1. Preliminares.
Tras terminarme el cuarto libro
correspondiente a mi "autoreto", de leer solo a autores nacionales y
latinoamericanos este semestre o más bien en lo que queda del año, creo que he
podido evidenciar cierto estilo, obsesiones o tópicos recurrentes en su autor:
Jorge Baradit. Y es que su, asimismo,
cuarta novela en publicar y la tercera suya en ser leída por este humilde
servidor, ha sido casi un parto para mí debido a sus particularidades...
Pero para justificar mis últimas palabras
del párrafo anterior, vamos por parte mejor, como bien dijo Jack el
Destripador.
2. De qué va.
Sin ánimos de quitarles la sorpresa de
descubrir por ustedes mismos los giros argumentales de esta historia, el texto
trata sobre las cuitas de Fernando Camargo, un joven universitario de familia
chilena y santiaguina más o menos acomodada.
El chico fue criado por su abuelo, un recio ex militar que se transformó
en su verdadera figura paterna, pese a que también vive con su padre directo;
aunque este último más bien ha resultado ser demasiado lejano en la vida del
protagonista, debido a su actitud pusilánime.
Su existencia cambia, cuando se entera que su ídolo estuvo involucrado de
manera directa, nada menos que en la tortura, asesinatos y desapariciones de un
montón de gente durante la dictadura de Pinochet. Empero la revelación sobre el pasado oculto
de su familiar no es nada, cuando de pronto entra en conocimiento de la
existencia de una cinta que tiene una grabación real espantosa y que no solo
demuestra las atrocidades cometidas durante el gobierno militar, sino que deja
constancia de la existencia de fuerzas sobrenaturales, capaces de asolar la
realidad tal y como lo entendimos.
Más de alguien anda detrás de la
información que tiene en sus manos el chiquillo, quien debe escapar junto a su
mejor amigo y a otros aliados, entre ellos un inesperado agente de la PDI
(Policía de Investigaciones), a ver quién logra controlar lo que se avecina y
que demuestra que el mundo se rige de una manera mucho más dura y cruel de lo
que se suponía.
A medida que va transcurriendo la historia,
se van desplegando capas y capas de datos; hasta que se confunde qué es lo que
en verdad está pasando y donde pasado, presente y futuro se mezclan. Nada es lo que parece, ni siquiera las
personas que a uno lo rodean, ni los recuerdos que mantenemos, ni siquiera
nosotros mismos.
Ilustraciones hechas por Martín Cáceres para la edición original serializada semanalmente en el diario La Segunda.
3. La manera de
cómo está escrito el libro.
La novela parte como una narración
convencional, contada en primera persona por parte de su mismo protagonista y a
través de un suceso que sin dudas logra enganchar al lector; ciertamente
Baradit sabe cómo cautivar desde las primeras líneas a sus seguidores, más
todavía cuando se trata de llevar a una ficción fantástica y horrorosa, la historia
real del pueblo chileno y que un lector compatriota suyo ubica lo suficiente
como para apreciar este juego. Luego va
acrecentándose la intriga a medida que la lectura avanza y van incorporándose
elementos a ella, donde el peligro acecha desde todas partes y ya nadie puede
estar seguro…
…Sin embargo cuando ya está armado un
escenario, sobre el cual podemos sostener nuestra atención, el autor comienza a
enredar todo y las múltiples aristas se vuelven caóticas, a tal punto que
cuesta tener claro qué está pasando y cuál es el papel de los personajes. Uno llega a preguntarse si Baradit hizo esto
a propósito, para reflejar un mundo en el cual todo se está desmoronando, de
modo que por ello el relato mismo ha perdido cohesión o bien la historia se le
fue de las manos y no supo cómo terminarla de forma coherente o, muy
probablemente, su argumento fue reescribiéndose mientras el artista se
encontraba alcoholizado o en estado de drogadicción (algo probable, si se
considera lo que ha pasado con muchos de sus colegas que le precedieron, como
Maupassant- que en todo caso se volvió loco producto de la sífilis-, Poe o
Stephen King en sus peores momentos).
Puede que los cambios por los que va
pasando la narración, a muchos lectores les entusiasme, pero al menos en mi
caso no disfruto de este modo de contar las ficciones.
