domingo, 9 de marzo de 2014

¿Todo tiempo pasado fue mejor?


     El tema del viaje en el tiempo es uno de los más populares en la literatura de ciencia ficción y fantasía, teniendo como antecedentes “clásicos” textos como Rip Van Winkle de Washington Irving y Un Yankee en la Corte del Rey Arturo de Mark Twain.  No obstante el libro que en realidad popularizó este tópico, fue la hoy en día archiconocida novela La Máquina del Tiempo de H. G. Wells (considerado el padre de la ciencia ficción); fue así como a partir de entonces, numerosos autores comenzaron a escribir sus propios relatos acerca de “crononautas”, quienes bien podían realizar su periplo hacia el pasado o el futuro…De este modo los títulos posteriores al respecto, se agolpan en las bibliotecas, siendo uno de sus más célebres ejemplos el recordado relato de Ray Bradbury El Sonido del Trueno; a su vez gente como Isaac Asimov también incursionó en el tema, a través de su igual emotivo relato El Niño Feo.  Tampoco se pueden dejar de mencionar la novela Frankenstein Desencadenado de Brain Aldiss, un homenaje a la inmortal obra de Mary Shelley y la entretenidísima colección de relatos de Paul Anderson reunidas con el nombre genérico de Guardianes del Tiempo.  Otro texto al respecto que no puede omitirse, es la emotiva novela de Richard Matheson titulada como En un Lugar del Tiempo. También es recomendable leer la antología de cuentos Cronopaisajes de varios autores de renombre.
     Pues bien, un fabulador como Stephen King no podía dejar de incursionar dentro de este tipo de narraciones y la verdad es que por años le rondó una idea en la cabeza cuando aún era joven y todavía no alcanzaba el estrellato literario: escribir acerca de un hombre que viajaba atrás en el tiempo para evitar la muerte del presidente Kennedy.  No obstante cuando King quiso llevar a cabo tal empresa, la trágica muerte del mandatario había ocurrido no hace muchos años atrás, por lo que la “herida” aún se encontraba abierta y por ello resultaba algo complicado llevarla a cabo; de este modo el aspirante a escritor guardó en la memoria dicha inspiración y pasó toda una generación como para que por fin le diera vida a su retardado libro (esto de rescatar viejas ideas no concretadas o textos sin completar, en más de una ocasión lo había hecho con otros títulos, dentro de los que se pueden mencionar La Cúpula y Blaze).  Fue recién en 2011 cuando el autor de Carrie y Misery por fin vino a publicar su largamente esperada novela sobre viajes en el tiempo.  
     La verdad es que para quien no tiene mayores conocimientos acerca de la literatura de Stephen King, la trama básica de este texto no resulta bastante original, más cuando se recuerda que uno de los episodios de la versión ochentera de la famosa serie televisiva de La Dimensión Desconocida trata sobre lo mismo: un sujeto que ante la oportunidad de retroceder hacia el pasado, intenta salvar la vida de J. F. K.  No obstante como ya se afirmó arriba, el artista desde antes de la producción de este episodio ya había pretendido escribir este trabajo, por lo que no se le puede acusar de plagio (además en numerosas ocasiones había hablado de este proyecto abortado, de modo que se tenían antecedentes hace rato de su argumento); por otro lado, el libro de King resulta ser lo suficientemente complejo como para ir más allá de la simple anécdota del viajero temporal que desea salvar al mandatario.  A su vez se debe tener presente, además de la popularidad del tema de los viajes en el tiempo y las correspondientes paradojas provocadas por la intervención directa o indirecta en el acontecer normal de la historia, que para los estadounidenses la figura de su fallecido presidente es lo suficientemente inspiradora como para crear un sinnúmero de historias (algunas cercanas a la realidad y otras tan fantasiosas como ésta) con lo cual resulta inevitable que se repitan unas cuantas líneas argumentales (lo mismo sucede para los gringos con otros presidentes suyos como Washington, Lincoln y hasta el malogrado Nixon).
     22/11/63 (el título hace mención a la fecha exacta del atentado y la muerte de Kennedy el día 22 de noviembre de 1963) posee uno de los comienzos más prometedores de la obra de su autor.  Narrado en primera persona (su protagonista es una vez más un profesor, como bien es habitual en la producción de King), se nos introduce en la historia a través de la emotiva confesión de su personaje principal y donde se nos cuenta tanto acerca de su fracaso matrimonial, como de su incapacidad para llorar la mayor parte de las veces, cuando se supone que debería hacerlo; no obstante lo más duro de lo que nos enteramos, es sobre cómo se acaba de enterar que uno de sus alumnos adultos de nivelación de estudios, fue la única víctima sobreviviente de la horrible masacre perpetrada por su propio padre, cuando aún era un niño.  El siguiente hecho relevante del cual como lectores entramos en conocimiento, es que el destino lo ha llevado a poseer la oportunidad de intervenir dentro de los acontecimientos de mayor relevancia de su país; viajando hacia comienzos de lo sesenta y salvando además de este modo a los miles de jóvenes estadounidenses que murieron en la Guerra de Vietnam, al evitar que J.F.K sea asesinado en el famoso tiroteo en el que cayó a plena luz del día.  No obstante el protagonista aprovecha de evitar también la misma desgracia en la cual se vio involucrado su alumno, entre otros incidentes. 

