Cuando
comenzamos a indagar en el enorme legado literario de Robert Howard, no solo
nos enfrentamos a la oportunidad de leer una inmensa cantidad de obras llenas
de emoción y a horas de entretención, sino que además nos damos cuenta de que en
sus solo 30 años de existencia, creó a un montón de personajes que hoy en día
están entre lo mejorcito de la fantasía; de entre ellos no solo se encuentra Conan,
sino que también el antepasado de este, el rey Kull y de igual manera, bastante
conocido entre sus seguidores, está Solomon Kane (entre otros).
Solomon Kane en nuestra lengua ha sido traducido en su totalidad por la
editorial especializada Valdemar, en dos ediciones, una en tapa blanda y
bolsillo, en su colección El Club Diógenes y otra en tapa dura, de bellísima
presentación, en su colección Gótica.
Ambas versiones poseen los 8 cuentos publicados en vida por el texano,
incluyendo además, como gran regalo, el único relato que llegó a realizar de
Sonya la Roja, conocida en general por su versión en los cómics bastante
alejada del original literario (y por la película ochentera que la tenía de
protagonista).
Aparecido por primera vez en las páginas
de la mítica revista Weird Tales en 1928 (la misma en la
que escribía gente como Howard Phillip Lovecraft y Robert Bloch, este último en
su juventud), gracias a la popularidad de las historietas de fantasía épica
publicadas por Marvel, a partir de las adaptaciones de Roy Thomas y compañía,
tuvo sus primeras versiones para las viñetas, hasta que posteriormente en la
década pasada Dark Horse se encargó de llevarlo a este medio. En 2009 se estrenó una cinta sobre este, a la
cual me referiré en un próximo post.
Las aventuras del personaje transcurren en
pleno siglo XVII, entre Europa y África, en cuyos países anda el errante
Solomon Kane, un inglés vestido de negro a la usanza de los puritanos,
defendiendo (y vengando) a los inocentes del mal en sus manifestaciones
mortales y sobrenaturales. Kane resulta
en muchos aspectos diferente al más célebre Conan, ya que no se trata de un
mercenario como este y tampoco lo mueve el deseo de conseguir poder y
beneficios económicos, sino que su mayor objetivo es hacer justicia al servicio
de su Dios y de los oprimidos. De
personalidad retraída, además es célibe y no dado a los placeres carnales a
diferencia del cimerio (bebida, comilonas...y mujeres); tampoco es que disfrute
con la batalla y las peleas sangrientas, aunque no vacila en ir a la pelea si
se trata de combatir a los malvados. Por
otro lado, pese a su personalidad agreste, es capaz de dar muestras de ternura
y compasión; de igual manera viene a ser mucho más humanizado que el guerrero,
pues en más de una ocasión demuestra tener miedo frente a los horrores a los
que se enfrenta y, sin embargo, es capaz de superarlo para cumplir con su
deber. Asimismo es un espíritu inquieto, que no se queda en un solo lugar
durante mucho tiempo, ya que tal como queda demostrado en los relatos de
Howard, anda en busca de su destino (que aún no tiene muy claro).
Como armas usa dos de filo, una pequeña
(daga) y otra más grande (un estoque); de igual manera se vale de dos
artefactos más “modernos”, un par de mosquetes, tan propios de la época en la
que vive. Más adelante recibe de regalo
un valioso talismán/báculo, que le servirá para enfrentarse a las fuerzas
del mal sobrenaturales. Su apariencia imponente y oscura, con su
sombrero, su largo rostro y equipo, lo hace tan distinguible como el mencionado
bárbaro.
La siguiente descripción que hace de su
héroe el propio Robert Howard, en el relato titulado como Luna de Calaveras, viene
a ser la mejor síntesis sobre qué tipo de hombre es este justiciero:
Algunas portadas de la revista que le dio su primera oportunidad a Howard, las dos primeras
dedicadas a cuentos de la colección aquí mencionada.
|
“El propio Kane creía esta explicación.
Nunca trató de analizar sus motivos y nunca titubeaba cuando su mente se
decidía. Aunque siempre actuaba por impulsos, creía firmemente que todas sus
acciones estaban gobernadas por razonamientos fríos y lógicos. Era un hombre nacido
fuera de tiempo... una extraña mezcla entre puritano y caballero con un toque
de antiguo filósofo, y más de un rasgo de pagano, aunque la ultima afirmación
le hubiera dejado mudo. Un atavismo de los días de audaz caballería, un
caballero errante en las sombrías ropas de un fanático. Un hambre en su alma le
conducía adelante y adelante, una urgencia de enderezar todos los entuertos,
proteger a todos los seres desvalidos, vengar todos los crímenes contra la
rectitud y la justicia. Voluntarioso y desaforado como el viento, era constante
en un sólo asunto... estaba seguro de sus ideales de justicia y rectitud. Así
era Solomon Kane.”
