domingo, 25 de marzo de 2018

Toda una delicia para el “kinglover”.

 

I. Antecedentes de un deseo.

     Desde que comencé a leer a Stephen King a la tierna edad de 16 años y a conocer su bibliografía, así como la serie de adaptaciones audiovisuales de su obra, que tenía en mente adquirir su primer libro de no ficción, el ensayo titulado Danza Macabra (Danse Macabre).  Publicado originalmente en 1981, en aquel entonces, ya avanzada la década de los noventa, aún no había salido una edición en nuestra lengua de este libro, que tantos elogios había recibido.  Así que me quedé esperando por años, hasta bien entrada a mi vida adulta, poder cumplir con este anhelado sueño.  Como nunca aprendí inglés (salvo una que otra palabra u oración pequeña), me quedé esperando a que algún editor se atreviera a realizar tal hazaña…
     Casi 25 años pasaron para que por fin se cumpliera mi deseo, ya que en 2006 la prestigiosa editorial española Valdemar llevó a cabo tal empresa, en una excelente edición como la que por lo general acostumbra hacer en los tomos que saca en tapa dura.  Sin embargo, pocas son las librerías en Chilito que traen títulos de su catálogo, los que más encima llegan a precios bastante altos.  Creo que habré visto unas dos veces este tomo por estos lares, pero hasta el año pasado (o sea, más de 10 años después de su primera edición en castellano), recién me dispuse a desembolsar el dinero respectivo para adquirirlo.
     Fue en noviembre de 2017 y estaba en mi segunda visita (de 3 en total que realicé ese año) a la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), que en aquella ocasión acudí en compañía de una selección de alumnos míos y a los que llevé a una conferencia a tal “fiesta” de la cultura literaria.  Fue orgásmico para mí hallar otra vez con este ensayo, ahora con dinero suficiente como para darme ese gusto y mis alumnos y colegas que me acompañaron, vieron con admiración la alegría que me embargaba.  Me prometí a mí mismo que para las vacaciones de verano que estaban por llegar, dedicaría tiempo a paladear dicho libro y así fue, si bien me lo terminé poco después de volver al trabajo a comienzos de este mes.

II. La versión de Valdemar.

     Soy poseedor de la segunda edición de Valdemar, sacada justamente al mercado diez años después de la primera y que incluye aparte de una muy breve, aunque reveladora, nota sobre el origen de la traducción española, de la mano de Óscar Palmer Yañez (quien además completa su trabajo con abundante notas explicativas en varios pasajes del libro y que se pueden leer tras ser enumeradas hacia el final de este), una bastante valiosa introducción de Jesús Palacios.
     Las palabras dedicadas por Palacios al llamado “Rey del Terror”, valen más que la pena leer, pues se trata de uno de los tantos seguidores de este que al mostrarnos su admiración hacia King, a más de uno puedo llevarlo a sentirse identificado por los años y el largo periodo en general en que tal escritor ha marcado la vida de gente como uno.  El acto de, primero disfrutar sus terrores literarios y luego, ya más grandes, poder profundizar en la calidad y los mensajes detrás de todas esas fantasías oscuras, está considerado por este experto en su obra y quien nos invita a apreciar, en su justa medida. el libro que tenemos en nuestras manos.
     La elección del cuadro de Goya, El entierro de la sardina, quizás no haya sido la mejor para usar como portada de un texto tan valioso (y entretenido como este, lleno además de ideas e información que los amantes del terror apreciarán demasiado), que el pintor español contaba con cuadros lejos más adecuados para embellecer la edición en la lengua de Cervantes; pero no juzguemos el libro por su tapa, que por lo general basta con el nombre de su autor para dejarnos claro de que estamos frente a un trabajo respetable.  La verdad es que en general las portadas de este libro, al menos las ediciones en inglés que encontré gracias a Google, no son muy atractivas que digamos, quizás por pretender ser “serias” y no llamativas, como es costumbre hacerlo con otros títulos suyos.
      Se incluyen todos las imágenes de escenas de películas, series, afiches y portadas de libros que aparecen en las ediciones originales en inglés; lamentablemente, estas se encuentran en blanco y negro, como bien sucede en dichos originales (a menos que con posterioridad hayan mejorado siguientes reimpresiones este detalle) y lo que le quita la espectacularidad que podría haber tenido, el disfrutar tales fotografías tal como en su momento fueron hechas.