    Uno de los puntos más atractivos de esta extensa, pero aún así intensa novela, es que su particular héroe debe viajar en 4 ocasiones distintas por el tiempo, para conseguir sus objetivos (siendo la última de ellas la más extraordinaria, en el sentido de que en este caso, King se permite jugar con los convencionalismos del tópico del viaje en el tiempo y del llamado efecto mariposa, demostrando una vez más cómo las buenas intenciones no siempre se premian con los mejores resultados, ya que nuestras propias debilidades humanas nos impiden tener pleno dominio de las consecuencias de nuestros actos).  En cada viaje que hace el personaje, más se inmiscuye en los sensibles hilos de la existencia y con ello provoca una que otra paradoja que a futuro tendrá una consecuencia inesperada.  De este modo, algo que se le advierte al crononauta antes de iniciar su aventura, es que la historia hará lo posible por evitar el cambio de los hechos naturales.
     Entre medio del relato que se mueve en los terrenos de la ciencia ficción y la fantasía, el escritor nos regala una de las mejores historias de amor trágico de su literatura.  Así es cómo el profesor de este libro al hacerse parte del mundo del pasado, en el cual debe insertarse para dejar pasar el tiempo y llegar a consumar su misión redentora, entra en familiaridad con los habitantes de una casi idílica comunidad de antaño; de este modo es que termina conociendo y enamorándose de una bella bibliotecaria, la cual lo hará poner en duda en más de una ocasión los objetivos de sus propósitos.
     Es entonces cuando ante el hecho concreto de hacerse parte del mundo del pasado, que King a través de su personaje (un claro ejemplo de vástago del siglo XXI), se realiza una fuerte contraposición entre la realidad actual y el Estados Unidos de aquellos nostálgicos años: Una de las primeras cosas que le llaman la atención al nueva habitante de los sesenta, es la presencia del humo del tabaco en prácticamente todas las partes por las que transita (negocios, colegios, etc.), como a su vez el barato costo de los productos y servicios, además de la existencia de alimentos sin aditivos y completamente naturales; a su vez es una tierra en la cual no existe el temor latente hacia la amenaza terrorista.  No obstante no todo es lo que parece: a falta del peligro que significa el terrorismo, se encuentra la Guerra Fría y más aún los prejuicios raciales, entre los que destacan negativamente las injusticias hacia la comunidad negra (lo que para alguien que está acostumbrado a una sociedad más cosmopolita, resulta toda una aberración).   Por lo tanto, al leer las cientos de páginas dedicadas a la caracterización de los años sesenta, es posible darse cuenta del arduo trabajo del escritor al documentarse para desarrollar con la mayor verosimilitud los capítulos ambientados en esta época (para lo que en todo caso utilizó igualmente su propia experiencia. como habitante de este periodo durante su juventud); a su vez Stephen King se permitió usar a unos cuantos “personajes históricos”, con los cuales darles mayor realce dramático a este trabajo suyo.
     Dentro de estos llamados “personajes históricos y/o reales” que incorporó King en su libro, destaca nada menos que Harvey Lee Oswald, el hombre que disparó a Kennedy, provocándole la muerte.  Es así que Oswald interviene directamente en varios de los momentos más significativos del libro (y por razones obvias, en el espectacular clímax de la novela).  Pero Stephen King hace uso del personaje de una forma mucho más rica de  lo que haría un autor más simplista o que hiciera uso del maniqueísmo para demonizar a esta repudiada figura pública (dejando de lado, además, la mayoría de las más descabezadas teorías conspirativas, que se han escrito respecto a su participación en los eventos del asesinato de Kennedy).  De este modo el narrador-protagonista llega a conocerlo más de lo que esperaba, descubriendo con gran profundidad las raíces de sus miserias, como las de su propia familia (esposa e hija y quienes llegan a ser otras víctimas de la personalidad errática del hombre).  Sin embargo King, pese a toda la humanidad que llega a otorgarle a alguien como Oswald, no ceja en presentarlo como a un individuo pusilánime e insignificante, además de marcarlo con las propias taras que se originan en el deseo de superar el influjo enfermizo de su propia madre (por ende, gracias al escritor nos enteramos de que Oswald no es otra cosa que un sociópata más en la mancillada historia de los Estados Unidos de América).
    Dentro del resto de los personajes que pululan en el libro, destacan varios de ellos, poseedores del encanto habitual de la literatura kingniana. Así es como aparte del protagonista y su adorable novia, sobresalen unos cuantos profesores, estudiantes y en especial el amigo que involucra al héroe en su inolvidable odisea.  Los personajes de apoyo del libro llegan a hacerse tan vívidos, que en más de una ocasión su participación logra emocionar debido a su calidad humana y a la estrecha relación que llegan a desarrollar con el protagonista; por ende, el lector no puede evitar emocionarse ante algunos de los pasajes más inolvidables del libro y en los cuales intervienen estos dando ejemplo de lo mejor de nuestra propia humanidad.
    A lo largo de la novela, en más de una ocasión el protagonista es visto como un ángel, por aquellos en cuyas vidas ha intervenido de forma salvadora; esto porque desde el segundo viaje que realiza hacia el pasado, su intervención llega a tal punto, que evita más de una desgracia o contribuye de forma significativa en la felicidad de los demás.  Este papel por parte del protagonista, se debe tanto a su conocimiento del futuro y su deseo por mejorarlo, como por su propia naturaleza benigna.  Así una vez que se ve ante la disyuntiva de conseguir su meta final, se encuentra frente a la duda de sacrificar o no la dicha que por fin ha logrado obtener en medio de este mundo más sencillo y al que ha llegado a amar.  Al respecto, el libro recuerda en ocasiones el mismo drama de un clásico de su autor, La Zona Muerta, donde también destaca en su argumento el elemento político y la idea de asumir o no el conocimiento que se posee, para intervenir directamente en el curso de la historia.
    Por último, si bien no es una novela de terror, existen varios momentos de la novela en los cuales reaparece el King que se hizo famoso por su literatura macabra.  Estos episodios en los que surge el escritor en su vertiente más fantástica y/o chocante, toman su punto más conmovedor durante buena parte de la primera mitad del libro, la que justamente transcurre en Derry, la famosa ciudad ficticia en la que se desarrolla una de sus obras más celebradas: It.  Es entonces que King, siempre agradecido de sus llamados “lectores constantes”, les hace un regalo al describir en esta ocasión la aterradora ciudad desde el punto de vista de un visitante, que percibe en ella su insana naturaleza (con su locura y violencia latentes); a su vez el escritor lo hace entrar en contacto con dos de los inolvidables personajes infantiles de tan memorable novela (haciendo gala de su facilidad para crear diálogos llenos de vitalidad y capacidad para enlazar entre sí, sus numerosos títulos dentro de un mismo universo ficcional).