Los
textos que escribió el escritor comenzaron con escritos cortos (algunos al
principio de la saga y otro entre medio) y, por último, le siguieron dos más
extensos y en la práctica dos novelas cortas.
Las historias siguen una importante progresión dramática en la
cronología del protagonista, donde la acción, la intriga, los elementos
terroríficos (todo tipo de monstruos y demonios) se mezclan a verdaderos
momentos de intensa emoción, que hacen de su lectura algo muy atractivo para
los incondicionales de Howard y aquellos que gustan de la mejor fantasía. Los malhechores a los que se enfrenta el
justiciero, siempre son sujetos de corazón negro, capaces de los peores
atentados sin culpa alguna, de modo que está justificado (según el razonamiento
del propio Kane) su castigo; poseen, además, el aspecto repulsivo de otras
encarnaciones maniqueas de Howard, para quien el mal encarnado en los hombres
se percibe en el aspecto físico y, muchas veces, es propio de cualquiera que no
es blanco y caucásico.
Por cierto, tal como en su novela Rostro de Calavera, Robert Howard volvió a usar fragmentos de textos de
Chesterton para encabezar varios de sus relatos. No deja de llamar la atención que siendo un
autor supuestamente ateo, haya citado a un autor tan religioso y claramente
católico; no obstante a través de estos agregados y otros datos que se pueden
apreciar en el libro (en especial en el cuento La Sombra del Buitre,
donde aparece Sonya la Roja), esto deja consignado la enorme cultura general
del artista, quien siendo un autodidacta manejaba con soltura un montón de
datos históricos, geográficos y culturales, concernientes al llamado Continente
Negro y la vieja Europa.
Como
ya se dijo, pese al enorme atractivo de Solomon Kane y sus aventuras, no
resulta tan del dominio del público masivo, pese a su paso por los cómics. Es así que a diferencia de Conan el Bárbaro,
no ha continuado con sus aventuras en las letras literarias, tras la última
incursión de su creador con el personaje.
Ojalá en algún momento otros escritores de renombre, lo rescaten al
formato narrativo, ya que aún queda mucho que saber de este, como su misterioso
pasado que en ningún momento fue revelado por Howard, así como qué pasó con él
tras lo eventos de su última historia (así como también, lo que hay entre medio
de cada texto original de su misma cronología).
En Las
Extrañas Aventuras de Solomon Kane (tal como se titula el compilatorio
de Valdemar) nos encontramos con las siguientes obras, siempre con títulos
ominosos y sugerentes:
1- Cráneos en
las estrellas.
Nuestro paladín es testigo de cómo un
hombre es atacado por una espantosa criatura. Es así que tras intervenir sin
vacilaciones en este hecho, se entera de la verdad acerca del origen de dicho
engendro y sin vacilaciones llega hasta el hombre culpable de ello. Lleva al sujeto, uno de los tantos brujos con
los que llega a cruzarse a lo largo de su camino, a que se enfrente al monstruo.
Independientemente del clima que llega a
crear en unas pocas páginas, lúgubre, de una manera que resulta imposible que
el lector no se transporte a sus parajes y en cómo ya nos entrega a su
protagonista como a alguien muy bien caracterizado, este cuento posee un
aspecto moral muy interesante: La idea de que hay consecuencias para nuestros
actos y que en especial si estos se encuentran motivados por un egoísmo exacerbado
y la maldad como catalizador de nuestra conducta, el castigo en algún momento
llegará. No hay perdón, ni mano blanda
contra los villanos, quienes tal como sucede en este relato y los que le
siguen, no solo se enfrentan a la ira de un hombre que considera que le
corresponde hacer de juez, jurado y verdugo, sin tener que rendir cuentas a
nadie (solo a Dios), sino que además el mismo mundo sobrenatural entra a
castigar a aquellos que se han pasado de la raya.
El verdadero villano al que aquí se
enfrenta Solomon Kane, se llama Ezra, nombre judío, al que el narrador describe
como un sujeto repugnante físicamente, detalle que no solo hace referencia a la
propia oscuridad de su alma; sino que es un ejemplo más del racismo que tanto
se ha querido obviar en este maestro hoy en día y quien, pese a ello, nos da
unas cuantas gratas sorpresas al respecto, en sus últimos cuentos del ciclo, transcurridos
en África.
