jueves, 23 de junio de 2016

Hayao Miyasaki y el Estudio Ghibli. Parte 2: Laputa


   En el ya lejano 1976 Jonathan Swift publicó la que sería una de las novelas capitulares de la narrativa de fantasía, la cual además corresponde a uno de los antecedentes de la ciencia ficción: Los Viajes de Gulliver.  Conocida por casi todo el mundo civilizado, aun cuando una porción no más hayan leído el texto original, gracias a sus innumerables adaptaciones audiovisuales, mucha gente solo ubica dos de todos los viajes que realizó su protagonista, así como a las curiosas culturas descritas en sus páginas.  De este modo, salvo a los famosos liliputienses (hoy sinónimos de “pequeño” y “enano”) y al pueblo de gigantes aparecidos en esta obra, poco o nada sabe la mayoría sobre el resto de este famoso libro.
    Pues justamente uno de los sitios más bizarros que le tocó a Gulliver visitar, fue la isla flotante de Laputa.  Este correspondía a un lugar lleno de genios y los que irónicamente tal como era el propósito del autor al escribir dicho título, representaba su burla hacia los intelectualoides, que vivían en las nubes con tanta idea estrafalaria e imposibilidad de atender a los problemas reales.
    Es así como atendiendo a este particular episodio de tan célebre escrito, Hayao Miyasaki se inspiró lo suficiente como para realizar una película sobre tal lugar, si bien solo tomó el concepto de dicha sociedad y la idea de los viajes extraordinarios.
    Con un comienzo maravilloso, prometedor y tan poético como ya sucedió con Nausicaä, el filme muestra a una niña que tras ir a bordo de un vehículo aéreo, que resulta ser atacado por piratas, cae desde lo alto y es solo salvada gracias a la piedra que lleva incrustada sobre la joya que carga en su cuello, la cual haciéndola flotar la deposita en tierra firme.  Este es el punto de comienzo para que la chica junto al muchacho que la rescata, conozcan el origen del mineral y la relación entre la chiquilla con Laputa.
     En su camino hacia el descubrimiento de una civilización perdida y avanzada, con la correspondiente aparición del último de sus descendientes, nuestros jóvenes protagonistas se enfrentan a dos tipos de malhechores: en primer lugar unos representados por el agente del servicio secreto gubernamental, que aparece desde los primeros segundos de esta cinta, quien por supuesto representa a la corrupción de quienes se esconden bajo la legalidad de su cargo y aparentan buenas intenciones; por otro lado están los mismos piratas aéreos, que casi provocan la muerte de la chiquilla, pero que en realidad se trata de un grupo de hombres recios, que en realidad tienen buen corazón y adoran a su “mamá”, una anciana mujer con más cojones que ellos mismos y quien los lidera demostrando el gran poder del matriarcado  (siendo además una representante de la figura de la abuela de fuerte carácter, tan habitual en el cine de Miyasaki).  Si bien ambos grupos son ejemplos de la faceta más materialista de la humanidad, los primeros resultan ser los verdaderos malvados, por cuanto ostentan el deseo de poder a toda costa; mientras que los segundos solo gustan de las riquezas y la belleza, además de estar caracterizados como individuos carismáticos y hasta agradables (lejos la jefa de los maleantes se roba varias escenas debido a su gran personalidad).

