viernes, 13 de mayo de 2016

Otra etapa memorable de los X-Men: Grant Morrison.

      

      
      En el 2000 irrumpieron en el cine los X-Men, famosos personajes del cómic creados a principios de los sesenta por los demiurgos Stan Lee (en el guión) y Jack Kirby (en el dibujo) para Marvel.  A partir de esa fecha gracias a una película que encumbró más que nunca el subgénero de superhéroes en la pantalla grande, una vez al año comenzaron a llegar nuevas cintas basadas en las franquicias de la llamada Casa de las Ideas y de su eterna competidora DC (si bien la empresa marvelita ha sido la que ha tenido mayor cantidad de adaptaciones…y éxitos).  Debido a lo realizado por el director Brian Singer, los ejecutivos de Marvel se dieron cuenta de que ya era hora de plasmar el nuevo siglo con historias modernas y un cambio radical de imagen de sus protagonistas, tal como lo hizo el alabado largometraje.  Fue así que ni tontos ni perezosos, decidieron contratar a todo un experto en materia de renovar y potenciar historietas de rancio origen: el escocés Grant Morrison.
     Luego de haber rescatado del olvido a Animalman en los ochenta, un personaje secundario de DC, llevándolo a convertirse en uno de sus mejores caballitos de batalla para su línea adulta Vértigo, se encargó de llevar en los noventa a un nuevo nivel a la famosa Liga de la Justicia y a la que le devolvió el esplendor de sus mejores tiempos.  Fue así que Marvel no se resistió a trabajar por primera vez con este artista, famoso entre otras cosas por sus guiones que si bien no dejaban de tributar a sus ídolos de antaño del cómic, demostrando además su gran conocimiento acerca de la historia del medio, abordando tramas que en muchas ocasiones escapaban a las convenciones de la historieta promedio que se hacía por aquel entonces (esto es historias que ahondaban en los recovecos más oscuros de los superhéroes, como sus “paisajes” interiores del subconsciente, poniendo énfasis además en el mundo onírico y las ideas más estrafalarias y/o innovadoras posibles…Algo tan solo visto en gente como Alan Moore o Neil Gaiman cuando se trataba de “tebeos” del género).  Pues Morrison aceptó el reto, pero antes de comenzar a realizar su labor creó un manifiesto o más bien un decálogo, acerca de cómo pensaba retratar a los Hombres-X; luego, por supuesto que su propuesta tuvo la mejor acogida posible entre sus nuevos jefes, quienes le permitieron en la práctica hacer lo que se le antojara con estos justicieros.  Fue así que durante cuarenta y un números, que incluyeron un anual, los X-Men consiguieron una de sus mejores etapas (quizás solo igualada a la longeva a cargo de Chris Claremont y posteriormente a la de Joss Whedon), la que se editó originalmente entre mayo de 2001 y marzo de 2004.
     El guionista tal como lo hizo con la Liga de la Justicia, en la que reunió al equipo original de su primera formación, quiso tener como protagonistas a la crème de la crème de los mutantes, centrando cada arco argumental en algunos de los más famosos personajes de estas narraciones.  Es así que cada una de las sagas realizadas por Morrison, les otorgan especial protagonismo al Profesor X, Bestia, Cíclope y Jean Gray, de entre sus miembros más antiguos; luego, al canadiense Wolverine, el más popular de todos los mutantes y que se unió a las filas del equipo durante la internacionalización de este en los setenta; por último, agregó a Emma Frost, quien hasta no hace mucho había sido su acérrima enemiga miembro del Club Fuego Infernal.  Por otro lado, el guionista creó varios nuevos reclutas para el grupo, algunos de ellos de gran impacto entre los lectores, tales como Ángel Salvadore (una chica afroamericana con alas de mosca y muy resentida, quien apareció en la elogiada cinta X-Men Orígenes: La Primera Generación de 2011), los Cuclillos de Stepford (quintillizas con poderes mentales que actúan como una sola persona, la mayoría de las veces y que en su apariencia y personalidad conjunta corresponden a un homenaje del escritor a la película El Pueblo de los Malditos de 1960, basada en la novela de John Wyndham Los Cuclillos de Midwich), Pico (un monstruoso, pero dulce adolescente con problemas de autoestima) y en especial Xorn (un hombre que posee de cabeza…¡Una pequeña, aunque poderosa estrella! Lo que lo convierte en un ser con la capacidad de ser tanto en un peligro viviente, como en un sanador milagroso), quien tendrá una destacada relevancia dentro de estos cómics.  No obstante quizás aún más genial puede resultar su creación de Fantomex, misterioso mercenario mutante supuestamente de origen francés, quien se encuentra ligado a nada menos que Wolverine y al famoso proyecto de Arma X.  Este último personaje resulta ser el gran tributo del guionista a Fantomas, oscuro protagonista de varias historias galas homónimas.

