Durante 1981 y en tan sólo 2 números de la
colección regular de Uncanny X-Men, se editó la que hoy
en día sería para los entendidos, como una de las mejores historias del cómic
de superhéroes: Days of the Future Past (Días del Pasado Futuro). Sus autores fueron Chris Claremont en el
guión y a John Byrne en el dibujo, quienes ya llevaban un buen tiempo a cargo
de sus historietas, a tal punto que su paso por las viñetas del más famoso
equipo de mutantes de Marvel, es considerado hasta nuestros días una de sus
etapas más celebradas.
En el universo Marvel desde su origen, las historietas dedicadas a los
X-Men han poseído una fuerte carga de crítica social; ello, debido al juego de
la extrapolación con respecto a los problemas reales sobre el racismo y la
intolerancia, de modo que en la ficción estos individuos “raros” y
extraordinarios, en más de una ocasión se han enfrentado a los miedos y
prejuicios de la comunidad normal (tal cual como en la vida real la gente
distinta a la mayoría, debe resistir su desprecio). Pues bien, en Díaz del Pasado Futuro se
vislumbra un aterrador y apocalíptico futuro en el cual no sólo los X-Men, si
no que todos los superhumanos, se hayan encerrados en campos de concentración,
se encuentran muertos o sirven en la resistencia contra el sistema que los
mantiene controlados. La trama luego
muestra cómo la por entonces juvenil heroína Kitty Pryde (bastante popular por
aquellos años), en dicho futuro es ya una mujer madura, junto a su grupo logra
una hazaña increíble: mandar su conciencia de aquel entonces hacia el pasado,
de modo de controlar el cuerpo de su yo más joven; de este modo podrá advertir
a los suyos acerca de lo que se avecina y evitarlo. Para impedir que el Apocalipsis mutante se
realice, en el “presente” los heroicos X-Men deberán enfrentarse una vez más a uno
de sus equipos contrarios más emblemáticos, la Hermandad de Mutantes
Malvados. Estos pretenden cometer un
acto terrorista, en el que la víctima principal será un importante senador ultraconservador, quien
lidera el movimiento antimutante; es así como en el futuro del que viene Kitty
Pryde, los villanos consiguieron su objetivo y mataron al hombre, lo que
desencadenó la política de tolerancia cero contra los sujetos con poderes o
habilidades extraordinarias y que los llevó al desastre que desean revertir. Tras la aparición de esta “realidad
alternativa” dentro de la continuidad de Marvel, el impacto fue tal entre los
lectores, que luego sería usada en numerosas ocasiones en los cómics mutantes.
La famosa portada del cómic que marcó época. |
Ante una historia tan llamativa y recordada por los seguidores de la
llamada “Casa de las Ideas”, era de suponer que en sus adaptaciones
audiovisuales hicieran su versión acerca de ella. Fue así como a principios de la década de los
noventa, la hasta ahora mejor serie televisiva animada dedicada a los X-Men (la
primera de cuatro programas sobre estos superhéroes) rindió su tributo a la
novela gráfica ya señalada. No obstante
en ella se hicieron los trastoques de rigor, dejando de lado a Kitty Pryde para
usar la figura del aún más carismático Bishop, ya que la primera no salía en la
serie y en cambio el segundo era uno de sus secundarios más importantes; a su
vez se mezcló la trama con la del futuro alterno del que venía Bishop (uno en
el cual reinaba el despiadado inmortal Apocalipsis). Aprovechando el estreno de la primera
película para cine dedicada en exclusiva a Wolverine, el mutante más popular
marvelita, se lanzó una tercera serie para la TV sobre los X-Men (la segunda
fue X-Men:
Evolution y la cuarta el animé X-Men) y la que se llamó, por
supuesto, Wolverine y los X-Men; en esta producción que lamentablemente
duró una sola temporada, se trabajó la idea de Días del Pasado Futuro como
un arco argumental que se fue desarrollando a lo largo de sus 26 episodios, con
saltos en la trama a este futuro distópico y donde en esta ocasión recaía en el
Profesor X advertir a sus compañeros sobre lo que se avecinaba (cabe mencionar
que más de un programa animado de Marvel, pese a su enorme calidad, ha sido
cancelado de forma estrepitosa, tras una única y formidable primera temporada: Silver
Surfer, Spiderman Unlimited, la Spiderman de MTV y la serie de Los
Cuatro Fantásticos de 2006 ).
