domingo, 8 de abril de 2018

El mundo del anime está de luto.


     En el transcurso de esta semana que ya se acaba, el jueves 5 de abril, falleció a la longeva edad de 82 años el director y productor de animación japonesa Isao Takahata.  Tras su muerte muchos no podemos dejar de recordar esas obras, entre series de televisión y películas, que hace rato ya forman parte de algunos de los mejores recuerdos de nuestra vida.  Es así que en mi caso particular (y de mucha gente que conozco), desde mi más tierna infancia Takahata consiguió en más de una ocasión emocionarme con la belleza de sus creaciones, siendo una de las personas que logró encantarme para siempre con las historias y con el tipo de arte del cual sin dudas este fue uno de sus maestros.
     Más de una vez me han preguntado de dónde viene mi amor hacia la literatura o cómo fue que me interesé por la lectura, siendo que además provengo de una familia en la que generalmente salvo mi abuelito Daniel y mi tía Elsa maternos, no tenía quienes estimularan mi atracción al respecto…Aunque suene paradójico, fue la llamada “cajita tonta” la que me llevó a acercarme a los grandes narradores y sus obras, gracias a las producciones que vi desde muy pequeño en su pantalla y luego enterarme de que estaban basadas en libros.  Dos de esas ficciones en particular me impactaron demasiado, tanto por la belleza de su puesta en escena, como por el dramatismo que poseían y que para una mente sensible como la que tenía en aquel tiempo, se quedaron para siempre en mi memoria y corazón: las versiones en anime de dos clásicos infantiles de la literatura europea, Heidi (de 1974) sobre la novela homónima de Juana Spyri y Marco (de 1975) sobre el cuento De los Apeninos a los Andes contenido en el libro Corazón de Edmondo de Amecis.  Estas fueron los dos grandes shows que dirigidos en un principio al público menor edad, consiguieron demostrarme el verdadero poder de una historia potente, para llevarnos a través de la imaginación a otras realidades y, de paso, enseñarnos a conocer la vastedad de nuestra propia humanidad.
Me quedo con estas dos
grandes obras suyas.
     Ambos programas de más de 50 episodios cada uno fueron realizados por Isao Takahata, quien  los dirigió, participando junto a su amigo Hayao Miyasaki y luego socio con quien con posterioridad fundó el famoso estudio Ghibli en 1985.  Mis coetáneos o que ya tienen más de tres décadas (o cuatro)  en este mundo, bien saben de qué tratan Heidi y Marco.  La primera de ellas nos cuenta las vivencias de una dulce niña huérfana, cuya tutora, su única tía consanguínea, la deja junto al otro familiar vivo que le queda, su abuelo, viviendo en los Alpes suizos.  La mujer que no tiene mayor apego por la pequeña ha tomado esta decisión, porque es la única manera que tiene para acceder a una buena oportunidad de trabajo; sin dudarlo en la práctica abandona a la chiquilla, con un hombre que ni siquiera la conocía, pues este era famoso por ser un cascarrabias y casi un ermitaño, habiendo perdido relación con su hijo, el padre muerto de Heidi.  El viejo no tiene elección y la acepta a regañadientes, siendo que en contra de su voluntad el amor de la niña comienza a convertirlo en una mejor persona, volviéndose ambos una verdadera familia feliz.  No obstante el drama llega hasta ellos, cuando la tía Dette regresa para llevarse consigo a Heidi, ya que según ella ahora  puede darle una buena educación y comodidades en la ciudad; pero la verdad de todo es que quiere que su parienta acompañe a Clara, una niña inválida de una familia pudiente para la que esta trabaje.  Pese a todo Clara posee de igual manera un corazón noble y las muchachas se hacen amigas, aunque viven bajo la sombra de la amargada y estricta institutriz señorita Rottenmeier, quien les hace pasar varias penurias.  Mucho pasa en esta historia llena de personajes inolvidables y que a más de un niño y adulto en su momento (como en el presente), les partió el corazón hasta las lágrimas.
     Marco es la historia de otro chico, esta vez de un italiano nacido en el seno de una familia cariñosa, aunque con serios problemas económicos; es así que sus padres toman la determinación de que la madre acepte un trabajo, puertas adentro, nada menos que en Argentina, viajando hasta tan lejano lugar para ellos.  Los que se han quedado sin la matriarca aprenden a vivir sin ella, quien al menos les envía cartas de manera regular, hasta que un día estas dejan de llegar y entonces el temor de haberla perdido para siempre se cierne sobre ellos; es así que el voluntarioso Marco decide emprender un peligroso viaje para ir en pos de su madre, en la práctica sin dinero y nada más que su valor y el enorme amor que siente hacia su progenitora.  En el camino se encuentra con un montón de personajes increíbles, entre nuevos amigos que le ayudan en su odisea y otros para nada de fiar.
      De niño me gustaba cantar (y dicen que lo hacía bien), habiéndome aprendido la hermosa canción de los créditos de apertura de Marco, que realizó la compañía encargada del doblaje al español para Latinoamérica.  Formaba parte de mi repertorio junto con los temas de Candy, Candy y las canciones del grupo de música infantil Mazapán, que interpretaba para las visitas que venían a casa, así como cuando participé en un concurso de canto en uno de los colegios en que estudié en la enseñanza básica (¿Les conté esa historia ya?). Aún me la sé y a veces la canto (ya no con la voz angelical de ille tempore) cuando me llega la nostalgia.


