I- Primeras
palabras.
Hace años que tenía intención de leer a mi
compatriota María Elena Aldunate, más conocida como Elena Aldunate, digamos que
desde mi época de universitario en la década de los noventa. Fue cuando me di cuenta que era una autora
chilena la que estaba detrás del nombre femenino y español de El
Molino y la Sangre, gruesa novela de fantasía o más bien de literatura
maravillosa editada por la prestigiosa editorial española Acervo, en sus por
entonces caras ediciones en tapa dura (que por aquel entonces difícilmente
podía costearme). No obstante pasaron
años para que por fin me pudiese adentrarme en su narrativa.
Recuerdo que una vez el escritor nacional
de ciencia ficción Teobaldo Mercado (quien de seguro sabe más sobre el tema que
yo), no me habló muy bien acerca de la calidad literaria de su colega,
considerándola como alguien con esas típicas fijaciones eróticas que a veces
encontramos en literatura femenina; pues bien me quedó claro que tales
temáticas no eran del aprecio de este otro autor. Como mil veces prefiero hacerme mi propia
idea, acerca de si un autor es realmente de mi gusto o no, preferí obviar sus
comentarios, a la espera de que llegara a mis manos algo de la Aldunate. Y no pasó mucho tiempo hasta que por fin se
dio la oportunidad para cumplir mi deseo.
La editorial chilena Puerto de Escape,
especializada en ciencia ficción, terror y fantasía, sacó en 2006 la
recomendable antología de ciencia ficción Años Luz, compuesta por trabajos de
autores criollos y que abarca más de setenta años de la también llamada literatura
de anticipación en las letras
nacionales (tuve el honor de asistir a su lanzamiento oficial y tras comprarme
el precioso volumen, poder contar con los autógrafos de varios de sus
artistas). Pues ante la carrera más o
menos afamada de Elena Aldunate en el género, no podía faltar al menos un
ejemplo de su prosa y esto fue por medio de su cuento La Bella Durmiente de
1973. Debo decir que tras mi primer
contacto con su trabajo, me sentí bastante a gusto, queriendo de inmediato
degustar a la brevedad más de sus obras.
Hace un par de semanas atrás en mi tercera
visita consecutiva a la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago)
asistí a una muy interesante charla en la que tres especialistas en la obra de
esta escritora, hablaron acerca de ella y su labor. Tal actividad se debió a la
reciente reedición de varios de sus títulos por parte de un proyecto editorial,
el cual además pretende sacar el resto de su obra y al parecer entre ellos uno
que otro trabajo inédito. Así fue que
motivado por todo esto, me dispuse a leerme el pequeño tomo de cuentos suyos Angélica
y el Delfín (1977), el cual solo me tomó dos días y que más adelante
comentaré.
El preciado libro lo compré un domingo por
la mañana, luego de pasar la noche en la casa de mis queridos amigos Rosita y
Marcelo Brito, tras una linda jornada de amistad (reunión en la que también
estuvo Bernardita, otra compañera del grupo).
Esa vez de camino a mi casa, en una venta de patio encontré la primera
edición a un precio casi risible y ni siquiera dudé en traérmelo conmigo.
II- Su vida y obra
en unas pocas palabras.
Hija del consagrado (y olvidado)
divulgador científico chileno Arturo Aldunate Phillips, Premio Nacional de
Literatura de 1976, nacida en el seno de una familia acomodada chilena, desde
pequeña tuvo inclinaciones artísticas y a lo que claramente la relación con su
padre influyó de manera positiva.
Su vida como mucho de sus pares
poseedores de una gran sensibilidad, no estuvo exenta de varios dramas y dolor,
a los que se sumó la existencia de un marido que en vez de proporcionarle el
amor respectivo, la humilló en más de una ocasión y de las maneras más atroces:
No contento con engañarla con otras mujeres, quemó varios de sus escritos, la
internó en un psiquiátrico y le quitó la tutela de sus hijos. Pese a todo, la
belleza de su rostro no era otra cosa que una representación de su propio
espíritu luminoso, ya que aun así no le quitaron las ganas de plasmar en sus
páginas su hondo paisaje interior; todo ello se puede apreciar en su literatura
y que la llevó a ser la primera de su género en Chile, en probar con un
literatura poco considerada en aquellos años por los intelectuales chilenos: la
ciencia ficción. De este modo junto a otros
dos destacados autores, Hugo Correa y Antonio Montero (también conocido con el
pseudónimo de Antoine Montagne), formó parte de la triada de la ciencia ficción
chilena de aquellos años (décadas de los sesenta y setenta).
