Nota: Lo que leerás ahora formaba parte originalmente de mi post N° 666, que me tocó celebrar tan solo este mes. Como el texto me había quedado bastante extenso, decidí dividirlo en dos partes y he aquí por fin su conclusión. Tal como dice su nombre, se trata de un recuento acerca de algunos de los momentos más tenebrosos por los que me ha tocado pasar; humildemente espero no darles la lata.
6. Ladrones en
casa.
No puedo pensar en la casa donde he
vivido toda mi existencia, sin el local que tiene anexado y donde a lo largo de
más de 4 décadas, creo, ha habido varios negocios, algunos de ellos
pertenecientes a mis padres, otros a mis hermanos y a veces arrendados a un
tercero. Fue así que a principios de los
noventa, más o menos entre 1991 y 1992 se puso acá un videoclub, algo que, como
no, me alegró mucho. Si mi memoria no me
falla, eran las vacaciones de verano del 91, cuando desperté en la noche
producto de la bulla que había en casa: ¡Habían entrado a robar al videoclub
desde el techo! Habiendo tanto adulto en casa, todo el mundo estaba asustado,
que igual estábamos protegidos, pero imagínense a los menores de edad ante
tamaña situación y ambiente psicológico, que yo ya era un adolescente, aunque
aún vivía en mi burbuja y me quedaba mucho por pasar. Como nadie acá hizo de héroe, no quedó otra
que llamar a Carabineros (nombre que le damos en Chile a la Policía), pero cuando
se dieron cuenta los ladrones escaparon por arriba corriendo por los techos y
con los agentes detrás de ello.
Ignoro cuánto tiempo pasó entre que
empezó todo, llegaron los carabineros y los maleantes escaparon, pero sí ahora
que miro todo desde la posición en que me encuentro considero que no fue para
tanto, que igual los ladrones fueron unos tarados como para meterse de esa
manera y creer que iban a conseguir salirse con su botín…Y sin embargo todos
estábamos acá muertos de miedo. Igual
quedamos tan traumatizados, que por años vez que escuchábamos ruido arriba en
el techo, se nos venía el corazón a la boca y salíamos al patio a echar un
vistazo.
7. Congelado
vivo.
Luego de lo que conté más arriba, ya
habrá quedado claro que la situación con los ladrones nos dejó en casa muy asustados,
lo que incluía a la familia de mis hermanas Ana y Kika que vivían con sus
respectivas familias atrás en la casa anexada detrás del patio (la primera de
ella es la que se casó con Fabián, el hijo mayor del matrimonio que antes vivía
al lado y que me socorrieron aquella vez que desperté solo en mitad de la
noche). Es así que este episodio tiene
que ver, en parte, con ese temor que costó se nos quitara.
Era el año de 1994, cuando estaba
cursando mi primer año en la universidad en la carrera de Filosofía, que solo
al año siguiente me cambié a Castellano.
Debió ser durante el mes de mayo o junio, cuando me tocó vivir mi
primera “toma universitaria” producto de un paro y la que podía durar meses en
la universidad estatal en la que estudié.
Así que yo mataba el tiempo leyendo y viendo películas, como series en
casa. Fue así que gracias a mis ahorros
con el dinero que me daban mis padres, me compré la famosa antología Los
Mitos de Cthulhu que sacó el estudioso Rafael Llopis, bajo el sello de
la prestigiosa Alianza Editorial (creo que la primera empresa de nuestra lengua
en sacar de forma crítica y seria la obra de Lovecraft y compañía) y me dispuse
a leerlo a mis anchas.
Fue una noche en la cual todo estaba
tranquilo acá y yo me encontraba en mi cuarto tendido cuan largo era sobre mi
cama, disfrutando de ese tomo; tenía la puerta abierta para que entrara el
calor de la estufa a parafina, que estaba fuera justo en la cocina-comedor y
que daba con mis aposentos. Me
encontraba leyendo nada menos que La Sombra sobre Innsmouth, una de
las obras maestras del llamado Soñador de Providence y para ambientarme tenía
puesto en la radiocassettera música de algún filme de terror (que no recuerdo
cuál).
