Elantris (2005) no
corresponde a la primera novela escrita por Brandon Sanderson, si no que a la
sexta, no obstante sí tiene el honor de ser la primera que publicó en su
carrera literaria de poco más de una década.
Pues ante la calidad artística de este título, el narrador mormón de
inmediato acaparó la atención del público y la crítica, quienes por igual
alabaron su creatividad al ser capaz de romper con los moldes preestablecidos
de la fantasía y contar una historia por completo original. La genialidad de su propuesta argumental, a
lo que se suma sin dudas una serie de personajes maravillosos y delineados de
una manera bastante atractiva, hizo que de inmediato fuese traducido al español
en la prestigiosa colección Nova de Ediciones B, dirigida por el especialista
Miguel Barceló y quien tal como luego admitió, no tuvo reparos en publicar a
nuestro idioma un libro de un autor en la práctica desconocido y reciente (algo
que antes nunca se había aventurado a ello).
Se trata de un texto autoconclusivo, que
en su primera versión al inglés casi llega a las quinientas páginas. Su nombre hace referencia a la “maldita”
ciudad de Elantris, otrora urbe poblada en su mayoría por seres considerados
como dioses y que al comenzar el argumento ya lleva diez años desde que un
misterioso mal/enfermedad/maldición/castigo ha convertido a estas cuasi
divinidades en criaturas ruinosas; por otro lado, lo que antes fue considerado
un lugar de belleza y cultura, ahora es un sitio feo, sucio y que se está
desmoronando poco a poco tal cual sus habitantes. Quienes viven ahora en dicha ciudad, lo hacen
en las condiciones más deplorables y aquellos que contraen la llamada Shaod
(aquello que llevó a los elantrinos a decaer su sociedad) son exiliados a la
metrópolis, pues son dados por muertos por su gente, si bien la transformación
que los afecta en efecto los convierte en muertos vivientes.
Sanderson comienza la saga de Elantris y
los personajes ligados a ella (entre héroes y villanos) con la promesa de que
el desarrollo de su novela será algo fuera de serie e inolvidable, un verdadero
deleite para los lectores de las historias más grandes que la vida:
“La Shaod, se llamaba. La Transformación.
Golpeaba al azar, normalmente de noche, durante las misteriosas horas en que la
vida se detenía para descansar. La Shaod podía tomar a un mendigo, un artesano,
un noble o un guerrero. Cuando llegaba, la vida de la persona afortunada
terminaba y recomenzaba; descartada su antigua existencia mundana, se marchaba
a Elantris. A Elantris, donde podía vivir bendita, gobernar con sabiduría y ser
adorada por toda la eternidad.
La eternidad terminó hace diez años”.
El libro se encuentra narrado desde el
punto de vista sus tres protagonistas, cada uno con una personalidad claramente
definida y que gracias a sus capítulos permiten abordar el curso de los
acontecimientos de una manera más integral, ya que estos pertenecen a distintas
fuerzas relacionadas con Elantris. Como
estos tres lleva su camino por separado hasta cierto punto, no obstante la
presencia de la ciudad es tan relevante en sus vidas y en la de los demás
personajes, que luego el destino de todos ellos termina por unirse, dándonos
más emociones que nunca. Por otro lado,
la existencia del coprotagonismo, permite adentrarse tanto dentro de las
grandes murallas de la decrépita ciudad, como de lo que ocurre en Arelon, el
reino vecino de Elantris y que por largo tiempo ha estado bajo su sombra.
