domingo, 10 de noviembre de 2013

El cine de ciencia ficción social de Neill Blomkamp

     
Neill Blomkamp.
     La ciencia ficción como género en sí mismo se generó a partir de unos cuantos textos satíricos, que tal como dice su nombre, consistían en obras que gracias a argumentos que carecían de toda racionalidad, aprovechaban las circunstancias de sus ficciones para burlarse de unas cuantas figuras públicas, así como también de hacer una crítica ácida a los sistemas políticos imperantes durante la gestación de tales narraciones.  Así es cómo nos podemos encontrar con trabajos como los de Los Viajes de Gulliver de Jonathan Swiff (quizás el más popular de este tipo de fabulaciones), la Verdadera Historia de Luciano de Samosata, Los estados e imperios de la Luna y Los estados e imperios del Sol de Cyrano de Bergerac, Micromega de Voltaire y  Sicigias y cuadraturas, cuyo autor se supone resultaría ser fray Manuel Antonio de Rivas, donde los protagonistas realizan viajes extraordinarios (tema y concepto que luego será tan primordial en el legado de uno de los dos verdaderos “padres” del género: Julio Verne) y se encuentran con sociedades fabulosas que resultan ser nada menos que extrapolaciones de la real; gracias a este recurso estilístico, sus autores se permiten criticar su propia sociedad al usar la técnica del espejo, que refleja distorsionado la imagen de su propia realidad y permite se evidencie el defecto que se desea mostrar.
    Posteriormente cuando la ideas más positivas respecto a la posibilidad de un mayor progreso social se pusieron en boga, nacieron los idealismos literarios liderados por la Utopía de Tomás Moro (documento gracias al cual se acuñó el concepto recientemente señalado), La Ciudad del Sol de Tommaso Campanella y La Nueva Atlántida de Francis Bacon; todas ellas obras inspiradas por la mentalidad religiosa cristiana de sus autores, quienes tenían fe en la idea de que el Paraíso bien podía existir en la Tierra, gracias a un sistema de gobierno justo y benigno (un antecedente religioso del Marxismo hasta cierto punto).  En estos libros, sus gestores se referían a sociedades perfectas y en las cuales de vez en cuando se mencionaba una que otra tecnología y/o aparato que en el mundo real no existía, cuya función no era otra que facilitar la vida de sus habitantes.
   Sería ya con la llegada del siglo XIX, primero en pleno Romanticismo, y luego hacia finales de la centuria cuando estaba en su cenit el llamado Realismo, que gracias a figuras como las de Mary Shelley con su siempre vigente Frankenstein y los relatos de H. G. Wells y Julio Verne, que el género de ciencia ficción tomaría su forma más madura (nombre que se usaría en todo caso recién cuando el escritor y editor Hugo Gernsback a principios del siglo XX, vendría a crear tal vocablo).   Es así cómo gracias a la labor de los autores mencionados, la ciencia ficción se permitió ser una literatura que no solo lograra entretener a sus lectores, si no que además pudiese por medio de su capacidad extrapolativa proyectar en otros escenarios, bastante imaginativos por cierto, las grandes preocupaciones del ser humano; luego gracias a ello, “disfrazar” todos estos temas y conseguir hacer una mirada critica y fuertemente ideológica, como comprometida, acerca de cuán mal podemos estar frente a nuestra idea de cómo debería funcionar nuestro mundo.  Ahora bien, no toda la ciencia ficción resulta ser de este tipo, pues tal como se dijo arriba, este género también sirve para entretener; lo que si es inherente a la mayor parte de sus ejemplos, son sus elementos épicos y la presencia de personajes con alto valor moral (a manera de elevación de las virtudes humanas).
     Es entonces cuando luego de la algo extensa introducción de los primeros párrafos de este trabajo, que por fin me permito llegar al meollo del asunto que hoy me mueve a escribirles:
   Durante el transcurso del 2009 llegó a los cines de buena parte del mundo la película District 9 (Conocida en la Latinoamérica hispanoparlante como Distrito 9), ópera prima del director sudafricano Neill Blomkamp.  Éste tras haber filmado un cortometraje de ciencia ficción tres años antes, acaparó la atención de nada menos que Peter Jackson, ya hace rato consagrado en el séptimo arte (y millonario) gracias a sus filmes y en especial a su trilogía de El Señor de los Anillos; fue así cómo gracias a su apoyo en la producción, Blomkamp pudo rehacer su historia para convertirla en una hoy en día cinta de culto para el cine, consiguiendo además su propia cuota de fama y admiración.
    Filmada y ambientada en su propia tierra, en la capital de Sudáfrica, Johannesburgo, en esta película los habitantes conviven a su pesar con una raza alienígena insectoide, la cual se haya de refugiada en la urbe; todo esto debido a que a principios de los ochenta, su gigantesca nave quedó varada en medio de sus cielos.   Los seres aparentemente son estúpidos, si bien se nota que poseen cierto grado de inteligencia.  Ante la presencia de estas criaturas, se ha decidido mantenerlas en un gueto a las afueras de la ciudad y donde sobreviven de la forma más insalubre; por otro lado no se les permite acceder a las otras zonas de la metrópolis, tratándoseles como indeseados.  Sin embargo tanto el gobierno del país, como grupos de mafiosos desean hacerse con la increíble tecnología, en especial las armas, provenientes de la nave nodriza que trajo a los alienígenas; no obstante sus sueños siempre son rotos, ya que han descubierto que la única manera de hacerlas funcionar es usando ADN extraterrestre.  Pese a todo, continuando con su afán de conseguir manipular estos artefactos, un día deciden trasladar a otro territorio a los expatriados, un sitio mucho más paupérrimo y lejano de la nave que los trajo al planeta, así que mandan a un tímido hombre,  Wikus Van de Merwe, el protagonista, a avisarles de su desalojo; es entonces que comienza a desarrollarse el conflicto dramático de la obra, al entrar en contacto éste por accidente con una sustancia que cambiará su vida y revolucionará por completo la de quienes lo rodean, incluyendo su familia, sus jefes, los militares, científicos, y más que nadie, a los extraterrestres.  Dentro de la trama, cobrarán, por ende, gran importancia un alienígena y su hijo, quienes se convertirán en los insospechados aliados del simpático personaje principal.
     Ahora bien, este filme poseedor de varios momentos intensos, con mucha acción, aventura, suspenso, truculencia e incluso un grato humor negro, se mezcla a una lectura de corte más político e ideológico y a la cual el autor del filme nos quiere entregar.  Cabe recordar que por décadas, Sudáfrica vivió bajo una espantosa dictadura a manos de la minoría blanca (descendientes de los colonizadores europeos que llegaron a ese inmenso país del continente negro), que recibió el nombre de Apartheid (1961-1994) y en la cual se impartía un régimen segregacionista donde la mayoría negra (casi el 80% de la población de la nación) vivían separados, sin derecho a voto y a muchos otros privilegios.  Es cuando que a través de su largometraje, el director (de raza blanca) demuestra la frialdad y crueldad del pasado racista de su país, mostrando a los extraterrestres como representaciones de los oprimidos durante los años del  Apartheid.  Como en todo sistema xenófobo, en la cinta se les trata a estos como a seres inferiores y se les somete a varios abusos, si bien se presenta en la trama de forma irónica el interés de los opresores de hacerse con el uso de su avanzada tecnología.  Así es como la grotesca apariencia de estos "huéspedes indeseables", resalta la imagen que quiere dar el director, de una raza que en apariencia se ve tan distinta a la de los humanos, pero que en su naturaleza interior posee el mismo derecho a vivir con dignidad, por cuanto comparten con los humanos capacidad de soñar, crear y amar; es entonces que por medio de esta exageración de la apariencia del "otro", Blomkamp demuestra lo que a los ojos de los racistas resultan ser todos aquellos que no pertenecen a su supuesta raza superior: o sea, el otro es un monstruo al cual hay que aniquilar y/o subyugar.
   
