viernes, 15 de enero de 2016

El primer adiós del año.

David Bowie como Jareth el Rey de los duendes.
     Esta semana no más, el 10 de enero, nos dejó otros de esos grandes artistas que al menos en mi caso, desde niño, se adueñó de mi atención gracias a su talento y simpatía: Me estoy refiriendo a David Bowie.  Aunque el rock no es la música que me apasiona, sí le tengo un gran respeto en cada una de sus variantes, como en especial a sus cultures, así como igual a todos aquellos que gozan escuchando sus canciones.  Por lo tanto, no es la faceta de David como cantante la que de pequeño logró conquistarme, sino que fue debido a sus enormes dotes actorales que este hombre de imagen andrógina, se convirtió en uno de mis tempranos ídolos.  Eso sí, debo hacer un alcance a su música de modo de hacerle justicia y es que las pocas veces que lo oí cantar, siempre me pareció su voz algo precioso y evocador, casi de otro mundo; pero como ya dije, fue en la interpretación actoral que este se consiguió un espacio en mi corazoncito.  A su vez hay que reconocer que David Bowie era un artista integral, quien destacó a lo largo de su discografía y filmografía con canciones y filmes de culto (tanto para el cine, como para la televisión), dejando hoy en día un legado que ya está dando más de un tributo a lo largo del mundo.  De este modo, con estas palabras hago mi humilde homenaje a nuestro queridísimo Bowie.
    ¿Cuál es el primer recuerdo que poseo de este caballero del espectáculo? Creo que fue viendo en familia una noche por la televisión abierta, en plena década de los ochenta, su famosa cinta Merry Christmas, Mister Lawrance, conocida en estos lares como Furyo.  Este drama bélico ambientado en la Segunda Guerra Mundial, específicamente en un campo de concentración japonés, me provocó unas cuantas lágrimas en aquel entonces.  Retrocediendo en el tiempo, una vez durante aquella época, quizás cuando recién tomé conciencia de lo que significaba este nivel de compenetración con una historia, a tal punto de llegar a emocionarme de esa manera con una obra de arte, le pregunté a mi papá extrañado-y con los ojos aún húmedos por el filme que estaba presenciando- cuál era el motivo de que me pusiera a llorar con algo que ni siquiera me estaba pasando a mí.  Y entonces mi querido padre me dijo unas palabras que me marcaron para siempre: “Porque tú no tienes el corazón de piedra”.  De este modo, si mi memoria no me falla, esta cinta en la que más encima Bowie se encontraba en un verdadero duelo histriónico y pasional junto a otro gran músico, Ryuchi Sakamoto (su antagonista en la trama), me llegó hasta lo más profundo de mi ser infantil e hizo que me interesara en el trabajo de su intérprete (exacto, desde muy niño amé el cine y a las buenas historias en general, pudiendo deleitarme con más de una actuación pese a mi corta edad).   Pero hay un punto significativo para mí de este debut en mi existencia de David Bowie: fue la primera vez en mi vida en que vi a dos hombres besarse eróticamente hablando. ¿Y ello me causó revuelo considerando mi falta de experiencia y conocimientos? No, para nada, al contrario, me pareció algo de lo más natural, si bien igual me sorprendió la gran revelación de los motivos que llevaban al oficial japonés para humillar tanto a su prisionero (recordatorio para mí: ¡Debo volver a ver esta película, que la tengo hace años en mi colección y salvo esa vez, nunca más le he echado otra ojeada).  No me acuerdo qué les habrá parecido esta escena climática a mis padres, que nunca fueron muy vanguardistas que digamos.  Sin embargo creo que desde aquella ocasión, que se me confirmó que el verdadero amor no tiene fronteras para habitar en el alma de los seres humanos.
Parte de su suplicio en Merry Christmas, Mister Lawrence
     El largometraje arriba señalado lo vi en una función nocturna, un domingo en lo que se llamaba Grandes Estrenos o Best Sellers (según el  canal que lo haya dado aquella ocasión).  Por aquel periodo en la tarde, después de clases, emitieron una película suya mucho más antigua y que esta vez disfruté a solas: El hombre que vino de las estrellas… ¿Qué les puedo decir sobre ella? Pues la verdad que casi no la retengo en mi cabeza, además de que la encontré bastante rara; sin embargo me gustó y por entonces al contemplar a Bowie mucho más joven que en la cinta histórica, lo encontré hermoso, quizás también porque su papel acá era casi angelical, propio de un ser superior y sobrenatural.
      De niño apenas fui al cine, pues no tenía quién me llevara y mis progenitores tampoco veían este tipo de salidas como una gran alternativa para entretener a sus hijos (solo recién en la adolescencia, ya en los noventa, me atreví a salir con mis amigos, juntando toda la plata que lograba obtener para darme estos gustos). Sin embargo miraba fascinado en la tele todo lo que daban acerca de los nuevos títulos que se estrenaban, a través de programas como Séptimo Arte, que a veces emitían los detrás de cámara; también me quedaba como tonto mirando los afiches en el diario y en los cines cuando pasaba fuera de ellos, además de todas las imágenes posibles de sus escenas que estuvieran a mi disposición.  Fue en aquellos años de “precariedad cinematográfica”, que me prometí que cuando fuera más grande y contara con plata de mi bolsillo, saborearía todas las películas que quisiera.  Así fue como en aquel tiempo llegó a nuestras salas Laberinto, una mágica historia en la que Bowie se permitía tanto actuar como cantar, brillando como nunca frente a las cámaras.  Esta obra hecha por el estudio de Jim Hemson (¡El mismo de los Mauppets y Plaza Sésamo y que luego nos daría esa perla de la ciencia ficción televisiva que es Farscape!), presentó al artista en uno de sus roles más recordados.  Anhelaba verla con todo mi ser (lo mismo me pasó con La Historia sin Fin), pero pasaron años para poder concretarlo y así fue como a principios de la siguiente década, gracias a la ya desfasada tecnología del VHS,  la arrendé y por fin pude gozarla.  Debe haber sido genial contemplarla en pantalla grande en su momento.
      Cuando era un adolescente y me encontraba haciendo la enseñanza media, me dio por el llamado “cine arte” y de ese modo David Lynch se convirtió en uno de mis ídolos.  Fue cuando se exhibió en la televisión abierta su celebrada serie Twin Peaks, que se estrenó con bombos y platillos por acá, aunque lamentablemente debido a la escasa audiencia que provocó (pues claramente el público televisivo criollo, no estaba preparado para un producto tan elaborado como ese) la cambiaron de horario, cerca de la medianoche, y al final terminé “sacrificándome”, quedándome despierto hasta tarde (en aquel entonces me dormía temprano, más encima la daban los lunes, cuando aún me quedaban varios días de clases por delante) y de ese modo fui uno de los pocos en el país en seguir el programa completo.  Poco después Lynch hizo la precuela para el cine y no dudé en ir a verla, aunque no me quedó otra que asistir solo.  Gracias a unas revistas de cine que compraba en esa época, me enteré que Bowie realizaba un pequeño papel en ella.  Así es que tenía razones demás para mi cita con Laura Palmer y compañía.   Mucha agua ha pasado bajo el puente desde la última vez en que me repetí este filme, no obstante puedo rememorar la actuación de David, quien con solo su gestualidad (pues creo apenas tenía diálogos) logró transmitir bastante en la escena que tuvo a su cargo.  Por otro lado, el hecho de que haya sido llamado a las filas del experimental Lynch, dejó todavía más de manifiesto su virtud como celebridad y de grandes dotes para el espectáculo (no cualquiera iba a conseguir la atención de David Lynch ¿No?).
    