Raoden
era el príncipe de Arelon, querido por casi toda su patria (salvo por su
padre), quien al llegarle la Shaod se ve obligado a abandonar todos sus
proyectos, tras ser dado por muerto, teniendo que desterrarse a Elantris. Es así que por intermedio de este hombre tan
lleno de virtudes y sin embargo tan humilde (lo que sin dudas lo convierte en
alguien encantador), llegamos a conocer lo terrible que significa pasar la “eternidad”
en este otrora hogar de dioses. Sin
embargo el siempre positivo noble, decide no dejarse llevar por el infortunio y
opta por convertir el lugar en algo mejor de lo que ahora es. Es así que para conseguir su propósito,
comienza a hacer cambiar la mentalidad de su gente y ello lo consigue de una
manera ejemplar: Por medio de sus acciones y palabras, que no solo traen
esperanzas para los demás, sino que son propias de un hombre notable, quien
logra derribar las barreras de sus nuevos conciudadanos, llegando incluso a
inspirarlos y a ganarse su incondicionalidad. Cabe mencionarse que algunos de
los momentos más emotivos de esta magnífica obra, son sin dudas los dedicados
al príncipe, algunos que sin duda logran tal belleza, que resulta difícil no admirar
la sensibilidad que transmiten dichos pasajes.
Raoden convierte a los demás no por la fuerza, incluso tampoco por la
razón, sino que lo hace a través de la fe en su prójimo y el amor.
“—No soy Taan —dijo Aanden finalmente—.
¡Soy Aanden, barón de Elantris!
—Si lo deseas —dijo Raoden, frotando con
los restos de su manga la superficie de la mesa caída—. Aunque no entiendo por
qué prefieres ser Aanden a ser Taan. Esto es, después de todo, Elantris.
— ¡Eso ya lo sé! —exclamó Aanden. No
importaba lo que hubiera dicho Raoden, aquel hombre no estaba completamente
cuerdo. El hacha podía caer en cualquier momento.
— ¿Sí? — preguntó Raoden—. ¿De verdad comprendes
lo que significa vivir en Elantris, la ciudad de los dioses? —Se volvió hacia
la mesa, todavía frotándola, dando la espalda a Aanden—. Elantris, ciudad de
belleza, ciudad de arte… y ciudad de esculturas.
Dio un paso atrás, revelando el tablero ahora
limpio de la mesa. Estaba cubierto de intrincadas tallas, igual que las paredes
de la capilla.
Aanden abrió los ojos de par en par, y el
hacha cayó de su mano.
—La ciudad es el sueño de un escultor,
Taan —dijo Raoden—. ¿Cuántos artistas has oído ahí fuera quejarse por la
belleza perdida de Elantris? Estos edificios son sorprendentes monumentos al
arte de la escultura. Quiero saber quién, cuando se le presenta esa
oportunidad, prefiere ser Aanden el barón en vez de Taan el escultor.
El hacha golpeó el suelo. La cara de Aanden
mostraba su estupor.
—Mira la pared que tienes al lado, Taan
—dijo Raoden en voz baja.
El hombre se volvió, rozando con los dedos
un bajorrelieve oculto por la suciedad. Se subió la manga y su brazo tembló
cuando frotó la mugre.
—Misericordioso Domi —susurró
— Es precioso.
—Piensa
en la oportunidad, Taan — dijo Raoden—. Sólo tú, de todos los escultores del
mundo, puedes ver Elantris. Sólo tú puedes experimentar su belleza y aprender
de sus maestros. Eres el hombre más afortunado de Opelon.
Una mano temblorosa apartó el bigote.
—Y yo lo hubiese destruido — murmuró—. Lo
hubiese derribado…”.
Desde el reino de Teod viene la princesa Sarene hasta Arelon, pues por motivos políticos
ha concertado un matrimonio con el príncipe heredero de esta otra ciudad, para
pactar una alianza entre ambos pueblos.