III. De lo que trata este libro.

      Danza Macabra es el primer ensayo largo, luego de su recordada introducción a su primera colección de cuentos El Umbral de la Noche (Night Shift, 1978) y que no debe ser confundido con el título engañoso de la primera edición en español de su novela The Stand (1978), que antes de salir en su edición ampliada y sin cortes en 1990, fue conocida en el mundo hispanoparlante como La Danza de la Muerte (hago esta salvedad, porque incluso yo mismo de adolescente pensé que se trataba de la misma obra).
     Por cierto, llama la atención la lista de sus colegas a quienes les dedicó su trabajo King en esta ocasión:

ROBERT BLOCH 
JORGE LUIS BORGES 
RAY BRADBURY 
FRANK BELKNAP LONG 
DONALD WANDREI 
MANLY WADE WELLMAN

     De todos estos caballeros, a la mayoría me cuesta entender que King haya querido hacerles su reconocimiento, tal como acostumbra hacer en sus propios libros, vez que se los dedica a alguno de sus maestros.  De Bloch habla bastante en este ensayo y en el caso de Bradbury, su novela La Feria de las Tinieblas es una de las que comenta y recomienda con creces aquí, una vez que se dispone a analizar textos de la segunda mitad del siglo XX en adelante.  A Belknap Long, Wandrei y Wade Wallman también es comprensible que los haya tomado en cuenta, considerando su admiración por los autores de los llamados pulps, que liderados por Lovecraft (otro escritor al que nunca deja de honrar con sus palabras y homenajes, tanto en Danza Macabra, como en sus ficciones claramente inspiradas en sus horrores).  Sin embargo, es al agregar al argentino, que para nada me parece un autor de narrativa de terror, que me saco el sombrero en todo caso una vez más por King, debido a su enorme cultura literaria y que lo ha llevado a degustar a autores más allá de las fronteras del idioma, geográficas y de estilos (tal como lo hizo en su fabuloso cuento Ur, al referirse a mi compatriota Roberto Bolaño).
     El contenido de este ensayo es nada menos que el terror, como tema recurrente en las fabulaciones desde el siglo XIX.  Ello lo hace a partir de 3 obras literarias emblemáticas, como luego a través de autores posteriores; además, considera manifestaciones artísticas de carácter popular, a través del séptimo arte, la pantalla chica, los cómics e incluso la radio.  Es así que en pocas palabras, este libro viene a ser un recorrido por medio de las diferentes manifestaciones del género, deteniéndose en autores y obras claves que nos invita a conocer y a disfrutar; todo a través de muy interesantes análisis suyos, que demuestran sus profundos conocimientos y capacidad de crítica.  No obstante se aleja del academicismo que podría aburrir a buena parte de los lectores, ya que pese a los pasajes más analíticos de todo, no deja su habitual estilo lleno de humor y coloquial de vez en cuando.
     Teniendo en cuenta la fecha en la que escribió este texto, 1981, época en la que Stephen King abusaba bastante de las drogas y el alcohol (lo que reconoció de manera muy emotiva en su otro celebrado ensayo Mientras Escribo, 2000), llama la atención cómo al principio del libro, hace mención sin tapujos de las borracheras que se daba en aquellos tiempos.  Pues este detalle para quienes lo admiramos y conocemos su biografía, resulta ser una perla a la hora de profundizar en su mismo crecimiento como persona y como autor.   Por supuesto que con respecto a la vida de nuestro escritor favorito, acá hayamos varios pasajes biográficos, que permiten conocer mucho mejor al hombre detrás de estas pasiones que compartimos con él y de algunas de las historias que más nos han fascinado.
     El libro, además, si un lector acérrimo de su autor se fija con cuidado, entrega una que otra pista acerca de otras obras suyas que todavía estaban en proceso de escribirse y/o publicarse, tal como Cementerio de Animales (1982) e It (1986).

