Publicada en 1985, El Amor en los Tiempos del Cólera
por Gabriel García Márquez, viene a ser sin dudas considerada por
muchos especialistas y más todavía por sus millones de seguidores, como su
segunda mejor obra, si es que no la mejor (lugar que ostenta sin dudas Cien
Años de Soledad). No obstante se
puede entender que al menos para los más románticos de corazón, esta historia
que abarca más de medio siglo en la vida de sus personajes, sea su predilecta,
por sobre tanta maravilla entre la bibliografía de tan destacado autor.
El nombre de este libro que en español
supera las 400 páginas, no puede ser más significativo, pues posee al menos dos
lecturas sobre el sentido de sus palabras: en primer lugar se refiere al
periodo histórico en el que transcurren sus acontecimientos, finales del siglo
XIX y principios del XX, en el que la infecciosa enfermedad del cólera hacía
estragos en el Caribe, sitio en el que está ambientada la narración (que se
supone corresponde específicamente a Colombia, la patria del escritor, no
obstante nunca es mencionado el nombre de esta nación); puesto que mientras sus
personajes se ven envueltos en sus pasiones, cientos o miles de personas mueren
debido a este flagelo que asola sus tierras y aun así el amor que reina en sus
corazones demuestra superar tanto la infección, como otras tribulaciones tanto
o más mortales (los prejuicios sociales, el miedo a ser feliz por sobre el qué
dirán, la falta de experiencia y sabiduría, que solo se superan con el paso de
los años y la larga espera en el transcurso del tiempo).
Y en cuanto al otro motivo de por qué
razón se llama así, corresponde a que tal como queda declarado a través de sus páginas,
el amor (en cuanto al de corte erótico) es representado como toda una dolencia crónica
del cuerpo, la mente y el espíritu, cuyo único remedio viene a ser la consumación
del acto amoroso; de este modo, mientras no se lleve a cabo la comunión completa
con quien se ama, el resto solo son placebos y que a la larga impiden que la
felicidad más plena, se deposite en los corazones de los seres humanos.
El argumento de este libro en apariencia
puede parecer de lo más sencillo. No
obstante detrás de su desarrollo, encontramos más de una perla que nos hace
apreciarlo y gozarlo con gran fuerza, sin olvidar las invitaciones que nos hace
a examinarnos a nosotros mismos, acerca de cómo hemos enfrentado en nuestras
propias vidas este tema y con ello darnos más de un espacio para la reflexión.
Dos jóvenes enamorados en los primeros años de sus vidas, Florentino Ariza y
Fermina Daza, mantienen un romance idílico, el que es abortado de la manera más
inesperada (aunque comprensible, si tomamos en cuenta los autoengaños del
corazón) y pese a ello el primero, el varón, a lo largo del resto de su vida
espera que la única mujer a la que ha amado se decida a entregarse a él. Como era de suponer, mucho pasa antes de que
el deseo de Florentino se cumpla y es en este intertanto que García Márquez nos
demuestra su talento legendario, al hacer que esta eternidad que bien podría ser
una pesadilla en la vida real, sea un viaje precioso viaje por los laberintos
de nuestra humanidad.
El escritor comienza su labor
engañándonos o tal vez todo le salió de tal manera, que él mismo no tenía idea
de cómo iba a evolucionar su obra y simplemente se dejó llevar por la fiebre
que también significa llevar a cabo (o gestar) un texto como este; pues el comienzo
de todo esto, aparentemente no nos aventura lo que muchas páginas después
sucede. Pues la trama se centra primero
en el ya anciano doctor Juvenal Urbino, un hombre que desde un principio está
caracterizado como alguien extraordinario, alguien que parece casi perfecto y a
quien todo el mundo quiere, debido al talante de su persona. Y es entonces que a través de la presentación
de tan distinguido sujeto, llegamos a conocer otra historia, la de su amigo Jeremiah
de Saint-Amour, un fotógrafo emigrante y veterano de una antigua guerra y quien
bajo su apariencia de hombre solitario, guarda con recelo una igualmente
emotiva relación amorosa; este subargumento, sirve como punto de partida para
la más grande trama de amor, que es la que durante el resto de la novela se nos
cuenta.
