El
número 15 de la ya no tan nueva colección de la Mujer Maravilla (pues ya lleva más
de dos años desde su reinicio) introduce a una muy especial rival para nuestra
amazona favorita: Cisne Blanco. De aspecto
angelical y con un grito mortal que destruye todo con las ondas de choque que
produce, al punto de que puede derribar a la mismísima Diana, en realidad no se
trata de una villana, sino que de una mujer sometida a los deseos egoístas de
su supuesto amante. Con un pasado
trágico que apenas llega a perfilarse en este primer encuentro y la presencia
del amor salvador de una amiga de infancia, que gran importancia tendrá en su
posterior redención (lo que ocurrirá muchos números después de su debut), Cisne
Blanco antes de encontrar su verdadero lugar en el mundo, se convierte en la
nueva contrincante de peso para la superheroína. Al respecto, cabe mencionar la naturaleza de
esta hermosa y poderosa mujer, la primera de quienes se enfrentan a la
protagonista en su propia revista, que no proviene del mundo sobrenatural; de
este modo nos encontramos con la ya clásica idea del uso despiadado de la
ciencia, algo habitual en las historias enmarcadas dentro de la ciencia ficción
y a la que pertenece la alada damisela.
Luego de los desastrosos eventos de Leyendas,
que puso por primera vez a los superhéroes de DC en la mira del maligno
Darkseid dentro de esta continuidad Post Crisis, Wonder Woman tuvo una aventura
junto a Superman en una de las revistas de este, en la cual el dictador de
Apokolips causó grandes estragos nada menos que en el Olimpo. Este trabajo en conjunto entre ambos
importantes miembros del Multiverso deceísta, puso en el tapete más que nunca
el romance que casi hubo entre ambos seres poderosos; por otro lado, mientras
la batalla contra el Nuevo Dios se realizó, los olímpicos se dieron cuenta de
que el tirano tenía supremacía sobre ellos, quien destruyó su hogar. Es entonces que volviendo a la revista de la
amazona, una vez derrotado el invasor, llegamos a enterarnos de una importante
y drástica decisión por parte de las deidades: abandonar lo que fuera su hogar
por eras, para buscar otro, el que más encima estaría en otro plano de la
existencia (algo así como una dimensión distinta). Pues esta emigración por supuesto que provoca
una crisis entre las amazonas, los únicos creyentes que les quedan, puesto que
mientras no se reestablezcan por completo sus dioses en su nuevo destino, como
nunca antes en su vida estarán alejadas de su presencia.
Es entonces cuando aparece la verdadera
gran villana de Wondy, en lo que viene a ser su versión de George Pérez: la
maléfica bruja Circe, otro personaje sacado de la mitología griega y que data
de las primeras aventuras de la guerrera, pero que a través de la mirada de
Pérez cobró una relevancia primordial como el mayor poder maléfico al que se ha
enfrentaría una y otra vez Diana. El
primer enfrentamiento entre ambas es memorable, demostrándose que lejos la
hechicera, quien acostumbra a tener consigo una serie de monstruos mitad
animales y mitad seres humanos, al menos en este duelo inicial tiene todas las
de ganar… Esta entretenidísima saga nos permite además conocer más acerca los antecedentes familiares de la cordial
Julia Kapatelis; pues todo esto ocurre nada
menos que en tierras griegas, cuna de la profesora amiga de la princesa,
lo que acentúa el tono mitológico de la reaparición de Circe. Como la bruja es especialista en crear
bestias, una vez más el artista se da el gusto de diseñar algunas formidables
criaturas, tal como ya lo hizo en la anterior miniserie El Desafío de los Dioses.
Tras apenas salir viva, dejando claro que a
esta Mujer Maravilla todavía es una “principiante” en esta carrera suya como
paladín de la justicia, viene un único número (el 20) y que en solo 24 páginas
cuenta una de las historias más emotivas de toda esta etapa del personaje. Pues uno de los secundarios ha muerto en
circunstancias sospechosas y le queda a un agente de policía hacer la
investigación de rigor, en la que por supuesto se encuentra involucrada la
princesa de Themyscira. Es así como este
episodio se encuentra contado desde el punto de vista del detective, lo que
permite además identificar el impacto que tiene para los seres humanos comunes
y corrientes, la presencia de alguien como Diana. Uno de los detalles más hermosos de parte de
George Pérez y que surgen a partir de esta muerte, es que la figura del
personaje fallecido continua presente largo tiempo después dentro de las
viñetas de la amazona, demostrándonos que los seres queridos nunca nos dejan
por completo.