IV. Las obras que podemos encontrar en sus páginas.

     El lector capaz de apreciar los grandes clásicos de la literatura y que bien sabe de su impacto para las obras que se originaron bajo su influencia, o aquellos que desean conocer los antecedentes de las obras que en la actualidad les han dado satisfactorios sustos, se encuentran acá con muy interesantes revisiones de 3 libros capitulares para el horror: Frankenstein de Mary Shelley, Drácula de Bram Stoker y El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde de Robert Louise Stevenson.  Las palabras que dedica a todos estos no pueden ser más reveladoras, lo mismo que para los libros que escoge como ejemplos de lo mejorcito de su tiempo en el siglo XX.  Por otro lado, estas novelas le permiten introducir la idea de 3 grandes monstruos recurrentes en las historias del género, claros símbolos de nuestros miedos y de las facetas más oscuras de nuestra humanidad.  Es así que bajo la figura de la Criatura del científico romántico, se refiere a la llamada “Cosa sin Nombre”; con el famoso conde, como no, a la también potente noción del “vampiro”, tan popular dentro de la imaginería mundial; y con la obra de irlandés, al igualmente archiconocido “hombre lobo”.  De este modo, tal y como nos los demuestra a lo largo de todos los ejemplos que nos menciona y comenta en sus páginas, distintas variaciones de estos aparecen una y otra vez en ficciones sucesivas.
     De igual manera, luego de referirse con bastante dedicación a los horrores audiovisuales y de otras expresiones propias de la cultura de masas como las historietas y la radio (¡Sííííí, antes de estos tiempos actuales los radioteatros hacían furor cuando la TV todavía no era la reina y señora de los hogares!…Bueno, hasta que llegaron los videojuegos e Internet para tomar su lugar, en parte, claro), gracias a este volumen nos es posible ahondar en obras más contemporáneas de las letras del miedo (al menos cercanas al periodo en que salió este libro, que ya han pasado casi cuarenta años desde tal fecha).
      En lo que concierne a libros propios del siglo XX, King se dedica a exponer los valores de obras tales como Los Usurpadores de Cuerpos de Jack Finney (tomando en cuenta también bastante sus dos primeras adaptaciones cinematográficas, en su capítulo sobre el cine de terror), El Hombre Menguante de Richard Matheson, La Semilla del Diablo (también conocida en nuestra lengua como El Bebé de Rosemary) de Ira Levin y La Maldición de Hill House de Shirley Jackson, entre muchas más.  Este apartado sobre obras literarias “de miedo”, viene a ser sin dudas uno de los puntos más valiosos del libro para quienes deseamos leer narraciones de calidad, ya que difícilmente uno podría llegar a haber conocido a todos los escritores y títulos que menciona; por lo tanto, se puede considerar este capítulo como una excelente guía de lectura al respecto.
     En lo que concierne a la televisión, para cuando King llevó a cabo este ensayo, aún le faltaba a la pantalla chica un buen tiempo como para que sus producciones de terror tuvieran un verdadero despegue y pudiesen rivalizar sin tapujos con las cintas del cine comercial e independiente.  No obstante, el repaso que hace nuestro autor (preferido) del material que había hasta el momento, resulta educativo para quienes desean saber sobre los antecedentes de los actuales shows, que tantas satisfacciones nos han dado (y que en muchos casos contaron con la intervención directa del propio King, como el episodio Chinga de la quinta temporada de Los Expedientes-X o adaptaciones de sus obras, tales como esa joyita que es El Juego de Gerald).  Llama la atención eso sí, su poco amor hacia un clásico tan querido como La Dimensión Desconocida (The Twiligth Zone) y, sin embargo, su  mayor aprecio hacia The Outher Limits.
     Con respecto a su revisión sobre el cine de terror, el artista no pudo dejar de mencionar algunas de las adaptaciones que ya se habían hecho de sus obras, específicamente Carrie y El Resplandor (debemos recordar que Salem´s Lot de Tobe Hooper fue una miniserie, así que no corresponde a este apartado, si bien el propio King se equivoca en un momento a nombrarla entre las versiones cinematográficas de sus fantasías).  Sin embargo, ello lo hizo dejando de lado la autorreferencia y más centrándose en enumerar los aportes que hicieron sus directores a la hora de hacer sus propios aportes, con las adaptaciones que estos hicieron.  Igual llama la atención el hecho de que haya alabado aquí más de una vez a Stanley Kubrick, que tal como luego se supo (¿o acaso ya entonces era de dominio público?), no le gustó lo realizado por el inglés; lo que en más de una ocasión ha dicho sin tapujos, pese a que dicha cinta está considerada entre las mejores películas sobre uno de sus libros y entre las más grandes películas en la historia del cine mundial.