“El doctor Urbino se sintió delatado. Se
fijó en ella con el corazón, se fijó en su luto intenso, en la dignidad de su
congoja, y entonces comprendió que aquella era una visita inútil, porque ella
sabía más que él de todo cuanto estaba dicho y justificado en la carta póstuma
de Jeremiah de Saint Amour. Así era. Ella lo había acompañado hasta muy pocas horas
antes de la muerte, como lo había acompañado durante casi veinte años con una devoción
y una ternura sumisa que se parecían demasiado al amor, y sin que nadie lo supiera
en esta soñolienta capital de provincia donde eran de dominio público hasta los
secretos de estado. Se habían conocido en un hospital de caminantes de
Port-au-Prince, donde ella había nacido y donde él había pasado sus primeros
tiempos de fugitivo, y lo siguió hasta aquí un año después para una visita
breve, aunque ambos sabían sin ponerse de acuerdo que venía a quedarse para
siempre. Ella se ocupaba de mantener la limpieza y el orden del laboratorio una
vez por semana, pero ni los vecinos peor pensados confundieron las apariencias
con la verdad, porque suponían como todo el mundo que la invalidez de Jeremiah.
de Saint-Amour no era sólo para caminar. El mismo doctor Urbino lo suponía por
razones médicas bien fundadas, y nunca habría creído que tuviera una mujer si
él mismo no se lo hubiera revelado en la carta. De todos modos le costaba
trabajo entender que dos adultos libres y sin pasado, al margen de los prejuicios
de una sociedad ensimismada, hubieran elegido el azar de los amores prohibidos.
Ella se lo explicó: “Era su gusto”. Además, la clandestinidad compartida con un
hombre que nunca fue suyo por completo, y en la que más de una vez conocieron
la explosión instantánea de la felicidad, no le pareció una condición indeseable.
Al contrario: la vida le había demostrado que tal vez fuera ejemplar”.
El retratista desaparece de manera sutil
dentro del libro, como muchos otros personajes entrañables que aquí aparecen,
para formar parte de este dramatis personae y que pese a ello, ayuda a definir
mejor que nunca la naturaleza del ser humano, como una criatura que no puede
estar sola en el mundo, si no que necesita de otros y de alguien a quien amar
para definirse como especie. De la misma
manera, el buen doctor se convierte en otro de los elementos que intervienen en
mayor o menor medida, en el camino a la realización entre el gran amor de
Florentino y Fermina.
Cuando parece que Juvenal será el gran
héroe de esta obra, aparecen en escena los otros dos y entonces la narración
realiza un salto al pasado; con ello a partir de este momento, los
subsiguientes capítulos se encuentran dedicados a la supuesta relación imposible
entre los amantes protagonistas. Es así
que los llegamos a conocer en sus años mozos, luego de que se nos presentaron
como dos ancianos, cuando ya llevaba décadas de casada la misma Florentina, con
nada menos que el médico, siendo que tras su ruptura con Florentino nunca más
volvieron a intimar de alguna manera. No
obstante el siempre enamorado nunca cejó en reconquistarla y de este modo, poco
a poco, vamos adentrándonos en su lucha por conseguir su objetivo.
El extenso racconto que ocupa gran parte de esta novela, nos muestra por un
lado el por entonces inocente noviazgo entre los dos personajes principales, lo
que devino tras su ruptura y luego cómo fue el compromiso y posterior
matrimonio entre la bella y voluntariosa Florentina, con el hombre más
solicitado de la zona. La personalidad y
apariencia entre los dos únicos hombre de la protagonista, contrasta cuando
ambos son caracterizados con premura (ambos sensibles, pero el médico más bien
práctico, mientras que el otro un romántico empedernido; el primero apuesto y
el segundo a simple vista poco atractivo, aunque con una fuerte carga sexual y que
despierta en un montón féminas, una atracción que no sucede con el más
sofisticado doctor).
Paralelamente a la narración desde el punto de
vista de la mujer, llegamos a conocer el de Florentino, el cual es tan terco
como su amor y quien mientras espera que su sueño se cumpla, continua con su
vida, que lejos resulta mucho más impresionante que la de su alma gemela. Mil y un cosas le pasan a este y entre ellas
un buen número de mujeres con las que inicia una especie de educación sentimental,
quienes se transforman en su preparación para transformarse en el hombre, que
hacia el final por fin pueda conseguir lo que más anhela.
