martes, 1 de noviembre de 2016

Hayao Miyasaki y el Estudio Ghibli. Parte 9: Ponyo.


      Todo un clásico de la literatura maravillosa e infantil viene a ser el famoso cuento de Hans Christian Andersen La Sirenita, acerca de un ser de estas características (por supuesto que femenino), que se enamora de un humano de la superficie y desea convertirse en alguien como él para estar a su lado.  No todo el mundo ha leído el cuento original, pero sí maneja al menos la idea central de tal narración, quedándose con la imagen de la suavizada, pero entretenida versión animada de Disney, en la cual la protagonista se queda con su príncipe azul (al contrario del texto escrito que termina en tragedia).
      La historia recién mencionada es claramente una obra acerca del amor romántico, sobre los problemas de dos sujetos pertenecientes a dos mundos opuestos, que se aman pese a las tribulaciones que en un principio los separan; de este modo es una especie de reinterpretación, en plan “mágico” de la también célebre obra teatral de Romeo y Julieta de William Shakespeare.  Pues en 2008 el sensei Hayao Miyasaki estrenó su versión del texto de Andersen, titulado Ponyo en el Acantilado (de ahora en adelante, me referiré a esta cinta simplemente con el nombre de la coprotagonista, Ponyo).  Pues el cineasta japonés más bien se inspiró en la narración del europeo, que en hacer una copia nipona de esta, para contarnos un relato acerca de la estrecha amistad entre dos niños (una sirenita y un humano), del poder del amor que hay detrás de este importante lazo interpersonal y como siempre de entregarnos un precioso mensaje ecológico sobre el respeto y la admiración por la madre naturaleza (en especial el mar), entre otros aspectos a considerar en su guión.
      La criatura es una de las tantas hijas de un mago de las aguas y de nada menos que de la diosa femenina del océano, pero Ponyo se diferencia de sus hermanas por tener un espíritu inquieto e independiente, por lo que aprovecha un descuido de su padre para aventurarse por sí sola para llegar hasta las costas.  La sirenita más bien tiene forma de un pequeño pez con rostro más o menos humano, no obstante una vez que conoce a su amigo, Sosuke, su figura comienza a cambiar hasta tomar la forma humana.  Tanto el uno como el otro quedan encantados entre sí tras su encuentro, a tal punto que la pequeña decide enfrentarse a su sobreprotector padre (quien además no tiene una buena imagen de la humanidad), lo que gatilla el gran conflicto de este largometraje; no obstante como se trata del filme más orientado al público infantil de Miyasaki, desde la época de Mi Vecino Totoro, el tema de la oposición del padre a que su hija tome su propio rumbo, es abordado con humor y una gran cuota de ternura.  En todo caso Fujimoto, el padre, es alguien de buen corazón, razón por la cual como solo quiere lo mejor para su descendencia (la felicidad y la realización personal), hacia el final admite que no puede oponerse a algo tan puro, como el amor que existe entre los dos muchachos.
      El sentido de la familia, la relación entre padres e hijos, como también la que existe entre esposos, se encuentra presente por igual en el caso del niño.  Sus padres son cariñosos y son dichosos con lo que hacen: el padre trabaja en un barco en un cargo importante y la madre atiende a un grupo de adorables ancianitas en un centro para adultos mayores.  Ambos se presentan como progenitores benignos, que permiten que su unigénito sea alguien auténtico, sin coartar su individualidad, detalles esenciales para que el chico haya llegado a impactar tanto en Ponyo.
       En paralelo nos encontramos con una anciana, que en apariencia es la típica cascarrabias de su edad,  Toki, quien hasta posee unos rasgos duros en el rostro que la hacen parecer una vieja amargada; no obstante en realidad adora a Sosuke y se preocupa por él.  De hecho, resulta ser un detalle precioso del argumento, que pese a que las habitantes del asilo en su mayoría apenas pueden caminar y usan sillas de ruedas, son mujeres que no han perdido la capacidad de reír, ni el sentido de la admiración.  Por otro lado, el trato cariñoso que tienen el niño y su madre con este grupo de mujeres, sin dudas propio de una relación íntima, es un ejemplo más del tono optimista de esta cinta y que nos invita a tratarnos por sobre todo con consideración; asimismo ello se ve en el resto de los personajes que aquí aparecen, aunque sea por un breve tiempo: todos se tratan con respeto y amabilidad, por consiguiente todos se ven felices.
      Siendo que Ponyo y su padre (por no mencionar a su mamá) son seres ligados estrechamente a la naturaleza, y Sosuke y su familia viven en armonía con esta misma (respetando por sobre todo el mar), este filme comparte con muchos otros de su creador, la idea de que la única manera de que la humanidad pueda prevalecer es manteniendo su entorno natural protegido; por esta misma razón ambientándose la historia en un puerto, en general este sitio se ve limpio y sin la contaminación y fealdad que habitualmente encontramos en estos sitios.  Al respecto no se puede olvidar la figura de Grandmammare, la sabia deidad esposa de Fujimoto, quien se presenta como un ser hermoso, además de llegar al corazón de todos de una forma inolvidable (el encuentro entre las dos madres, la de Ponyo y la de Sosuke, es un breve momento inolvidable).
     La estética de esta obra sobresale dentro de otras de su autor, porque muchos de sus fondos recuerdan sin dudas las pinturas expresionistas de Vincent Van Goh.  Tampoco puede olvidarse la manera de cómo se muestra la fauna marina en este largometraje, con varias criaturas extrañas y otras prehistóricas, además de otras de fácil reconocimiento; en todo caso todos estos seres toman un cariz por completo pacífico, incluso los monstruitos creados por el mago para “rescatar” a su hijita.
      Dentro de las escenas más preciosas de este recomendable título, nos encontramos con el comienzo, cuando vemos a Fujimoto hacer uso de su magia en el fondo del mar y somos testigos de la graciosa escapada de Ponyo.  Luego nos encontramos con la carrera encima de las olas de la misma Ponyo, mientras sigue a Sosuke y a su madre que viajan en su auto, mientras se desata una increíble tormenta.  Hermoso, por igual, resulta ser el regalo que les hace el propio Fujimoto a las ancianitas.
       En lo que viene a ser el acompañamiento musical del siempre formidable Jao Hisaishi, el compositor habitual de estas películas, destaca su precioso tema de los créditos de apertura, con la voz de una soprano al más puro estilo lirico que ya oímos en trabajos suyos como La Princesa Mononoke.  De igual cabe mencionarse la canción con voces infantiles, recuerda a otras composiciones suyas, como el famoso tema de la ya mencionada Mi Vecino Totoro.
       En suma, con Ponyo nos encontramos con un filme para ver en familia, del gusto de grandes y chicos; en todo caso estos últimos resultan ser el público ideal, debido a su calidad artística, que se aleja de la violencia habitual y los rígidos estereotipos  a los que están acostumbrados los niños hoy en día ; por ejemplo, hay ausencia de villanos, porque la maldad no existe en esta obra, pero sí los malos entendidos y que bien pueden solucionarse (tal como deja claro el argumento) cuando existe buena voluntad entre todos y el amor prevalece por sobre los prejuicios.

