A principios de los 80 aparecieron publicados una serie de cuentos de
terror bajo el título genérico de Libros Sangrientos (o Libros
de Sangre también en español), los que fueron 5 tomos en total; estos
correspondían en su mayoría a relatos de corte sobrenatural, todos poseedores de
algunas de las descripciones macabras más explícitas vistas hasta el momento,
aptas para lectores sin mayores problemas con la truculencia y las situaciones
extremas. El artífice de estas historias
era un joven autor inglés, quien había probado suerte con sus escritos en su
país, para luego aventurarse con una primera tirada de pocos ejemplares en USA;
así fue que acaparó la atención de gente como Stephen King, quien dijo de él “He
visto el futuro del horror y su nombre es Clive Barker”. Con el tiempo King demostró no estar
equivocado y el propio Barker comenzó a ganar numerosos premios, a medida que
iba publicando nuevas historias (muchas de ellas novelas, incluso obras de
teatro, guiones para cómics y de videojuegos), además de incursionar en el
séptimo arte adaptando muchas de sus obras por él mismo o por otros directores
(algunas veces con gran éxito y otras veces no tanto).
Dentro de los cuentos que componen los llamados Libros Sangrientos, se
encuentra uno en particular donde tuvo por primera vez de protagonista a una
mujer: Jacqueline Ess: Su Voluntad y su Testamento. Éste, un ejemplo más de su literatura de
terror rupturista en aquel tiempo, demostró a lo largo de sus páginas la
obsesión del autor con el tema del sexo.
Así es como en muchos textos “barkerianos” se presenta la idea de que el
sexo bien puede llegar a ser una manifestación de nuestros horrores interiores,
como lo son la misma perversidad y lo animal subyacente dentro de nosotros
mismos, los que logran expresarse en la sensualidad humana; de este modo, tal
cual en los trabajos del Marqués de Sade, en muchos de los escritos de Clive
Barker el sexo se muestra como un medio para el control de los demás y lo que
bien puede llegar a conseguir la condenación de la gente. A su vez el mismo sexo resulta ser una arista
más del lado animal, todavía presente en la supuesta mente racional. De este modo muchos de los horrores de
Barker, como el mismo cuento ya citado, hacen uso de un efectivo erotismo donde
los fluidos del deseo se mezclan con la sangre, las vísceras y todo tipo de
apéndices monstruosos (lo que recuerda hasta cierto punto la primera etapa de
la filmografía del canadiense David Cronenberg).
En el caso concreto de Jacqueline Ess: Su Voluntad y su Testamento nos
encontramos frente a la historia de una bella y sexy mujer, quien sin embargo
es infeliz y por ello decide suicidarse; empero su deseo no es cumplido y
sobrevive. Una vez internada mientras se
encuentra convaleciente, una conversación con su médico la hace enfurecerse y
entonces descubre que tras su breve experiencia con la muerte ha desarrollado
un increíble poder: con su mente es capaz de moldear la carne de los hombres de
las formas más espantosas y aterradoras que su propia imaginación pueda
concebir; por supuesto que esto implicará graves consecuencias para quienes
resulten ser víctimas de su ira. Es en
los efectos de la habilidad de esta verdadera femme fatale, que el artista demuestra su inmensa capacidad
fabuladora para lo bizarro, en explicar con gran verosimilitud, aun cuando se
trate de la fantasía más oscura, las torturas físicas a las que somete Jacqueline
a quienes tienen la mala suerte de hacerla enojar…Para muestra, un botón:
“Su
espíritu se concentró en el cuerpo que había detrás del barniz de los vestidos.
En el músculo, el hueso y la sangre que había debajo de la piel elástica. Se lo
imaginó desde todos los ángulos, midiéndolo, calculando su capacidad de
resistencia y, finalmente, enfocándolo de frente. Pensó:
«Sé una mujer.»