Bien llama la atención que si bien
Florentino nunca llega a amar con la misma intensidad a otra dama, siendo que
además tampoco llegó a intimar con Fermina, a cada una de sus amantes la llega
a hacer feliz y no solo por una cosa de placer carnal; sino que en el libro
queda de manifiesto, que el acto sexual entre dos personas sin dudas que puede
ser algo sublime, pese a que sus dos participantes no se amen; la compañía
entre quienes deciden compartir su soledad y necesidad de caricias, a los ojos
de alguien como Gabriel García Márquez, queda consignado como algo que no puede
ser mirado en menos, ni denigrado como algo
“sucio”.
“La viuda de Nazaret no faltó nunca a
las citas ocasionales de Florentino Ariza, ni aun en sus tiempos más atareados,
y siempre fue sin pretensiones de amar ni ser amada, aunque siempre con la
esperanza de encontrar algo que fuera como el amor, pero sin los problemas del
amor. Algunas veces era él quien iba a su casa, y entonces les gustaba quedarse
empapados de espuma de salitre en la terraza del mar, contemplando el amanecer
del mundo entero en el horizonte. Él puso todo su empeño en enseñarle las trapisondas
que había visto hacer a otros por los agujeros del hotel de paso, así como las fórmulas
teóricas pregonadas por Lotario Thugut en sus noches de juerga. La incitó a dejarse
ver mientras hacían el amor, a cambiar la posición convencional del misionero por
la de la bicicleta de mar, o del pollo a la parrilla, o del ángel
descuartizado, y estuvieron a punto de romperse la vida al reventarse los hicos
cuando trataban de inventar algo distinto en una hamaca. Fueron lecciones estériles.
Pues la verdad es que ella era una aprendiza temeraria, pero carecía del
talento mínimo para la fornicación dirigida. Nunca entendió los encantos de la
serenidad en la cama, ni tuvo un instante de inspiración, y sus orgasmos eran
inoportunos y epidérmicos: un polvo triste. Florentino Ariza vivió mucho tiempo
en el engaño de ser el único, y ella se complacía en que lo creyera, hasta que
tuvo la mala suerte de hablar dormida. Poco a poco, oyéndola dormir, él fue
recomponiendo a pedazos la carta de navegación de sus sueños, y se metió por entre
las islas numerosas de su vida secreta. Así se enteró de que ella no pretendía casarse
con él, pero se sentía ligada a su vida por la gratitud inmensa de que la
hubiera pervertido. Muchas veces se lo dijo:
-Te adoro porque me volviste puta.”
Y no obstante en la larga lista de
parejas que llega a tener Florentino, resulta interesante detenerse en su
última compañera: su pariente lejana América Vicuña, una niña de tan solo 14
años, lo que de inmediato nos pone en alerta frente al tema de la pedofilia. Es un tema complejo, teniendo en cuenta los
fuertes paradigmas que puede tener uno sobre lo que está “bien” y lo que está “mal”
en el mundo, lo que se puede hacer y lo que no. Por otro lado, cuando Florentino toma a esta
pequeña (que en todo caso queda claro en la narración, que para nada se trata
de una chica ingenua), él mismo ya tiene cerca de 80 años, de modo que la
diferencia de edad entre ambos es abismante; asimismo se debe considerar que
siendo un “pilar” para su sociedad, se le había confiado al “venerable anciano”
el cuidado y la educación de la chica por parte de su familia, de lo que en ningún
momento este se desentiende, ya que en realidad quiere a la muchacha y para
nada la daña. De hecho, el amorío entre
ambos sucede de lo más natural, como una última lección sentimental para
Florentino, como también la iniciación en el arte de amar de América. Tampoco se puede olvidar, que luego tal como
en otra obra clásica acerca de una relación carnal entre un hombre mayor y una
menor de edad, Lolita de Vladimir Nobokov, la chiquilla es quien termina por
seducir al varón y este termina atrapado en sus redes; pues algo similar pasa
acá, aunque en ningún momento América se vuelve alguien intrigante, como la
famosa protagonista del escritor estadounidense. Respecto a todo esto, cabe tenerse en cuenta
que al estar hablando de unos 14 años, el término pedofilia resulta ser algo relativo en cuanto a qué edad se estipula como "legal" para que no sea considerado como tal, al menos según la sociedad y la época