Por último, antes de dar paso a la peli que inspira por cierto este
texto, en la serie animada El Escuadrón de Superhéroes, la cual
muestra a un montón de personajes Marvel en un formato caricaturesco, se
realizó un capítulo inspirado en el famoso cómic.
Antes de realizar X-Men: Días del Pasado Futuro, se
estuvo preparando el camino para ello, gracias a una recordada escena de la
tercera cinta de la saga mutante: X-Men: La Batalla Final (2006). El filme comienza con la cita que dice En un
futuro distante y muestra a varios de los miembros de los X-Men en
medio de unas ruinas y batallando contra los llamados Centinelas (los
gigantescos androides que tendrán tanta importancia en la nueva película), no
obstante apenas logran verse y salvo cuando Wolverine le corta la cabeza a uno
de ellos, es posible identificarlos mejor…No obstante lo que parece una “oscura
realidad”, resulta ser un ambiente simulado por la llamada Sala de Peligro de
la Escuela para Jóvenes Talentos del Profesor Xavier (y en la cual practican
sus integrantes). Ante este aperitivo,
era de esperar que pronto se pusieran en plan de llevar a cabo esta
empresa. Pues bien, fue recién durante
el año pasado, con la segunda cinta dedicada a Wolverine, Wolverine: Inmortal, que
tras los créditos finales se pudo apreciar un “bonus” y en el cual lo
reclutaron para la confrontación de la actual apuesta mutante fílmica. Ahora bien, esta escena de los créditos resulta
en parte engañosa o apenas logra calzar con la continuidad que muestra la nueva
cinta, ya que la época en la que transcurre
Wolverine: Inmortal no tiene relación con los tres periodos en
los que se desarrolla X-Men: Días del Pasado Futuro (a
menos que lo sucedido en la cinta de Wolverine, pretenda explicar que antes del
“viaje” hecho por éste mismo en la última película, el Profesor X y Magneto
sabían de la amenaza antimutante; lo que resulta muy tirado de las mechas, por
cierto).
Un atractivo adicional a la hora de ver y apreciar la más nueva entrega
de esta saga cinematográfica, resulta ser que en ella vuelve a la dirección
Bryan Singer, el mismo a cargo de las cintas 1 y 2 de la serie; de este modo
era de esperarse que su director retomara con mayor fuerza los eventos de sus
cintas anteriores, así como todas las que le siguieron…y al respecto no
estábamos equivocados (por otro lado, para muchos de los espectadores, los
mejores títulos del ciclo correspondían justamente a los dos primeros que
estuvieron a su cargo). De este modo, en
el filme no sólo es posible ver rápidos flashbacks de momentos claves en las
cintas que le precedieron, si no que se logró unir en gran parte todo lo
exhibido con anterioridad, de modo que varias de sus líneas argumentales convergieron
hasta llegar al mismo punto en X-Men: Días del Pasado Futuro.
Yendo de forma más directa a la cinta en cuestión, ella parte con otro
prólogo memorable, característica ya habitual en la serie: si ésta misma
comenzó de la mano del mismísimo director Bryan Singer, dramatizando un
desgarrador episodio del pasado de Magneto durante su infancia, cuando era prisionero
en un campo de concentración nazi, en esta ocasión nos llevó al futuro de
cielos grises que los héroes pretenden evitar; es así que buena parte de esta
obra traslada sus acontecimientos a esta época, ya que para que suceda la parte
central de su trama, es relevante identificar el alcance que puede llegar a
tener la eventual aparición de los Centinelas y que a la larga motiva el
singular viaje al pasado de Wolverine.
Considerando que en el cómic original que inspiró esta cinta, quien hace
de crononauta es la ya mencionada Kitty Pryde, en esta adaptación se homenajeó
su participación, haciendo que sea ella quien con sus poderes permita que Logan
pueda retroceder en el tiempo (habilidad que en todo caso la ex Shadow Cat no
posee en las historietas). Ahora bien,
en las películas 1 y 3 de la saga, Kitty había salido brevemente, siendo que en
esta ocasión su participación resulta ser mucho más relevante. En cuanto a Logan, éste al ser lejos el
personaje más exitoso de la franquicia cinematográfica (lo que en parte se debe
tanto al trabajo actoral de Hugh Jackman, a la hora de otorgarle su carisma,
como también al atractivo masculino que llega a tener para buena parte del
público) era de suponer que gran parte del protagonismo recayera en su persona;
de este modo en el filme es “Arma X” quien debe reunir en el pasado, al grupo
que tendrá que evitar que los Centinelas se activen. En esta ocasión se explota más que nunca el
sex-appeal del actor, quien no sólo realiza acá sus típicas escenas de torso
desnudo, si no que ahora es exhibido en todo su esplendor tal como llegó al
mundo, aunque con la cámara enfocándolo desde atrás.