Hubo otras damas que se atrevieron a
publicar textos del género, durante esta época en este lado del mundo, no
obstante fue la Aldunate la única que consiguió cierto profesionalismo, debido
en parte a lo prolífico de su obra. Tras
comenzar a publicar títulos de carácter realista, irrumpió en el paisaje
literario tradicional chileno con Juana y la Cibernética (1963), su
primer volumen de cuentos y donde el que le otorga su nombre al tomo, se
adelantó lejos a varios temas hoy trillados en el llamado ciberpunk y la
ciencia ficción en general: la relación entre un ser humano (en este caso una
mujer) y una máquina; ideas que hoy en día vemos con regularidad en el manga y el anime (Ghost in the Shell), así como en el primer cine de David Cronenberg
(Videodrome,
Crush
y ExistenZ),
como también con el arte de H. R. Giger (Alien y Especies). El erotismo
femenino que ha caracterizado buena parte de sus ficciones, se hace evidente en
este relato.
En 1967 aparece su segundo volumen de
cuentos alejados de la típica prosa de sus compatriotas: El Señor de las Mariposas. Angélica y el Delfín (1976) sería su
tercer recopilatorio de historias, que lindan entre la ciencia ficción y la
fantasía.
Quizás su obra más emblemática, podría ser
Del
Cosmos las quieren Vírgenes (1977), novela de ciencia ficción cuyo
nombre no puede dejar de rememorar los títulos de tantos filmes de clase B del
género (¿Algo hecho a propósito por su autora?).
De igual modo incursionó en la ciencia
ficción juvenil, a partir de su saga de Ur, dedicando cada tomo a sus
nietas, labor que comenzó en 1961 y terminó en 2001, con una serie de cinco
entregas.
Aparte de otros libros suyos como Francisca
y el Otro (1981), del cual nada he podido averiguar de su temática (si
bien su nombre bien remite a una narración más del estilo que le dio fama),
cabe destacarse su al parecer más extensa novela, de 1993, El Molino y la Sangre. Si bien no corresponde a una obra de ciencia
ficción, se trata de un libro a medias entre la fantasía y el realismo mágico,
el cual trata acerca de una vieja casa que como un ser vivo y pensante, es
testigo de la vida de varias generaciones sucesivas de mujeres en una misma
familia.
Los títulos de sus obras resultan bastante
sencillos, ocupando por lo general el nombre de su protagonista al principio
del título y luego un sustantivo común para sintetizar el contenido de la
obra. Como ejemplo de esto: María
y el Mar, Juana y la Cibernética, Angélica y el Delfín, etc. La misma estructura de sustantivos y nombres
propios se dan con todos los libros de ciclo de Ur (Ur y Alejandra, Ur y
Almendra…), Ela y los terrícolas, entre otros. Este recurso simplista, contrasta con el de
una narrativa muchas veces poética, con el uso de metáforas y todo tipo de
figuras literarias que embellecen sus textos y otorgándoles una gran
sensibilidad a estos.
Años después de su fallecimiento en 2005,
luego de llegar a la longeva edad de 91 años, la editorial chilena Cuarto Propio
sacó en 2011 un compilatorio con veinte de sus cuentos, el cual posee además un
valioso estudio de su narrativa y que lejos da luces acerca de las
características de esta, como su temática, transfondo y simbolismos.
III- Adentrándose
en su literatura.
La mayoría de sus protagonistas son
mujeres, de modo que la historia se encuentra contada desde su punto de vista y
en tercera persona, si bien sus narradores solo poseen un conocimiento relativo
de los acontecimientos; así es que apenas conocen el presente de sus personajes
y son incapaces de aventurarse en el pasado y el futuro, menos con lo que
sucede dentro de sus cabezas (salvo en el caso de La Bella Durmiente y El
Niño, que por su extensión mayor permiten mayor desarrollo estilístico
y argumental).