6 comentarios:

  1. Ponyo es quizás junto con mi Vecino Totoro una de las más hermosas y intelectuales películas de Hayao Miyasaki, debido a varios conceptos de la cultura japonesa, que tu expone muy someramente en este ensayo Elwin. Por ejemplo en la religión sintoista todos los elementos de la naturaleza poseen espíritu y vida, por tanto pueden sostener una relación entre sí e incluso enamorarse y casarse, ejemplo de esto en la ciudad de Hokaido existen dos piedras amaradas entre si, los japoneses dicen que estuvieron tanto juntas que se enamoraron y casaron. Creo que el tema de la cultura japonesa debe estar más presente en tus escritos de Hayao, como te dije la última vez no basta en este caso exponer un análisis de tipo literario y estético, debe ir más en profundidad que escarbar los tópicos propios de una rica cultura milenaria que desea presentarnos Miyasaki. Por cierto Elwin, no has leído mi blogg y no tengo ningún comentario sobre la critica en contra de Jorge Baradit, solo tus comentarios sobre la forma de mi blogg

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  2. Esta película si no la conocía, trataré de conseguirla para verla con mi hija, gracias Elwin.

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  3. Maese Sardaukar: Tiempo ya que no me honraba con sus visitas y palabras...Pues como siempre me es grato tenerlo por acá. Respecto a su crítica, usted que tiene mejor memoria que yo, debe recordar que ya me ha planteado este tema en otros posts dedicados al cineasta y le he respondido al respecto que en el primero que hice sobre Miyasaki hice referencia a la importancia del sintoísmo en su obra; no profundizo más en el tema porque a diferencia suya, no sé mucho al respecto y el objetivo de estos textos era presentar a otros este cine para entusiasmarlos, que el análisis profundo se lo dejo a los expertos en materias varias.

    Mi cuate: A ver con sus hijitas esta preciosa cinta que no puede faltar en su colección.

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  4. Querido amigo solo presentas el las ramas y flores del árbol, pero falta el tronco y las raíces, como yo tome tus criticas para mi blogg deberías hacer lo mismo, espero que la gente vea las películas de Hayao ya que son demasiado buenas.

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  5. Una de mis favoritas,no me cansa verla y encontrar más detalles en sus fondos y paisajes.

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    Respuestas
    1. La encuentro hermosa, pero no lo mejor de Miyasaki, por ende no está entre mis favoritas, ni menos es mi predilecta.

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