Como Tesla en El Gran Truco.
Ya era un hombre hecho y derecho cuando fui al cine para presenciar The Prestige (que en Chilito se tituló El Gran Truco), la esperada nueva película de Christopher Nolan.  Y allí estaba una vez más Bowie, haciendo del mítico Nikola Tesla.   Recuerdo que una crítica cinematográfica que leí al respecto, se refería a él como “El camaleónico David Bowie” y en verdad que este aparece irreconocible en su caracterización, si bien cuando hizo de Tesla ya era alguien mayor.  Las pocas intervenciones de este en el filme, son en verdad memorables.  Ese día me acompañó mi amigo Marcelo López (amistad que felizmente he recuperado, después de diez meses alejado de él), otro amante del buen cine y quien  sí ama el rock; pues me acuerdo muy bien de su alegría cuando apareció en escena Bowie.  Pues ese es el efecto que provocaba en mucha gente, afecto y admiración de verdad, ya que no todos los artistas logran amalgamar a ese nivel sus variados talentos, dejando un legado imperdible para su público.    El año antepasado pude regalarme este título en blu-ray, reencontrándome una vez más con quien hoy deseo honrar.
     Más atrás hacia mi pasado,  cuando todavía era escolar, mientras leía la revista Cinegrama, me enteré de que existía un filme censurado en Chile, de principios de los ochenta y en la que actuaba Bowie haciendo de nada menos que de vampiro. La cinta era The Hunger (El Ansia) y recién cuando estaba en la universidad pude verla en VHS, aunque en una versión muy cortada.  Hace casi cinco años atrás más o menos, llegó a mis manos el DVD con el montaje integral de esta obra y en esta ocasión lo realizado por David y sus compañeros de reparto me dejó gratamente sorprendido.  Cuando el personaje de Bowie es condenado a pasar la eternidad como un monstruoso cascajo, de lo que alguna vez fue, llegué  a la convicción de que esta era  la actuación suya que más me había gustado.  Aquella vez, cuando la vi en DVD, también estaba Marcelo y de nuevo no dejó de expresar su reverencia ante la presencia de nuestro ídolo (de hecho, fue por medio de él que me enteré sobre esta triste pérdida).  El año pasado tras por fin haberme leído el libro de Whitley Strieber, que inspiró este largometraje, volví a revisar esta joyita y como nunca me maravillé de esta obra y en especial del desempeño actoral de su protagonista.   Años después hizo de anfitrión en la segunda temporada de la serie antológica The Hunger, inspirada en la película mencionada; lamentablemente aún no he tenido el honor de revisarla.
     El amor que despertaba (y todavía despierta) David Bowie entre sus seguidores, ha llegado a tal punto, que alguien como el escritor y guionista Neil Gaimam, cuando estaba realizando sus primeros cómics para The Sandman, se inspiró en su figura para representar a Lucifer; por lo tanto le encargó a los dibujantes que lo hicieran parecido a su cantante favorito.