El predominio de personajes femeninos en
su literatura, la ha hecho ser considerada como una autora feminista. No obstante a los ojos de quien aquí escribe,
al menos en los cuentos que comprenden este librito, la defensa de la figura de
la mujer como alguien con derecho a su autonomía apenas está esbozada y ello se
debe a que todos estos casos muestran a féminas que para conseguir cierta
independencia, deben recurrir a agentes externos o a la evasión con el propósito
de acercarse a cierta dicha; pues se trata de mujeres solas, que viven una vida
miserable y no son plenas, cuya vidas no tienen sentido o hasta que en el mejor
de los casos una fantasía o un ente foráneo las “salva”.
Lamentablemente lo breve de sus cuentos,
apenas permite que haya un argumento sólido y en algunos casos todo queda en un
mero bosquejo, de algo que podría prometer más o bien la narración queda convertida
en algo casi incomprensible (tal como sucede con Ventana y El
Ingenio).
Teniendo en cuenta estos antecedentes,
tras haber leído el libro y más cuando se le vienen a la memoria a uno autoras
del género en realidad consagradas (como la mismísima Ursula K. LeGuin, alguien
de la talla de Marion Zimmer Bradley, la muy famosa Connie Willis o la
igualmente célebre James Triptee Jr.), encontrarse con esta selección lo hace
dudar acerca del título dado a la Aldunate.
Ahora bien, no se le niegan algunas virtudes que ya se le han mencionado
aquí, como su lirismo y valentía a la hora de ser la única mujer en el
territorio chileno de aquellos años (y uno de los pocos autores en general), en
escribir con regularidad ciencia ficción, consiguiendo además publicarla; no
obstante habría que leer más de su pluma, como para hacerse una idea cien por
ciento cabal sobre la verdadera calidad artística de su obra.
Pero pasemos de una vez por todas al libro
que ha motivado gran parte de este post:
Pues en primer lugar parte con un más que
interesante prólogo, del propio padre de la autora, el divulgador científico
Arturo Aldunate Phillips. En las páginas
dedicadas a su hija, en vez de alabar lo hecho por esta, toma un camino por
completo diferente y que sin embargo logra darle un empujón a estos textos,
tras demostrar la validez de la ciencia ficción como expresión artística. Es así que este hombre nos cuenta de su
encuentro con el importante astrónomo Fred Hoyle, reconocido hombre de ciencias
a nivel mundial…y también escritor de ciencia ficción; de este modo si alguien
como Hoyle es capaz de apreciar el valor de la ciencia ficción, como un medio
para extender nuestras mentes, lo realizado por su descendencia bien merecería
ser tomado en cuenta ¿No?
1-
Angélica
y el Delfín: El cuento que abre el tomo y le da su nombre a este, viene
a ser sin dudas uno de los dos mejores relatos, en especial por lo acabado y su
complejidad, de entre los otros que forman parte de él. Pues aquí en paralelo se cuenta la historia
de sus dos coprotagonistas, primero el de la muchacha llamada Angélica, una joven
veraneante que ha tenido una experiencia sexual en pleno mar con un chico que
le gusta y no obstante tal acción no ha sido de su agrado; de hecho, todo esto
posee su cuota de violencia hacia la mujer, casi convertida en un objeto para
su amante y hasta recuerda a una violación…
“Mientras
Angélica siente cien guijarros incrustados en su espalda desnuda a cada vaivén…
(…) Es curioso cómo a pesar del
apremiante ritmo que, mal que mal, también la motiva a participar, los ruidos,
la luz y el dolor de su espalda magullada contra la roca están presentes y
claros en su conciencia (…)”.
Mientras sucede esto y tras terminar el
coito, que luego lleva a Angélica a no desear volver a ver a su compañero, se
relata la historia de Isspa, un delfín que pertenece a una raza avanzada de
cetáceos avanzada. Debe saberse que cuando
Angélica tuvo su orgasmo en el agua, el supuesto animal entró en contacto con
ella, de cierta manera telepática. A
través de Isspa se cuenta acerca de su cultura, bastante ligada a la de los
seres humanos. Por esta misma razón el
accidente, casualidad o destino que los ha llevado a entrar en conocimiento del
otro, los une de una manera muy especial.