V. Impresiones personales.

     Sin dudas que Stephen King es mucho más que un escritor superventas, una “marca registrada” y uno de los autores vivos mayormente reconocidos a nivel mundial por sus trabajos, que le han otorgado varios importantes premios (si bien no falta quien no deja de ningunearlo, por considerar que la verdadera calidad estética es sinónimo de miseria económica y valoración post mortem de los artistas).  Pues gracias a este libro tenemos la oportunidad de conocer a otro Stephen King, al académico especializado en literatura.  Es así que este nos da una cátedra al respecto, aunque dejando de lado el elitismo de muchos estudios como este y acercando al lector común todo un mundo de maravillas y reflexiones.  
     Lamentablemente al ser una obra escrita hace ya un buen tiempo y al usar como base muchos títulos “bastante antiguos” y por ello mismo desconocidos para las nuevas generaciones (en especial en lo que concierne a cine y televisión), sería conveniente realizar una versión actualizada de esta obra o, en el mejor de los casos, una segunda parte.  Al respecto, no se puede olvidar que en lo que concierne al cine, fue justamente la década de los ochenta bastante esencial a la hora de que los filmes de horror cobraran mayor relevancia y surgieran muchos clásicos, entre los que se encuentran varias otras adaptaciones de la narrativa kingniana; asimismo, en materia de televisión tampoco es insignificante que recién en los noventa, sus series, miniseries y películas de corte terrorífico, solo entonces comenzaron a realizarse de manera más regular y comprometida con una mayor calidad.  De igual manera, para los amantes de los cómics, sería formidable encontrarse con la opinión de King sobre otras novelas gráficas que no sean solo las recordadas de la desaparecida editorial EC y otras de la Warren como Creepy o Eerie, que en todo caso son verdaderas perlas, pero que también han tenido dignos sucesores.



15 comentarios:

  1. DANZA MACABRA es un ensayo infaltable en la biblioteca del fanático de King y del horror en general. Es un estudio desenfadado y muy completo sobre el impacto del género en la cultura popular (algo de lo que ya no queda sombra hoy en día. El terror ya no es tan popular como hace décadas). Me encantaría que se produjera esa actualización, pero creo que es una posibilidad lejana: no creo que King esté dispuesto a sumergirse de nuevo en un estudio de esta magnitud, especialmente al ver que el impacto del cine de terror en la cultura es mínimo, y las obras literarias del género casi ni se nombran. Una lástima.
    Como viaje al pasado, el libro es una joya. Y como introducción a los grandes pilares de la edad de oro del horror, es ideal.
    Resulta un tanto gracioso que King menosprecie algunas obras relevantes del horror y denigre a ciertos autores, para luego ofrecer un listado de recomendados, cuyos títulos casi siempre resultan decepcionantes. King sabe escribir, pero tiene gustos muy cuestionables.

    -Mauro Vargas.

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    1. Bien sabes que siempre tu opinión como experto en estos temas (ya que más encima leíste el libro mucho antes que yo), me es muy valiosa; así que te agradezco bastante te hayas dado el tiempo para leer y comentar esta entrada.
      Ambos coincidimos en la importancia de este ensayo, pero me llama justamente la atención que te refieras a la falta de popularidad del género hoy en día. Fíjate que creo que al respecto, la televisión e incluso los videojuegos hoy en día lideran a la hora de renovar con nuevas fantasías de este tipo. Supongo que en USA se sigue editando la Fangoria ¿No?