“¡Las sombras se esfumaron y Kane vio! Al
principio supuso que era tan solo una sombra de bruma, un retazo de neblina que
remoloneaba sobre la hierba ante él. Observó con mayor atención. Más
espejismos, creyó. Entonces, la cosa comenzó a perfilarse, vaga e indistinta.
Dos espantosos ojos llameaban ante él -ojos que reflejaban la esencia de ese
horror que ha sido heredad del hombre desde las temibles eras del amanecer-,
ojos terribles e insanos, con una locura que transcendía la demencia humana. La
forma del ente era vaga y brumosa, una parodia enloquecedora de la forma
humana, similar pero horriblemente distinta. La hierba y los matorrales se
distinguían claramente a su través.”
Preciosa ilustración basada en el cuento Las colinas de los muertos. |
2- La mano
derecha de la maldición.
El cuento más corto del libro, viene a
ser aún mucho más macabro que el anterior, abordando un tema tan viejo y
popular en las historias desde los relatos orales, como lo es la venganza. De igual manera se trata de un relato que
aborda otro tema muy interesante: el del mal como algo que tiene distintas
gradaciones, de modo que la venganza acá se da entre personas malvadas, unas
peores que otras.
Interesante resulta ser, además, que esta
vez el puritano no interviene mucho en la acción y no es quien lleva a cabo la
solución final contra el ruin mayor de los dos que aquí aparecen. De este modo, se podría decir que el héroe es
testigo de las atrocidades que aquí se mencionan, con lo que queda claro que
por mucha voluntad que llega a tener uno, hay cosas que escapan al control de
los simples mortales.
La llamada magia negra vuelve a hacer de
las suyas en esta pieza, que demuestra la genialidad de su autor, tanto para
desarrollar una tremenda narración corta como esta (menos de 10 páginas), como
otras más largas, tal cual las que más adelante se abordarán.
“Kane se inclinó sobre el espantoso
espectáculo, sin poder dar crédito a sus ojos. La cosa que había abierto los
postigos, se había deslizado por el suelo y habla dado muerte a John Redly en
esa cama era ¡una mano humana!
Ahora yacía flácida y sin vida. Kane la
atravesó cautelosamente con la punta de su estoque y la levantó a la altura de
los ojos. La mano pertenecía a un hombre grande, aparentemente, puesto que era
ancha y gruesa, tan cubierta de vello como la zarpa de un mono. Había sido
seccionada a la altura de la muñeca y estaba cubierta de sangre. El segundo dedo
ostentaba un delgado anillo de plata, un curioso ornamento forjado como una
serpiente enrollada.”
3- Sombras
rojas.
En lo que va del tomo, sin dudas que el
mejor relato, ello debido tanto a su mayor extensión y que permite desarrollar
mejor los elementos que lo conforman, como por los personajes que aquí aparecen
y en especial el inesperado cambio de ambiente al que se traslada la acción. De igual manera es a partir de este título,
que Robert Howard comienza a dividir la trama en capítulos, cada uno con su
propio nombre y sella el destino de su personaje (al menos tal como él mismo
llegó a escribir), convirtiéndolo en un peregrino más de las “salvajes” tierras
africanas.
Esta obra además resulta significativa,
por el hecho de que introduce a un personaje secundario recurrente en el resto
de la saga de Salomon Kane: el poderoso brujo N´Longa, con quien los fortuitos
eventos llevan al inglés a convertirlo no solo en su principal aliado, sino que
en su “hermano de sangre”, un estrecho lazo que queda entre estos dos hombres
de mundos tan diferentes, aparentemente tan distintos y aun así con tanto en
común (ambos llevan una vida en la cual se enfrentan a graves peligros, son
sujetos mortales para sus enemigos y tienen en muy alta estima el honor,
poseyendo más encima una idea muy clara de lo que es la justicia, aun cuando
sus métodos sean brutales). La relación entre
estos dos (N´Longa es sin dudas un negro),
la que se estrecha más en los siguientes relatos, viene a ser uno de los
detalles que nos muestran a un Robert Howard más amable con otras razas, pues
no deja de mostrarnos que el africano, pese a sus recursos macabros, es alguien
noble, sabio y de confianza.
Luego está el particular villano de esta
narración, Le Loup (¿un francés), sin dudas un delincuente culpable de un atroz
crimen al principio del cuento, que debido a ello y a lo realizado en conjunto
a sus secuaces, lleva a Kane a someterlos a su dura justicia. Es así que Le Loup es el único en escapar del
paladín, quien lo sigue sin parar hasta llegar al mencionado continente
africano. Sin embargo, pese a sus
atroces actos de sangre y violencia, el pillo da señales de poseer cierto
código de honor que sorprende en más de una ocasión a su perseguidor. También nace el respeto entre estos dos, pero
Solomon Kane hizo un juramento y él es hombre de palabra.
