domingo, 9 de junio de 2013

La historia de terror como un medio para ilustrar el corazón humano.


      Existe la equivocada idea (bastante prejuiciosa por cierto) de que la literatura de terror, el cine de este género, las seriales y los cómics de este tipo corresponden a historias que solo pretenden asustar, sin mayor contenido que violencia gráfica y morbo; incluso se les ha tildado de obras que incitan a la criminalidad y hasta al satanismo con tanto personaje de naturaleza maligna.  Lo anterior corresponde a una lectura pueril y desinformada, de modo que el que hace dicha crítica se encuentra enceguecido por una postura puritana y apenas se ha preocupado de ahondar en los temas presentes de dichas tramas, como también en la caracterización de sus personajes.
     El elemento terrorífico data desde la tradición oral de los mitos y las leyendas en todas las culturas y épocas; de este modo la fascinación por lo siniestro ha ido formando parte de nuestra tradición como sociedad e inconciente colectivo, producto esto de la dualidad entre curiosidad y temor por lo extraño, como por lo desconocido.  Así es cómo tras el paso de la literatura oral a la escrita, numerosos han sido los fabuladores que se han interesado en recoger en sus textos los distintos tipos de personajes propios de estas narraciones, tales como fantasmas, demonios, duendes, vampiros, hombres lobos y zombies; a su vez han ido adaptando a los tiempos venideros este tipo de criaturas bajo la imagen de mutantes, extraterrestres y otras criaturas como la imaginación permita usar y recrear.   Todos estos seres ligados al miedo debido a su particular naturaleza,  representan a su manera distintos aspectos de nuestra propia humanidad: así el vampiro es una proyección del deseo de la inmortalidad, en otras palabras, de la soberbia por sobre las propias debilidades humanas; el hombre lobo es un símbolo del bestialismo destructor que llevamos dentro; el zombie corresponde a la irracionalidad avasallante en especial de las masas consumistas e ignorantes…y los demonios, pues bien, tienen relación con algunos de los aspectos más retorcidos de nuestra mortalidad, como además son el cúmulo del temor a todo aquello que pueda escapar al control que podamos tener al alero de la ciencia y la protección de la fe religiosa (bien existen otros monstruos por ahí que nos atemorizan, pero todos estos a la larga no son otra cosa que manifestaciones de las tantas debilidades humanas).
     Desde la Antigüedad, en las historias de más añeja tradición, personajes heroicos se enfrentan a este tipo de seres malignos, haciendo uso tanto de su valentía, ingenio y, muy importante, del poder de la luz que les entregan sus convicciones religiosas; estas últimas les permiten discernir entre lo bueno y lo malo.  Así es cómo estos personajes arquetípicos tales como Hércules, Simbad el marino, el Rey Arturo, el Mio Cid y muchos más, logran derrotar a lo siniestro gracias a todo lo positivo que existe dentro de ellos, ya que a su vez estos individuos extraordinarios representan lo mejor de sus propias comunidades.  Luego la literatura heredera de esta tradición maravillosa, fantástica y épica se nutrió de tales elementos para llegar a contar historias en las cuales la lucha entre el bien y el mal se repetía una y otra vez; numerosos relatos, donde la mayoría de las veces los protagonistas contaban con su virtud para derrotar a tanto enemigo.  Por ende, se puede demostrar que tanto los relatos de tradición oral, como los escritos clásicos y contemporáneos no carecen de un profundo sentido valórico e incluso religioso (en otras palabras, es solo cuestión de saber mirar hacia dónde se dirige la historia y apreciar la características del conflicto y la personalidades de sus protagonistas para comprobar lo expuesto arriba).
    Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos detenernos en un filme de terror que aún dentro de su aspecto más ominoso y efectista, bien exuda un fuerte sentido religioso; donde además el tema de la fe religiosa cobra un papel destacado, para mostrarnos cómo ésta es esencial en la vida de los seres humanos: me estoy refiriendo a la película El Exorcismo de Emily Rose de Scott Derrickson, que data del año 2005 y se encuentra inspirada levemente en un caso real de la década de los setenta en Alemania.
      El filme cuenta del exorcismo practicado a una joven universitaria que termina con la espantosa muerte de la poseída, razón por la cual el sacerdote quien le practica dicho rito, es acusado de asesinato por negligencia y encarcelado; no obstante una exitosa abogada agnóstica es designada por su bufete para defenderlo.  Es entonces cuando la mujer al conocer al hombre de fe y comenzar a investigar, como a su vez durante sus conversaciones con éste, inicia lo que Joseph Campbell llama un viaje espiritual; todo esto la transformará en una mujer distinta, luego de que obtenga sus propias experiencias con el mundo de lo sobrenatural.
    