Fantomex según...¡Igor Kordey!

      Si bien Morrison articuló sus historias en base a los personajes ya nombrados y otros más con los que completa el complejo dramatis personae de su etapa, no se resistió a otorgarle cierto protagonismo a cuatro célebres mutantes, que intervinieron como invitados en sus páginas.  El primero de ellos corresponde a Dominó, sexy dama que se convierte en uno de los principales apoyos cuando el equipo debe viajar a Oriente en otra una de sus peligrosas misiones.  Luego aparece la Bruja del Clima Tormenta, quizás uno de los personajes afroamericanos más queridos por el público lector, si bien su rol acá deja con gusto a poco por lo breve que resulta su papel; esta es acompañada por Quicksilver, uno de los tres poderosos hijos de Magneto, el antiguo contrincante de los X-Men.  En cambio mucho más importante viene a ser la labor realizada por el también moreno Bishop, viajero del tiempo proveniente de un futuro apocalíptico, quien acá ayuda a descifrar nada menos que un asesinato dentro del mismo Instituto Xavier para Jóvenes Talentos.
      En cuanto al resto del panteón marvelita, que no sea un llamado homo superior, ni siquiera son mencionados en sus miles de páginas.
      Las historias creadas por Morrison se leen sin necesidad de conocer la extensa continuidad de décadas de historietas, centrándose además en la ciencia ficción y en las relaciones interpersonales de sus personajes, en cuanto a lo que significa trabajar y mantener la confianza entre gente tan dispar; no obstante otro tema que caracteriza estas novelas gráficas, vienen a ser los mismos conflictos interiores de uno mismo, que se traducen en toda una dura prueba, en comparación a los desastres titánicos a los que deben enfrentarse como justicieros.  Se trata de cómics para nada infantiles, aunque tampoco hechos exclusivamente para un público adulto.  En ellos podemos encontrar humor, cierto erotismo, mucha acción y emociones, donde el lirismo va de la mano con algunas de las más grandes sorpresas que nos puede regalar el escocés.
      Algunos de los mejores cómics corresponden a una labor compartida entre un buen guión y un dibujo excepcional, lo que hace para el público que la experiencia de leerlos sea toda una caricia para la imaginación y la vista.  Pues como es habitual con alguien de la talla de Grant Morrison, se hizo acompañar de algunos de los mejores talentos del medio, empezando por su amigo Frank Quitely, con quien en el pasado había hecho varios números de la colección Vértigo de Los Invisibles y Flex Mentallo, además de su actualización (para la época, claro) del Sindicato del Crimen con JLA: Tierra 2 (una de las más recordadas aventuras de la Liga de la Justicia a su cargo y que inspiró una muy buena cinta animada). La contribución de Quitely a los Nuevos X-Men de Morrison, abrió esta etapa y luego es posible encontrarla en otras de las sagas que la componen.  Cabe mencionarse que el estilo de este dibujante, a veces caricaturesco en cuanto a los rostros que dibuja, destaca por los detalles que pueden ir descubriéndose con cada nueva revisión de sus ilustraciones.  El segundo maestro con el que colaboró el escritor, viene a ser Ethan van Sciver, quien con un trazo más realista y por igual preciosista, mantiene la misma calidad de su colega (aunque con estilos diferentes, por cierto).  El siguiente ilustrador corresponde a Igor Kordey, cuyas líneas toscas en muchos de sus personajes hace extrañar el virtuosismo de los anteriores, puesto que muchas veces lo que hace parece sin duda “feo”, de rasgos grotescos o acabado de manera apurada.  Por otro lado,  John Paul Leon firmó dos historias de entre todas las que podemos hallar en esta colección, aportando sus imágenes casi cubistas y que nos enseña otra forma de representar a nuestros queridos superhéroes, aunque sin dejar el preciosismo que le falta a Kordey (de Leon ya se “habló” en el Cubil debido a su bello trabajo para Tierra X).  Phil Jimenez viene a ser mi caricaturista preferido de todos los que participaron en este proyecto, con una técnica pulcra a medias entre Quitely y van Sciver.  