bajo la cual se desarrolle una relación con estas características; pues en
muchas culturas, incluso hoy en día, no resulta aberrante que existan
matrimonios de este tipo y en lo que concierne a la literatura, otros autores
de renombre han abordado este tema a su manera, tal como Guy de Maupassant en
su cuento Chali y George R. R. Martin con su primer libro de Canción
de Hielo y Fuego, Juego de Tronos, bajo la figura de
uno de sus personajes más emblemáticos, Daenerys Targaryen, quien justamente
tenía 14 años cuando se casó con el maduro Khal Drogo (y cuyas relaciones
sexuales son descritas sin tapujos por Martin). No se puede olvidar que con posterioridad, el
mismo García Márquez revisitaría todo esto en su última novela publicada Memoria de mis Putas Tristes. Por mi parte, este tipo de situaciones me incomodan, ya que me parece que 14 años es demasiado poco, como para que una persona adulta se involucre con alguien de esa edad y bien creo que a otro autor, alguien menos prestigioso cuando escribió estas dos obras, tales situaciones en sus ficciones le habrían creado más de una polémica (y tal vez hasta sucedió ello en su momento).
“Se llamaba América Vicuña. Había venido
dos años antes de la localidad marítima de Puerto Padre encomendada por su
familia a Florentino Ariza, su acudiente, con quien tenían un parentesco
sanguíneo reconocido. La mandaban con una beca del gobierno para hacer los
estudios de maestra superior, con su petate y su baulito de hojalata que parecía
de una muñeca, y desde que bajó del barco con sus botines blancos y su trenza dorada,
él tuvo el presentimiento atroz de que iban a hacer juntos la siesta de muchos domingos.
Todavía era una niña en todo sentido, con sierras en los dientes y peladuras de
la escuela primaria en las rodillas, pero él vislumbró de inmediato la clase de
mujer que iba a ser muy pronto, y la cultivó para él en un lento año de sábados
de circo, de domingos de parques con helados, de atardeceres infantiles con los
que se ganó su confianza, se ganó su cariño, se la fue llevando de la mano con
una suave astucia de abuelo bondadoso hacia su matadero clandestino. Para ella
fue inmediato: se le abrieron las puertas del cielo. Estalló en una eclosión
floral que la dejó flotando en un limbo de dicha, y fue un estímulo eficaz en
sus estudios, pues se mantuvo siempre en el primer lugar de la clase para no
perder la salida del fin de semana. Para él fue el rincón más abrigado en la
ensenada de la vejez. Después de tantos años de amores calculados, el gusto
desabrido de la inocencia tenía el encanto de una perversión renovadora.”
Pese al nombre y al planteamiento del
tema amoroso de esta obra, no solo se aborda en ella la pasión que existe entre
hombres y mujeres, sino que de una manera igualmente profunda, el autor retrata
otros tipos de amor; pues tal como quedan consignados en la vida de sus
personajes, queda más que claro la importancia que estos otros amores, poseen en
la existencia de la gente. Es así que
acá podemos hallar las siguientes variantes al respecto:
La
amistad entre hombres, que primero la podemos apreciar entre Juvenal y
Jeremiah, coetáneos entre sí y quienes comparten en especial la misma pasión por
el ajedrez, lo que queda consignado como un elemento relevante en toda fraternidad:
los temas en común y que unen a las personas.
Luego nos encontramos con el compañerismo entre Lotario Thugut y
Florentino, un hombre mayor que el segundo, cuando nace este sentimiento entre
ambos; siendo claramente una relación de tipo maestro-discípulo, cercana al
amor filial, ya que sin dudas que Florentino aprende mucho del alemán, a quien
respeta y más que su par, llegando a ser el segundo hombre más importante en su
vida.
La
amistad entre personas de distinto sexo, que se presenta entre Florentino y
la admirable Leona Cassiani, una inteligente, honorable y sensual mujer y con
la que este bien pudo ser feliz, si entre los dos no hubiesen tomado este otro
camino sus destinos. De este modo queda
consignado que sí existe esto entre mujeres y hombres, sin que hayan otros
intereses de por medio, lo que trae más de una satisfacción y aprendizaje para
ambos.