Uno de los momentos más impactantes de esta lograda cinta.
El sacerdote interpretado con una humanidad increíble por el inglés Tom Wilkinson (quien tiene a su haber tantas grandes películas en papeles de diversa índole, pudiendo desenvolverse en todos los géneros con gran solvencia y credibilidad), responde a la imagen que todo creyente desea de su cura: un hombre sabio en el conocimiento de sus propios defectos, pero que en su afán de servicio público es capaz de sobrepasar su propia fragilidad humana, sin dudar en llegar al sacrificio personal.  De este modo la cinta se detiene en la figura de esta persona, quien enfrentada a las fuerzas demoníacas pone en juego no solo su libertad, si no que su propia cordura y, lo que es más importante para él y todo practicante, su alma.  Uno de los detalles más significativos a lo largo del largometraje, resulta ser cuando se muestra al sacerdote como alguien humano tal cual el resto de la gente y que no vacila en demostrar su miedo frente al grave peligro al que se enfrenta (esto es cuando el mismo mal al que combate sin dudarlo, se le manifiesta con el objetivo de minar su fe); no obstante siempre se ayuda de sus creencias, las cuales le entregan las herramientas para recuperar el coraje que le permitan sobreponerse ante cualquier amenaza ya sea física, como espiritual.   
     La coprotagonista (bajo el trabajo de la increíble actriz Laura Linney, quien logra completarse muy bien con el ya mencionado Wilkinson), se muestra en un principio como la típica profesional eficiente en su rubro, deseosa de seguir escalando en la carrera por más poder: alguien inteligente, autosuficiente y osada.  Así es como dentro de su propio mundo, la seguridad que le otorga su oficio, en el cual los límites están claros bajo la mirada de la moderna sociedad occidental, entra en quiebre cuando: primero, se ve obligada a defender una causa en la que no cree (cabe recordar que no es una persona religiosa); y, segundo, cuando poco a poco comienza a adentrarse dentro de un terreno en el cual no es una experta y que la remece a tal punto, que llega a aceptar dentro de su vida la posibilidad de que existen fuerzas que se encuentran por sobre nuestras cabezas.
     Jennifer Carpenter fue quien asombró al público en su papel de la atribulada Emily Rose, siendo este el papel que la hizo famosa antes de su rol en la celebrada serie de televisión Dexter.   Siguiendo la tradición religiosa católica, la película la muestra como a una muchacha con connotaciones de santa, razón por la cual es la indicada para ser atacada por las huestes demoníacas para socavar su fe y ganar la posesión de su alma.  Es entonces que la casi principiante actriz logra demostrar su talento en las impactantes escenas de posesión y donde haciendo uso de su propia habilidad física para contorsionarse y deformar su bello rostro, no dejar impertérrito al espectador.
    Por último, dentro de los personajes importantes de esta obra, se encuentra la presencia del abogado acusador, quien acá está a cargo de un también convincente (aunque envejecido) Campbell Scott.  Éste como el sacerdote en tela de juicio, es un hombre religioso, pero no cristiano católico, si no evangélico, de modo que su fe (y sexo) lo diferencia en una primera instancia con la agnóstica abogada defensora.  No obstante el dogma de este individuo se basa en un paradigma mucho más racional que el hasta cierto punto místico catolicismo; de este modo en el filme se contrastan ambas maneras de vivir el cristianismo (uno más racional y el otro apoyado en la fuerte creencia de la existencia de un sustrato de connotaciones sobrenaturales y que bien pueden manifestarse dentro de nuestra realidad).
Scott Derickson el director.
     Teniendo en cuenta a los 4 personajes en los que se apoya el argumento, para contarnos una trama que se mueve tanto dentro de los terrenos de los filmes de juicios (donde los abogados se muestran como modernos héroes y defensores de la verdad y los inocentes) y del terror de carácter religioso y sobrenatural, resulta más que evidente que El Exorcismo de Emily Rose es una cinta que no ceja en abordar el papel que cumple la fe dentro de la moderna sociedad contemporánea; todo ello, puesto que como se logra mostrar en esta historia, los personajes femeninos ya mencionados llegan a un punto de su encrucijada en el cual deben elegir qué hacer con sus propias creencias y todo a partir de sus particulares experiencias: por ende, el acto de aceptar la preeminencia del mundo espiritual en sus vidas, las convierte en proyecciones de la lucha continua al respecto en los corazones de millones de personas a lo largo del mundo.