La siguiente cita, permite reconocer al
Solomon Kane al que me referí en la introducción de este post, como un hombre
vengador de los oprimidos, con una idea preconcebida de la justicia y que pese
a su dureza, es alguien capaz de tener gestos de dulzura:
“-¡Por los fuegos de Hades! -musitó-. ¡Una
chica! ¿Qué te ha dañado, niña? No tengas miedo de mí.
La muchacha alzó la vista hacia él, con
un rostro como una frágil rosa en la oscuridad.
-Tú... ¿quién eres... tú? -sus palabras
llegaban entrecortadas.
-Tan sólo un vagabundo, un hombre sin
tierra, pero un amigo de cualquier necesitado de alguna manera, la voz amable
sonaba incongruente en aquel hombre.
La joven intentó alzarse sobre sus codos
e inmediatamente él se arrodilló y la colocó en una posición sentada; la cabeza
de ella se apoyó contra su hombro. La mano del hombre tocó su pecho y se retiró
húmeda y enrojecida.
-Cuéntame -su voz era suave,
tranquilizadora, como si hablara con un niño.
-Le Loup -musitó con voz que se
debilitaba rápidamente- él y sus hombres... cayeron sobre nuestra aldea... a
una milla valle arriba. Robaron... mataron... incendiaron...
-Entonces, ese era el humo que olfateé
-murmuró el hombre- continua, niña.
-Corrí. Él, el Lobo, me persiguió... y...
me atrapó... -las palabras se desvanecieron en un súbito silencio.
-Entiendo, niña. ¿Entonces...?
-Entonces... él... él... me apuñaló con
su daga... ¡oh, santos benditos!... compasión...
Bruscamente, la frágil figura quedó
inerte. El hombre la depositó sobre la tierra, y frunció ligeramente el ceño.
-¡Muerta! -murmuró.
Se alzó lentamente, limpiando
maquinalmente sus manos en la capa. Un mal gesto torcía su ceño sombrío. Con
todo, no hizo una promesa salvaje y temeraria, ni juró por santos o diablos.
-Morirán hombres por esto -dijo fríamente.”
Un valioso recopilatorio gringo, ilustrado y, más encima, con las elogiosas palabras de Stephen King. |
4- Resonar de
huesos.
Volvemos a
Europa por un momento, para encontrarnos con otra historia de venganza,
aunque esta vez se trata de una que proviene nada menos que del Más Allá. También trata acerca de los distintos niveles
(o círculos) del infierno en la tierra, en cuanto al tipo de malvados que
podemos encontrar y sobre la condenación que cae tarde o temprano para quien ha
abrazado la infamia.
Esta vez a Solomon Kane sus pasos lo llevan
hasta la Selva Negra, en Alemania, donde termina alojándose en una desolada
posada. Al lugar también llega otro
viajero, un hombre en apariencia tan endurecido por la vida como él. En el lugar encuentran un esqueleto íntegro
encadenado al suelo…En general el lugar al que llegaron no parece muy grato de
visitar, pero es el único edificio en las cercanía donde pueden pasan la noche;
el mismo sujeto que atiende, su dueño y la única persona que trabaja allí no
parece muy amistoso. Pronto descubren el
origen de los huesos que han encontrado y que no les queda otra que defenderse
de los peligros que acechan en el recinto, pues mejor hubiese sido pasar la
noche a campo descubierto.
Un detalle que puede llamar la atención en
esta historia, es que en ella se mencionan de manera breve, aunque
significativa, hechos del pasado de nuestro héroe; bien podría haber sido aprovechado
todo esto, para contar más relatos de este otro gran personaje, salido de la
pluma de Robert Howard.
“Exploraron las habitaciones contiguas,
pero ninguna tranca recompensó su búsqueda. Finalmente llegaron en la última
alcoba, al final del corredor. Penetraron. Estaba amueblada como las demás,
salvo que la puerta estaba provista de una pequeña tranca sujeta al exterior
con un pesado cerrojo asegurado a una jamba.
Corrieron el cerrojo y pasaron.
-Debiera haber una ventana exterior, pero
no la hay -murmuro Kane-. ¡Mirad!
El suelo estaba manchado de oscuro. Los
muros y el único camastro estaban astillados, y grandes tiras habían sido
desgajadas.
-Aquí ha muerto gente -dijo
sombríamente Kane-. ¿No hay allí una
barra, unida al muro?
-Sí, pero está fija -dijo el francés dando
un tirón-El...