Considerando que muchos de los personajes
son jóvenes, si bien educados y otros no muy sensibles que digamos (entre
militares y personas toscas dedicadas a la ley y el orden, que no estamos
hablando de los sofisticados agentes del FBI, como nos tienen acostumbrados los
gringos), hay bastante garabateo, o sea, uso de lenguaje grosero y de términos
propios del hablar informal y/o chilenismos.
Ahora bien, ello le otorga verosimilitud al texto, que los diálogos en
general están realizados con soltura, además de la misma narración en primera
persona de personaje principal, quien hace sus propios comentarios sobre
aquello que está pasando.
4. Constantes
varias.
Una vez más nos encontramos con el
llamado ciberchamanismo, concepto con
el cual el estudioso y experto de la ciencia ficción español Miguel Barceló,
bautizó a la literatura bizarra de Jorge Baradit, cuando hace años publicó en
su destacada colección Nova la novela Ygdrasil de este autor. Y es que el escritor vuelve a mezclar
conceptos propios de la ciencia ficción y en especial del ciberpunk (en
especial tal y como aparecen en las fantasías científicas del manga y el anime
japoneses), a través de los artefactos biorgánicos más estrafalarios (donde
aparatos espantosos se fusionan con los cuerpos de personas vivas…y muertas,
algunos de ellos hasta mutantes) y del folclor mapuche, como de otras
comunidades originarias de esta zona del mundo…Todo ello al punto de que ya visto
en una tercera ocasión (si se considera su mencionada opera prima y su ucronía Synco),
la novedad que fue en su momento esta fusión ya llega a cansar, con tanto
barroquismo por el lenguaje y los recursos utilizados y reciclados.
No obstante, debe saberse que el presente
tomo que hoy nos reúne, viene a ser la tercera parte de una trilogía comenzada
por su primer libro publicado y la novela corta Trinidad; de modo que la
repetición de su ambientación, responde a la pretensión de crear un mismo
universo ficcional. Lo dicho recién hace
que incluso los sucesos de Synco converjan a esta saga, puesto
que al final nos encontramos con la existencia de realidades alternativas y/o
un Multiverso visionado por él.
Por otro lado, no falta el elemento
religioso judeocristiano, que Jesús y Dios, así como construcciones tales como
las iglesias, aparecen y queda de manifiesto que no son meras invenciones sociales;
sin embargo, como estamos hablando de una obra donde nada es tan “bonito” como
bien querríamos, su presencia solo sirve para aumentar la dosis de pesadilla en
la que se sumerge todo.
La existencia de entidades monstruosas,
apenas vislumbradas por ojos mortales, con su deseo de entrar a nuestra
realidad y dominarla, no deja de recordarnos los textos propios de los Mitos de
Cthulhu, diseñados por Lovecraft y compañía.
De tales nociones ya se había servido con antelación Baradit, algo que se
aprecia una vez más dentro de estas páginas.
Siendo su cuarta novela, nos volvemos a
encontrar con una obra de título corto y de nombre atractivo, pegajoso y
relacionado con lo indígena, como con las mitologías y la religión. Del vocablo nórdico de Ygdrasil a Trinidad
(su novela corta que le concedió el prestigioso premio especializado
UPC en España), pasando por Synco, posteriormente Kulfukura
y por último esta otra, Lluscuma.
5. La chilenidad
como interés de nuestros narradores.
Jorge Baradit ha encontrado el filón de
oro, explotando los hechos más supuestamente oscuros de las crónicas
nacionales, entre las más antiguas y otras más recientes a través de sus hasta
ahora 5 entregas de Historia Secreta de Chile y al punto de que desde 2012 que no
publica otra novela suya (salvo su colección de cuentos del año antepasado La
Guerra Interior, que tengo, aunque esperaré a leerla en un futuro
incierto). De este modo, ha profitado de
figuras nacionales y hechos de nuestra patria como ha querido, que allá él con
lo que hace para mantenerse activo y convertirse en referente para muchas
personas, interesadas solo de los chismes, que de leer ficción de calidad (hoy
en día Baradit es gracias a estas obras, una figura mediática que siguen
personas en la televisión, diarios y radio sus intervenciones y que de seguro
no han leído sus otros libros y menos leerían a autores más consagrados).
