Los entendidos en cómics y en especial en los de la llamada Casa de las
Ideas, es decir Marvel Cómics, bien tienen claro cuál fue la primera aparición
del mutante más famoso de su universo: Wolverine. Conocido en español como Lobezno y Geopardo,
tuvo su debut en las páginas de nada menos que de otro importante superhéroe
marvelita, Hulk, en el número 180 de su colección, si bien a la siguiente
entrega recién tuvo su primer enfrentamiento contra el Coloso Esmeralda. Este importante suceso fue en el año de 1974
y un año después se le incorporó dentro de las filas de los X-Men, cuando se
quiso convertir a este grupo en un ejemplo de comunidad multiracial (elemento
que en aquellos años no era habitual en este tipo de ficciones, de modo que en
cierta medida las historietas de los X-Men sentaron precedentes); de este modo
el canadiense se reunió a otros extranjeros, como Coloso de Rusia, Rondador
Nocturno de Alemania, Tormenta de África y otros más que en este momento
escapan a la memoria.
El enorme atractivo de Logan, tal como también es llamado, lo convirtió
casi desde el principio en el foco de la atención de los lectores, si bien en
parte a su misterioso pasado que sólo con los años se fue dilucidando; ello
hizo que se transformara en uno de los personajes más exitosos y carismáticos
de las historietas de superhéroes. Pese
a todo, hasta cierto punto el chaparro de garras retráctiles poseía una
personalidad más bien unidimensional, caracterizándose por su actitud más o menos
pendenciera y poco amistosa, además de poseer un aire fanfarrón que más de
alguien podía encontrar sexy. Tuvo que
ser publicada la primera miniserie dedicada en exclusiva a su persona, como
para que se le dotara de una mayor complejidad psicológica y que le permitiera
por fin conseguir la madurez argumental; de ese modo fue posible que sus
próximas aventuras y desventuras fueran más grandes que la vida.
De 1982 data Wolverine: Honor, miniserie de 4 números que llevó a Logan al
país del Sol Naciente, Japón, donde se le otorgó el protagonismo que se
merecía, a la par de dotarlo de connotaciones heroicas y trágicas en el mejor
estilo del panteón de Marvel. La novela
gráfica fue hecha por la dupla compuesta por Chris Claremont en el guión y Frank
Miller en el dibujo, ambos ya maestros consagrados del noveno arte para cuando
apareció.
Chris Claremont. |
Frank Miller puede jactarse de ser tanto o más popular que el mismísimo
Stan Lee, siendo además el artista veterano de los cómics con más adaptaciones
para el cine y el video casero de sus obras (300, Sin City, Año
Uno y El Regreso del Caballero de la Noche). Tras su exitosa y hoy considerada de culto
etapa dedicada a Daredevil, Miller era sin duda uno de los primeros nombres a
la hora de considerar quién ilustrara el guión de Claremont. Respecto a su trabajo en general, se puede
destacar que Miller no sólo es un destacado dibujante, con una muy especial
estética en la cual se puede apreciar su talento para manejar las sombras en
sus diseños, si no que también es un cotizado guionista tanto de personajes ya
consagrados, como de su propia autoría.
En el primer apartado se pueden mencionar una vez más sus trabajos para
Daredevil y lo hecho con Batman, mientras que en el segundo grupo destacan sus
obras de corte adulto como Hard Boiled, Ronin y los ya
mencionados 300 y Sin City.
La trama de la novela gráfica a la que está dedicada este texto, trata
sobre un viaje que realiza Wolverine a Japón, con la intención de reencontrarse
con un antiguo amor, la sensible Mariko, heredera del poderoso clan Yashida. Lo que debería ser una feliz reunión se
transforma en toda una prueba para la voluntad del canadiense, quien se ve
sumergido en medio de la vorágine donde se encuentra involucrada la Yakusa, o
sea, la mafia nipona. Justo cuando se
creía muerto al padre de la mujer a quien amaba Logan, se descubre que éste
seguía vivo y que por ello su única descendiente debía obedecer los rígidos
patrones de lealtad de su cultura, de modo que Mariko se vio obligada a casarse
contra su voluntad y todo ello debido a la supuesta deuda de honor, que su progenitor
había contraído con el hombre que la desposó.