Otros que dieron su granito de arena fueron Keron Grant, Tom Dernick y Leinil Francis Yu, todos ellos bastante correctos y con viñetas que le hacen honor a la magnitud de la empresa en la que se embarcaron, si bien cada uno con su propia marca (el uso de las sombras destaca en lo realizado por el último de este trío).  Otro que dejó su impronta en uno de los arcos argumentales al más puro estilo del ciberpunk, viene a ser Chris Bachalo, de trazos gruesos y toscos, pero no llegando al feísmo de quien ya saben; sobresalen también en su estética las gruesas líneas negras con las que marca los contornos de personajes, objetos y demases, todo haciendo uso de formas angulosas y en especial en los rostros.  Por último, el arco argumental con el que cierra Morrison su (casi en un 100%) glorioso ciclo con los mutantes marvelitas, tuvo de dibujante a Marc Silvestri, dueño de una técnica que recuerda a lo mejor y lo peor de los noventa (o más bien muy del sello dejado por Image en esa década), con cuerpos y rostros estilizados…y mucho músculo.
Una de mis portadas sexys favoritas...
de la mano de Phil Jimenez
(¡Me encantan sus mujeres!).
     La etapa de Morrison comienza de inmediato con gran fuerza, enganchando a su público desde las primeras viñetas.  Pues con E de Extinción (saga de tres partes, además de un epílogo) introduce a una nueva villana, tan cruel y potente como poc@s...Cassandra Nova, una mujercita que se convierte en una de las peores pesadillas de los mutantes.  Por otro lado, acá el escritor consigue que tan solo en unas pocas viñetas, aunque con una gran repercusión para “los hijos del átomo”, que la nación isleña y utópica de Genosha sufra la más grande tragedia desde su fundación.  Asimismo, es debido a la febril imaginación suya que la Bestia toma esa apariencia tan felina, que de un momento a otro comenzó a vérsele en las historietas.  Tampoco se puede olvidar que fue por medio de este inolvidable debut suyo en Marvel, que la otrora malvada Emma Frost se va al bando de los “buenos”, llegando a convertirse gracias a Morrison en uno de sus personajes más destacados (y, por qué no, en la fantasía libidinosa de un montón de sus lectores).
    Luego le sigue Generación sin Gérmenes (compuesta también de tres actos), donde podemos encontrarnos con una de las mejores y más morbosas ideas de este autor para los X-Men: los Hombres-U, un enfermizo culto de seres humanos que desea evolucionar de manera artificial, matando mutantes para quitarles sus órganos e implantárselos a ellos mismos.  Estos nocivos sujetos con posterioridad vuelven a aparecer en otros arcos argumentales del autor.
      A lo anterior se agrega el especial correspondiente al recordado “mes mudo”, con el cual todos los cómics Marvel se sumaron en diciembre de 2001.  En esta ocasión una vez más fue ayudado por la maestría de Frank Quitely, quien usando solo imágenes y símbolos supo representar a la perfección lo que nos quería contar su compañero: La especial odisea que realizan las dos telépatas del equipo, dentro de la mente de un catatónico Charles Xavier para salvarle la vida; mientras tanto en el proceso se revelan impactantes detalles sobre este.  Sin duda toda una joyita.
     El Anual de ese mismo 2001 viene a ser otro experimento visual, al disponer de las viñetas y sus páginas de una forma distinta a la acostumbrada.  Aquí hace su debut Xorn, quien de inmediato se gana el corazón de uno, pues cada intervención suya en la colección resulta ser memorable.  Por otro lado, este depara una sorpresa final que viene a ser uno de los puntos más álgidos de todo lo hecho por Morrison al respecto.
     Imperial (saga de cinco números) corresponde a la trama de corte cósmica escrita por el escocés, quien aquí utiliza a los conocidos miembros del Imperio galáctico Shi`ar, quienes pese a sus simpatías con sus aliados y amigos mutantes, deben batallar contra estos para evitar la destrucción de su sociedad, cuando se les hace creer que serán la causa de su perdición.  Entremedio se encuentra involucrado un enemigo maquiavélico, quien maneja los hilos de la acción con inteligencia luciferina.
      Volviendo a Xorn, este llega a tener su propio número centrado en él, que bien puede ser la historia más emotiva de todas las que encontramos en los cuadernos escritos por Grant Morrison para la ocasión.