Como quien iba a ser su marido era nada menos que Raoden, para su mala
suerte apenas llega a su destino se entera de que este ha muerto y que debido a
una muy especial cláusula del contrato matrimonial entre ambos, al fallecer
este quedó de inmediato declarada la unión entre los dos. Obligada a quedarse como viuda en Arelon por
honor y para salvaguardar también los bienes de su patria, Sarene se da cuenta
de que su nuevo hogar está lleno de intrigas; por lo tanto si no interviene directamente en el curso de los
acontecimientos que se están gestando, tanto Arelon como Teod perderán su
independencia ante la amenaza del imperio monoteísta, que desea hacerse con las
dos únicas sociedades que se mantienen al margen de Fjordell. Si Raoden sin dudas llega a ser un sujeto
formidable, Sarene no se queda atrás y comparte con el hombre al que solo
llegará a conocer tiempo después de su llegada, varios de los aspectos
positivos que los llevan a convertirse en almas gemelas: Una gran inteligencia,
elocuencia, seguridad en sí misma, amor hacia el bien y todo lo correcto, entre
otras cosas más. Destacable en ella viene a ser su feminismo, que en el mundo
patriarcal en el que vive (en especial en Arelon) le ha traído sus problemas y
que sin embargo la encumbran como una persona auténtica, capaz de sobrepasar
los absurdos protocolos de su entorno.
Hrathen es supuestamente el principal
villano de la historia, un importante sacerdote de Fjordell que llega hasta
Arelon por las mismas fechas que Sarene, para convertir a su gente a la fe que
este profesa. Mandado por la autoridad
máxima de su religión (quien como en algunas teocracias del mundo real, ostenta
además el poder político) a cumplir con su labor en un margen de tiempo casi
absurdo, de solo tres meses, so pena de arrasar bajo la espada y el fuego a los
“infieles”, está dispuesto a hacer todo lo posible por conseguir su objetivo y para
que en lo posible nadie tenga que morir.
Hrathen es un fanático y sin dudas un hombre lleno de prejuicios,
incluso llega a ser maquiavélico en su accionar, al punto de que encuentra de que
la única manera de lograr que los de Arelon se conviertan a su fe, es dándoles
un enemigo al que odiar: los elantrinos.
Por otro lado, tras no conseguir que el rey de Arelon se convierta a su
dogma, opta por derrocarlo para poner un nuevo soberano que sí acepte su
fe. No obstante pese a todo lo
detestable que viene a ser este sujeto, en especial tras contrastarlo con
Raoden y Sarene, Hrathen no es un hombre malvado en un 100% y guarda en su
corazón varios aspectos que le otorgan una humanidad que al final terminan por
redimirlo.
Entre los demás villanos nos encontramos
con otros dos destacables personajes, si bien el primero de ellos viene a ser
lejos el más atractivo y relevante de esta pareja: Dilaf es un sacerdote de la misma religión a la que sirve Hrathen,
quien en su jerarquía está por sobre este y por tal razón debe servirle; no
obstante el bajito hombre (quien contrasta con la imponente figura más alta,
musculosa y regia de su superior) está lleno de odio y su fanatismo llega
incluso a opacar a Hrathen, quien recela de él y se da cuenta de inmediato que
no es alguien de fiar. Dilaf posee su
propia agenda y esta una vez revelada, es una de las grandes sorpresas del
argumento, ya que además queda de manifiesto que quien debía ser un gran apoyo
para los planes de Hrathen, al final es otro de los obstáculos con los que se
encuentra este último, para conseguir su misión de la manera más pacífica
posible.
Audiolibro de esta novela. |
El duque Telrii es el otro gran personaje ruin de la novela, si bien su
participación en los eventos y desarrollo como individuo no es tan
impresionante como los otros dos. Si
Hrathen y Dilaf representan lo negativo que puede ser la fe cuando sus
creyentes miran el mundo en blanco y negro, transformándose en seres
intolerantes frente a todo lo distinto a ellos, este otro es el típico hombre
que solo desea bienes materiales y poder por sobre los demás para solo
beneficio personal. Por ende es un sujeto egoísta, incapaz de amar y detestable
sin miramientos. Representa la corrupción
de los que están arriba del resto de la gente y la vanidad absoluta (pues gusta
de los lujos de manera absurda).