Me sirvo del párrafo anterior para
demostrar cómo la ficción baraditiana (¿alguien antes había utilizado este
adjetivo? Si no, oso cobrar derechos de autor) presenta esta faceta donde desfilan muchos de los personajes reales
de la historia nacional, por no mencionar hechos relevantes de nuestro país;
que en esta novela no todo se remite a Pinochet y a su dictadura, con su
siniestra organización de la DINA (la
cual llevó a cabo un montón de asesinatos y violaciones contra los derechos
humanos, durante el gobierno militar) y los campamentos de prisioneros
políticos. Y es que acá no faltan las
menciones a la Guerra del Pacífico, a los Presidentes Balmaceda y Pedro Aguirre
Cerda, la brujería chilota y mapuche, así como otros datos sacados de la
imaginería criolla. Al respecto,
también cumple un papel destacable el célebre caso del Cabo Valdés, un suceso
periodístico de los setenta sobre un supuesto rapto extraterrestre, que el
escritor aquí retoma y lo transforma lo suficiente como para adecuarlo a los
acontecimientos de su libro.
Como esta historia transcurre más o menos
en la actualidad, ello queda evidenciado gracias a varios personajes ficticios
y películas donde el autor nos demuestra su ñoñería:
las series Robotech, Batman Beyond (Batman del Futuro) y Los
Expedientes-X, entre lo que puedo recordar; también se habla de
Godzilla y de uno de los tantos filmes de Batman…Pero de igual manera todo esto
sucede en calles, poblaciones y zonas propias del Santiago actual y demás
regiones de Chile, desde el norte al sur más recóndito; la geografía del país
toma un papel fundamental dentro de la novela, donde la nación está siendo
trastornada por lo eventos que se están desarrollando.
En lo que concierne a la ambientación
típica chilena de esta obra, con lo que el tema de la chilenidad (o sea,
aquello que nos da identidad como pueblo chileno) destaca la mención del famoso
y popular Persa Bío-Bío, un extenso sitio ubicado en pleno Santiago y dedicado
a la venta de todo tipo de cosas…Personalmente me llegó bastante la parte del
libro que transcurre en este sitio y es que ya hace más de una década atrás,
que con amigos habíamos llegado a la conclusión de que este lugar es lejos lo más
ciberpunk de nuestro país: puesto que allí uno puede acceder a la tecnología
más avanzada o que en otras circunstancias costaría bastante caro conseguir, en
medio de un paisaje modesto y muchas veces feo (en cuanto a las construcciones
donde se vende); no obstante, el lugar tiene un enorme atractivo para mucha
gente como yo, que ya en otras ocasiones me he referido a este comercio
informal en anteriores post…Es así que Baradit lleva las particularidades de
este sitio al servicio de su pesadilla ficcional y para convertirlo en un
mercado de los horrores, que a ojos de los lectores de otros países, costaría
pensar que se trata de algo que sí existe en el mundo real, aunque nunca con
las cualidades siniestras que le da el autor.
Igual uno puede llegar a preguntarse, si este escritor tiene alguna
especie de inquina personal con el Persa, que lo describió con lujo y detalles
con tantas características bizarras.
7. Comentarios
finales.
El libro en cuestión no es tan extenso,
que posee menos de 300 páginas, dimensión en la cual se encuentra el resto de
los títulos baraditianos. Comienza a
leerse de forma ágil, pero luego con la introducción de todos los barroquismos
y roturas espacio-temporales a los que ya hice referencia, puede tornarse un
texto agreste y que al menos para mí hizo que lo único que deseaba era
terminarlo, para tener una idea más completa y acabar con una narración que se
me puso odiosa.
Igual no está mal escrito y lo recomiendo,
aunque no como para comenzar a ahondar en la narrativa de su creador, que si
fuese así tal vez llegaría a alejar al lector principiante de otros textos
suyos más divertidos. En todo caso, me
parece que este desapego al libro se debe a sus personajes, que en general me
parecieron detestables, por tratarse de sujetos marcados por el odio, el resentimiento
y violentos. Pueden haber uno o dos
poseedores de algún atractivo positivo, como la lealtad y el deseo de justicia;
sin embargo, ello queda anulado por el ambiente de miseria humana, en el que se
desenvuelve todo, que termina por fagocitar toda luz de esperanza (bueno, la
verdad es que el mismo final de la novela me pareció tan confuso, que a estas
alturas ya no sé si la historia terminó con la victoria o la derrota).