La
maternidad que se encuentra en Tránsito Ariza, que sin dudas viene a ser el
amor más incondicional que se describe en el libro, ya que la mujer se entrega
por completo a su hijo, por quien hace todo para que Florentino sea alguien
dichoso. Asimismo este acompaña a su
madre hasta el final de sus días, en un hermoso ejemplo de entrega recíproca,
que no da lugar a dudas acerca del valor que existe en el amor entre padres e
hijos. Lo que hay entre los dos,
contrasta en cambio con la complicada relación que nace entre Fermina y Lorenzo
Daza, su padre; puesto que si bien el hombre ama al único fruto de su carne, a
diferencia de la dulce Tránsito, considera que lo mejor para su hija es
imponerle sus propias ideas, en vez de dejarla que esta sea ella misma, lo que
trae como consecuencias el alejamiento entre ellos dos. De igual manera, la mañosa madre de Juvenal,
también queda opacada en su amor egoísta hacia su vástago, si la comparamos con
la más humilde Tránsito.
Otros
parentescos consanguíneos que podemos analizar a la vista de las relaciones
interpersonales afectuosas, viene a ser la que existe entre el tío León XII y
su sobrino Florentino, además de la familiaridad entre las primas Hildebranda
Sánchez y Fermina. Con los dos primeros,
nos encontramos con una especie de paternidad, tras haber perdido a muy temprana
edad el protagonista a su padre; de este modo el hermano del difunto, toma para
sí la responsabilidad de acoger a su retoño.
Luego a medida que transcurre el libro, queda de manifiesto cuánto ama
León a Florentino y todo lo que hace por él, siendo además uno de los
personajes más interesantes de toda esta obra.
En cuanto a las dos mujeres, al ser estas mismas de la misma edad, se convierten
desde su juventud en cómplices de sus mayores secretos, relación que perdura
con el paso del tiempo, dándole un montón de bellos momentos y que no dejan
lugar a dudas de la lealtad que se tienen, que va más allá del placer de tener
con quien disfrutar los días que pasan.
Destacable viene a ser el amor que hay entre la aparentemente severa tía
Escolástica y Fermina, quien viene a ser para esta lo que el tío León XII para
Florentino, la madre que le faltaba; quien durante el poco tiempo en el que
estuvieron juntos, le entregó todo el afecto que su propio padre fue incapaz de
darle.
Como bien sucede en la narrativa del Nobel,
no falta el buen humor entre medio de
todo esto, lo que en más de una ocasión saca si no carcajadas entre los
lectores, abundantes sonrisas. Al
respecto, destacable resulta la capacidad de alguien como este autor, para
manejar diversas dimensiones de nuestra humanidad con tanta naturalidad; pues
lo sublime se haya en estas páginas, a la par con esta otra faceta más alegre,
pero no insignificante, con una maestría que hace de esta lectura todo un
placer para uno.
“El tío León XII le mandó al doctor
Francis Adonay, un gigante negro de polainas y pantalones de montar que andaba
en los buques fluviales con un gabinete dental completo dentro de unas alforjas
de capataz, y parecía más bien un agente viajero del terror en los pueblos del
río. Con una sola mirada dentro de la boca, determinó que a Florentino Ariza
había que sacarle hasta los dientes y muelas que le quedaban sanos, para
ponerlo de una vez a salvo de nuevos percances. Al contrario de la calvicie,
aquella cura de burro no le causó ninguna preocupación, salvo el temor natural
de la masacre sin anestesia. Tampoco le disgustó la idea de la dentadura
postiza, primero porque una de las nostalgias de su infancia era el recuerdo de
un mago de feria que se sacaba las dos mandíbulas y las dejaba hablando solas
en una mesa, y segundo porque le ponía término a los dolores de muelas que lo
habían atormentado desde niño, casi tanto y con tanta crueldad como los dolores
de amor. No le pareció un zarpazo artero de la vejez, como había de parecerle
la calvicie, porque estaba convencido de que a pesar del aliento acre del
caucho vulcanizado, su apariencia sería más limpia con una sonrisa ortopédica.