Pero no sólo Wolverine viene a ser el principal protagonista, de esta
más que recomendable película, puesto que también buena parte del guión se
centra en los también populares Magneto, el Profesor X y Mística. En el futuro apocalíptico Charles Xavier le
pide a Logan que en el pasado lo contacte y convenza para que lo ayude, lo
mismo sucede con el viejo Magneto, quien una vez más ha unido sus fuerzas con
su viejo amigo/enemigo Charles y que le asegura a Wolverine, que también deberá
recurrir a su versión más joven para que les preste su colaboración. A su vez algo que le dejan claro ambos
mutantes (entre los más poderosos de su especie) es que debe detener a Mística,
ya que al matar ésta al científico creador de los Centinelas y ser capturada, sus
capacidades fueron utilizadas para hacer aún más mortales a los androides; de
este modo quien antes se llamara Raven, fue la responsable de que el futuro
fuese tan devastador para todo el mundo.
El “viejo” Logan es transportado a principios de la década de los
setenta y es así como el filme permite ver a las dos versiones de Magneto y del
Profesor X: por lo tanto se puede disfrutar una vez más del trabajo histriónico
del hoy exitoso Michael Fassbender (considerado como Hugh Jackman uno de los
hombres más atractivos y deseados de la actualidad) y de James McAvoy, haciendo
del “Amo del Magnetismo” y del líder de los X-Men respectivamente; a su vez
ambos personajes son caracterizados en su juventud, tal como fue posible
hacerlo con la igualmente alabada X-Men: First Class. Por otro lado se suma a este placer para el
cinéfilo y fanático de los cómics, tener a la par a los consagrados Ian McKellen
y Patrick Stewart, repitiendo sus papeles de Magneto y el Profesor X ya
maduros. No se puede olvidar dentro del
protagonismo coral de esta cinta, el papel cumplido por la igualmente famosa
villana Mística, quien en la historieta de la que surgió este título, ya
cumplía un rol destacado; es así que otra vez le toca a la formidable Jennifer
Lawrence repetirse el papel de Mística, que realizó con tanta humanidad en la
mencionada precuela.
Afiche previo de la película, que tributa a la portada mostrada más arriba. |
Dentro de los “malos” que aparecen en el filme, obviando a Magneto y a
Mística, quienes en la saga siempre han sido abordados de la forma menos maniquea
posible, resaltan dos humanos que en sus acciones representan sendos aspectos
de lo peor de nosotros mismos. Estos
son Bolivar Trask y el ya conocido William Stryker. Trask es nada menos que el creador de los
Centinelas, un sujeto que en el filme encarna como nunca el miedo de la gente a
lo diferente, lo que sumado al rechazo convierte esta debilidad en odio hacia
la diversidad. Lo que llama la atención
en esta adaptación es que el Trask que aquí se puede ver, a diferencia del
recio hombre de las viñetas, es interpretado por Peter Dinklage, el actor enano
que cobró fama con su genial papel en la serie de televisión Juego de Tronos y quien ya lleva años de trayectoria envidiable en cine y TV;
pues bien, en un principio Dinklage iba
a hacer en Días del Pasado Futuro de un superhéroe mutante, pero al final
se le concedió este otro papel que al hacerlo alguien como él (y con tanta
maestría, por cierto), acentúa la idea de que la intolerancia y el mal pueden
habitar en cualquiera de nosotros (incluso en quienes alguna vez pudieron vivir
en carne propia este flagelo, tal como ya Magneto y Mística lo han demostrado
por parte de los mutantes). En cuanto a
Stryker, que en esta obra se ve más joven y guapo que en cualquiera de sus
otras dos encarnaciones (ya que salió en X2 y Wolverine, en distintos
periodos de su vida) corresponde al mismo hombre que condenó a Logan a
convertirse en Arma X, raptándolo, inyectándole adamantium en sus huesos y
robándole la memoria; el malvado Stryker simboliza el deseo irrefrenable de
poder, aún a costa de sacar provecho de los demás. En la película el militar trabaja para Trask.