Debo volver a los efectos que nos
provocó el intento de robo al videoclub y es que como mi cuarto colindaba con
el cuarto matrimonial de mis padres, acostumbramos a tener entreabierta una puerta
que había (y todavía sigue acá) entre ambos sitios. Igual cuando me pasó lo que ahora mismo estoy
por terminar de contar, tenía 18 años y si bien era un “adulto” en apariencia,
en el fondo era un niño grande (que uno muchas veces no deja 100% atrás a ese pequeño ¿No?)
Y volviendo a mi lectura nocturna de los
horrores lovecrafnianos, pues estaba muy sumido en ello cuando de repente
escuché un ruido en el techo; casi de forma instintiva miré hacia afuera por la
ventana que daba al patio y entonces vi suspendido en el aire una imagen más o
menos humana y blanca…¡Traté de gritar y no pude! Mi cuerpo no reaccionaba, que
apenas podía moverme y fue toda una proeza para mí levantarme e ir hacia la
puerta que comunicaba ambos cuartos; solo gemidos podía salir de mi boca y así
fue que desperté a mis papás que vieron todo aterrado y me preguntaron qué me
pasaba. Aún sin poder hablar les indiqué
hacia el patio y allí estaba mi cuñado Fabián, muerto de la risa tras
presenciar parte de mis reacciones, quién estaba detrás de la imagen que me
había asustado; puesto que todo fue debido a que tras escuchar los típicos pasos
de los gatos sobre el techo, salió al patio para tranquilizar a mi hermana y lo
que yo vi fue cuando este se bajó de la pileta de la que ya les he contado,
para luego saltar una vez comprobado que no había moros en la costa. Al final todo había sido producto de mi
imaginación febril y de la sugestión provocada por tan gran escritor.
No puedo dejar de recordar este episodio
con nostalgia, una época en la que aún estaba mi papá vivo y la vida era más
sencilla para mí, que las únicas preocupaciones que tenía era sacarme buenas
notas en la universidad.
8. Miedo en el
cuerpo.
De naturaleza soy miedoso y entre las
cosas que me provocan espanto (o esa sensación de fragilidad ante la
posibilidad de estar expuesto a ello) están los fantasmas, los demonios y los
raptos extraterrestres…y por ello las historias que abordan estos temas me son
tan atractivas, que me llegan hondo. Fue
así que el mismo año en que me pasó lo que les narré en el apartado anterior,
también me compré Comunión de Whithley Strieber, autor al que solo conocía
gracias a la revista Fangoria y sus alabanzas para la novela de vampiros El Ansia escrita por este
mismo. Tan solo la portada del libro en cuestión me atrapó de inmediato, que
llevaba el dibujo de uno de esos alienígenas cabezones de ojos rasgados y el
cual no se veía muy tierno, que digamos.
Cuando me puse a leer el libro me atrapó
de inmediato, que fue más o menos en septiembre y aún las noches eran heladas e
ideales para las historias terroríficas.
El autor comienza su obra contándonos sus experiencias con los llamados
“visitantes nocturnos”, todo de manera muy creíble y ante cada detalle que
entregaba, me sumía más y más en los vericuetos de esa amenaza ante lo
desconocido y la existencia de una inteligencia superior para nada
benigna. No fue difícil que el temor
que se relataba en sus páginas, me recordara mis propios miedos desde muy
pequeño y entonces no me atrevía a apagar la luz y entonces no se me ocurrió
otra cosa, para tranquilizarme que… ¡Rezarme el Santo Rosario! Más de una vez
tuve que recurrir a este procedimiento para poder dormirme tranquilo, que pocas
veces una lectura me llevó a tales extremos de horror.
Ya había contado esta historia por acá,
aunque no podía dejar de agregarla a este particular listado de momentos más
terroríficos de mi existencia. Igual
agregué uno que otro detalle, comparen ustedes entre un texto y otro.
9. Amilcar es mi
salvador.
Siguiendo con los extraterrestres, sus
raptos y mi miedo al respecto, esto me sucedió más o menos por el 2010, cuando
mi sobrinito Amilcar tenía alrededor de un año de edad. Me conseguí en DVD una copia del filme Encuentros
en la Cuarta Fase, que recordaba habían publicitado en mi país
empapelando las calles con afiches. No
tenía idea de qué se trataba y apenas la puse en el equipo me alegró saber que
era protagonizada por la hermosa Milla Jocovich, quien me fascina desde hace
rato.