Mientras para Angélica el sexo con alguien de su especie fuera algo insatisfactorio, su encuentro más
íntimo con la “bestia” resulta ser algo más elevado…
“A
través de su piel entumecida, la niña siente cómo aquel bálsamo en extraña
transfusión directa va relajando sus músculos, entibiándole la sangre,
reconfortándola, mientras aferrada con las dos manos a su aleta dorsal se
recuesta sobre la suave piel oprimiéndole los flancos con piernas temblorosas;
así se deja conducir mientras poco a poco el temor desaparece transformado en
confiada laxitud”.
Cabe destacar el simbolismo en el nombre
de la protagonista, Angélica, derivado de ángel y que no deja de unirse al
carácter noble que se le ha dado a los delfines a lo largo de la historia,
criaturas de dimensión celestial en algunas creencias. Por otro lado, tampoco se puede olvidar que
según algunos mitos, estos animales acostumbran copular con mujeres y a quienes
seducen convertidos en hombre bellos; de este modo la autora recoge estas
viejas historias y le da su propia variación literaria.
2-
Un señor don Luis: Un cuento bastante extraño, si bien no deja de ser
interesante y que tampoco se enmarca en la ciencia ficción o la fantasía tradicional, por lo que podría considerarse como algo inclasificable. Trata de una mujer que acude al cementerio a
desenterrar los restos de un antepasado suyo, quien estuvo involucrado en una
especie de escándalo, debido a su supuesta vida licenciosa. Paralelamente a lo que se cuenta acerca de
esta dama, la narración se detiene en el mismo romance que le tocó vivir a su
familiar. La oposición entre las vidas
de ambos personajes, el del presente y el del pasado, muestra cómo una vida
desarrollada al amparo de la libertad, más auténtica, puede ser mucho más plena
pese al qué dirán. Por otro lado, el
verdadero valor del amor, como fuerza salvadora, queda manifestado en este
relato.
3- Marea Alta: Un texto que si se
hubiese trabajado mejor, con más dedicación para desarrollar sus
acontecimientos, podría haber sido mucho mejor.
Acá otra vez se trata de una mujer joven, cuya existencia no resulta muy
feliz que digamos; de este modo es una persona sola y que durante un paseo por la
playa, cree encontrarse con una figura masculina que la puede sacar de su
desgracia (ya son dos cuentos del libro en los que la costa aparece, dentro de
la narrativa de la Aldunate, como un medio para alcanzar cierta plenitud mayor). A diferencia de la protagonista del primer
relato, esta otra se presenta como alguien de más inestabilidad emocional,
mientras que Angélica es descrita como una persona segura de sí misma. De este modo el encuentro que tiene esta otra
mujer con su salvador, queda en la ambigüedad, respecto a si lo que sucede
hacia el final es en realidad algo de connotaciones fantásticas o bien ocurre
dentro de la mente de una mujer desquiciada.
4-
Ela y los terrícolas: El primer cuento verdadero de ciencia ficción de este
tomo, debido a su corta extensión corresponde más bien a un microcuento, pues
apenas abarca tres páginas de extensión.
Trata acerca de unos astronautas que han llegado a otro planeta (Ela) y
quienes debido a un accidente se encuentran en peligro mortal, razón por la
cual los alienígenas tratan de salvarlos, pero desconocen la manera de
intervenir en su biología diferente. El
argumento está contado de forma confusa y ello entorpece la lectura, de modo
que escaso gozo se puede sacar al respecto.
5-
El ingenio: Otro cuento que no quepa lugar a dudas, respecto a su carácter
de obra de ciencia ficción, es otra historia demasiado corta y que sin embargo
posee el final inesperado propio de este tipo de narraciones breves. Bien podría decirse además que este texto, posee un lenguaje más acorde al de este tipo
de relatos, con una tecnojerga que hace mención a la existencia de una ciencia
avanzada y hasta extraterrestre. Por
otro lado, se puede afirmar que trata de
temas caros al género, como la existencia de razas alienígenas, el primer
contacto entre especies inteligentes y la exploración espacial.
6-
La bella durmiente: El cuento más largo de este libro es además el mejor
logrado y hasta el más hermoso de entre el resto de los que aquí se
encuentran. Por otro lado, se trata de
una obra de ciencia ficción narrada con un lirismo tal, que nos muestra a una
Elena Aldunate por completo inspirada y que ojalá hubiese mantenido el mismo
nivel en el resto de esta selección.