Raoden y Sarene estarían solos en su lucha
por la justicia social si no contaran con tan valiosos partidarios. El primer amigo que llega a hacer en
Elantris el príncipe viene a ser Galladon,
un tipo que como muchos de los personajes de la novela guarda sus propios
secretos, que luego son descubiertos para deleite de los suyos y del
lector. Supuestamente pesimista (en
contraposición a Raoden), se convierte en el mayor apoyo del príncipe para
levantar la ciudad de sus cenizas. Luego
se encuentra Karata, una mujer que
antes de llegar Raoden a Elantris, era una de los tres jefes de banda de la
urbe y que gobernaban por su cuenta el lugar; tras el encuentro de ambos,
supuestamente enemigos, su pasado también es revelado y se vuelve otra aliada
de valor para conseguir devolver la dignidad a los elantrinos. Saolin
también destaca entre los héroes de este libro, siendo un veterano militar
que se compromete a tal punto con el sueño de Raoden, que otorga a la narración
algunos momentos donde el honor toma un sitial relevante dentro de la trama.
Valiosos vienen a ser para que Sarene
pueda hacer su labor en Arelon, como también después en Elantris, personajes
como su tío Kiin y el duque Rioal.
El primero viene a ser nada menos que el hermano mayor de su padre, el
rey de Teod, a quien no veía desde hace años y al que para su fortuna se
encuentra viviendo junto a la familia que ha llegado a formar el hombretón en
su nuevo hogar; gran comerciante y experto cocinero de las más exóticas
comidas, es un hombre afable que tampoco carece de una historia oculta de
interés. En tanto el segundo es el
hombre mayor más rico de todo Arelon, quien bajo una supuesta personalidad frívola
en realidad esconde a alguien justo y sabio.
Siendo un título de fantasía, ya que este
transcurre en un mundo que para nada corresponde al nuestro y donde la magia
resulta ser algo “normal” por sus habitantes (si bien solo unos pocos tienen
acceso a ella), Brandon Sanderson se aleja de los habituales recursos de este
tipo de ficción (característica en todo caso propia de su narrativa, que desde
esta ópera prima lo ha diferenciado
de sus colegas por evitar caer en los mismos tópicos de siempre). Es así que en Elantris no encontramos
dragones, trolls, elfos, trasgos, orcos, ni ninguna de esas criaturas tan
usadas (y abusadas) en la literatura respectiva. Tampoco está presente el llamado Tópico
del Viaje, en el cual el protagonista debe hacer un desplazamiento
geográfico iniciático y peligroso, el que se torna uno de los elementos
principales de la obra y donde además el héroe debe pasar por una serie de
pruebas para conseguir la victoria. No
obstante acá aparecen los llamados seones,
criaturas inteligentes esféricas flotantes y con luz propia, que pueden vivir
mucho más años que los humanos normales (los elantrinos antes de su caída, por
supuesto, que tenían una vida más extensa que la del resto de la gente) y que
fueron creados supuestamente por la misma magia que dominaban los de Elantris. Serene, al igual que otros nobles y hasta
Hrathen, tiene su propio seon, el
cual heredó de sus padres como se acostumbra llegar a tenerlos por vía
consanguínea; este se llama Ashe y es su fiel amigo, protector y
consejero, con su propia personalidad al igual que el resto de su especie. Hay seones
machos y hembras.
“—He de admitir, mi señora, que has sido
muy astuta —dijo Ashe flotando junto a ella en el pasillo, camino de su habitación.
Sarene se había quedado mientras Iadon
hablaba con Eventeo, mediando entre los dos mientras formalizaban el trato. La
voz de su padre decía en buena medida: «Espero que sepas lo que estás haciendo,
Ene». Eventeo era un rey bueno y amable, pero un comerciante espantoso: tenía
un equipo de contables para que se encargaran de las finanzas reales. En cuanto
Iadon advirtió la inestabilidad de su padre, golpeó con el entusiasmo de un
depredador, y sólo la presencia de Sarene había impedido que Iadon sonsacara a
Teod todos sus datos fiscales en un arrebato de fervor comercial. De esa forma,
Iadon había conseguido convencerlos para que compraran su seda al cuádruple de
su precio. El rey sonreía tan feliz cuando Sarene se marchó que casi parecía
haber olvidado su charada.
— ¿Astuta? — Preguntó inocentemente
Sarene en respuesta al comentario de Ashe—. ¿Yo?