Los
juegos de poderes están en perpetua lucha (se habla de una Guerra Secreta), en la que políticos, militares y civiles se
disputan la supremacía sin respetar la vida de sus semejantes o como meros
peones; es así que el mismo protagonista se vuelve un sujeto despreciable,
cobarde y misógino, saliendo de su puño y letra (fruto de sus sentimientos y
opiniones) algunas sentencias espantosas que de seguro harían a las feministas
más acérrimas vomitar (por cierto, hace poco se acusó a Jorge Baradit de
machista, debido a unos cuantos tuiteos suyos y otras manifestaciones de este
tipo en las redes sociales, con algunos amigos suyos artistas). Más encima no
hay ningún personaje femenino destacable en la novela, que las pocas féminas
que aparecen apenas tienen relevancia.
Esta obra ganó en 2014 el Premio Municipal
de Literatura de Santiago, a la novela juvenil, galardón que considerando las características
de esta obra (independientemente del valor estético que pueda tener) me parece
inmerecido…Y es que hasta donde entiendo, una obra perteneciente a la narrativa
juvenil no solo debe ser de lectura ligera, sino que además al estar dirigida a
un público adolescente y todavía sin criterio formado, tendría que promover el
acto de leer entre los más jóvenes y, además, incentivarlos a valorar las
virtudes morales a través de un protagonista heroico. Pues como ya habrá quedado claro, esto no
sucede con el libro en cuestión, bastante denso y violento, donde el mismo
protagonista ve a su pareja como a un objeto sexual, es cobarde, considera el
aborto como un medio para escapar a su responsabilidad como padre, es desleal,
entre otros aspectos negativos de su persona; además la novela trata sin
tapujos sobre tortura, violaciones y otras fechorías que para nada recomendaría
en toda su crudeza a un lector de esta edad.
Por lo tanto, bien puedo decir que de seguro Lluscuma ganó este premio
solo por la fama de su autor, que el libro no es “malo”, aunque tampoco es una
narración juvenil como lo son textos de la talla de La Isla del Tesoro de
Robert Louise Stevenson y las sagas de Harry Potter y Artemis Fowl, que no
dudaría en promover entre mis estudiantes.
Por cierto, Baradit se menciona a sí mismo
como personaje dentro del libro y hay algo de autobiográfico al hacer que el
protagonista y sus compañeros, estudien comunicación audiovisual, tal como él
lo hizo antes de dedicarse a la escritura.
Portada de la nueva edición en español. |
"de pronto entra en conocimiento de la existencia de una cinta que tiene una grabación real espantosa y que no solo demuestra las atrocidades cometidas durante el gobierno militar, sino que deja constancia de la existencia de fuerzas sobrenaturales, capaces de asolar la realidad tal y como lo entendimos." Esa cita de tu texto me transportó a algunos de los últimos relatos y novelas de R.R. López, donde sus villanos son unas fuerzas oscuras que dominan los gobiernos y muchas de sus estructuras conocidas como los Arcontes del Destino. Más sobre ellos acá: https://historiasquenocontariaamimadre.com/arcontes-del-destino/
ResponderEliminarDefinitivamente eres un R.R.Lópezlover, amigo. Mucho ne gustaría volver a leer a ese español, pero por lo que me dijo ya no está dispuesto a mandar su obra para estos lares por el gasto que implica (allá él, que se pierde mis estupendos posteos, je).
EliminarSin temor a equivocarme (y sin haber leído o visionado mucho del material de nuestros glorificados autores), me atrevo a resumir todo su material en: “Todos los caminos llevan a Pinosheee”. Matizado todo con una que otra escena de mal (malísimo) sexo, y coprolalia criolla forzada y extemporánea. He ahí los ingredientes.
ResponderEliminarDe esta temática se han lucrado y seguirán haciéndolo (por los siglos de los siglos, Amén!!) nuestros sobrevalorados autores.
Ni de la Alemania nazi (proporcionalmente) se ha sacado tanto provecho pecuniario como acá. ¡Punto para los “compañeres populares”!