Nada más ocurrírsele esa
extravagante idea, empezó a convertirse en realidad. Lamentablemente, no fue
una transformación de cuento de hadas; la carne del hombre se resistía a ese
tipo de magia. Ella deseó que su pecho masculino diera lugar a dos mamas, y
empezó a hincharse de una manera encantadora, hasta que la piel cedió y se le
desprendió el esternón. Su pelvis, estirada y a punto de estallar, se rasgó por
el centro; desequilibrado, se derrumbó sobre su despacho y la contempló con la
cara amarilla por la conmoción. Se chupaba los labios sin parar, a fin de
encontrar algo de humedad que le permitiera hablar. Tenía la boca seca y las
palabras se le morían antes de nacer. Todo el ruido procedía ahora de entre sus
piernas: el chorreo de la sangre y el golpe sordo del intestino al caer sobre
la alfombra.
Chilló ante la absurda
monstruosidad que había ideado y se retiró a la esquina opuesta de la
habitación, donde vomitó en la maceta del gomero.
«¡Dios mío! –pensó–. Esto
no puede ser un asesinato. Ni siquiera lo he tocado.»”
Y es cuando la
protagonista inicia un largo periplo físico y espiritual en la búsqueda del
conocimiento que le permita controlar su poder y, por ende, conocerse a sí
misma. Durante este proceso, la mujer
llega a tener trato con un abogado, quien no solo se obsesiona con ella, si no
que llega a amarla; incluso la misma Jacqueline reconoce que de todos los
hombres con los que ha estado, éste ha sido el único con el cual ha llegado a
sentirse medianamente plena (y existe otro particular detalle en su relación
con dicho amante: éste ha sido el único que la ha llamado por su nombre,
mientras que el resto usa solamente apelativos para ella: en otras palabras,
solo él la acepta como es, siendo capaz de ver más allá de su espectacularidad
y haciéndola sentirse mujer de verdad).
Sin embargo, Jacqueline en su ceguera no puede darse cuenta que tiene
muy cerca de ella la posibilidad de ser feliz en realidad; por esta misma
razón, por su terquedad, deberá pasar por su propio infierno personal para por
fin conseguir lo más cercano a la felicidad.
Entonces conoce a un mafioso, quien a su manera, como ella, es capaz de
controlar la vida de quienes lo rodean.
Por último, Jacqueline se sume en la ignominia de una existencia autodestructiva, hasta que al igual que en un
cuento de hadas retorcido, su propio Príncipe Azul va en su búsqueda para
salvarla. El cuento termina con
Jacqueline Ess y su verdadero amor fusionándose literalmente en un abrazo y de donde
obtienen por fin la paz que otrora les
fuera negada.
Desde que Jacqueline Ess toma conciencia de su
poder, se transforma en una criatura rencorosa y cruel, sin ápice de
remordimiento frente a sus crímenes.
Cuando en su búsqueda del conocimiento para controlar adecuadamente sus
nuevas habilidades, encuentra al hombre adecuado que le enseñe las lecciones
que necesita, lo hace solo con un fin utilitarista. De este modo una vez que logra exprimir toda
la “sabiduría” de su especial maestro, lo desecha tal y como ya ha acostumbrado
a hacer con el resto de los hombres que antes a ella la victimizaron. Por lo tanto aquí se invierten los papeles y
Jacqueline Ess, pese a todos sus encantos femeninos, se masculiniza; lo que
hace con cada hombre que yace con ella es poseerlo, incluso cuando los mata,
como una especie de violación, puesto que penetra con su mente sus cuerpos y
los hiere.
La naturaleza retorcida
de la protagonista en cuanto a cómo los hombres caen rendidos a sus pies y
luego son consumidos por ésta (en cuerpo y espíritu), proviene de toda una
tradición mítica y literaria de la que se nutre su autor. En este sentido Barker se inspira en la
figura del súcubo (demonio femenino), de la supuesta primer mujer de Adán que
fue tentada por el demonio, la Lilith de
la tradición judaica, de las lamias griegas, sirenas, las vampiresas como
Carmilla de Sheridan Le Fanu y Clarimonda de
Théophile Gautier…para convertir a su personaje en una proyección
contemporánea y humanizada de estas bellezas tentadoras y mortales. A su vez ya en el impresionante clímax del
relato, el escritor muestra a la protagonista como a particular meretriz, a la
cual se le practica una especie de culto y a quien los hombres se entregan como
ofrendas, haciendo uso otra vez el autor de una poderosa imagen de arcaicas
reminiscencias.