De modo que se sometió sin resistencia a las tenazas al rojo vivo del doctor
Adonay, y sobrellevó la convalecencia con un estoicismo de un burro de carga.”
Habiendo sido famoso García Márquez por
popularizar el llamado subgénero del Realismo Mágico (que no lo inventó él, ojo),
en este libro tan destacado entre su producción, apenas encontramos elementos
al respecto y ello solo se puede observar en uno que otro detalle menor, en
especial cerca de su final.
Y en cuanto a su mismo desenlace, sin
querer caer en los pocos queridos spoilers,
me limitaré a decir que este viene a estar sin dudas a la altura del resto de
la novela. Se trata de uno de las mejores
conclusiones, que con respecto a mi propia memoria puedo recordar; pues más que del “final feliz” que todos quisiéramos
para una historia de amor como esta, no trae la promesa de que sí existe la
plenitud entre personas de corazón noble y de que la eternidad no es otra cosa,
que la existencia de la verdadera felicidad.
Mi estimado, debo confesarte que las novelas de García Marquez que no he leido no me llaman la atención. Su prosa tan empalagosa y realista mágica me cansa. Dejo claro eso si que leer Cien años de soledad o Cronica de una muerte anunciada fue una experiencia inolvidable de mi juventud. Hoy me llaman mucho más la atención sus narraciones de tipo testimonial y periodístico, como Miguel Littin clandestino en Chile o Noticia de un secuestro.
ResponderEliminarUna cosa de tu post es que casi di un salto cuando leí tu frase de que la pedofilia es algo relativo. Pienso que debes ser más cuidadoso al tratar temas tan sensibles.
Saludos mi amigo.
Pues a este señor lo he leído desde los quince años más o menos y siempre le he tenido un enorme aprecio. Hay numerosos textos suyos que debo releerlos, pues cuando los tuve por primera vez en mis manos, era demasiado "inexperto".
EliminarEso de la pedofilia es un tema complicado, así que debido a tu comentario, le hice un breve, aunque significativo cambio a mis palabras, para que no se malinterpretara.
Gracias por compartir conmigo este post.
Querido Elwin me sorprendió gratamente este significativo ensayo sobre un libro de un escritor que es muy apreciado por sus grandes dotes de escritor, es curioso pero Garcia Marquez cuando yo era joven lo encontraba reiterativo y muy "fome", probablemente yo no tenía la madurez para comprenderlo acabalidad, ya de mayor cayeron un libro que me encanto "Relato de un Naufrago", desde ese momento fui leyendo su libros en total desorden y cada vez comprendí más y mejor sus libros. Me gusto tu ensayo, también eso de traer a colacón otros escritores vuelve la lectura más ágil, pero cometes dos errores que debo corregir, en primer lugar Vladimir Nobokov no es norteamericano es de la URSS (imperio Ruso) y emigro a Estados Unidos en donde se nacionalizo, por tanto todas sus biografías lo catalogan de ruso "blanco". el segundo error es el tema de la pedofilia en el texto se trata de la imposibilidad del hombre de alcanzar la belleza y perfección, por ello la relación con una niña apunta al concepto de la contemplación de la hermosura, tema que se plasma muy ben en "Memoria de mis putas tristes", donde el anciano desea poseer a un virgen, perfección, pero no puede, cercana a la imagen que proyecta Thomas Mann en muerte en Venecia que algunos poco versados en literatura desean ver a un pedofilo homosexual, pero las imágenes claras del libro muestra la belleza en el niño ruso, un Apolo que brilla con el sol en la playa, frente a esa repugnante y grotesco hombre imagen del viejo que estira su mano sin poder llegar a ella la perfección y muere solo contemplandola. No creo que Mann y Marquez sean apologistas de la pedofilia de cualquier tendencia, para hacer una lectura simple de la imagen, más que mal son nobeles y su literatura es profunda se recomienda leer una entrevista libro a Garcia Marquez en donde él mismo hecha luz sobre el tema y te dice lo que yo te estoy exponiendo "Para que no se las lleve el viento". En cambio en escritor Martin bueno el si muestra una relación pedofila pero su libro es de una linea diferente. Por cierto el resto del ensayo era muy bueno .