Asimismo se debe destacar que se trata de una extrapolación del clásico
de los cuentos de hadas homónimo, si bien teniendo en cuenta el pesimismo de la
mayoría de estaos relatos, su final para nada se parece al que esperamos para
la princesa protagonista.
Por segunda vez en esta colección, la
autora se permite describir toda una sociedad extraña a la nuestra (pues ello
ya sucedió con Angélica y el Delfín), la que resulta ser nada menos que los
descendientes de los humanos en un futuro lejano de la misma Tierra. Pues en este mundo aséptico y en el cual sus
habitantes han perdido buena parte de lo que consideramos nuestra humanidad, es
regresada a la vida una mujer que estuvo largo tiempo en un sueño
criogénico. Un científico y una especie
de enfermera son testigos de este encuentro con la habitante del pasado y ello
para sorpresa de ambos los remece de tal manera, que ya sus vidas no volverán a
ser las mismas. A su vez, la “renacida”
al encontrarse en medio de este lugar que ni siquiera conoce, se enfrenta a sus
propios miedos y que la hacen más infeliz que nunca. El drama en el que los tres personajes se ven
involucrados, nos presenta una doble historia de amor imposible, que acentúa la
atmósfera trágica de esta obra.
“Los
ojos cerrados, la sangre entibiándose lenta, muy lenta, pulsa por cavidades
entumecidas por conductos cerebrales de abismo y somnolencia, atravesados por
estallidos de pánico y de sombra, de ansiedad y desconcierto…Las manos, los
pies ajenos, los cabellos, estopa antigua.
Va latiendo el corazón más y más.
Por el diminuto laboratorio del oído, un sonido rompe el silencio. Olvidada experiencia de un contacto. Gesto perdido en noches incoloras, sin
trazos, ni dimensión. Todo el ser es un
oído que espera. Los ojos, bajo los
párpados cerrados, giran y entre rojas claridades estriadas de sombras, quieren
saber. Pesados, con milenario polvo de
inconsciencia, trabajosamente se abren, y abiertos, sólo duelen ante la
penumbra. No miran, no recuerdan, no
enfocan. Sólo giran mientras despierto el ser respira, y aquel aspirar y
exhalar el aire aséptico de la cámara regenadora, hace que la memoria orgánica,
el latir animal, se automatice. De
pronto está de nuevo el sonido impactando su limbo…”.
El personaje del doctor viene a ser el
segundo de su sexo, en tener verdadera relevancia dentro de una de las
narraciones que componen este libro (obviando al delfín Isspa) y que aquí
aparece caracterizado como un hombre de ciencia, para quien la experiencia de
encontrarse con su antepasada le abre las puertas a algo que no conocía: sus
propios sentimientos.
7- Ventana: Un texto que en
realidad resulta inclasificable, puesto que si bien está hecho en prosa (y
bastante poética, por cierto), en realidad nada cuenta y se limita a describir
todo lo que ve la narradora-protagonista desde su ventana. De lo poco que se desprende de este título,
se trata de una mujer casada, de vida aburrida y de seguro infeliz.
8-
El carrusel: Otro cuento sobre una mujer desdichada, quien en esta ocasión
mientras su pequeño y único hijo (quien además es la única persona a la que
tiene en el mundo) se entretiene arriba del caballo de un carrusel, fantasea
acerca del hombre perfecto que la pueda sacar de sus miserias. Si bien la narración no posee mayor atractivo
desde el punto de vista argumental, sí resulta interesante que la protagonista
proyecta otros aspectos de la misma autora en su penoso pasar, pues acá en lo
poco que se llega a contar sobre esta, se hace mención a un matrimonio
fracasado, donde el hombre se comporta como un bruto, quien la humilla y es un
borracho. Las obsesiones y leiv motivs
recurrentes en la obra de la Aldunate, quedan de manifiesto mayormente en el
cuento que viene a continuación; no obstante como ya ha podido quedar consignado,
en su mayoría los relatos que componen este libro tratan sobre féminas, que
para escapar de su desgracia no les queda otra que fantasear o encontrar medios
extraordinarios, tal como quedará mejor representado a continuación.