      Por lo tanto al hablarse de un largometraje que entre otros aspectos gira en torno a la posibilidad de que existe una dimensión de corte sobrenatural, idea que se contrapone a una más racionalista (que pretende ser objetiva), el guión hecho por el mismo director juega con el principio de incertidumbre frente a qué sucedió en realidad: ¿Estuvo poseída o no Emily Rose por fuerzas demoníacas o fue una víctima más de las supuestas creencias retrogradas? Frente a este último punto, si fuese así, su párroco sería culpable de la muerte de una jovencita claramente influenciable.   Es entonces que durante el juicio llevado a cabo en la cinta, se dramatizan ambas posibilidades, de modo que sean no solo los personajes, si no que también el público, quienes decidan qué verdad aceptar en su interior.  Si bien la misma película opta por mostrar que lo sobrenatural sí estuvo presente, gracias los diálogos y las reacciones de los protagonistas, se ha dado ya la entrada para que el debate sobre la calidad de la fe sea puesta en el tapete.   En este sentido cobra una gran relevancia el testimonio especializado que entrega durante el juicio una profesional universitaria, quien expone una interesante teoría científica sobre la veracidad de la experiencia religiosa esotérica.
      Considerando además que se está frente a una película de horror actual, el director no vacila en provocar angustia en su público, con escenas que alternan entre lo sutil y lo gráfico cuando se trata de ilustrar la presencia de lo diabólico (y en efecto lo consigue, pues su trabajo bien logra hacernos creer que lo hemos percibido, ya sea como testigos, como protagonistas).  Cuando Emily Rose es atacada por el mal, lo mismo que sucede con los personajes del sacerdote y la abogada, la película logra crear una sensación de indefensión tal que con solo pequeños detalles, que bien es posible que más de un sobresalto sea provocado en quien vea la cinta (como cuando aparecen sombras fantasmagóricas y se da una explicación sobre cuál es la verdadera “hora de las brujas”).  En cuanto a cuando se lleva a cabo el exorcismo mismo y Emily se haya poseída por completo, la efectividad de su representación supera al de un montón de películas del género que se jactan de sus presupuestos millonarios y de hacer uso de los efectos más aparatosos a su disposición (en este sentido, son los efectos sonoros y la misma actuación tan física de la Carpenter los que se “roban la película”, consiguiendo algunos de los instantes más aterradores de la filmografía mundial).
     Poco antes de sus créditos finales, la cinta termina con los típicos textos haciendo referencia a qué sucedió con los personajes de la supuesta historia real en la que se basó; esto resulta ser un artilugio dentro de la ficción misma para darle verosimilitud tal a la trama, a tal punto que una historia de este tipo bien pueda llegar a ser considerada como algo posible (aun cuando el caso original que la inspiró difiere bastante de lo mostrado en el filme).  Claramente cualquier persona de convicciones cercanas a lo expuesto por el director y los actores, no pondría en duda la veracidad de este tipo de eventos.
     Por último, la escena en la cual se escenifica el sueño/visión de la atormentada Emily Rose deja de manifiesto la concepción providencialista de muchas creencias religiosas, consistente en la noción de que Dios y las fuerzas divinas intervienen directamente en la vida de los seres humanos.  A su vez la mano divina se presenta en otro significativo momento del filme.  Es en este sentido, que cuando Scott Derrickson muestra con tal sublimidad el especial encuentro de Emily Rose con las fuerzas del bien, que la cinta otorga un mensaje de esperanza en medio de un mundo en el que pareciera que la fe religiosa se ha extinguido.

