domingo, 5 de octubre de 2014

La primera gran aventura de Wolverine en solitario.

   Los entendidos en cómics y en especial en los de la llamada Casa de las Ideas, es decir Marvel Cómics, bien tienen claro cuál fue la primera aparición del mutante más famoso de su universo: Wolverine.  Conocido en español como Lobezno y Geopardo, tuvo su debut en las páginas de nada menos que de otro importante superhéroe marvelita, Hulk, en el número 180 de su colección, si bien a la siguiente entrega recién tuvo su primer enfrentamiento contra el Coloso Esmeralda.  Este importante suceso fue en el año de 1974 y un año después se le incorporó dentro de las filas de los X-Men, cuando se quiso convertir a este grupo en un ejemplo de comunidad multiracial (elemento que en aquellos años no era habitual en este tipo de ficciones, de modo que en cierta medida las historietas de los X-Men sentaron precedentes); de este modo el canadiense se reunió a otros extranjeros, como Coloso de Rusia, Rondador Nocturno de Alemania, Tormenta de África y otros más que en este momento escapan a la memoria.
    El enorme atractivo de Logan, tal como también es llamado, lo convirtió casi desde el principio en el foco de la atención de los lectores, si bien en parte a su misterioso pasado que sólo con los años se fue dilucidando; ello hizo que se transformara en uno de los personajes más exitosos y carismáticos de las historietas de superhéroes.  Pese a todo, hasta cierto punto el chaparro de garras retráctiles poseía una personalidad más bien unidimensional, caracterizándose por su actitud más o menos pendenciera y poco amistosa, además de poseer un aire fanfarrón que más de alguien podía encontrar sexy.  Tuvo que ser publicada la primera miniserie dedicada en exclusiva a su persona, como para que se le dotara de una mayor complejidad psicológica y que le permitiera por fin conseguir la madurez argumental; de ese modo fue posible que sus próximas aventuras y desventuras fueran más grandes que la vida.
    De 1982 data Wolverine: Honor, miniserie de 4 números que llevó a Logan al país del Sol Naciente, Japón, donde se le otorgó el protagonismo que se merecía, a la par de dotarlo de connotaciones heroicas y trágicas en el mejor estilo del panteón de Marvel.   La novela gráfica fue hecha por la dupla compuesta por Chris Claremont en el guión y Frank Miller en el dibujo, ambos ya maestros consagrados del noveno arte para cuando apareció.
   