9-
10 centímetros de sol: Luego de La Bella Durmiente, para
un servidor viene a ser lejos el mejor cuento del tomo, además del más
original…sin dejar de mencionar lo polémico que pudo ser en su momento y que
incluso hoy en día podría llegar a ser para las mentes más estrechas. Sin dudas si tuviese que seleccionar algún
cuento de esta autora, de los que comprenden este libro para una antología,
aparte del ya citado, optaría sin vacilaciones por este y ello debido a su enorme
calidad literaria (y donde esta vez sí que la escritora le dio en el clavo a la
idea de una historia cortísima, pero intensa y por completo bien acabada).
El cuento trata sobre una monja que en
secreto al atardecer encerrada en su celda, tiene encuentros secretos con una
entidad que se manifiesta a través de un rayo de luz, la cual la posee y le
lleva al orgasmo, únicos momentos de dicha de su apagada existencia negada al
contacto físico con otras personas. El erotismo que abunda en la descripción de
la pasión de esta mujer y que bien recuerda a lo narrado acerca de los éxtasis
místicos de figuras religiosas como Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz,
no puede ser más intenso. Por otro lado,
innegable viene a ser el carácter masculino y/o fálico de esta entidad, lo cual
radica en cuando se le compara en la narración con una sierpe (antigua palabra
para referirse a las serpientes) y su propia naturaleza de luz solar (no
olvidar el carácter masculino que se le da en la tradición religiosa al sol);
el mismo nombre del cuento, palabras que se repiten hacia el final del texto,
también posee su significancia sexual (el tamaña del órgano masculino, que
aunque “pequeño” si se considera unas dimensiones de este tipo en la realidad ,
aun así logra satisfacer a esta mujer solitaria).
“Sentada,
las manos abiertas sobre el oscuro regazo, se va sumergiendo voluptuosa en el
microcosmos de aquel rayo alegre, mensajero de afuera añorado y prohibido.
(…)
Desnuda, perdida, se ofrece a la caricia
de aquel ser-serpiente-de sol que la envuelve encendiéndola”.
Ahora bien, la criatura en sí puede ser
considerada como una entidad sobrenatural, ángel o demonio, como también un ser
alienígena, porque queda de manifiesto la interrogante respecto a su verdadera
identidad. Esto último responde a la
idea del misterio propio de los hechos milagrosos y del tono extraordinario que
posee un acontecimiento como este, que además es un secreto que guarda
celosamente la protagonista.
¿Y en qué radica la supuesta dimensión
polémica de este hermoso, aunque triste cuento? Aunque tal vez no debiera
explicarlo para no faltar el respecto a la inteligencia de mis lectores (en el
caso de que alguien lea este post, que a veces con la falta de comentarios,
nuevos seguidores, Google+ y otros, a veces me da la impresión de que me sobran
los dedos de la manos respecto a los que me siguen en realidad). Pues que como es de suponer, estamos frente a
una historia que involucra a un miembro del clero católico, alguien que ha
hecho voto de castidad y que se supone es feliz con ello; no obstante tal y
como queda de manifiesto en este relato, la protagonista anhela el contacto
carnal con los hombres y al no poder acceder a ello, se contenta con tener su
“rayito de sol”. Por otro lado, aquí nos
encontramos con un ministerio sagrado para millones y que lamentablemente en la
vida real tal como sucede con la monja, su opción no le trae felicidad y más
bien deja claro que esta es más una prisión que una liberación (y por eso mismo
solo cuando es tomada por el ser, puede verse fuera de las paredes que la
agobian).
10-
El Niño: Se puede decir sobre este cuento que resulta ser una obra
desperdiciada, pues teniendo en cuanta que su premisa sin dudas viene a ser
bastante atractiva, el lector se queda con gusto a poco tras su final tan
precipitado.
En esta ocasión nos encontramos con una mujer
que acude a un especialista (pediatra o psicólogo infantil), debido a los
problemas que tiene con su pequeño hijo, cuyo comportamiento anómalo la tiene
al borde de la histeria. Es así que nos
enteramos de las particulares circunstancias en las que nació su pequeño y la
vida que luego tuvo la madre para poder darle lo mejor una vez que este
naciera. Paralelo al personaje de la
mujer, se encuentra el doctor, quien viene a ser el coprotagonista y cuyo punto
de vista también es relevante para el argumento; puesto que en contraste a la
mirada de alguien simple como la mujer, pura emocionalidad, se encuentra la del
hombre, un científico, o sea, alguien con una mente racional y que sin embargo
se encuentra con la presencia de lo extraordinario.