La inolvidable escena del exorcismo final de Emily Rose.

4 comentarios:

  1. A ver por dónde empiezo... La película tiene ciertos elementos que me agradaron y otros que no. Como te comenté antes encontré "cuatico" el planteamiento de un cura que es acusado de homicidio luego de un intento de exorcismo, ya que la mayoría de las películas de este estilo se centran más que nada en el exorcismo en sí. ¿Qué me gustó? la forma en que se relata la historia desde el juicio mostrando los hechos de la forma "sobrenatural" y luego lo que se teorizaba científicamente (aunque siempre tenía más peso el lado sobrenatural), me parece una buena forma de dejar qué pensar en una mente “agnóstica” como nuestra querida abogada y tal y como ella menciona al final de la película, la diferencia entre los hechos y las posibilidades.
    Por otra parte no me gustó que la película estuviera tan orientada al ámbito religioso o aún más que eso a la religión católica; se hace un abuso a mi gusto de la religión y se toman eventos que no sé si intencionadamente dicen “mi religión es la correcta”, (por ejemplo la visión de Emily de la Santa Madre de Dios) creo que pudo tratar el tema de la fe con más elegancia haciendo más uso de ciertas señales que juegan con las probabilidades (como cuando la abogada encuentra el relicario) y no con algo tan … directo(Aunque se entiende que cabía la posibilidad que todo fuera obra de la enferma mente de Emily Rose)
    Si bien la peli está más orientada al drama tiene grandes momentos terroríficos tal y como tú dices en el texto la actuación de ciertas escenas por parte de Jennifer Carpenter es notable pero tengo que discrepar respecto al cura, no me gustó su interpretación, la encontré plana y sin el suficiente sentimiento que algunas escenas requerían, no me pareció convincente ni cuando tuvo miedo ni cuando lloró leyendo la carta. El otro papel que encontré destacable fue el del abogado acusador quien representa muy bien el deseo de hacer valer la justicia de lo que le parece racional a veces hasta nublando su juicio y sus propias creencias ya que sus ideales son más fuertes.
    También creo que en la escena del exorcismo faltó… exorcismo en sí. Tuvo momentos intensos como cuando preguntaba el nombre de la bestia, pero se me hizo muy pobre la representación, le falto el toque y el latín como veíamos en Supernatural cuando los hermanos Winchester recitaban el exorcismo “Exorcizamus te, omnis immundus spiritus, omnis satanica potestas, omnis incursio infernalis adversarii, omnis legio, omnis congregatio et sancta diabolica in nomie et virtute Domini Jesu Christi, eradicare et effugare a Dei Ecclesia, ab animabus ad imaginem Dei conditis ac pretioso divini Agni sanguine redemptis.”
    Mientras veía la peli me llegó como recuerdo la película “The Fourth Kind” dónde creo que el objetivo es similar, dar a conocer más de un punto de vista pero dejar la inquietud en el espectador sobre la veracidad de los hechos sobrenaturales y de reafirmar la fe de los mismos creyentes (y con fe y creyentes no hablo solamente de religión)

    Bueno creo que se me alargó el comentario que es más bien mi opinión sobre la película. Como curiosidad te contaré que hoy aproximadamente a las 3:10 de la mañana me fui a preparar un té, como estaba solo llegó el típico momento en el que uno recuerda la última película de terror que vio, cuando iba de vuelta a mi dormitorio el reloj del living se cayó y se quebró (la parte de vidrio) marcando las 3:15, luego de asustarme caleta me dio risa lo curioso del evento.


    Saludos Elwin

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  2. Amigo Luciano: Como siempre, todo lo que dices es muy convincente y un verdadero aporte a este blog. Creo que un filme como el que aquí comentamos, requiere de por sí un fuerte compromiso emocional e ideológico de parte del espectador para que logre provocar verdadero miedo y en verdad emocionarlo; esto también sucede con la otra película que mencionas, "The Fourth Kind" y que a mí también me gustó y asustó tanto (de hecho, tuve que parar varias veces de verla porque me tenía muy espirituado y debía salir de la pieza para relajarme). El miedo es algo tan subjetivo como la misma experiencia de la apreciación estética, en otras palabras, su impacto difiere según cada uno de nosotros.

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  3. Recuerdo que esta película tuvo aquí en España una buena acogida a nivel de crítica, tanto especializada como general, si bien no puedo decir si se reflejó en la taquilla.

    Sin haberla vista, pero guiándome por la reseña, entiendo que trata un tema harto interesante y en el cual no había reparado antes: La implicaciones legales derivadas de un exorcismo, especialmente de uno fallido que pueda repercutir en el fallecimiento o daños físicos/psíquicos del sujeto. Desconozco qué ocurriría en estos casos, así que una vez más Elwin has despertado mi curiosidad con uno de tus artículos.

    Ya que los filmes sobre exorcismos se centran por norma general en el acto de exorcismo y no en lo que le rodea, esta puede ser una buena película para ver esta semana aprovechando unos días libres que tengo, haciendo programa doble con "The Mist", que la tenía guardada para la ocasión. Un saludo amigo Elwin.

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  4. Me alegra, Tomás, de incentivarte a ver esta película, que particularmente a mí (y a muchos de mis amigos), tanto buenos momentos (y sustos) nos ha dado. Tal como expresas tú, aquí el filme va más allá de la anécdota del exorcismo, abordando sus repercusiones a nivel moral.

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