El pasado 18 de agosto se cumplió un año
del fallecimiento de mi "cuate" Eduardo Romero, Cidroq en la
blogósfera a través de su página El Cuchitril de Cidroq. Quería escribir estas
palabras para que calzaran justo en su aniversario, pero solo ahora me pongo a
dedicarle estas líneas. Desde que le hice mi más sentido homenaje, apenas me
enteré de su partida, por lo menos en dos ocasiones distintas lo he mencionado
en alguno de mis posts, si bien la verdad no pasa semana en que me acuerde de
él (a principios de enero y a mediados de julio del presente año, estuve a
punto de dedicarles mis comentarios sobre las dos últimas películas de
Spider-Man, que como yo era un fervoroso spiderlover).
Una vez estaba conversando vía chat con
otro amigo bloguero, Roger Senra de Venezuela, y autor de Materia Oscura de la Mente, con quien inicié mi fraternidad
a distancia en el mismo periodo que lo hice con Cidroq y le escribí:
"Pienso
en lo duro que debe ser, explicarle a dos niñas de alrededor de 5 y 9 años, sus
hijas, que a su padre ya no volverán a verlo...Al menos en este plano".
Y dejé abierta la pantalla de mi notebook,
justo con el diálogo que incluía esas palabras. Cuando de repente mi sobrinito
Amilcar, quien pasa tanto tiempo conmigo, me dijo con la voz cargada de
emoción:
- Tío, leí en el computador algo tuyo que
no debía.
- ¿Qué cosa?- Le pregunté, ya sospechando
a qué se refería.
- Eso de tu amigo que murió y sus hijas.
No voy a negar que me enojé en mi fuero
interior, que siempre le he dicho que no le corresponde meterse en cosas ajenas
y de adulto. No obstante, lo que le dije fue lo siguiente:
- Para que sepas cómo es la vida y
aprendas a apreciar a tus padres.
Seguro que fue duro, no obstante, es
cierto eso de que no valoramos las bendiciones que se nos han dado hasta que
las perdemos. En mi caso mi papá se fue cuando ya era un adulto y estaba
sufriendo mucho con su enfermedad, como por igual nosotros, al pasar con él
dicho Getsemaní; así que ya estaba maduro para aceptar su viaje de no retorno,
que más encima murió literalmente en mis brazos y eso es algo que no se olvida,
que de seguro muchos quisieran haberlo vivido junto a un ser querido, cuando
abandona este mundo...Por eso mismo, ser tan pequeño e inocente al pasar por
algo así, es algo que me duele de solo pensarlo.
Creo de corazón que la única respuesta a
cómo enfrentar algo así, acompañando a los pequeños que han pasado tamaña
desgracia, es dándoles todo el amor posible. Es cierto que Eduardo fue un
padre, un esposo, un hijo, un hermano y un amigo cariñoso; por eso mismo,
aquellos que tuvieron la dicha de contar con alguien como él en su existencia,
pueden dar testimonio de ello tomando su ejemplo amoroso. Veo las fotos de su
familia posteriores a su deceso, gracias a la magia del Facebook y me doy
cuenta de que a esas bellas niñas nunca les faltará el amor, que su padre sigue
presente a través de la huella que dejó en quienes compartieron con él.
Desde fines del mes pasado, que se me
venía a la cabeza lo de cuándo era la fecha exacta del triste acontecimiento
que nos vuelve a reunir. Podría decir, incluso, que estaba pensando
PODEROSAMENTE en ello, en él y en su familia. Fue así que el viernes 2 de este
agosto que ya está por terminar, me llegó una invitación de Facebook que venia
nada menos que de México, la patria de mi compadre. No reconocí el nombre, Maru
Hernández, ni a la niñita que salía en la foto de perfil y que de seguro no era
la misma dueña (o dueño...que en Chile no usamos ese nombre o apodo, así que no
tenía idea de su género) de la cuenta. Me propuse revisar al rato quién me
había contactado, cuando me saludaron por el chat y entonces supe que quién me
había contactado, era nada menos que la viuda de Cidroq.
No creo en las simples casualidades y ante
algo así con mayor razón veía detrás de esto, una prueba de lo que Gustav Carl
Jung llamó como SINCRONICIDAD, que es una manera de nombrar de forma científica
lo que para uno es mágico y para otros metafísico o propio de la intervención
divina. Pudo haber sido en cualquier momento que Maru me escribiera, no
obstante fue justo en ese periodo...y no saben cuánto me alegra que esto haya
pasado.
La
mujer que conquistó el corazoncito de Eduardo y le dio dos hermosas hijas,
debía ser también alguien especial, algo que pude comprobar con su gesto de
nobleza al darse tiempo para mí, que solo soy un amigo distante de otra tierra
y que nunca compartió en persona con su marido. Maru me dio las gracias por mi
gesto del año pasado, algo que me emocionó mucho y más aún, hizo que regresara
a casa agradeciendo a Dios tanta gente noble a mi alrededor, incluso al otro
extremo del continente. Hablamos harto, que cada uno se desahogó a su manera, que
por mi parte pude cumplir mi anhelo de manifestarle a la señora de mi amigo,
cuánto lamento todo; pero además cuán dichoso me siento, por haber contado con
la amistad de Cidroq.
Así que no dedico este texto a Eduardo,
quien desde el Cielo sabe que es valioso para mí, sino a su familia que le
sobrevive como testimonio de que la vida sigue y lo mejor que podemos hacer
para honrar a nuestros muertos es amarnos y luchar por un mundo mejor y ser
felices.
La bella familia compuesta por Eduardo, su señora Maru y las niñas Xotli (la mayor) y Heidi (la menor). |
Una gran forma de recordar a nuestro amigo que ahora ha partido, Elwin. Así como tú, yo tampoco creo en casualidades. Prefiero pensar, aunque esto contradiga muchas otras cosas, que existen personas con quienes estamos conectados, aunque exista distancia de por medio. Y esa conexión con Cidroq y su familia se "intensificó" y por ello fuiste contactado por su viuda. No me cabe duda de que ella y sus hijas atesoran mucho su recuerdo y todos los momentos que con él vivieron.
ResponderEliminarGracias por formar parte de estos recuerdos, amigos y compartir conmigo la memoria de Cidroq.
EliminarSaludos Elwin, aquí murinus2009.
ResponderEliminarMuy Buen Homenaje has hecho a nuestro gran y apreciado Amigo Cidroq (Eduardo).
Aunque yo no lo conocí ni trate tanto como tu (apenas lo conoci en 2016 creo) lo llegue a apreciar mucho y tampoco pasan muchos dias sin que me acuerde de El.
Me da gusto saber que por fin pudiste comunicarte con la que fuera compañera de vida de Cidroq, tu amistad con El creo que fue de las más fuertes para ustedes 2 Elwin.
Es muy bueno saber que tiene todo el apoyo de su demas Familia.
Como mera curiosidad el nombre
Maru
En Mexico es como se les dice de cariño a quienes se llaman:
Maria Eugenia
Me llama la atencion que no se use en Chile.
Gracias por este homenaje a Cidroq, yo si creo que mantener vivo el recuerdo de alguien es una forma de mantenerlo con nosotros.
Es mi deseo que eventualmente Cidroq, se reúna con sus seres queridos Elwin, incluido tu, que fuiste su mejor amigo via Internet.
Hasta Pronto.
Gracias, amigo por compartir conmigo mis sentimientos hacia Cidroq, que se le extraña bastante. Y también te agradezco, si bien en otro nivel, la aclaración sobre lo de Maru.
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