Tras terminar el libro con este cuento,
nos podemos detener en dos reflexiones:
Primero que siendo la autora de origen
socioeconómico alto y perteneciente a la derecha (no era militante de algún
partido político) y habiendo escrito y publicado estos cuentos durante los
primeros años de la dictadura militar de Pinochet (a la que supuestamente
apoyaba su familia), nos encontramos con el hecho de que en este cuento y otro,
la escritora opta por retratar a mujeres de raigambre obrera, campesina o más
humilde; en cambio antes sus protagonistas eran mujeres, que como ella tenían
un mejor pasar (Angélica y el Delfín, Un señor don Luis, Ventana
y quizás Marea Alta). Es así que
en Carrusel
hayamos a una oficinista y que por lo poco que llegamos a saber de
ella, no se trata de una ejecutiva; mientras tanto que en este último caso la
dama es alguien del campo, de muy escasa educación y que se casó con un hombre
mayor solo para poder mantener a su hijo “huacho” (sin padre y no nacido en
medio de un matrimonio). De este modo
nos encontramos con una sensibilización respecto al tema social y al hecho de
que no importando la edad, ni la condición socioeconómica de la mujer…todas (y
todos) tienen las mismas preocupaciones, sueños…y pesadillas.
Segundo, el sujeto con el que estuvo la
madre de este último relato, es descrito o bien como un príncipe azul (rubio,
hermoso y hasta misterioso) y/o como alguien de otro mundo. Es entonces que podemos llegar a la
certidumbre que todos los hombres o medios a los que acceden las protagonistas
de estos cuentos, responden a la idea de alguien o algo que en la
realidad/cotidianeidad la protagonista no puede tener. Es así que estos “salvadores” resultan ser
siempre una idealización del salvador y del hombre perfecto: que las ama sin
condiciones, entregándose a ellas como si fuese su par (tal como el delfín Isspa)
y en quien pueden confiar sin miedo a las consecuencias (si no basta con leer
de nuevo Marea Alta). En otras
palabras, ninguna de las mujeres de este libro es alguien que ha encontrado el
verdadero amor y la felicidad junto a un hombre real o que fuese sin
vacilaciones su compañero; por lo tanto, en la vida de todas estas no existe
esa compenetración con alguien como en realidad ellas quisieran…Una carencia
bastante triste para todas estas pobres mujeres, que de seguro mucho tienen de
su misma creadora.
Nueva edición de esta novela. |
Haz logrado captar mi atención... la agregare a mi lista de lectura... ya antes lei Los Altisimos de Hugo Correa y no tiene nada que envidiar a los autores extranjeros del genero... espero que la Aldunate tambien me impresione...
ResponderEliminarGracias, señor Anónimo (que creo cuál es tu identidad) por leer este texto y que tras redactarlo, me hizo darme cuenta en mayor medida de su talento (escribí este post durante varios días y solo después fuí capaz de ver todo esto). Cuando quieras te presto este librito.
EliminarHe leído con cierto entusiasmo este texto de una escritora que conozco de oídas, solo "Elena Aldunate" como precursora en Chile del genero de Ciencia Ficción, pero que no he tenido el gusto de leer. también he escuchado algunas criticas sobre su obra de carácter "feminista" y sexual, por lo que tu dices esto no sería del todo cierto, es interesante tener presente este punto de vista (o sea el tuyo), al enfrentarme en algún momento a su obra. Felicidades por tu texto, vez como se puede escribir cosas de un alto contenido en un blog.
ResponderEliminarDon Sardaukar, apenas subí este post quise que lo leyeras, pues mientras lo escribía ya pensaba que podía ser de tu interés; por lo tanto, me alegra que haya sido así.
EliminarUna aclaración, es el supuesto feminismo el que cuestiono de la Aldunate, que no así su erotismo, que por algo agrego acá citas textuales que muestran esta faceta suya.
Después de leer tu blog, busque algunos de sus cuentos en internet y efectivamente es muy erotica lo que es muy apasionante. Es una escritora de una excelente calidad.