                                                    La inolvidable intro latina de Marco.

     Otras series que realizó Takahata fueron Lupin III (1971) que nunca vi, pero que sí tuve el agrado de conocer a su protagonista gracias al filme de Hayao Miysaki El Castillo de Cagliostro (1979).  De igual manera suyo es otra adaptación a este formato de Ana de las tejas verdes, también sobre una obra literaria infantil europea, aunque lamentablemente todavía pendiente para mí.
      Amparado por el legendario estudio de animación nipón de Toei, en 1969 estuvo al mando de su primera película, Las aventuras de Hols: Príncipe del Sol.  Su argumento gira en torno a un chico cercano a la preadolescencia, que consigue una espada mágica, tras quitársela a un gigante de piedra que la tenía clavada como si se tratara de una espina en su tremendo cuerpo.  Esta arma de carácter místico le permite enfrentarse a los enemigos de su pueblo aislado de la civilización, en un mundo propio de la fantasía épica de ambientación más o menos europea.  El filme lo vi hace años, en el cual más encima también participó Miyasaki, y me gustó mucho por su tono clásico, con esa animación de antaño que aún en aquellos tiempos era tan cuidada.  Ya es tiempo de que la vuelva a ver y ahora la disfrute junto a mi sobrinito Amilcar.
      Las aventuras de Panda y sus amigos (1972) y Goshu, el violoncelista (1982) aún no las he visto, siendo que la segunda de ellas hace rato que la tengo.  Como ambas son de carácter familiar, supongo son ideales para seguir mostrándole a mi regalón buen cine de este tipo, que no todo son superhéroes ¿Cierto?
      5 en total fueron las cintas que hizo Takahata para Ghibli, siendo lejos la más famosa (que no sé si la mejor), la primera de ellas: La tumba de las luciérnagas (1988).  Basada en la novela de un compatriota suyo, pese a tener de protagonista a dos hermanitos, un niño (el mayor) y una niña (la menor), para nada es una obra como para ver con los más pequeños ¿Por qué razón? Pues debido a que pese a lo hermoso de su factura y el tremendo guión que posee, es un terrible drama sobre estos, en medio de un Japón devastado por la Segunda Guerra Mundial.  Desde un principio sabemos al comenzar este largometraje, que lo contado en ella nos estremecerá, ya que tras encontrarnos con uno de sus dos protagonistas sumido en la miseria y la soledad, la narración se remonta a su pasado y que primero se presenta como una efímera Edad Dorada para este y su familia.  Los horrores del conflicto bélico, en el que los niños son las víctimas de los errores de los grandes, los convierten en unos de los tantos huérfanos de la guerra.  Sin embargo se tienen a ambos para superar todo y pareciera que el amor entre ellos puede derrotar la desgracia del medio en que viven; no obstante, como se trata de una obra que pretende retratar de manera descarnada este momento del orgulloso Japón, pese a toda su poesía visual y a cierto elemento sobrenatural, no basta con ello y los niños poco a poco van cayendo en el pozo que los adultos han ido construyendo con sus egoísmos.  Bajo estos hermanitos se haya presente el símbolo de la esperanza de las nuevas generaciones de su país que, tal como la de otros pueblos que han sufrido la guerra, estuvo a punto de perderse.  Sin dudas que cicatrices así quedan para siempre en la piel de un pueblo y su gente.  Creo que es imposible no sobrecogerse con esta película, que está considera entre lo más sublime del séptimo arte japonés.  Por otro lado, todo es más doloroso, porque los niños que protagonizan esta historia están caracterizados de tal manera, que en efecto uno haya en ellos la delicadeza, inocencia, felicidad y desamparo que solo en ellos podemos hallar. Por último, su música es igualmente de conmovedora.