El largometraje se constituye en un thriller político, al estar
ambientado en un particular periodo histórico, principios de los setenta y en
plena Guerra Fría; de este modo el miedo obsesivo de los gringos por la supuesta
amenaza roja, es extrapolado en el conflicto mismo con los mutantes, quienes
representan a las minorías y al “otro” en un país complejo como son los Estados
Unidos. De este modo, la activación de
los Centinelas para supuestamente protegerse ante las fuerzas destructivas
mutantes, viene a ser nada menos que una alegoría de la carrera armamentística,
contra un enemigo al que la opinión pública y la propaganda de forma constante
están satanizando (como bien sucedía con la Unión Soviética, Cuba, China y el
resto del bloque comunista en aquellos años y hasta cierto punto, aún en
nuestros días). Es por esta misma razón
que en el filme, toma un singular protagonismo nada menos que el caído en
desgracia ex presidente norteamericano Richard Nixon, quien en la cinta se
convierte en un instrumento más para mostrar los grandes traumas y las peores
debilidades de la sociedad usaca; si bien Nixon no está caricaturizado, ni
demonizado en Días del Pasado Futuro, al mostrarlo durante la plenitud de
su gobierno, no deja de reflejar a la autoridad que es con facilidad
manipulable al antojo de los poderes ocultos y las políticas de odio. Por último, respecto a este punto, a lo
largo del filme está latente sin vacilaciones el miedo ante la posibilidad de
que en cualquier momento la frágil paz puede romperse (paranoia propia del
Estados Unidos de aquellos tiempos).
Los efectos especiales hace rato ya que han permitido recrear de la
forma más verosímil lo increíble, no obstante en el caso de esta obra se
encuentran tan bien hechos y usados con tanta maestría, que no dejan de
maravillar al espectador; es así como la intervención del ya mencionado
Quicksilver (un velocista al más puro estilo del Flash de DC) y la proeza final
de Magneto hacia el soberbio clímax, pueden dejar pasmado a más de uno desde su
butaca. Otro punto destacable viene a
ser el humor, que desde el inicio de la saga fílmica ha sido utilizado de forma
inteligente y en las dosis adecuadas para no quitarle sublimidad al producto
final; a su vez gran parte de las escenas de hilaridad corren también por parte
del siempre carismático Wolverine/Hugh Jackman, quien no deja de consolidarse
como un personaje/actor de lo más versátil.
Tras el apoteósico clímax, que no
deja de poseer su carácter conmovedor ante las acciones tan heroicas de sus
protagonistas, viene un largo epílogo y el cual está centrado una vez más en
Logan; este epílogo resulta ser memorable, lleno de emotividad y en el cual se
nos regala con el reencuentro de todos aquellos personajes tan queridos, esta
vez viviendo su vida en armonía. El
diálogo final entre Wolverine y el Profesor X nos deja como reflexión la idea
de que para conseguir aquellos que más anhelamos, es requisito luchar con toda
nuestra voluntad e incluso llegando al autosacrificio (algo que ambos y sus
compañeros conocen muy bien). En cuanto a la escena final de los créditos, si
bien cortísima, es una invitación más al próximo espectáculo mutante que se nos
viene y que recibe el prometedor nombre de X-Men: Apocalipsis (a buen
entendedor, pocas palabras).
Afiche "retro" de esta cinta. |
Hola Elwin.
ResponderEliminarBueno como te lo prometí, leí esta publicación de Xmen: Días del Futuro Pasado, y realmente la encontré buenísima, centrada, objetiva y con pequeños dejos de subjetividad casi imperceptibles, debo reconocer que no vi escena después de los créditos, y lamento mucho no haberlo hecho, sin embargo no me cabe la menor duda que la próxima entrega para el .2016.
bueno cabe notar con esta peli que quizás podamos ver un wolverine convertido en adamantium gracias a un impostor de striker....
sin mas que agregar gracias por esta publicación buenísima
Dr4c0n
Estimado Dracon: Me alegra mucho tenerte de vuelta con tus comentarios en mi humilde página. Es una lástima que no hayas visto la dichosa escena, ya que Marvel hace años que nos tiene acostumbrados a tales "bonus". Respecto a los "pequeños dejos de subjetividad casi imperceptibles" como tú le llamas, ello es habitual en este tipo de textos, ya que siempre cuando se trata de evaluar una obra de arte, todo es a la luz del ojo del observador y si en este caso apenas no lo viste en este texto, es porque a ambos nos gustó el filme (si no, te aseguro que habrías encontrado esta entrada de lo más subjetivo). Gracias una vez más por pasarte por acá-
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