Comparación entre David Bowie y su simil caricaturesco.

     Ahora solo me queda volver a repetirme sus películas que tengo, para deleitarme de sus interpretaciones y darle las gracias por tantos bellos momentos disfrutando de su trabajo. 

Bowie como el vampiro acabado de El Ansia (¡Maestro!).

17 comentarios:

  1. Si no existieran las redes sociales no hubiera sabido nunca la muerte de este personaje y lo grandioso que era . La primera vez que escuche su nombre fue en una curiosidad sobre el Cómic de "The sandman " (obra que aun no he leido pero estoy seguro que llegara el dia en la tenga en mis manos para disfrutarla ) , leyendo acerca se ve que alguien muy importante para usted me gusto la frase “Porque tú no tienes el corazón de piedra” guaaau quedo grabado en mi mente muy bonita frase lo anote en mi libro de Ideas.
    Se ve muy interesante la pelicula que describio Merry Christmas, Mister Lawrance le dare su oportunidad en su debido momento
    Saludos :D

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    1. Me honra bastante que hayas compartido conmigo otra parte importante de mi vida y mis recuerdos, Andrés. Pongo por escrito que fuiste tú quién me recordó el nexo entre Bowie y Gaiman, otra razón más para agradecerte tus bellos detalles conmigo. La anécdota sobre mi papá la he contado pocas veces ahora con lo de Bowie lo recordé.

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  2. Un artículo muy emotivo, Elwin, perfecto para homenajear a una figura tan grande de la cultura popular de nuestra época. Por mi parte sí soy aficionado al rock, y David Bowie, sin ser uno de los artistas que más haya escuchado, me parece uno de sus iconos de referencia.