                                                   Tráiler de La tumba de las luciérnagas.

     En 1991 se lanzó Recuerdos del Ayer, que aborda el viaje físico y espiritual, este último a través de la memoria, por parte de una veinteañera, a su pueblo natal para tomarse unas vacaciones.  El contraste entre el Japón de la ciudad y moderno, con el del lugar que vio nacer a la protagonista, aún anclado a muchas de las tradiciones del país, presenta un tema caro a las películas de Isao Takahata en sus trabajos para Ghibli: la valorización de la vida sencilla, bucólica o de fuertes lazos familiares entre sus personajes, que ya en La tumba de las luciérnagas encontramos.
     Mucho más conocida y valorada entre sus seguidores y cinéfilos amantes del anime, viene a ser Pompoko (1994), filme que en sus elementos panteístas y/o sintoístas (o ecologistas, si queremos usar un término más sencillo y conocido por todo el mundo), recuerda bastante al de su compañero Miyasaki.  Es así que tomando conceptos propios de la mitología japonesa y su folclor, tiene como protagonistas a un clan de mapaches, que para sobrevivir a los avances del mundo de los humanos, que están arrasando con su ecosistema, deben hacerse pasar por hombres e involucrarse en una guerra contra estos, con el propósito de defender su tierra.  Entremedio se encuentros los más astutos zorros, con poderes parecidos a ellos, pero que han optado por vivir con la humanidad camuflados (hasta cierto punto renegando de su naturaleza animal).  No puede ignorarse el discurso de defensa de aldea y menosprecio de ciudad, que además haya su reflejo en tantos casos parecidos, donde pueblos autóctonos y culturas nativas, han sufrido por los adelantos de la modernidad.
     De 1999 data Mis vecinos los Yamada, una obra que se supone en un principio una comedia acerca de una familia tradicional moderna japonesa, realizada en base a pequeños gags y que tienen a distintos de sus miembros como protagonistas, así como usando una animación más básica y caricaturesca que otros trabajos del estudio.  Bien puede ser considerada como el título menos logrado de su director, como también de Ghibli, aunque no por ello deja de provocar más de una risa y llevarnos a una que otra reflexión; por otro lado, no es despreciable su carácter satírico sobre cómo era la sociedad nipona en aquellos tiempos y que pese a su carácter costumbrista, puede reflejar lo que pasa incluso en familias de otras culturas.
      Alrededor de una hora no más me terminé de ver El cuento de la princesa Kaguya (2013), la despedida de nuestro sensei cuando ya sobrepasaba los setenta años de edad.  Basada en una historia tradicional de su nación, es una cinta en verdad preciosa y de más de dos horas de duración, que regresa a Takahata a las temáticas fantásticas, aunque sin dejar de lado su interés por el apego al costumbrismo japonés.  Tuve el gusto de verla con Amilcar, que me la descargué en HD en un excelente doblaje hecho en México, para que mi niño la pudiese apreciar sin problemas y pese a que en determinados momentos su ritmo pausado a ratos lo sobrepasó, no dejó de acaparar su atención (así como la de este mismo servidor).