Volviendo al tema de la migración de los
dioses olímpicos hacia otro lugar, las amazonas toman al respecto un papel decisivo
para que estos puedan conseguir su objetivo.
Con ello podemos darnos cuenta de lo importante que es la fe religiosa dentro
de las revistas de Wonder Woman, puesto que sí las deidades le piden ayuda a
seres supuestamente inferiores que ellos, es porque solo si existen creyentes,
es que una religión permanece y se refuerza (¿Cuántos dioses olvidados y
religiones muertas podemos contar a lo largo de la historia de la humanidad?). Interesante resulta ser que tanto dioses
como creyentes se necesitan para darle un sentido a sus vidas, algo que al
menos Pérez trabaja en varios aspectos de su trabajo dentro de esta serie.
Tras ayudar a sus divinidades, las
amazonas se encuentran como pueblo frente a otra gran prueba y que tiene que
ver con el impacto que ha tenido en sus largas vidas, el contacto con el mundo
patriarcal; de este modo comienza a gestionarse la apertura de las fronteras de
su isla, para entrar en comunicación con el resto del mundo, siguiendo el
ejemplo de su princesa. Pues el autor
poco a poco, con miniseries entre medio, va desarrollando este puente que se
realiza entre ambas sociedades y lo que da al lector varios momentos
gloriosos. El primer de ellos
corresponde al Anual Nº 1, el que cuenta con varias pequeñas historias que se
entregan cuando es realizada la primera visita “oficial” de dos extranjeros a
Themyscira. Pues quienes visitan tan paradisiaco
lugar, son dos mujeres y vienen a ser nada menos que las dos mejores amigas mortales
de Diana, Julia y su hija Vanessa. No
obstante el Anual se aleja de los típicos cómics que corresponden a estos
especiales, por lo general con historias llenas de acción y donde el
protagonista de la revista se enfrenta a un poderoso enemigo…Pues esto no es
así en la presente ocasión, ya que está articulado en base en pequeños
episodios autoconclusivos de corte intimista y a través de los cuales llegamos a
conocer más sobre el pasado de Diana y su gente, con lo cual es posible
humanizar aún más a estos adorables personajes; al respecto destaca el capítulo
sobre el verdadero motivo de la estrecha relación de Julia con las amazonas. Este Anual fue dibujado por varias estrellas
consagradas, tales como Brian Bolland (quien luego se dedicaría a realizar
algunas de las mejores portadas para los cómics de Wondy), Arthur Adams y Curt
Swan.
Desde el comienzo del reinicio ochentero
de Wonder Woman, el dios Hermes ha tenido un papel destacado en la vida de la
amazona, siendo además uno de los responsables en la creación de su raza (el
único varón entre el grupo de diosas que hizo esto posible). Pues mientras el resto de los olímpicos ha
ido en busca de otro lugar donde vivir, el dios de los mensajeros, de la
medicina (y también de los ladrones), decide quedarse en la Tierra, lo que trae
sus buena consecuencia (tanto positivas como negativas) para Diana, las demás amazonas
y los mortales amigos de nuestra superheroína.
Luego, como es típico de la historieta y de las distintas líneas
argumentales que va desarrollando George Pérez, esta mayor participación de
Hermes en la colección se va extendiendo a través de varios números, dándonos
muy divertidos momentos. Con
posterioridad tras hacer pasar unas cuantas rabias a Julia Kapetelis, el buen
dios que en ningún momento ha tenido malas intenciones, sino que al contrario,
sin quererlo propicia uno de los mayores desastres a lo que le toca intervenir
a Diana: cuando dos entidades mitológicas griegas malignas, aprovechándose del
inexperto Hermes en su conocimiento de la raza humana, lo engañan y despiertan
a un gigantesco monstruo de su letargo. El
desenlace del enfrentamiento contra la criatura, no escapa a la emotividad que
ya nos ha entregado su autor, con unas cuantas reflexiones al respecto acerca
de la responsabilidad que tenemos sobre el alcance de nuestros actos.