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  2. Bueno, el éxito de una que otra serie del género revela la falta de oferta que había antaño. Son películas que llegan y se van, sin pena ni gloria. ¿Cuántos nuevos clásicos del terror hemos tenido en los últimos cinco años? Las que quedan en el imaginario colectivo, como EL CONJURO, lo logran por que son excesivamente efectistas. Y, curiosamente, ni siquiera son contemporáneas, se ambientan en épocas pasadas. Stranger Things es homenaje al pasado. "Dark", aunque la gente lo niegue, fue aceptada por la enorme resaca que dejó "Stranger Things". El remake de IT vive de su pasado. Estamos presenciando una larga lista de remakes que reviven viejas glorias. ¿The Witch? De época. ¿Babadook? Psicológico, no terror en sí. ¿It Follows? ¿I'm not a Serial Killer? Una extraña mezcla del presente con el pasado. Y la industria de nuevo se ha fijado en Stephen King, una marca que tiene la garantía de calidad de hace años.
    Quizás en Estados Unidos siga publicándose y filmándose terror, pero ya no es un asunto internacional, de gran acogida. ¿Cuántos autores de terror norteamericanos nos llegan hoy en día? Si vas a una librería, es puro Stephen King. No hay más. La oferta es ridícula. Y si volvieran a traducir a esos autores que poblaban las estanterías en aquellas épocas, nos daríamos cuenta de que todos se han pasado al thriller, porque es el thriller el que encarna los nuevos miedos, los temores del siglo XXI. Ya nadie le teme a los fantasmas, a los gatos zombies, a los carros poseídos, a las sombras, a los pulpos lovecraftianos. Todos esos terrores ya son vieja escuela, aptos para leer como si de clásicos se trataran. Pero ninguno de ellos, si aparecieran en la escena actual, gozarían de éxito alguno. Si Stephen King fuera un escritor nuevo y publicara hoy mismo "Christine", el libro se quedaría acumulando polvo en los anaqueles.
    Fangoria estuvo muerta durante unos años. Solo hasta hace poco, Cinestate (productora) compró la marca para revivirla. Pero no será el fenómeno que fue en los ochentas, es seguro. La internet hace una labor excelente llevando las novedades a los fanáticos, y ya son las mismas productoras quienes revelan adelantos y detrás de cámaras. Será un producto, nuevamente, que se alimente de la nostalgia, y de menor proporción, dirigido a un nicho específico que ya no goza de la enorme popularidad de décadas pasadas.
    Pero hay algo positivo en todo eso: se abre un espacio para la producción local, para el terror latinoamericano. Solo hay que tratar de superar las voces norteamericanas y encontrar un verdadero aporte, la autenticidad de la fantasía en español. Los escritores que se abocan a esta tarea tienen la cabeza llena de sus maestros gringos, cosa que es natural, pero al pasar al papel sus historias, casi siempre se perciben como malas copias de lo que leímos años atrás, versiones latinoamericanizadas de historias anglosajonas, meros pastiches mal ajustados a un contexto ajeno. Hay mucho trabajo por hacer.

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    1. Así como lo dices, creo que el terror en la presente década en efecto ha perdido vigencia en lo que respecta a nuevas obras en cine y literatura. Con humildad y atendiendo a mis escasos conocimientos, creo que en materia de séptimo arte están liderando los franceses y de los gringos, considero muy destacable la saga de "Saw" y filmes independientes como "The Void" (que en todo caso es canadiense y está ambientada en los ochenta). En materia de literatura, solo puedo mencionar a Joe Hill (más encima hijo de Stephen King), en parte a Neil Gaiman y a otro autor que me han recomendado harto, pero que no lo he leído: Thomas Ligotti.
      Sigo creyendo que son las series de TV y los videojuegos los que mantienen hoy en día vivo el terror en la cultura popular: American Horror Story, Hannibal, Penny Dreadfull, The Walking Dead, etc.

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    2. Coincido totalmente, y si te fijas bien, casi todas las series que mencionas son remakes, reencauches o historias del pasado. "Saw" ya es un clásico; no es tan contemporánea. Y es un thriller, a todas luces (que derivó en una cada vez más pobre continuación slasher). "The Void" es un pastiche de lovecraft con varios clásicos del horror ochentero. Joe Hill nos llega solo por ser hijo de Stephen King (y a veces ni está disponible en los anaqueles). Solo Neil Gaiman se mantiene vigente, y Ligotti se vende, aunque no es tan popular como se piensa. De resto, estamos mal de autores. Antes tenías una miríada de escritores y títulos para elegir, ahora puedes contarlos con los dedos de la mano.
      En cuanto a series, "American Horror Story" se destaca. Pero las produciones originales se ven reducidas frente a las resurrecciones de viejas glorias. "Hannibal" es un spin off de un clásico noventero, "Penny Dreadful" es puro siglo XIX y "The Walking Dead" está tan muerta como sus extras. El horror contemporáneo no es para nada pletórico. Sufre, escacea, agoniza, se mantiene con vida inhalando el polvo del pasado. Parece que no han encontrado con qué asustarnos ahora.

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    3. Encuentro más que lógica en tus palabras y argumentos, veracidad...Sin embargo, no concuerdo contigo con respecto a Joe Hill, quien se ha ganado su fama y su buena cantidad de premios no por ser hijo de Stephen King, sino que por sus propias capacidades (por algo optó por el pseudónimo cuando empezó a cosechar sus primeros éxitos).