                                              Tráiler de El cuento de la princesa Kaguya.

     Es la historia de una niña encontrada por un anciano campesino de las montañas, en medio de una caña de bambú.  La muchachita vestida como una princesa tradicional cabe en las palmas de sus manos, pero luego se convierte en un bebé de tamaño normal y rápidamente comienza a crecer hasta llegar a la adolescencia.  En la montaña su vida es feliz junto a sus padres adoptivos (que no dejaron de acordarme hasta cierto punto a Pa y Ma Kent, de los cómics de Superman), llegando a formar parte de un grupo de amigos en el cual ella es la única chica y donde el líder es un chico mayor, lo que a todos nos hace creer que entre los dos habrá un romance.  Sin embargo, todo cambia cuando la introducción de nuevas maravillas provenientes del mismo bosque de bambú, de donde la niña apareció, hacen que ambos padres se vayan con ella a la ciudad para darle una vida de lujos y convertirla en la princesa que pensaban estaba destinada a ser.  Allí varios hombres poderosos pretenden su mano, aunque la protagonista nunca vuelve a ser dichosa como antes, con lo que comienza el drama.  Con posterioridad se revela el origen de Kaguya, que trae más penas que nunca.
     Ambientada en el Japón feudal más o menos, esta obra trae a colación varios temas interesantes a tener en cuenta, muchos de ellos ya trabajados por su autor como las nociones de la familia, el respeto hacia la naturaleza y el apego a la vida sencilla.  Pero también es grato encontrar en ella la noción acerca de la búsqueda de la felicidad, que en algunos personajes se encuentran en la libertad para ser uno mismo sin trabas (como bien sucede con la protagonista) o los bienes materiales (el padre adoptivo de Kaguya).  
      Asimismo, la recreación de las tradiciones y costumbres de un Japón antiguo tan exótico y atractivo a muchos ojos gaijin (extranjeros en lengua nipona), viene a ser otra de sus virtudes, tal como resulta ser valioso el acompañamiento musical, que esta vez estuvo a cargo del connotado compositor Jao Hisaishi (habitual colaborador de Hayao Miysaki); respecto a la banda sonora, acá encontramos además varias canciones tradicionales de su país, que ayudan a conocer mejor la enorme riqueza cultural del País del Son Naciente.
       Por último, el desenlace de este largometraje es sin dudas inesperado, bello y hecho con tal delicadeza, que junto a La tumba de las luciérnagas, cierra el círculo con lo mejor de Isao Takahata para su paso por Ghibli.

Precioso homenaje en cómic a Isao Takahata.

12 comentarios:

  1. Como siempre me emocionas con tus escritos. Pero como te dije, los maestros no mueren, sino que transcienden.
    Karla.

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    1. Gracias por pasarte por acá, querida amiga Karla, que supe de su muerte por ti y tuviste además el bello detalle de mandarme ese homenaje en formato cómic, que agregué a este post.

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  2. Desconocía a este hombre sin embargo si he visto tres de sus obras de niño vi Heidi y Marco, Heidi me gustó más que Marco ya que era mas alegre, hace unos años vi la tumba de las luciérnagas una de las películas más triste y pesimista que he visto mostrando una crudeza de la realidad nunca vista en una película de animación para adultos, descanse en paz.

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    1. Parece que no te gustan las historias tristes amigo...¿Cómo pudiste soportar entonces "Logan"? Respecto a "La tumba de las luciérnagas" no diría que es pesimista, pero sí muy dura y que golpea la sensibilidad del espectador como pocos filmes que conozco (y bien que lo haga, para hacernos conciencia sobre las estupideces que cometemos los adultos y para proteger por sobre todo a los niños).

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  3. Hola Elwin que bueno que hayas dado de tu tiempo a tan añorados cómic que de niño me atraparon con bellas historias y tristes por cierto , me ha dado gusto leer tu post a tan gran creador de cómics Japoneses.saludos.