Al principio la Jocovich se interpreta a sí
misma y explica de qué trata la trama: sobre un supuesto caso real de raptos
extraterrestres, donde ella interpreta a la psicóloga que habría sufrido tales
atentados. A medida que la cinta fue
avanzando, me fui sumiendo en una producción muy efectiva y que me hizo creer
que lo que estaba viendo en verdad sucedió; más encima en determinado momento
la trama se mezcla con otro de mis mayores temores, los demonios y la posesión
diabólica. Y para más impacto mío, en
determinado momento el director y escritor del largometraje, Olatunde Osunsanmi,
luego sale entrevistando a la víctima real de estos raptos. Cabe mencionar que ver a la supuesta
sobreviviente de todo esto y compararla con la dramatización hecha por la
estrella hollywoodense, no puede ser más impactante; no obstante no quiero
contar nada más sobre la trama, para que quienes no han visto este título lo
descubran por sí mismos.
¿Y qué tiene que ver Amilcar con todo
esto? Pues que en un principio comencé a ver la película solo en mi cuarto,
pero en algunos momentos fui incapaz de seguir haciéndolo, que ya era de noche
y tenía que ponerla en pausa para tranquilizarme, yéndome a donde el resto de
la familia para charlar un rato y despejarme la cabeza de tanta escena
espantosa; y como uno es masoquista y, pese a todo, me tenía intrigado esta
obra, opté por llevarme a Amilcar que aún no sabía caminar para tenerlo
abrazado mientras me acababa la película.
El entonces bebé no se dio ni cuenta, que se quedó dormido al rato, si
bien su compañía me hizo sentirme mejor.
Tráiler de la película arriba mencionada.
10. El edificio
de los fantasmas.
Esto me ocurrió durante el presente año,
en plenas vacaciones de invierno. La
primera semana de esos días de descanso fui con mis amigos Ledda Gaete y
Marcelo a Concepción, ciudad ubicada en el Sur con muchos atractivos
turísticos. Arrendamos juntos un departamentito
en un moderno edificio que Marcelo se consiguió barato. Creo que fue justo el segundo día de nuestra
estancia allí, que el chofer de un Uber que tomamos nos dijo:
- Ustedes van al edificio que no se cayó.
- ¿Cómo es eso?
- Que el lugar en el que se están alojando
fue el único que quedó en pie, de unos cuantos que se cayeron para el terremoto
de 2010.
- ¡¿En serio?!
- Claro, si al frente de ustedes hay uno
construido sobre otro de los que se derrumbaron y al lado aún está sin ocupar
el peladero que quedó del que se vino abajo en ese sitio.
- Entonces por eso estaba tan barato el
arriendo…
- Por supuesto, que muchos de los del
edificio donde ustedes están quedándose se asustaron pensando o bien que en
otra oportunidad este se podía desmoronar también o que podían “penar”; así que
si no vendieron a bajo precio sus departamentos, al menos decidieron
arrendarlos.
Esa noche estuve atento a cualquier cosa rara
que pasara y eso que tras irme a dormir tan solo al ladito estaban mis
compañeros de viaje. Al otro día vimos
efectivamente el sitio eriazo que estaba a nuestro lado, que me
impresionó. No me quise quedar solo en
el departamento.
Elwin:
ResponderEliminarMuy buena segunda parte. Coincido con la portada de Communion, una de las más intrigantes y aterradoras que recuerdo. No se puede no comprar ese libro con esa portada. A mi, de chico, me pasó algo similar con la portada original de CUJO, me daba miedo pero no pude evita comprarle. Creo que tenía 13 años.
Saludos
RICARDO
Me alegra de contar con amigos como tú que se interesan por lo que hago...¡Y vaya que eras cabro cuando comenzaste a leer a King!
Eliminar"La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido." Ya lo dijo Lovecraft con esa frase, que encaja muy bien con respecto al temor que nos cuentas sobre las abducciones extraterrestres y los demonios y fantasmas. Buen artículo, Elwin.
ResponderEliminarGracias, una vez más, por compartir conmigo lo que hago...¿Y cuáles son tus grande miedos?
EliminarDiría que me dan miedo los desastres naturales: Sequías, inundaciones, tornados. Las tormentas eléctricas NO, pues me parecen espectaculares.