Fotograma que muestra a los inolvidables "Bichos" de Distrito 9.
En la cinta destacan Wikus y la pareja alienígena que lo ayudarán a salir de su apuro.  En primer lugar el protagonista resalta como un individuo sencillo, un hombre común y de trato amable, quien como un peón más de los poderes fácticos, se ve inmiscuido en un plan que sobrepasa su sistema de vida convencional; es así cómo éste se convierte en un antihéroe, que sólo desea sobrevivir a las vicisitudes que se le han presentado.  En cuanto al padre y al hijo de procedencia extraterrestre, estos demuestran una actitud mucho más noble y valerosa, que la expuesta en la película por muchos de los humanos en ella; a su vez se evidencian sus propias inteligencias superiores a la de los mismos humanos.   El autosacrificio en pro de un bien superior, se expone en el desarrollo de esta historia, demostrando que sólo la existencia de un código ético, manteniendo valores como la fraternidad y la solidaridad, puede conseguir que exista la plenitud en una sociedad.
      Si bien hoy en día los efectos especiales ya han superado todo límite a la imaginación, estos en la cinta no dejan de asombrar, más aún al servir de vehiculo para otorgarle mayor credibilidad a la trama y no opacando la narración en beneficio de una vacua espectacularidad.  De este modo, un espectador que gusta de apreciar cintas de este tipo, no puede dejar de maravillarse ante el increíble diseño de los mismos alienígenas, así como de su tecnología y nave, como también del uso del resto de los efectos especiales tan bien aprovechados.  A su vez la música de corte étnico-africano, a cargo de Clinton Shorter, le otorgan un clima de mayor sublimidad y emotividad a esta cinta altamente recomendable.
     En contra de los deseos de quienes disfrutaron de la película abordada arriba, tuvieron que pasar unos cuantos años para que Neill Blomkamp estrenara un nuevo filme.  Esta vez de nuevo optó por la ciencia ficción, aunque a diferencia del primer caso, pudo contar con la colaboración de dos importantes actores estadounidenses, quienes poseen una larga e importante trayectoria tanto en cine comercial, como independiente: la galardonada Jodie Foster y Matt Damon, acompañados a su vez por otros grandes artistas, entre ellos Sharlto Copley, el mismo intérprete de Wikus en Distrito 9 (quien en este caso tuvo a su cargo un papel por completo diferente al anteriormente mencionado, al hacer de “malo”, como un siniestro mercenario). 
     Estrenada tan sólo este año, el filme de significativo título Elysium rememora a los Campos Eliseos de la mitología griega y que correspondían a una paradisiaco lugar donde llegaban los héroes muertos tras pasar por las puertas de Inframundo; asimismo a ésta zona sólo podían acceder aquellos que debido a sus virtudes, cumplían con el requisito de modo de contar con este privilegio.  Por otro lado, resulta evidente la connotación cuasi divina o de semidioses de estos personajes.  Por lo tanto en esta segunda obra de larga duración del director sudafricano, el lugar llamado Elysium corresponde a un mundo artificial en la órbita del planeta y donde vive cómodamente la gente de posición económica holgada, ya que la Tierra se haya sobrepoblada y sujeta a todo tipo de miserias, entre las que se encuentra una contaminación que ha devastado los recursos naturales. Ambos hábitats contrastan en su configuración de forma apabullante, puesto que la gente de Elysium cuenta con toda una gama de franquicias, siendo la más extraordinaria de ellas una sofisticada tecnología médica que cura cualquier enfermedad y/o mal que pueda atentar a la salud de sus habitantes, de modo que el uso de este medio los convierte en la práctica en inmortales.  En cambio los terrícolas no cuentan con tal beneficio y además deben subsistir en las condiciones más insalubres.  Luego existe un férreo control de parte de los “elysianos” para evitar que los de abajo puedan llegar hasta sus dominios y con ello aprovechar sus beneficios.
     El protagonista de esta cinta es un obrero que desde pequeño ha deseado vivir en el mundo de arriba.  Es cuando se le presenta la oportunidad de llegar al lugar, si bien al final los motivos que lo llevan a enfrentarse al sistema imperante y a luchar por sus sueños, terminan por ser superiores a sus propios deseos individuales.  El muchacho idealista en medio de un mundo en el cual los pobres no tienen acceso a la movilidad social, deberá enfrentarse a unos cuantos enemigos que le harán difícil cumplir su objetivo, como es de suponer en las narraciones que tratan el tema del viaje mítico; no obstante tal cual en este tipo de historias de connotaciones heroicas, una vez más la fuerza de voluntad hará evidente que el espíritu humano es capaz de sobreponerse a la contingencia.
    