ResponderEliminarEstimado Sardaukar, tenía mucha fe en que este post te interesara...y no me equivocaba (¡cómo nos conocemos los gustos!). Fíjate que los dos alcances que me haces me parecen muy interesantes y quisiera darte mis explicaciones al respecto: En primer lugar cuando busqué la biografía de Novokov, había leído lo de su país de origen, no obstante a propósito de decanté por poner lo de "autor norteamericano o estadounidense", debido a que este se nacionalizó como tal (pues además escribió esta obra en dicho país y sus personajes ya no son rusos, si no que gringos y si no me equivoco realizó su trabajo en lengua inglesa).
EliminarEn cuanto al complejo tema de la pedofilia, quizás no fuí claro, porque la verdad nunca he querido ver en García Márquez a un defensor del tema (tal vez debido al enorme respeto y hasta afecto que le tengo). A mi humilde parecer, no veo que sus personajes solo busquen el goce estético con sus ninfas, pues por algo hubo consumación del acto sexual. Al respecto, genial que hayas traído a colación la obra de Mann, que la leí hace años, aunque la verdad no fue de mi agrado por considerarla demasiado cerebral y porque su protagonista me pareció detestable (por lo general no me gustan los personajes que considero faltos de virtud...como ese mismo).
Tengo pendiente escribir sobre el filme basado en esta novela, que debo volver a verla en todo caso, pues apenas me acuerdo de ella.
Saludos Elwin, aquí murinus2009.
ResponderEliminarCon Garcia Marquez me pasa lo mismo que con J.K.Rowling, siempre que trato de leer sus libros no paso de la primera página.
Esta entrada que le dedicas a la El amor en los tiempos del colera, me parece muy buena, dan ganas de intentar de nueva cuenta leer a este Personaje de la Literatura Universal, (que incluso creo vivió y hasta murió en México), aunque tampoco soy muy fanatico de las historias romanticas, quiza con el tiempo eso cambie.
Si nunca soy capaz de leer a garcia Marquez las entradas que le dediques creo yo seran un buen sustituto, pues estan cuidadosamente elaboradas.
gracias por este buen Trabajo Elwin y hasta pronto.
Oh!...Y a mí tanto que me gustan las novelas de Harry Potter (si bien "Una vacante imprevista" de la misma autora apenas me dio para el primer centenar de páginas leídas). Bueno, no eres la primera persona inteligente y lectora de la que sé, para quien no es de su gusto "Gabo".
EliminarPor cierto, García Márquez si bien murió en tu patria, nació en Colombia.
Efectivamente Nabokov se nacionalizó norteamericano y se inspiro en el libro escuchando a su hija. Con relación a la pedofília se perfectamente que tu no la defiendes, pero también creo que el tema como es presentado por estos escritores es más profundo y simbólico y por supuesto apunta a una concepción simbólica estética de la existencialidad del hombre
ResponderEliminarSaludos Elwin, aquí murinus2009 otra vez.
ResponderEliminarComentario a destiempo el 13 de abril de 2017
Suena atrayente y divertido los pasajes del libro de Garcia Marquez, que incluyes en esta Entrada y que al momento son lo mas que he leído de este Autor: aquello de los dos amantes que casi se matan, intentando nuevas posiciones sexuales en una hamaca, o aquel Dentista que aplica una... "cura preventiva" en el protagonista.
Muy buen recuento de las variantes del amor el que haces, aparte del Amor de pareja tratas:
La amistad entre Hombres.
Aunque no tiene que ver, pero esta parte me recordó el cuento "El Pagano" o "El Idolatra" -segun la traducción-, de Jack London, creo que ese cuento es lo mejor que he leido sobre Amistad, pero ¿yo que voy a saber?.
La Amistad entre Hombres y Mujeres.
Ya que lo pienso es un tema poco desarrollado, no hay muchas historias que traten este tipo de Amistad.
La Maternidad.
Aqui si hay muchas Historias, entre Leyenda y Realidad, por algo el presentador de documentales David Atenborrough (creo que es Biólogo) dice: "Los mamíferos son los seres, que dan la mejor Bienvenida del Mundo a sus descendientes".
Los Parentescos Consanguineos.