El
seon gravitó, riendo en voz baja.
— ¿Hay alguien a quien no puedas manipular,
mi señora?
—A mi padre. Ya sabes que me vence tres
de cada cinco veces.
—Él dice lo mismo de ti, mi señora —aclaró
Ashe.
Sarene sonrió y abrió la puerta de su habitación,
dispuesta a acostarse.
—En realidad no he sido tan lista, Ashe.
Tendríamos que habernos dado cuenta de que nuestros problemas eran en realidad
la solución el uno del otro… uno una oferta sin pegas, el otro una petición sin
subterfugios.
Ashe hizo sonidos de descontento mientras
flotaba por la habitación, como chasqueando una lengua que no existía, molesto
por el desorden”.
Siguiendo con el tema de la magia de Elantris,
pues esta funciona en base a una serie de complejas figuras de luz llamadas Aones y que aquellos capaces de
dominarlas, dibujan en el aire para acceder a cada una de las habilidades que
estas poseen; todas ellas cuentan con su propio nombre y hay de protección
(como campos de fuerza), de teletransportación, sanación, creadoras de
ilusiones, etc. Tras la Shaod solo unos pocos elantrinos fueron
capaces de invocarlas, pero sin efecto; de este modo Raoden se empecina en
tratar de volver a devolverles su poder.
“— ¿Aprendiste ese aon en el libro? — Preguntó
Galladon, asomado cómodamente a la ventana—. ¿Qué se supone que hace?
— ¿El Aon Tia? Es un aon de transporte.
Antes del Reod, ese aon podía trasladar a una persona de Elantris al otro
extremo del mundo. El libro lo menciona porque era uno de los aones más
peligrosos.
— ¿Peligroso?
—Hay que ser muy preciso respecto a la
distancia a la que te envía. Si le dices que te transporte exactamente treinta
pasos, entonces lo hará… no importa lo que haya a treinta pasos de distancia.
Podrías acabar materializándote en medio de una pared de ladrillo.
—Entonces, ¿estás aprendiendo mucho del
libro? Raoden se encogió de hombros.
—Algunas cosas. Atisbos, principalmente.
—Volvió a una página del libro que había marcado—. Como este caso. Unos diez
años antes del Reod, un extranjero trajo a su esposa a Elantris para que
trataran su parálisis. Sin embargo, el curador elantrino dibujó el Aon Ien
ligeramente equivocado… y en vez de desaparecer, el carácter destelló y bañó a
la pobre mujer en una luz rojiza. Se llenó toda de manchas negras y el pelo se
le cayó al poco tiempo. ¿Te suena familiar?
Galladon alzó una ceja, interesado.
—Murió poco después —dijo Raoden—. Se
arrojó desde lo alto de un edificio, gritando que el dolor era insoportable.
Galladon frunció el ceño.
— ¿Qué hizo mal el curador?
—No fue tanto un error como una omisión.
Se dejó una de las tres líneas básicas. Un error tonto, pero no tendría que
haber tenido un efecto tan drástico.
—Raoden hizo una pausa, estudiando pensativo
la página—. Es casi como si…
— ¿Como qué, sule?
—Bueno, el aon no estaba terminado, ¿no?
—Kolo.
—Así que tal vez la curación empezó, pero
no pudo terminar porque sus instrucciones no estaban completas —dijo Raoden—.
¿Y si el error creó un aon viable… un aon capaz de acceder al dor pero sin
suficiente energía para terminar lo que había empezado?”
Tal
como ya ha quedado declarado más arriba, a través de la figura de ambos
sacerdotes de Fjordell, el tema de la fe toma un rol relevante dentro de esta
historia. Siendo su autor un ferviente
mormón, al igual que su supuesto maestro Orson Scott Card (pues en realidad no
me queda claro, qué tanto este otro influyó en su formación como escritor, según
dicen algunos), no deja en esta obra de mostrar ambas caras de la religión: Un
arma para manipular y controlar a los pueblos a través de un gobierno
fundamentalista, con su correspondiente guerra santa contra los incrédulos y
por otra, una creencia liberadora para aquellos que usan su devoción como una
manifestación del amor hacia la creación y los demás (en este punto, destacable
viene a ser la presencia del distraído, bondadoso y pequeño sacerdote Omin, dedicado a la fe de Serene, quien
viene a ser la contrapartida del ostentoso, bello y superficial Seinalan, el
líder joven de la religión que ambos profesan).