Dentro de esta última cinta, destaca el papel hecho por Jodie Foster, quizás su primera labor haciendo de villana, si bien tal como corresponde a una actriz de su calibre, su papel como malvada posee unas cuantas aristas que la hacen ser alguien complejo y no una mera caricatura; de este modo su personaje representa a aquellos sujetos que cegados por lo que creen es mejor y más justo para su gente e ideales, olvidan que el fin no justifican los medios y con ellos pierden parte fundamental de su humanidad.  Cabe recordar que su papel en Elysium corresponde a algo así como la jefa de seguridad del lugar, razón por la cual hará todo lo posible por mantener el status quo de su mundo.  No obstante su personalidad nefasta, es completamente distinta a la de los otros dos adversarios que aparecen en el filme: puesto que tal como ya se dijo, ésta posee cierta complejidad en su psicología que la hacer ser alguien maquiavélico y aún así poseedora de una faceta más carismática; mientras que los otros dos se ven como un sujeto cruel y psicopático, el uno, en tanto que el otro es trabajado como alguien obnubilado por el poder y los deseos egoístas, quien ve a los demás de forma utilitarista.
    En cuanto al personaje de Matt Damon, el autor de esta obra de arte lo perfila como a un hombre que a diferencia de su antagonista principal, posee férreos valores morales, entre los que sobresalen su aprecio por la amistad, su capacidad de amar y, no en menor medida, su fe religiosa.  Aparentemente de fe católica (siendo que además vive en un territorio donde la población se muestra en su mayoría de procedencia latina, he ahí la respuesta de ideología religiosa del protagonista), la cinta parte mostrándolo de pequeño junto a una monja que le habla en español, figura materna que le entrega a éste la educación valórica que contrastará con la académica del personaje de la Foster.  De este modo el elemento religioso e hispano cobra gran importancia dentro de la cinta.
    Si en su anterior obra Blomkamp abordó el tema de la vida extraterrestre, ligado a la idea del primer contacto y la convivencia forzada entres dos especies tan diferentes, incluyendo la subyugación de una por la otra, en esta ocasión del director/guionista hace uso de la llamada corriente del ciberpunk; esta es una variante del género bastante cara a los autores anglosajones de la décadas de los setenta y los ochenta y que luego los japoneses a través de sus cómics y animaciones retomarían con tanto éxito e innovación.  Es así como en este ciberpunk, del cual sus máximos exponentes literarios son William Gibson y Bruce Sterling, mientras que en el cine se puede nombrar la saga de Matrix y en el mangánime (cómics y seriales de animación nipones) Gunnm (conocida en Latinoamérica como Alita)[1], se observa una separación tajante entre un grupo social dominante y favorecido, a su vez claramente minoritario, a la par de otro viviendo en la práctica en la miseria y aún así con acceso a tecnología de punta.  Todo esto se observa en el largometraje tal como se mencionó, de modo que lo que hizo su autor fue apropiarse de los argumentos de este subgénero de la ciencia ficción, para entregarnos una vez más su propio discurso lleno de crítica social respecto a las injusticias cometidas por las clases dominantes; donde además los pobres son oprimidos y dejados de lado solo para enriquecer más a los otros y olvidándose de satisfacer las necesidades y derechos constitucionales del resto de la gente.
    Para finalizar, se puede apreciar en el cine de Neill Blomkamp una honda preocupación sobre la cuestión social, abogando además en su trabajo, por la existencia de un equilibrio de la distribución de los bienes materiales y de la preponderancia por un sistema de gobierno justo, en el cual los líderes sean sujetos preocupados del bien común, pero siempre en beneficio de los demás y no como un sistema sectarista y elitista.  A su vez todo esto muestra en su obra una ideología humanista y en la cual el director bien expone su fe en los principios de la fraternidad entre los pueblos, como también a nivel más individual.   Por ende, cabe mirar su labor, como algo que no sólo pretende agradar a los sentidos, si no que llevarnos a una reflexión acerca de lo que sucede a nuestro alrededor.  Es de esperar que sus obras que vengan a futuro refuercen esta imagen positiva que nos hemos podido hacer de su cine y persona.