Es común, aunque no recuerdo muchas historias, salvo Peter Parker cuidado por sus tíos, por la Tía May, tras la muerte del Tío Ben.
Veo que también se ha hecho una pequeña polémica sobre esa Lacra Humana que es: la Paidofilia,(tengo entendido que Pedofilia es cuando el adulto, es mayor de 50 años yen ambos casos el menor tiene menos de 12, entre 12 y 17 ya es estupro) pues tanto @mfkarlos como @Sardaukar, se pusieron alerta ante el asunto del protagonista y America la niña de 14 años, también diré algo, recuérdese que soy un Bárbaro Semiilustrado, no un Hombre Educado como los demás que han participado.
En nuestra sociedad mas o menos Educada Ilustrada y Moderna, eso es una Aberración, que se castiga con cárcel y es de lo bueno que aún tenemos, pero aun en este Occidente de Ideas Humanistas -aunque vagamente- y en Ciudades Modernas, se da, supe de un caso, conocí a hermanos del culpable, que ademas...era el padre de la niña, eran gente desagradable (con excepción de una de ellos) y que no planeo tratar de nuevo, aquí en México esas lacra aunque prohibida es algo común, lo dejaré hasta ahí, pero recuérdese que en muchos países de ideología fascista, ese acto criminal contra los niños y adolescentes es incluso legal, tu colega bloguero, Peter Grant, del Blog bayourenaissanceman.blogspot.mx,(está en inglés), ex Combatiente, ex Capellán y Escritor de Western y Space Opera, asegura haber visto en muchas zonas de su natal Sudafrica, como las mujeres de todas las edades y los niños, no son mas que un bien mueble intercambiable, sin mayor derecho que eso, un bien mueble, como: dinero, un caballo, ganado, o una casa, eso en Sudáfrica, el país mas "desarrollado" de África, téngase en cuenta que África tiene una extensión monstruosa y falta revisar el caso de zonas paupérrimas en Asia, La india, China y los barrios bajos de todo el Mundo, creo yo, (espero equivocarme), ese crimen contra los menos capaces de defenderse, estará con la Humanidad por siglos, independientemente que se mencione en libros o no.
En el caso del Protagonista de la Novela y la niña America de la obra de Garcia Marquez, Lolita de Nabokov, o los de George Martin, no hay que olvidar que es Ficción, en lo personal creo que en la Ficción todo es permitido, si acaso, advirtiendo a "Audiencias Delicadas" que a veces son las peores, tras su velo de "buenas costumbres".
Esta polémica me pareció Genial pues quiere decir que aún hay gente con Sensibilidad ante esos Actos atroces.
Felicitaciones Elwin, has hecho otro Gran Trabajo, que incluso tocó temas delicados de la Humanidad, ¿Quien sabe?, tal vez con el tiempo, hasta seas responsable Elwin, de que llegue a leer la obra de Garcia Marquez, G.R.R. Martin, que también he esquivado y hasta la de J.K.Rowling.
Gracias una vez mas y hasta pronto, si no surge algo mas.
Con gusto me he amanecido hoy al encontrarme con este nuevo comentario tuyo, inspirado por mi post y las palabras de mis amigos. En cuanto a los tipos de amor, ese es un tema que en verdad me interesa mucho y que aborda de manera muy especial el gran escritor y teólogo C.S. Lewis en su ensayo "Los cuatro amores" (el que igual tengo pendiente). Con respecto a la amistad, para mí es un tema muy valioso, siendo que me siento bendecido por los amigos que Dios me ha otorgado (he escrito en la entrevista que me hicieron hace casi año y medio sobre este tema, la que puedes encontrar en este blog).
EliminarCon respecto a la pedofilia (me di cuenta de que usaste el término más antiguo, "paidofilia"), no puede ser algo más complejo. Toda mi vida he estado rodeado de niños y además si bien trabajo con adolescentes, aún muchos son niños inocentes, de modo que alguien abuse de ellos me abruma (y más cuando se trata de los pequeños más cercanos a mí, como mis sobrinitos). En todo caso cuando leo estas situaciones en las obras de García Márquez, que lo toma todo con tanta naturalidad, no dejo de impactarme por ello, pues en realidad ello hace que uno empiece a cuestionarse la calidad moral de tal autor.