ésta posee sus propios designios para con
nosotros (de que somos instrumentos de poderes superiores y que por ello tenemos
una misión que cumplir en este plano material).
Este razonamiento fue en más de una ocasión abordada en la serie a
través de Scully, como también por medio de otros personajes en numerosas
historias. Ahora bien, en ningún momento
Scully llega a dudar de Dios, pero sí como la escéptica que es, actúa con
incredulidad frente a unos cuantos hechos que aquí le toca experimentar; a su
vez llega a dudar acerca de su propia persona.
En cambio Mulder a lo largo de la serie, pese a que era un fiel creyente
de los fenómenos paranormales y ovni, no creía en Dios, ni en ninguna religión,
hecho que lo hizo entrar en conflicto con su compañera en más de una ocasión;
no obstante a medida que se van desenvolviendo los eventos del largometraje, se
puede notar en él cierta apertura respecto al dogma teológico; con respecto a
este cambio sobre la mentalidad del personaje, resulta clave una conversación que
mantiene con Scully, acerca de los designios de Dios y la fe misma.
Así de bien han "envejecido" nuestros queridos personajes y sus intérpretes. |
Teniendo en cuenta lo expuesto recién, otro
tema fundamental dentro de esta obra, es el de la redención y el perdón, lo que
se observa en la figura del exsacerdote que ayuda a resolver las desapariciones
y quien en la cinta ha sido penalizado por espantosos crímenes que
cometió. Su presencia le es incómoda a
Scully, quien no vacila en juzgarlo moralmente, no obstante entre estos dos
nace una especial relación, que será esencial para la evolución misma de ambos
personajes. Asimismo un fuerte
simbolismo que tiene relación con todo esto, es que durante gran parte del
metraje del filme, la nieve cae de forma incesante; es así como se percibe un
clima de frío en el ambiente, lo que
responde en parte a lo que sucede en los corazones de los personajes. Luego una vez producido el desenlace, la casa
de Mulder y Scully se muestra ya liberada en parte de este blanco manto, el
cual los representaba a ambos en su especie de letargo; de este modo, es que los
primeros verdores que comienzan a aparecer para darle vida de nuevo a su hogar,
una vez resuelto el caso, vaticinan una nueva existencia para sus protagonistas. Por último, ya tras terminar los créditos
finales, se les puede ver a ambos en una breve, aunque bella y positiva escena
por fin descansando en medio de un locus amoenus, de modo que estos dos
ya han recobrado la paz que bien se merecían.
¿Y de qué trata esta ansiada segunda
película de Los Expedientes X? Pues bien, tal y como se afirmó arriba, la
trama trata sobre un nuevo misterio en
el cual los protagonistas se ven involucrados y que deben resolver. A su vez dentro de este argumento convergen
dos tipos de historias que fueron constantes en el programa: los misterios
científicos, propios de las narraciones de ciencia ficción, y la existencia de
sucesos de tipo sobrenatural (en este caso, la clarividencia). Todo se gatilla cuando una agente del FBI es
raptada y ante el curso “anormal” de los eventos, que implica la participación
de un exsacerdote, quien dice tener visiones acerca de lo sucedido, piden a Fox
y a Dana que intervengan. Luego se irá
desenredando la madeja hasta descubrirse la existencia de una serie de
experimentos, los que requieren del rapto de mujeres para extraerles sus
órganos. Paralelo a la investigación al
respecto, existe en la película una segunda trama que tiene relación en
específica con Scully y su labor como doctora, ya que tiene a su cuidado a un
niño gravemente enfermo de un mal extraño y por ello la mujer hará todo lo
posible por revertir su dolencia. Demás
está decir que el caso policial, tendrá
su propia repercusión con la otra línea argumental más intimista.
Si bien este segundo estreno
cinematográfico de la franquicia no posee los hechos extraordinarios de su
predecesora, quedando claro que su presupuesto era mucho menor, puesto que en
esta ocasión no se contaba con estrellas invitadas del calibre del primer caso
(Armin Mueller-Stahl y Martin Landau), la película en ningún momento deja de
mantener el espíritu del programa que la inspira. Partiendo con las referencias a casos
antiguos, como a hechos de gran relevancia para el desarrollo de la serie, se
mantienen las altas dosis de suspenso, acción y truculencia (si bien en este
último caso no llega a los niveles más viscerales de la primera película y de
muchas de los episodios más gores); a su vez posee una leve
dosis de humor, destacando dentro de esto último cierto chiste visual (y
también musical) breve, pero jocoso y donde se puede apreciar la ideología
política del director y su coguionista. Es
cierto que a más de algún fanático le habría gustado que en la cinta hubieran
intervenido más personajes habituales del programa (lamentablemente, resultaba
casi imposible que los queridos Pistoleros Solitarios aparecieran), en especial
los ya recordados agentes Dogget y Reyes, pero al menos sí tuvo una gran
relevancia otro habitual dentro de los episodios: Walter Skinner. También destacan en este segundo largometraje
su abundancia de escenas en exteriores, todo ellos de sobrecogedor atractivo
invernal. La música nuevamente estuvo a
cargo de Mark Snow, la cual fue lejos mucho más inspirada que en el caso de la
aburrida composición que hizo para el primer filme; por ende el artista logró
crear atmósferas musicales de gran belleza acústica (tal como nos tenía
acostumbrados en sus dos spin-off, Millenium y Los Pistoleros
Solitarios). El guión estuvo a
cargo de Chris Carter y Frank Spotnitz, siendo este último también responsable
de escribir, como de dirigir varios de los mejores episodios de la serie.
El famoso cuadro que inspira el subtitulo de esta película. |
Hola Elwin, te dejo mi post sobre la película para contrastar opiniones, aunque ya veo que coincidimos en lo fundamental. Un saludo y nos seguimos leyendo:
ResponderEliminarhttp://elzocodelakkamanda.blogspot.com.es/2008/08/expediente-x-creer-es-la-clave-2008.html
Acabo de leer tu crítica y como siempre me pasa con tus escritos, me gustó bastante: lejos mucho más clara y concisa que la mía, je.
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