      Después podemos leer otra trilogía, en la cual cada número posee su propio título y donde hace su aparición el mencionado Fantomex, quien tanta significancia tendrá para saber más acerca del desconocido pasado de Logan.  En esta saga se explica que el nombre de Arma X dado a Wolverine, en realidad corresponde al número diez de una serie de experimentos que continuó desarrollándose (puesto que la letra en realidad se refería al número romano); de este modo nuestros protagonistas deben vérselas con una nueva generación de máquinas vivas asesinas.
       Los comienzos de la tormentosa relación amorosa entre Cíclope y Emma Frost, cuando el primero aún estaba casado con Jane Gray, son abordados de manera muy singular en un número en solitario. 
       Por otro lado, en otro número único, la visita a las ruinas de Genosha homenajea artísticamente el desastre de las Torres Gemelas.  A este le sigue uno más de tipo unitario, que sirve como epílogo algo atrasado a Imperial y que además deja las semillas dispuestas para lo que vendrá más adelante.
       Chicos Omega y Revuelta en la Escuela de Xavier lleva las vicisitudes de nuestros (super) héroes a otro nivel, cuando esta vez la crisis que puede llegar a tener catastróficas consecuencias ocurre dentro de las mismas paredes de su hogar…Todo porque un grupo de descontentos jóvenes mutantes deciden dejar de lado los pacifistas intentos del Profesor X, para que humanos y mutantes puedan vivir en armonía, optando por la filosofía violenta del fallecido Magneto.  Todo se complica debido a la existencia de una droga, que se está haciendo popular entre los mismos estudiantes de nuestros protagonistas.  De este modo Morrison vuelve a uno de los temas que más le interesan: el uso y abuso de drogas, con la repercusión que ello significa para quienes la consumen (lo que necesariamente en alguien como Morrison, un ferviente cultor de estas sustancias, no es algo para ser demonizado).  El antagonista que aquí aparece, líder de los rebeldes, viene a ser otro gran personaje creado por nuestro escritor.
      Con Asesinato en la Mansión (de igual modo compuesta de tres números) el guionista incursiona en las historias policiales, para poder desentrañar quién es el verdadero culpable de nada menos que de la muerte de uno de los personajes principales.  Como era de esperarse, la revelación sobre la identidad del culpable resulta sorprendente.
      Asalto a Arma Plus (escrita en cuatro entregas) rescata a Fantomex, quien junto a Wolverine y Cíclope visita un extraño lugar al más puro estilo de la ciencia ficción japonesa y del escritor William Gibson, pues en ella la realidad virtual toma un papel muy significativo. Es acá donde nos llegamos a enterar de otro increíble secreto sobre el más célebre de los X-Men.
      Impresionante, sorpresivo e impactante son adjetivos que sin lugar a dudas designan lo que se desarrolla en el arco argumental titulado Planeta X.  Una traición muy dolorosa queda al descubierto y un viejo enemigo reaparece, en uno de los giros dramáticos más aplaudidos de esta etapa mutante que ya está a punto de terminar.
     Cuando todo se veía tan “redondito” con lo hecho hasta el momento por Grant Morrison, quien no había caído en sus habituales lapsus bizarros y que muchas veces dejan a sus lectores con más de una duda acerca de qué pasó en realidad, se termina su visión de los mutantes marvelitas de forma decepcionante (si se quiere ser duro con él) o de una manera poco convencional y que bien no tiene por qué ser del gusto de todo el mundo (como ya sucedió con quien aquí escribe).  Pues Bienvenidos al Mañana (realizada en cuatro partes) realiza un salto a ciento cincuenta años en el futuro, para mostrarnos un nuevo mundo devastado y el que pese a todo se puede revertir (su evidente guiño al clásico Días del Pasado Futuro).  Este decepcionante desenlace a algo, que pese a todo en su conjunto viene a ser una verdadera obra maestra, puede ser omitido dentro de la memoria de quien lo haya leído, ya que lejos la anterior saga cierra con broche de oro esta etapa. 