     Una vez dentro de Laputa,  entre todos los detalles que pueden llamar la atención respecto a este sitio, se pueden destacar dos: en primer lugar es que aparece la misma especie de roedor tipo ardilla que se vio en Nausicaä, siendo que una de estas criaturas era la mascota de su protagonista; de este modo ello bien puede ser un autohomenaje o la sugerencia a que Laputa podría tener una estrecha relación con el mundo postapocalíptico de la otra película.  Por otro lado, aquí aparece un robot muy singular, uno cuya apariencia resulta ser de lo más llamativa, por cuanto viene a ser bastante diferente a lo que se acostumbra apreciar en los habituales anime y manga (los llamados “mechas” como se les nombra en estas expresiones artísticas); pues su especial aspecto responde, sin duda, a la noción de una tecnología muy antigua y por completo diferente a la conocida por el hombre.  Cabe mencionar que este robot es lejos uno de los personajes más icónicos de todo Ghibli, junto con Totoro (de quien ya se hablará dentro de poco).
     Respecto a la propia Laputa, también puede llamar la atención las dimensiones ciclópeas de esta misma, ya que se trata de una construcción tan grande, que en ella no solo se encuentran las más sofisticadas máquinas y hermosas edificaciones, sino que llega a poseer su propio ecosistema; es así que dentro suyo es posible hallar una flora y fauna exclusivas, lo que acentúa su carácter de lugar con connotaciones legendarias, como algo fuera de este mundo (quizás por esta misma razón hacia el final de la película, el destino de la isla viene a separarla más que nunca de la humanidad, incapaz de valorar realmente lo que se haya detrás de sus muros).
     Como dato anecdótico, en lo que concierne al doblaje a nuestra lengua de este memorable anime, pues ante el parecido del nombre de esta isla flotante con la referencia a las putas (¡para qué me voy a poner “tímido” en el lenguaje utilizado en mi propio blog), tanto las empresas españolas como mexicanas que hicieron tal labor por primera vez, para no complicarse con el tema optaron por llamar a este lugar como Lapuntu; asimismo se retituló al filme como El Castillo en el Cielo. No obstante en doblajes posteriores se usó el nombre real.   En todo caso según algunos, cuando Swift escribió su libro, sin dudas a propósito le puso ese nombre a esta ciudad, ya que algo de español sabía y ello fue otro recurso de su parte para burlarse de la sociedad de su tiempo.
      En cierto sentido se trata de una película de corte más familiar que su predecesora, ya que  no se trata de una obra de ciencia ficción tan filosófica como Nausicaä, al carecer de sus simbolismos religiosos y sociales (como el tema del desastre ecológico provocado por las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki, representado a través del futuro posapocalíptico biológico); de igual modo el elemento humorístico, la presencia de personajes más o menos caricaturescos (como el mismo villano o la pandilla de piratas aéreos) y la mayor cantidad de dosis de aventura e intriga, permiten que esta cinta sea una herramienta ideal para enganchar a cualquier público en la obra cinematográfica de su autor.
      El tema de la amistad toma un rol preponderante en esta obra, no solo debido al protagonismo compartido de Sheeta y Pazu, sino porque ambos siendo niño y niña muestran cómo dos personas de distinto sexo pueden llegar a tener este tipo de relación, dejando de lado el elemento sexual y aun así logrando un sentimiento mutuo bastante estrecho. Es así como en Laputa los dos chicos se apoyan, se aprecian y complementan que da gusto, a diferencia de la también heroica Nausicaä, quien pese a su positiva personalidad carece de un par en toda su aventura fílmica.  Esta dualidad de sana fraternidad infantil niño-niña, la encontraremos en otros largometrajes de Miyasaki, en la medida que los post dedicados a su persona se vayan dando (como podrá verse en Kiki, El Viaje de Chihiro y Ponyo).
      No se puede acabar este texto sin mencionar una vez más el emotivo trabajo musical de Joe Hisaishi, quien le otorga con sus melodías una sublimidad a esta película y a otras de Hayao Miyasaki, que resultan estar sin dudas entre lo mejor en la historia del séptimo arte en lo que respecta a bandas sonoras.  Cabe mencionarse que dentro de su colaboración con el director, esta fue la primera ocasión en la cual Hisaishi escribió un vocal en exclusiva para sus filmes, si bien su letra corrió a cargo del propio Miyasaki, y el cual se escucha hacia el motivo desenlace a través de una angelical voz femenina (en japonés, por supuesto, e interpretado por la cantante Azumi Inoue).

Nuestros infantiles héroes junto al famoso robot de Laputa.

6 comentarios:

  1. Como siempre ya quiero ver los proximos post de studio Ghibli que arto interesantes estan , con respecto a esta pelicula no la he visto pero como dije esta en mis planes lso titulos que faltan por ver de ghibli , como simepre las sinopsis siempre llaman la atención , laputa me recuerdo mucho de un anime de parodia que se llamaba gintama en la cual varias veces hablaban de esta ciudad jajaja a lo cual hasta en un capitulo la construyen , ademas el libro de las aventuras de gulliver me acuerdo que me toco leerlo justo cuando era mi profesor lo que mas me gusto de ese libro fue su final .
    Saludos

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    1. Qué interesante lo que mencionas sobre ese anime paródico. Por cierto, hace años que tengo este libro en formato íntegro y aún no lo leo...¡Qué vergüenza!

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  2. Miyazaki es un maestro, aunque sólo he visto Conan y El viaje de Chihiro. Por cierto que esta película que menciono me recuerda mucho a El Mago de Oz, por su historia.

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    1. Si tienes la oportunidad de conseguirte todas las pelis de este maestro, no lo dudes.

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  3. Preciosa película, historia y música maravillosa, una de mis favoritas del Estudio Ghibli.

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