ResponderEliminarPues me alegra que haya contribuido con mi humilde post a enseñarte y apreciar a esta autora; pues te invito a leer un texto mío igual reciente sobre un autor nacional a quien también le debo mis respetos: Hernán Rivera Letelier: http://elcubildelciclope.blogspot.cl/2016/12/el-realismo-magico-llega-la-pampa.html
EliminarAhora que he sabido de esta autora, lamento no haberla conocido antes para haberla agregado a un artículo que escribí hace meses, titulado "Las mujeres en la Ciencia-Ficción", que publicó el blog Maleducadas. Así habría una autora no anglosajona. Intentaré leer alguno de los relatos que citas aquí, Elwin.
ResponderEliminarQué bueno hayas podido leer este texto. En todo caso debo decirte que bien difícil es encontrar los escritos de la autora online, que yo tuve que tipear por mi cuenta las citas que agregué.
ResponderEliminarEn cuanto a escritoras hispanas de ciencia ficción, buenísimas son tu compatriota Elia Barceló (editada nada menos que por la Colección Nova) y la argentina Angélica Gorodischer.
Mi estimado, algo me quedó dando vueltas del inicio de este texto sobre la Aldunate, y es que señalas (cito):"Recuerdo que una vez el escritor nacional de ciencia ficción Teobaldo Mercado (quien de seguro sabe más sobre el tema que yo), no me habló muy bien acerca de la calidad literaria de su colega, considerándola como alguien con esas típicas fijaciones eróticas que a veces encontramos en literatura femenina; pues bien me quedó claro que tales temáticas no eran del aprecio de este otro autor." ... lo que me pasa es que pienso si esa opinión es algo que Teo escribió en algún foro o expresó públicamente; o si es algo que conversó en un diálogo entre amigos, por ejemplo en la casa de un amigo en común, y si es este último el caso, ¿a pito de qué ventilar una opinión personal en un texto público? Por que si yo opino de esto y lo otro en confianza entre amigos, y después con eso alguién sale en internet diciendo "el escritor tanto y tanto criticó duramente a tal persona"... no es algo más propio de un caguineo? Esa era mi inquietud.
ResponderEliminarTu amigo, Miguel.
Querido amigo, respecto a lo que mencionas, pues cuento esto para referirme a otro de los antecedentes que tenía de la autora, previamente a leerme este libro y hacerme una opinión más completa acerca de su obra; puesto que siendo Teobaldo el único de quienes conocía que la habían leído y además todo un experto en el tema, su opinión me fue bastante valiosa (independientemente de que luego no la compartiera del todo). Por lo tanto, lo mencioné como uno de los pocos antecedentes de peso que tenía acerca del trabajo de la Aldunate (algo así como cuando citas lo que se dijo en un texto dado para apoyar tus palabras). O sea, en realidad nunca ha sido mi intención menospreciar ni las apreciaciones de Teo, ni el arte de esta otra escritora ¿Se entiende?
EliminarRecién leyendo la breve novela "Del cosmos las prefieren vírgenes"... una prosa de principiante. El título me entusiasmó, pensé en algo old school o bizarro, como esas pelis de los 50-60 con títulos del estilo "Marte necesita mujeres!", y me topo con una novela que parece salida de la pluma de una adolescente.
ResponderEliminarLeerla para entretenerse un rato, eso sería todo.
Amigo...¿No te estarás dejando "contaminar" por tu compadre Teo, que la encuentra poca cosa? Como esa repulsión por Baradit que ambos comparten...
EliminarYo no he leído la novela que mencionas, si bien le tengo ganas.
El año pasado tuve la suerte de comprarme la linda edición crítica de Cuarto Propio de sus cuentos, los que deseo leer este año.
Por cierto, a nuestro amigo en común Marlo le fascinó esta autora y a Sardaukito le interesa mucho conocer su obra.
A mí su novela solo me causó bostezos y sonrisas irónicas. Y Baradit no vale la pena ni mencionarlo.
EliminarPd: no sabía que Marlo tenía mal gusto.
Y por supuesto que Teo es mi compadre y mi amigo.
EliminarBaradit y Aldunate pronto regresarán al Cubil. A don Teo he pensado leerlo con mucho gusto y luego entrevistarlo, a ver si me consigue tal honor este señor algo divo.
Eliminar