Y, reiteró, me refiero a todo el producto nacional. El hilo conductor es indefectiblemente la dictadura. Y granjea grandes réditos económicos. Eso habla de nuestra pobreza intelectual. Demandamos poco esfuerzo a los autores.Algún día producirán algo realmente interesante. Espero.
Peace...✌️
En primer lugar, querido primo (y más encima: uno de mis favoritos), gracias por visitarme por acá y dejar tus inteligentes palabras...
EliminarSegundo: Es cierto lo que dices, pero solo hasta cierto punto, puesto que si bien hay hartas obras nacionales posteriores al Golpe Militar que tratan lo que mencionas, más hay que no lo abordan, ni mucho menos la dictadura. Particularmente no leo tanto a mis compatriotas, por eso mismo estoy con este "autoreto" (debido a la deuda pendiente que tengo, puesto que el año pasado solo leí a un chileno) y de los actuales hay varios que te puedo recomendar al respecto y en especial Hernán Rivera Letelier que me gusta tanto, además de ser muy prolífico.
Segundo: La dictadura es una herida que aún no ha cicatrizado, así que difícilmente deje de ser tema de nuestros artistas, puesto que como alguien muy sabio dijo: Un pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirse...Y ni Dios lo quiera volvamos a pasar por una tragedia, como aquella en la que "Pinosheee" estuvo involucrado.
Quizá fue muy sutil mi referencia a la WW2, y como el superar los efectos de esta conflagración (con sus atrocidades y personajes macabros incluidos), resultó en la clave para el surgimiento de una sociedad pujante, avanzada, y con un desarrollo que la humanidad no había conocido hasta entonces. Tanto es así, que los más señalados y quienes recibieron el mayor castigo físico, social y económico jamás impartido a culpable alguno (Alemania y Japón), son dos de las sociedades más admiradas por su desarrollo de conocimiento y aporte a la sociedad hoy en día. Y, sin olvidar, han dejado de lado esos traumas sin parangón.
EliminarSiento que Chile, gobernado desde el retorno a la democracia por una élite acomplejada y pusilánime, nos ha hecho vivir (acomodaticiamente) en la alegoría de La Caverna de Platón. Pareciera ser que el rito de iniciación de quienes quieren acceder a un lugar entre tal elite es el mantra “no dejaré cerrar esta herida; sacaré la costra hasta que se ulcere” . Y bueno, el instrumento preferido es algún panfleto disfrazado de libro, obra teatral o película premiados endogamicamente hasta el hartazgo.
Primo querido, estás en una posición de privilegio para alentar a nuestras futuras generaciones a salir de la cueva, y ser partícipes determinantes en nuestro desarrollo futuro, integrados al mundo entero. Las naciones no pueden ser más de lo que son capaces de pensar quienes las integran.
PS: la escala que mide nuestro CI criollo ha sido modificada para no hacernos ver tan mal frente a naciones de Asia, Europa y Norteamérica. El promedio de CI de Corea del Sur por ej, serían considerados genios acá en Chike. Sad, but true!!
Lamentablemente Chile no es un país "desarrollado" como Alemania y Japón, así que sería iluso pensar que, al menos en un futuro cercano, lleguemos a parecernos a esos pueblos; nuestra herencia española e indígena, latinoamericana nos marca demasiado y nuestra historia en general que no se parece a la de los europeos y asiáticos.
EliminarEn cuanto a mi "posición privilegiada", a ver qué puedo hacer, puesto que lamentablemente muchos de mis estudiantes no tiene deseo de surgir y van a cole solo porque el sistema los obliga.
“El colé los obliga”......😂. En todo caso. Abrazos primo!! Buenas empanadas!!
EliminarConozco a este autor de nombre y se de su trayectoria de calidad. Aunque no leí ninguna novela suya, asi que tendrá que ser obligado hacerlo dentro de poco. Solo leí un cuento suyo, Enterrado, en la antología argentina Osario Común (muy recomendable). Pero sé que se fuerte está en la ci-fi. Con respecto a la ci-fi por estos lares, de acuerdo a todo lo que han comentado los amigos en los posts anteriores.
ResponderEliminarSaludos
RICARDO
No conozco la antología que mencionas y por su nombre se ve muy interesante. Respecto a Baradit, este es el tercer post que le dedico. Te recomiendo lejos leer de él "Synco" e "Igdrasil".
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