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    1. Me alegra que te haya agradado este post, que igual tiene mucho de nostalgia y que debido a ello nos conecta con muchos de nuestra generación.

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  4. Isao Takahata... ay, mi amigo. Nos ha dejado un de los grandes de la animación, la TV y el cine japonés. Cuando niño por supuesto que vi Heidi, era un evento familiar verla en la tele. Yo ya ubicaba al personaje por una película antigua ("fallada"? jaja). ¿Quién de nosotros no vio Marco en su infancia? Y con respecto a películas como "El príncipe del Sol", la vi en la TV abierta, en los 80s lo más probable.
    Y qué puedo decir de La Tumba de las Luciérnagas?? Solo que es una cinta maravillosa.
    Saludos.

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    1. Sabía que mi querido amigo Miguel no me iba a fallar, que en más de una ocasión hemos charlado acerca de las obras de Takahata y Miyasaki. Es de esperar que este otro aún se quede con nosotros, que su último filme no fue de mi gusto y me gustaría terminara su carrera con una obra tan bella como la que hizo su compañero.

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  5. Vi las aventuras de Hols siendo niño y me encantó. Cuando me enteré del fallecimiento de este gran hombre, por medio de Twitter (fue tendencia incluso en mi país) me sentí apenado y apesadumbrado. Por supuesto que la animación y Ghibli están de luto por ello. La infografía final que colocaste (o comic) está excelente.

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    1. En efecto muchos lo estamos extrañando a lo largo del mundo. De seguro en Japón deben haber declarado hasta luto nacional ¿No?

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  6. Saludos Elwin, aquí murinus2009.

    Este es el primer espacio en que me entero de la muerte de, Isao Takahata.
    Lastima, poco a poco van falleciendo grandes autores que nos aportaron muchas horas de gran entretenimiento.

    De la Obra de Takahata:

    -Heidi.
    Aqui en Mexico fue un gran éxito, la ultima vez que la vi fue hace unos 20 años...Creo que es lo único que he visto de Isao Takahata, el resto:

    -Marco.
    Es una serie de la que he escuchado mucho, pero nunca la he visto, creo que en México no la pasaron por tv. abierta, a menos que yo no la recuerde.
    Buenos datos los que aportas, como tu faceta como cantante y que la tv. te haya ayudado a interesarte en la Literatura.
    -Lupin III, serie
    -El Castillo de Cagliostro.
    -Ana De Las Tejas Verdes
    -Las aventuras de Hols: Príncipe del Sol
    -Las aventuras de Panda y sus Amigos.
    -Goshu el Violoncellista.
    -La Tumba de las Luciérnagas.
    Estremecedora la presentación que haces de esta película, debe valer mucho la pena, una obra artística muy importante.
    -Recuerdos del Ayer.
    -Pompoko.
    Tu colega de, cgnauta.blogspot, hace una gran reseña de esta cinta, da para pensar el tema central: la imposibilidad de la Naturaleza para oponerse al inexorable avance del Hombre.
    -Mis vecinos los Yamada.
    -El Cuento de la Princesa Kaguya.

    Todas las anteriores, decia, no las he visto este gran recuento tuyo es una buena lista para agregar a mis pendientes.

    Gracias a @Unknown-Karla por ese hermoso comic que muestra la gran trayectoria de este Gran Maestro

    Buen Homenaje Elwin, el que haces a este tristemente desaparecido Maestro, hasta el momento el tuyo, es el único espacio que conozco en que se habla de su perdida.

    Gracias y hasta pronto, esperemos no haya muchas noticias así lo que resta del año.

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    1. Gente como Takahata nos une a lo largo del mundo, sin importar fronteras y demostrándonos la belleza de la creatividad del ser humano.
      Qué lástima que no hayas visto "Marco", que es tan emotiva y a mí me gustaba más que "Heidi".
      Pienso repasarme varias de sus cintas junto a Amílcar.
      Gracias como siempre por compartir conmigo estos textos y más encima uno como este en el cual hablo de mis propios recuerdos (que mis amigos más cercanos ni siquiera se dan el tiempo de leerme).

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