[1] Bien podría resultar interesante contar que en el caso del manga y animé de Alita aquí mencionado, también se muestra una ciudad flotante para los poderosos, que pende sobre las cabezas de los menos afortunados (y este cómic data de 1991).  A su vez en la novela del autor español Domingo Santos, El Año del Dragón, también se presenta esta dicotomía (y la novela data de 2008).  Ello demuestra que pese a sus propias virtudes, las ideas de Neill Blomkamp no son por completo originales.

Alita, clásico del mangánime que se constituye
en todo un pseudoantecedente de Elysium.

6 comentarios:

  1. Hola estimado, sólo te escribía para decirte que no voy a leer todavía esta reseña, hasta después de ver Elysium, que me tinca es tan buena como esa joya que es District 9. Sorry!

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    1. Pues espero, amigo, que la veas lo más pronto posible y así la podamos comentar; que además bien sabes que ver un filme de estos en el cine es cosa de otro mundo.

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  2. Genial Alita, Voy a verla mañana, saludos.

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    1. Gracias, Vasco, por pasarte por acá y que disfrutes tan memorable animé.

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  3. Distrito 9, una película que me marcó y que vería una y otra vez. La recomiendo cada vez que puedo, con una critica a la migración memorable. Saludos

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    1. Me agrada mucho el cine de este autor y te puedo decir que a mi humilde parecer "Chappie" es su mejor cinta (de la cual también he escrito). En cuanto a "Distrito 9", me parece genial y en su momento me la compré en DVD, no obstante para este último Viernes Negro, adquirí un precioso pack en blu-ray con librito incluido de los tres filmes estrenados hasta la fecha de este cineasta...¿Ya te viste sus otras dos cintas?

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