    Precisamente se sirvió de su formación actoral y escénica para sus espectáculos, haciéndolos muy visuales y encarnando personajes heterónimos como Ziggy Stardust. Jugó mucho con la androginia y la ambigüedad, convirtiéndose en un símbolo sexual para hombres y mujeres por igual, independientemente de su orientación. Creo que David Bowie dominaba la escena y la imagen a la perfección, y absorbía y adaptaba a su estilo cuantas tendencias y novedades fuesen apareciendo. Por eso le apodaban "El camaleón". A Mick Jagger le atribuyen la frase "Nunca estrenes zapatos cuando vayas a visitar a David Bowie, porque al día siguiente tendrá unos iguales".

    También cabría hablar de su trabajo como productor musical, pues fue responsable de grandes álbumes como "Transformer" de Lou Reed o "Raw Power" de The Stooges, la banda de Iggy Pop. De hecho creó amistó y colaboró con otros "animales escénicos" como los mentados Mick Jagger, Lou Reed e Iggy Pop, y también Freddy Mercury o Annie Lennox.

    Comentar por último que su hijo Duncan Jones (pues el verdadero nombre de Bowie era David Jones) es cineasta, y autor de un excelente filme de Ciencia-Ficción: "Moon", del año 2009.

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    1. Amigo Tomás, desperté esta mañana muy contento al saber que habías leído y comentado este texto tan personal. Como no soy un experto en Bowie, te agradezco todos los datos sabrosos que me has contado, algo que solo un buen amante del buen rock como tú sabe.

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  3. Esa fue mi noticia de desayuno la semana pasada... Y luego, vi por twitter la de Alan Rickman (Snape)... ¡En las primeras dos semanas del año perdimos ya a dos grandes iconos! Y encima, ahora pronostican una inflación de 500% para mi país este año... ¡¡Va a estar rudo!!

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    1. Pues en efecto pienso escribir algo sobre Rickman (¡Tremendo actor!). Ojalá pueda tener el texto para fin de semana.

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  4. Por fin puedo comentar, gran pérdida de un gran cantante y actor, me dejaste con el bichito de ver "El Ansia".

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    1. ¡Por fin tengo el gusto de que me dejes comentario, Sta. Cecilia!

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  5. Vaya, parece que la maldición de que una estrella nunca se sola se sigue cumpliendo, la versión extendida dice que se van en grupos de 3, espero que no sea cierto en esta ocasión.

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  6. Como decía Loquillo, un cantante de rock español, "Siento como si poco a poco se mefuera muriendo el siglo XX": Nada más que añadir a lo que tan bien has expuesto, salvo que no hay dos sin tres, y que tras Bowie hemos tenido que despedir también a Alan Rickman y Glenn Frey, el lider de The Eagles. Mal empieza el 2016, amigo mio.

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    1. Como no soy rockero, no conozco a Frey, pero tengo pendiente escribir algo sobre el gran Alan Rickman (me encantó la cita de Loquillo que mencionas).

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    2. Aguardo impaciente ese artículo sobre el gran Alan Rickman. Frey y su grupo son especialmente conocidos por su clásico "Hotel California". ¡Saludines!

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    3. Lo de Rickman espero tenerlo para el finde y ahora que mencionas esa canción que si la recuerdo...¡Me acuerdo de la leyenda urbana de su supuesto mensaje satánico!

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  7. A mí me pasó al revés, primero llegué a Bowie por la música, aunque sabía que había hecho algunas películas, y luego, muchos años después, vine a ver algunas de ellas, que no todas tampoco. Y como las primeras cosas que escuché de Bowie fue su época New Wave ochentera, después me sorprendí de que tales o cuales canciones que recordaba haber escuchado en mi infancia, ¡eran suyas! La insolencia, es lo que tiene la ignorancia de los adolescentes.

    Y para colmo, se va cuando lo creíamos retirado, y lo hace mandándose un último disco tremendo. Sólo para hacer más lacrimógena la partida.

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    1. No soy rockero, pero gran respeto siento por los cultores de esta música y bien sé que harto sabes al respecto sobre el tema. Lo que aquí dices deja clara constancia de la gran huella que dejó en el arte contemporáneo en general este querido artista.

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