De igual modo cabe mencionar la crisis de fe de uno de los personajes,
quien poco a poco comienza a cuestionarse los fundamentos de sus creencias,
dándose cuenta de que la fe no es algo que funciona en base a la lógica y la
razón, sino que implica una entrega total; de este modo tal crisis ideológica
permite al personaje en cuestión crecer como sujeto, ya que si la fe no otorga
felicidad al creyente, es porque en realidad es necesario hacerse una revisión
de conciencia (o sea, si acaso todo aquello en lo que creemos está errado).
Al cumplir el aniversario número 10 de
esta genial novela, se publicó una edición conmemorativa llena de interesante
material (que es la que posee un servidor, je) y que en su versión a la lengua
de Cervantes tiene el agregado de un nuevo prólogo de Miguel Barceló. A los correspondientes mapas de rigor y que
en este caso están hechos a color, se incluye un prefacio de Dan Wells, amigo
de Sanderson, también escritor y quien fue una de las primeras personas en leer
el borrador de este libro. Tras terminar
la novela, vienen más regalos, siendo quizás el más atractivo de todos las “escenas
eliminadas” tal y como les llama su propio autor y que acá corresponden a un
interesante villano que fue eliminado de la versión final del libro; Sanderson
se permite explicarnos además qué razones tuvo para sacarlo de la narración. También
se agregan una especie de glosario sobre Aones
y un texto explicativo sobre la AonDor,
la particular energía de la que se nutre esta magia. El epílogo va en esta ocasión por partida
doble, ya que primero el artista se refiere a la génesis de su libro, a sus
primeros días tras ser publicado y a lo que este ha significado para él; luego
de manera inesperada, viene un episodio con uno de los personajes secundarios
de Elantris,
bastante misterioso todo, por cierto. No
podían faltar los agradecimientos a todas aquellas personas que intervinieron
en el proceso para la elaboración y publicación de la novela.
La edición en español del X Aniversario
está hecha en lujosa y preciosa tapa dura con sobrecubierta, más la tradicional
cinta roja para marcar la lectura, la cual al sacarla en la cubierta del
volumen lleva en dorado y en grande reproducido el Aon Ela, correspondiente a la ciudad de Elantris y que tiene
relación con los principios de Concentración y Centro. Casi ochocientas páginas de pura diversión y
belleza narrativa.
No conocía a este autor, como siempre, muy buena recomendación, tu entusiasmo en este tipo de entradas invitan a leerlo, creo que les deberías cobrar comosión jeje.
ResponderEliminarSaludos.
Bueno, este es el cuarto libro de Sanderson que comento acá (los otros tres corresponden a la trilogía de nacidos de "La Bruma" y que creo también serían muy de tu agrado). Hace un par de años que tengo otro de sus libros, pero recién para el 2017 le darle su tiempo.
EliminarBuen día, Elwin. Hice una pequeña pausa en el ajetreo diario para leer y comentar esta entrada. Como siempre, un buen análisis de la obra. Se nota que es un libro de fantasía distinto, que se sale de los cánones habituales. Sin embargo creo que peca de tener demasiados nombres y localizaciones, a pesar de que no hay viaje. Si cuenta con una especie de glosario (creo que dice que sólo lo tiene la edición especial de décimo aniversario) esto no es problema alguno (como El Silmarillion o fuera del ámbito de la fantasía, Dune). Pero en las versiones que no lo poseen, haría perder a más de uno entre tanta maraña de nombres enrevesados.
ResponderEliminarComo amante de la buena fantasía que eres, te aseguro que esta novela te fascinará y de seguro quedará en tu memoria dentro de los mejores libros que has disfrutado.
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