El equipo central de este serie de elogiados cómics bajo la pluma del sensei Frank Quitely:
Xorn, Bestia, Wolverine, Jane Gray, Profesor X, Emma Frost y Cíclope.

4 comentarios:

  1. Me acuerdo cuando ese día nos juntamos me hablo de que lo estaba leyendo y su opinión de lo que había leído , los X-men como he comentado antes le tengo mucho interés ya que yo me maraville cuando salieron las películas las cuales me hizo bien fan y eso que no había leído nada aun de ellos.
    Al menos cuenta que tiene cosas que destacan le preguntaría que edición tiene pero ya me conto cual tiene , ojal algun dia me haga con el para leer y dar una mejor opinion por ahora tiene cosas bastante interesantes.
    Saludos

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    1. Pues como acostumbro hoy en día con lo que leo de Marvel, la edición que poseo es de Panini, esta perteneciente a la colección en tapa dura de siete tomos de Best of Marvel Essentials. Me gustan mucho los cuidados trabajos de Panini, con introducción y galería de portadas y en esta ocasión el último volumen trae anexado nada menos que el manifiesto que escribió Morrison antes de hacer la serie.

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  2. Por lo que puedo leer acá en tu post, se ven muy interesantes las historias planteadas por Morrison. Lo malo es el final, que como dices, es decepcionante. Me imagino que mueren muchos personajes que no tienen que morir o quedan "perdidos" de alguna forma. No se porque alguno autores, tanto de libros como de comics, no se esmeran más en pulir los finales, pues un mal final, muchas veces arruina una historia que, de no ser por eso, hubiera llegado a la excelencia o incluso rozado la perfección.

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    1. Morrison me provoca sentimientos encontrados...Me tenía tan feliz con esta etapa suya hasta que las "cagó" con su locura de último momento ¿Por qué no podía hacer un final más tradicional? La verdad es que desde lo que le leí de JLA y All Star Superman (hace muchos años ya) que no me deja por completo satisfecho. Su trabajo con Batman es dispar y su reinicio con Superman para los ya añejos Nuevos 52 es aceptable (¡Pero no le perdono que haya matado de inmediato a Ma y Pa Kent!).

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