Chris Claremont.
Hablar de Chris Claremont es referirse al guionista más intrínsecamente ligado a las viñetas de los mismísimos X-Men.  Durante 16 años ininterrumpidos estuvo a cargo de la revista de cabecera de los mutantes, creando además títulos paralelos, entre especiales, miniseries y nuevas colecciones.  A este artista se le deben algunas de las sagas más famosas de sus aventuras clásicas, como bien resultan ser el ciclo de Shi´ar, Fénix Oscura y Días del Futuro Pasado, entre otros.  Por otro lado impagable resulta ser su creación de fuerte personajes femeninos, que luego hicieron escuela para autores posteriores, como el también multipremiado Greg Rucka.  De este modo Claremont introdujo en las historias de su autoría a féminas tales como Rouge (Pícara), Psylocke (Mariposa Mental), Shadowcat (Gatosombra), Emma Frost, Mystique (Mística), Lilandra y muchas más; varias de ellas luego alcanzaron tal notoriedad, que consiguieron sus propios títulos, ya sea de forma regular o a través de especiales.  Si bien por lo general ligado a las colecciones Marvel, Claremont ha trabajado también para DC, donde creó un nuevo grupo de superhéroes, Sovereig Seven, con Image en Wildcats y Cyberforce  y en Dark Horse para sus cómics de Aliens.  No obstante su paso por otras compañías fue breve y luego volvió a Marvel, tras arreglar sus rencillas con estos.
    Frank Miller puede jactarse de ser tanto o más popular que el mismísimo Stan Lee, siendo además el artista veterano de los cómics con más adaptaciones para el cine y el video casero de sus obras (300, Sin City, Año Uno y El Regreso del Caballero de la Noche).   Tras su exitosa y hoy considerada de culto etapa dedicada a Daredevil, Miller era sin duda uno de los primeros nombres a la hora de considerar quién ilustrara el guión de Claremont.  Respecto a su trabajo en general, se puede destacar que Miller no sólo es un destacado dibujante, con una muy especial estética en la cual se puede apreciar su talento para manejar las sombras en sus diseños, si no que también es un cotizado guionista tanto de personajes ya consagrados, como de su propia autoría.  En el primer apartado se pueden mencionar una vez más sus trabajos para Daredevil y lo hecho con Batman, mientras que en el segundo grupo destacan sus obras de corte adulto como Hard Boiled, Ronin y los ya mencionados 300 y Sin City.
     La trama de la novela gráfica a la que está dedicada este texto, trata sobre un viaje que realiza Wolverine a Japón, con la intención de reencontrarse con un antiguo amor, la sensible Mariko, heredera del poderoso clan Yashida.  Lo que debería ser una feliz reunión se transforma en toda una prueba para la voluntad del canadiense, quien se ve sumergido en medio de la vorágine donde se encuentra involucrada la Yakusa, o sea, la mafia nipona.  Justo cuando se creía muerto al padre de la mujer a quien amaba Logan, se descubre que éste seguía vivo y que por ello su única descendiente debía obedecer los rígidos patrones de lealtad de su cultura, de modo que Mariko se vio obligada a casarse contra su voluntad y todo ello debido a la supuesta deuda de honor, que su progenitor había contraído con el hombre que la desposó.  No sólo el marido de Mariko resulta ser alguien cruel, quien más encima la violenta física y verbalmente, si no que por igual su padre resulta ser un sujeto malvado y al cual nada más le interesa obtener poder económico y social.  De este modo Wolverine se decide a salvar a su amada de tan detestable destino, aún en contra de la voluntad de ésta y quien considera que es su deber acatar los deseos tanto de su progenitor como de su marido.  En su particular cruzada para recuperar su amor perdido y además salvarla de su mala suerte, Logan se enfrenta al propio padre de Mariko, a ninjas y a una muy especial mujer, experta en artes marciales, con quien llega a establecer una relación bastante inesperada, pero que se explica dada las circunstancias y la naturaleza de ambos.  Considerando aún las increíbles facultades de quien también fuera llamado Arma-X, su tarea no resulta fácil, poniéndose en juego además la propia dignidad de éste.
     Cuando el lector abre la primera página de esta obra, lo primero que llama la atención es su carácter literario, ya que el guionista se vale de una narración en primera persona por parte de Wolverine; de este modo es posible conocer sus propios pensamientos y/o punto de vista, otorgándole de este modo al personaje la humanidad que le faltaba en argumentos anteriores a éste.  Logan se presenta a partir de esta historia como un hombre que tiene clara conciencia de quién es, un tipo reflexivo e inteligente, aún cuando sea puro corazón e instinto en muchas ocasiones, aspectos del personaje que luego lo definirían por completo.   Estos “cartuchos” que corresponden al racionamiento del protagonista, por supuesto que se alternan con los respectivos diálogos entre los demás personajes y el mismo Wolverine (incluyendo textos en japonés, que luego son traducidos). 
Frank Miller.
     Claremont aprovecha de ser respetuoso en su guión con la cultura y tradición japonesa, haciendo uso de sus costumbres e historia para otorgarle credibilidad a una trama que transcurre en su mayor parte en esta nación.  A su vez el escritor aborda en paralelo el tema del honor desde los mismos orientales, ya sea entre criminales, como inocentes, rindiéndole tributo a un pueblo de ancestrales costumbres; a ello se suma el honor de un sujeto como Logan, quien en primera instancia pareciera ser alguien ajeno a esta tradición (debido a su origen de occidental y extranjero), pero quien demuestra ser tan meritorio de reconocimiento por la calidad de su espíritu, como si de un samurai se tratara.  Es en determinado momento de los acontecimientos, cuando Wolverine se ve sometido a la vergüenza  pública, que es posible recorrer junto a éste todo un camino de tribulaciones; no obstante como era de esperar, el mutante logra obtener la epifanía que le devuelve el orgullo antes mancillado y lo anima a resarcirse.  Por lo tanto en la historieta queda más que explicado su título, ya que el honor cobra vital importancia para definir su trama y a la mayoría de sus personajes (si bien no todos resultan ser dignos de respeto).
    Dentro del argumento se encuentra la presencia de las dos mujeres que acaparan la atención del protagonista: por un lado la femenina, dulce e introvertida Mariko, quien primera se muestra como una mujer por completo sumisa y que luego, por fin, demuestra ser una persona valerosa y que se entiende haya logrado obtener el corazón de Logan.  Por otro lado se encuentra una mujer por completo diferente a Mariko, Yukio, quien no sólo se transforma en toda una rival para Arma-X, si no que también en una de sus mujeres, ello tras el agravio que sufre éste a manos de lord Shingen, el padre de Mariko.   Ambos guerreros y asesinos natos son almas gemelas en muchos sentidos, ya que tal como Logan, Yukio es una persona marcada por la violencia, su propio trabajo y su soledad; a su vez esta última resulta ser una mujer salvaje, sexual, tal como también lo es Logan.  Cuando Yukio y Wolverine se enfrentan por primera vez, queda clara la tensión erótica entre ambos, si bien desde un principio la dama demuestra ser más avasallante y por ello cuando su enemigo es derrotado, aprovecha la circunstancia para conseguirlo en otro tipo de duelos; no obstante a su tosca manera la guerrera lo ama y en más de una ocasión le demuestra el talante de su sentimiento por él.
    En lo que respecta al dibujo de esta novela gráfica, Miller realiza un Wolverine que se aleja por completo de la imagen de galán que otros artistas le otorgan, si bien le entrega una gran virilidad y además en muchas viñetas lo muestra como toda una criatura bestial, en poses que dejan claro su talento mortal.  A su vez destaca su intención de homenajear el arte japonés, del cual queda claro es admirador, en muchas imágenes que recuerdan ilustraciones niponas clásicas.
    Por último, este título inspiró parte del argumento de la película del año pasado Wolverine: Inmortal y también una serie de animé de 13 episodios llamada simplemente Wolverine.  Ambas pseudoadaptaciones son sin dudas recomendables.

Gran ilustración de Frank Miller para este cómic y que muestra su enorme talento para escenas de acción por completo cinematográficas.

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