No sólo el marido de Mariko resulta ser alguien cruel, quien más encima
la violenta física y verbalmente, si no que por igual su padre resulta ser un
sujeto malvado y al cual nada más le interesa obtener poder económico y
social. De este modo Wolverine se decide
a salvar a su amada de tan detestable destino, aún en contra de la voluntad de
ésta y quien considera que es su deber acatar los deseos tanto de su progenitor
como de su marido. En su particular
cruzada para recuperar su amor perdido y además salvarla de su mala suerte,
Logan se enfrenta al propio padre de Mariko, a ninjas y a una muy especial
mujer, experta en artes marciales, con quien llega a establecer una relación
bastante inesperada, pero que se explica dada las circunstancias y la
naturaleza de ambos. Considerando aún las
increíbles facultades de quien también fuera llamado Arma-X, su tarea no
resulta fácil, poniéndose en juego además la propia dignidad de éste.
Cuando el lector abre la primera página de esta obra, lo primero que
llama la atención es su carácter literario, ya que el guionista se vale de una
narración en primera persona por parte de Wolverine; de este modo es posible
conocer sus propios pensamientos y/o punto de vista, otorgándole de este modo
al personaje la humanidad que le faltaba en argumentos anteriores a éste. Logan se presenta a partir de esta historia
como un hombre que tiene clara conciencia de quién es, un tipo reflexivo e
inteligente, aún cuando sea puro corazón e instinto en muchas ocasiones,
aspectos del personaje que luego lo definirían por completo. Estos “cartuchos” que corresponden al
racionamiento del protagonista, por supuesto que se alternan con los
respectivos diálogos entre los demás personajes y el mismo Wolverine
(incluyendo textos en japonés, que luego son traducidos).
Frank Miller. |
Claremont aprovecha de ser respetuoso en su guión con la cultura y
tradición japonesa, haciendo uso de sus costumbres e historia para otorgarle
credibilidad a una trama que transcurre en su mayor parte en esta nación. A su vez el escritor aborda en paralelo el
tema del honor desde los mismos orientales, ya sea entre criminales, como
inocentes, rindiéndole tributo a un pueblo de ancestrales costumbres; a ello se
suma el honor de un sujeto como Logan, quien en primera instancia pareciera ser
alguien ajeno a esta tradición (debido a su origen de occidental y extranjero),
pero quien demuestra ser tan meritorio de reconocimiento por la calidad de su
espíritu, como si de un samurai se tratara.
Es en determinado momento de los acontecimientos, cuando Wolverine se ve
sometido a la vergüenza pública, que es
posible recorrer junto a éste todo un camino de tribulaciones; no obstante como
era de esperar, el mutante logra obtener la epifanía que le devuelve el orgullo
antes mancillado y lo anima a resarcirse.
Por lo tanto en la historieta queda más que explicado su título, ya que
el honor cobra vital importancia para definir su trama y a la mayoría de sus
personajes (si bien no todos resultan ser dignos de respeto).
Dentro del argumento se encuentra la presencia de las dos mujeres que
acaparan la atención del protagonista: por un lado la femenina, dulce e
introvertida Mariko, quien primera se muestra como una mujer por completo
sumisa y que luego, por fin, demuestra ser una persona valerosa y que se
entiende haya logrado obtener el corazón de Logan. Por otro lado se encuentra una mujer por
completo diferente a Mariko, Yukio, quien no sólo se transforma en toda una
rival para Arma-X, si no que también en una de sus mujeres, ello tras el
agravio que sufre éste a manos de lord Shingen, el padre de Mariko. Ambos guerreros y asesinos natos son almas
gemelas en muchos sentidos, ya que tal como Logan, Yukio es una persona marcada
por la violencia, su propio trabajo y su soledad; a su vez esta última resulta
ser una mujer salvaje, sexual, tal como también lo es Logan. Cuando Yukio y Wolverine se enfrentan por
primera vez, queda clara la tensión erótica entre ambos, si bien desde un
principio la dama demuestra ser más avasallante y por ello cuando su enemigo es
derrotado, aprovecha la circunstancia para conseguirlo en otro tipo de duelos;
no obstante a su tosca manera la guerrera lo ama y en más de una ocasión le
demuestra el talante de su sentimiento por él.
En lo que respecta al dibujo de esta novela gráfica, Miller realiza un
Wolverine que se aleja por completo de la imagen de galán que otros artistas le
otorgan, si bien le entrega una gran virilidad y además en muchas viñetas lo
muestra como toda una criatura bestial, en poses que dejan claro su talento
mortal. A su vez destaca su intención de
homenajear el arte japonés, del cual queda claro es admirador, en muchas
imágenes que recuerdan ilustraciones niponas clásicas.
Por último, este título inspiró parte del argumento de la película del
año pasado Wolverine: Inmortal y también una serie de animé de 13
episodios llamada simplemente Wolverine. Ambas pseudoadaptaciones son sin dudas
recomendables.
Gran ilustración de Frank Miller para este cómic y que muestra su enorme talento para escenas de acción por completo cinematográficas. |
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