Puede que a algunos la
prosa exorbitante del autor, en cuanto a su juego de la mezcla de lo erótico
con lo monstruoso, no sea del agrado de cualquiera; sin embargo uno sería un
ciego, si negara la capacidad de su autor para llevar a nuevas dimensiones los
viejos, pero permanentes temas como lo monstruoso, la mujer fatal, la búsqueda
del amor, la soledad, la violencia y la misoginia en este tipo de
literatura. Por ende, un artista más
convencional no habría permitido esta renovación del género de terror, que fue
en su momento Clive Barker.
Antigua edición en español de estos recomendables cuentos. |
Me he quedado sin aliento... ese fragmento que transcribiste es espeluznante a tal grado que pudo conmocionarme, y eso es estupendo.
ResponderEliminarYa me he interesado en este autor!
Y lo que me gusta es esa contraposición entre lo masculino y lo femenino, la victima y el victimario... el sexo y la muerte en un especie de danza estética.
Excelente entrada! Un placer leerte como siempre=)
Pues me alegra, Damablanca, de haberte "presentado" a este genial autor. A ver si más adelante nos deleitas con tus impresiones al respecto en tu blog. Cariños desde Chile.
ResponderEliminarDe este autor sólo he leído "El corazón condenado" y "Cabal" pero soy un ignorante de sus relatos cortos, ciertamente parecen de gran intensidad. Ciertamente Barker tiene un gran talento para plasmar sus obsesiones, y con ese estilo tan descriptivo, tan sobrecogedor. Un saludo amigo Elwin.
ResponderEliminarHola,amigo. Como tú también he leído (y tengo) los libros que mencionas. Este no es el primer texto que dedico al autor, pues me gusta Barker. El año pasado leí de él "Imagica" y me gustó demasiado; de hecho me inspiró mi segundo trabajo dedicado a él. Pronto publicaré algo sobre una de mis pelis de terror favoritas. Espero con ansias disfrutar tu crítica al libro de Simmons que estás leyendo.
ResponderEliminarPor cierto Elwin, leíste la adaptación al cómic de "Cabal"? Realmente creo que está más basado en su adaptación al cine "Nightbreed" ("Razas de Noche" en España), pues así se titula. Me apetecía leer algún cómic y me fío de tu criterio. Aunque la película no me fascinó (me pareció un serie B con encanto, pero que no hace justicia al original), la novela sí lo hizo.
ResponderEliminarEspero tener pronto la reseña de "La caída de Hyperion". Saludos desde España amigo Elwin.
Siempre he querido tener, ver y leer las adaptaciones al cómics de Barker, pero no ha podido ser. La película que mencionas, la dirigió el mismo Clive Barker y a mi me gustó mucho.
ResponderEliminarHola de nuevo Elwin, he leído tus artículos algo más antiguos sobre este autor, y me han resultado muy útiles y gratos por la cantidad de información que contienen, aunque me ha disgustado el maltrato de la obra del autor por parte de los editores españoles, por ejemplo estuve buscando la adaptación al cómic de "Cabal" que te comenté pero no la encuentro en ningún sitio, así que probablemente esté descatalogada y nunca reeditada. Esperemos que alguna editorial más arriesgada y respetuosa con autor y lectores se anime algún día a hacer justicia a Barker en nuestra lengua. Seguimos en contacto.
ResponderEliminarHola de nuevo, amigo Tomás. Pues en realidad en la lengua de Cervantes Clive Barker no ha tenido mucha suerte que digamos. Si leíste mi texto sobre Imagica, te habrás dado cuenta de la inmensa cantidad de años en que se demoró en ser traducido y eso que aún la mayor parte de su trabajo no ha tenido esa suerte (su misma novela corta a la que llamas "El Corazón Condenado" demoró alrededor de 20 años en traducirse). Puedo decir que en español está la versión en cómic de la novela "El Gran Espectáculo Secreto", pero en Chile cuesta un ojo de la cara, y que en su momento "Revelaciones", "Jack y el Geniecillo" y "Cómo se desangran los expoliadores" también llegaron en ese formato; más no tengo noticias de otras obras traducidas. Lo último que sé es que "Demonio de Libro" ya se encuentra traducido (nuevamente los editores españoles cambiaron el nombre original de una obra).
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