Interesante imagen promocional del libro aquí reseñado.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado verdaderamente tu artículo Elwin, me alegra que hayas disfrutado esta obra de King, que yo al menos considero uno de sus trabajos más conseguidos. Me resultó muy curioso y digno de mención cómo logro unificar a la crítica (las únicas malas críticas que leí las encontré forzadas, sin fundamento), y arrancar loas de los mismos que lo denostaban en el pasado.

    Creo que es una pequeña joya por su carácter costumbrista, y por el relato de la vida diaria de los EE.UU. en aquella época, sin caer en la nostalgia acrítica (el tema del racismo, como bien indicas, por ejemplo). Tiene un tono lírico, evocador, que para mi es muestra de la maestría narrativa de Stephen King.

    En mi caso me resulto un placer el regreso a Derry, el "cameo" de los personajes, y hasta me parece entender que existe una relación con "La Torre Oscura" (y por ello con todo el universo del autor), derivada de los múltiples hilos temporales que derivan de los viajes en el tiempo y sus consecuencias (incluso la aparición de un Takuro Spirit que el protagonista se encuentra en uno de sus regresos al presente).

    Felicitaciones por el excelente artículo Elwin. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por tus elogiosas palabras, Tomás, que bien sé que como yo disfrutaste mucho de este libro. Pretendo comprarme este año "El Viento en la Cerradura", para leerlo pronto y reencontrarme con nuestros queridos personajes de LTO (Bueno, mientras tanto los cómics de la saga me han reencontrado con Rolando y el Mundo Medio).

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  2. Yo es que con King tengo una extraña relación de amor y odio. Cuando era más joven me encantaban sus novelas y, sobre todo, sus recopilaciones de relatos cortos. Ya en los noventa le entró la fiebre por escribir ladrillos en serie y en cadena, estirando cada historia más y más, hasta que se volvió pesado y, lo que es peor, previsible. No obstante, he seguido enganchado hasta cierto punto gracias a su serie de la Torre Oscura, pese a que al final ha resultado tan pesada y previsible como sus últimas novelas. Todavía no he leido "Doctor Sueño" y no sé si hacerlo, guardo muy buen recuerdo de "El Resplandor" y no quiero que se me caiga otro mito. ¡Saludos!

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  3. Hubo un tiempo (breve menos mal) en cual King me estuvo defraudando; no obstante creo que a su manera recobró fuerzas, si bien su literatura ha evolucionado y ya no es el King del "terror duro" de antaño. En todo caso, no puedes olvidar que desde sus inicios (una vez que logró la fama) le ha gustado escribir libros de gran extensión.

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