Una sección del muro giró y Gastón soltó
una exclamación. Una pequeña habitación secreta quedó a la vista, y los dos
hombres pudieron ver la horrible cosa que yacía en el suelo.
-¡El esqueleto de un hombre! -exclamó
Gastón-. ¡Y mirad como su pierna descarnada está encadenada al suelo! Fue
aprisionado aquí y murió.
-No -dijo Kane- el cráneo está partido...
a fe mía que nuestro anfitrión tuvo una siniestra razón para bautizar a esta
posada infernal. Este hombre era sin duda un vagabundo, como nosotros, que cayó
en manos de este malvado.”
Distintas encarnaciones del puritano "cazador de demonios", incluyendo la del filme dedicado a este. |
Yo sabía algo del personaje de Solomon Kane por comentarios que leí, mi acercamiento inicial fue por la película,q ue no se que tanto respeta al personaje literario.
ResponderEliminarSaludos Elwin, muchas gracias por tus reseñas tan bien trabajadas.
Si no has leído antes Robert Howard, debes hacerlo, que tanto Solomon Kane, como Conan y otras obras suyas son en verdad una maravilla.
EliminarTal vez no te lo creas, Elwin, pero Solomon Kane es mi personaje preferido de Howard, incluso por encima de Conan. Me leí sus aventuras dos veces, y creo que la película de 2009 no es ni de lejos tan mala como todo el mundo dice. Al menos, es bastante mejor que la de Kull y que la nueva de Conan.
ResponderEliminarSe nota que Solomon Kane es un personaje temprano, que aún no es tan redondo como Conan o Bran Mak Morn (otro que también me gusta), pero tiene su propio encanto.
Ahora mismo, la editorial española Dlorean Ediciones está preparando un volumen de seis relatos de otros tantos autores españoles, protagonizados por este personaje (pastiches o «fictions») titulado «El puritano: Antología de Solomon Kane», y espero poder leerlo cuando se publique, que será en un par de meses.
Yo aún tengo mucho pendiente de leer de este gran escritor y mucho quisiera incursionar en el resto de sus grandes personajes (tengo guardaditos dos compilatorios suyos de sus cuentos de terror).
EliminarEn cuanto a Solomon Kane, me gustó mucho la peli, pero debo volver a verla, pues lo hice hace años. A mis amigos que también la vieron de igual manera fue de su agrado, en especial por su espiritualismo.
En cuanto al libro pronto a publicarse que me mencionas, me encantaría tenerlo.
Vi la adaptación fílmica de este personaje, me gusto que el protagonista buscara la redencion por sus pecados como también su pasado oscuro. La película es recomendable.
ResponderEliminarDebo volver a verme pronto de nuevo esta peli, para cuando escriba la segunda (o tercera parte) de este post.
EliminarSaludos Elwin, aqui murinus2009.
ResponderEliminarDe este personaje de, Robert E. Howard, el primer acercamiento fue con la película, me parece algo entretenida, aunque creo que le falto algo, no se, mejor guion, mas accion, quiza intensidad.
Despues tu colega de, cgnauta.blogspot, la reseño y menciono que Kane no estaba bien trazado respecto a la creacion de Howard, pues Howard creaba sus personajes según el ideal Ario: aventureros, buscavidas, buenos en la pelea, mujeriegos y bebedores, sin nada de que arrepentirse y Solomon Kane, en la cinta, buscaba la redención por sus pecados.
Esta Reseña qe haces del personaje plantea un Solomon Kane intermedio, entre el de la cinta y otras creaciones de, Robert Howard, como:
-Conan el Cimmerio, mi favorito.
-Red Sonya o Sonia la Roja.
Y otros de los que apenas me entere:
-Esau Cairn.
Y el mencionado por tu colega Tomas Rivera.
-Bran Mak Morn.
Gracias por la recomendacion Elwin, buscare material de este Personaje.
Debo decir que apenas estos dias conseguí algunos relatos de, Conan El Cimmerio, gracias a tus recomendaciones, me falta dejar comentarios en tus articulos dedicados al Cimmerio, llevo apenas:
La Torre del Elefante.
El Coloso Negro.
Hasta pronto.
Me alegra que te haya "picado el bichito" de leer a este maestro del pulp. Pero debo aclararte de que Solomon Kane salvo en su valentía y actitud heroica es por completo distinto al cimerio, tal como expuse: no bebe alcohol, tampoco es mujeriego, además es un cristiano con una enorme fe en Dios y tampoco cobra por sus servicios, ya que no es ningún mercenario. Encuentro interesante que en la peli retrataran su fe a través de la búsqueda de la redención.
Eliminar