Siguiendo con el acercamiento de la “nación”
de Themyscira al resto del mundo, los siguientes mortales que son invitados a
dicho lugar resultan ser Steve Trevor y su novia Etta, también gran amiga de
Diana. El destino de Trevor está ligado
a las amazonas, tal como el de Julia y aquí se vuelve a trabajar al respecto
con la idea de un destino que todos debemos cumplir, idea sacada de la vieja
visión helénica y que estos cómics toman como punto de partida para muchos de
sus extensos arcos argumentales.
Mientras se desarrolla la visita mencionada, en el mundo de los hombres
comienza a orquestarse un nuevo plan de nada menos que de Cheetah, para hacerse
con el lazo mágico de Wonder Woman y el que desde el primer encuentro entre
ambas deseaba obtener. En esta ocasión es posible conocer por fin los
“orígenes secretos” de la villana, los que son contados con espectacularidad y
dejando en evidencia la violencia innata de la mujer felina (lo que contrasta
bastante con otra mujer de DC que viste como gata y que sí posee un código
ético del que carece esta otra criminal: Gatúbela). Pérez se vuelve a esmerar en contarnos una
saga épica llena de aventuras, intriga y acción, en la que tanto Wondy como los
secundarios brillan ante el lector. Quizás
el único pero de todo esto, viene a ser que a partir de estos números (el 27),
el maestro da paso a John Marrinan como dibujante, quien muchas veces no logra
hacerle honor y la belleza de las ilustraciones se recienten; no obstante la
calidad argumental de lo hecho por George Pérez es tan soberbia, que al resto
no le quita valor. Esta vez la trama
acerca de la lucha de Wondy contra Cheetah, se extiende por varios números de
la colección.
En lo que va de esta etapa de la Mujer
Maravilla, su responsable nos ha regalado increíbles episodios que han servido
para dejar constancia, de que el reinicio de esta superheroína es sin duda unas
de las mejores apuestas del universo DC Post Crisis, algo a la altura de lo
hecho en aquellos años con Superman, Batman y Flash (de hecho, Wondy por años
fue el único personaje femenino que tenía su colección propia). Pues teniendo en cuenta lo aquí mencionado,
es que me detengo en la siguiente saga, el cual va gestionándose mientras el
segundo combate con Chetaah todavía se encuentra dando y que termina mucho
después marcando el destino de ambas contrincantes. Todo comienza mientras Diana sigue a la criminal asesina, hasta llegar
a las tierras de Egipto y debido a una magia desconocida, ambas se encuentran
en medio de una ciudad oculta, que resulta estar habitada nada menos que por
una rama degenerada de las amazonas. El
lugar se llama Bana-Migdall y sus habitantes resultan ser por completo
belicosas, comercian con armas sofisticadas que ellas mismas construyen, además
de ser esclavistas y por completo misántropas; de este modo ahora la guerrera
no solo debe vérselas con una de sus peores enemigas, si no que debe luchar
contra toda una tribu de sus semejantes.
Si la misma Cheetah y Circe han sido tratadas en estas páginas como
sujetos despreciables y mortales, imagínense cientos o tal vez miles de féminas
poco amistosas y tan duchas en las artes de la guerra como la protagonista. Luego cuando parece que por fin Diana se ha
ganado el respeto de sus descarriadas “hermanas”, todo se complica cuando una
de estas se niega a aceptar la decisión de las demás, poniendo en un nuevo
aprieto a la justiciera. Tras el final
de este conflicto, Wondy consigue volver a su tierra natal con un preciado
tesoro para su gente, algo que conecta por completo con el origen de las
amazonas y con su historia como pueblo, detalles que bien conocimos en la
miniserie original que comenzó Pérez. Teniendo
en cuenta todo lo que ocurre en esta saga, que se entrelaza muy bien con la
anterior y la forma de cómo está contada, para un servidor viene a ser sin
dudas lo mejor de todo lo leído de la Mujer Maravilla de George Pérez (y sin
menosprecio de lo que viene después, que aún queda mucho por disfrutar de esta etapa).
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