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    4. Pero esa pantomima solo fue real en Estados Unidos. Cuando la gente comenzó a comprarlo aquí, ya todos sabían que era hijo de Stephen King. Él reveló su identidad en 2007, el mismo año en que se editó "El traje del muerto" en español. Y apuesto todo a que si no se supiera que era hijo de King, Suma de letras no se hubiera atrevido a editar, en 2008, un libro tan regular como "Fantasmas". Pero ahora se sabe que es el heredero y con esa verdad revelada, tiene un respaldo editorial que no se lo puede quitar nadie. Y eso que me genera dudas el hecho de que Suma de letras no haya editado "The Fireman", sino que una independiente en españa lo haya hecho. ¿Arriesgaría su dinero una editorial pequeña por esa novela si Joe Hill siguiera siendo anónimo?

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  3. Hola Elwin y contertulios!

    Excelente tu artículo Elwin, no cabe duda que Danza Macabra es un clásico de la no ficción y una guía fundamental para conocer lo que fue el género del terror hasta mediados de los 80. Me alegro que al menos haya colmado las expectativas, ya que te lo vengo recomendando desde hace años.

    Cambiando de tema, coincido en que casi todo lo que expone Mauro con respecto a la actualidad del género. Especialmente en lo que respecta a la poca edición de títulos en castellano. Pero en Latinoamérica. En España hay de sobra, por suerte. Y con muy buenos autores, como Carlos Sísí, Juan de Dios Garduño y un largo etcétera. Libros que casi tampoco llegan a este lado del continente. Y hay que hurgar mucho por buscar. Y es cierto que estamos ante una época de thrillers, y hay muchos y muy buenos. De todos modos, el terror siempre da batalla, y el hecho de que IT ha sido un éxito, asi lo prueba.
    Y ojalá el terror latinoamericano encuentre su propia voz y espacio para la difusión.

    Un abrazo

    RICARDO
    www.stephenking.com.ar

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    1. Con dicha recibí temprano esta mañana tu comentario, de otro experto en King, tal como nuestro compañero de las redes Mauro Vargas. Que te haya gustado este texto, que igual es harto personal y lo consideres para Insomnia, me alegra más aún.
      Gracias por los autores hispanoamericanos que mencionas, los tendré en cuenta.

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  4. Saludos Elwin, aquí murinus2009.

    Cuando vi el titulo del libro de King, pensé que se trataría de algo relacionado al capítulo de, Masters of Horror, del mismo título pero resulta que es un ensayo sobre el terror, debe ser muy interesante.

    No recuerdo verlo en las librerías que visito, aunque no debe ser difícil conseguirlo.

    Debo confesar que aun no leo nada de, Stephen King, así que Danza Macabra, queda anotado en la lista de pendientes junto a ...Todo lo de este autor.

    Muy buenos comentarios de @Lease a Plena Noche, sobre el estado del terror en el cine actual.
    ¿Sera que la mayoria de los que gustamos del terror ya vimos mucho cine? después de todo solo un puñado de cintas llegan a ser grandes clásicos y después de ser hechas ya es muy difícil o imposible superarlas.

    Habrá que esperar a tiempos futuros, a ver si aparece algún autor o grupo de autores, capaces de aportar nuevas cosas al género o minimo crear buenas peliculas, libres de tanto susto a base de ruido repentino y efecto especial.

    Gracias Elwin y hasta pronto.

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    1. La "Danza Macabra" es un concepto medieval, amigo, así que no se trata de algo exclusivo del filme perteneciente a "Maestros del Horror" que mencionas (que a su vez está basado en un cuento de un verdadero maestro del horror literario: Richard Matheson).
      ¿Qué estás esperando para leer a King? Te recomiendo que empieces con sus cuentos, específicamente con los que pertenecen a su primera colección, titulada en español como "El Umbral de la Noche" y/o sus novelas más clásicas, tales como "Carrie", "Salem´s Lot"..."El Resplandor". La verdad es que tienes mucho para escoger.
      Respecto a los comentarios de Mauro, sin dudas que es un gusto leerlo, así como su mismo blog.

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  5. Mi estimado, yo era uno de los que confundía esta obra con La Danza de la Muerte" (The Stand). No deja de ser interesante un ensayo largo de King sobe el género de terror. A ver si algún día lo leo.
    Pd: qué estas esperando para leer a Ligotti?

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    1. PD2:
      Firma: Miguel.

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    2. Ya me preguntaba cuándo mi único "amigo histórico" que me sigue y comenta de vez en cuando se iba a pronunciar. En cuanto a Ligotti, prometo que apenas pille un libro suyo a un precio aceptable, lo adquiriré.

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    3. Define precio aceptable... jijiji.

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