EliminarSaludos Elwin, aquí murinus2009.
ResponderEliminarMuy buen cierre de la Entrada 666, Felicidades!
Veamos:
6.-Ladrones en casa.
En donde vivo me tocaron 2 especies de "invasiones domésticas"
La Primera
escuche que alguien abría la puerta principal a una hora extraña quizá 12 o más de la noche asi que tome una lampara de aluminio de esas que usan 3 pilas "D" y fui a ver quien era, vi la sombra de alguien entrando y prendí la lámpara apuntandole a la cara, el intruso se regresó de inmediato y salió creo que era, no lo vi bien, lo que quedaba de un amigo de la primaria. (explicación: este amigo se metió drogas muy fuertes de adolescente y se destruyó el cerebro, quedó, creo yo, con la mente de un niño de 7 u 8 años).
Eso fue hace unos 10 años no recuerdo espantarme pero si una subida de adrenalina, (actualización sobre el posible "invasor domiciliario": falleció de hipotermia en 2015 creo, era alcohólico terminal, se durmió en la calle en tiempo frio y ya no despertó...)
La segunda.
Estando yo dormido me despertaron los ladridos de un perro...dentro de mi casa y...no tenemos perros desde 1991 sólo gatos, me levanté me asome por una puerta con rejas y efectivamente era un perro de esos que en Chile llaman quiltro y aquí: eléctrico (porque es cruza de corriente con corriente) o criollo o mestizo ya adulto de unos 5 años o más y unos 30 kilos.
Pensé, que puedo hacer? Asi que dije:
"bueno le abrire la puerta puerta principal y que se vaya"
Por si algo salia mal tome un machete, que aqui es como un sable corto de trabajo, de unos 80 centímetros.
Abrí la puerta y...
Para mi sorpresa y alivio el perro camino hacia la puerta principal de salida, le abrí y se fue sin mayor inconveniente.
Como entro el perro?
Al parecer fueron a buscar a alguien en mi casa, la puerta por descuido estaba abierta el perro entro y el aire cerro la puerta, quien fue era un borrachín irresponsable, ya mayor de unos 65 años, y se fue sin importarle la suerte del can...
Eso fue hace unos 12 años recuerdo que no me espante sólo me parecio muy muy raro, casi como un sueño.
Continuará...
Qué interesante me parece poder compartir estas experiencias y ver los puntos en común que tienen. Gracias por seguir siendo mi mejor "lector constante".
EliminarHola Elwin, aquí murinus2009 otra vez.
ResponderEliminarParte 2.
7.-Congelado vivo.
Ahh. Lovecraft...Salvó la "aparición fantasmal" de aquí recuerdo una vez que me fui a la biblioteca central de la Universidad de México la UNAM famosa y lei un libro del buen H.P. luego, ya noche, me fui caminando a casa, son 6 km., parte del camino para salir del campus universitario esta muy sólo, obscuro y sin construcciones, sólo está el camino cercado por rocas volcánicas, si fue inquietante pasar por ahí recordando el libro, creo que era los viajes de Randolph Carter donde spoiler aqui...
...el protagonista hace un viaje de Miles de años a confines del cosmos.
8.-Miedo en el cuerpo.
No conozco el libro
Comunión, lo pondré en la lista.
Esto de aterrarse leyendo un libro y tener que pararse a "tomar aire" sólo me paso una vez con...
H.P. Lovecraft.
El libro no recuerdo bien cuál era quizá El Caso de Charles Dexter Ward...spoiler aqui...
En la historia un medico muy experimentado se asoma a un pozo donde "algo" chapotea y al ver ese algo se queda con tal trauma que nunca vuelve a ser el mismo.
Creo que es la única vez que hice alto para poder seguir una lectura, yo tendria 17 años quiza.
9.-Amilcar es mi salvador.
Hace poco vi esa película con Milla Jovovich aunque me parecio entretenida no la encontré aterradora
La unica vez que me espante al ver una película de terror fue cuando un vecino sin avisar me llevo a su casa a ver una mexicana llamada
La Maldición de la llorona, o algo asi.
Explicacion: La Llorona es una leyenda mexicana de tiempos del virreinato según fue una indigentes csad con un español que tuvo hijos con el, luego este la abandono, ella enloquecio y ahogo a sus hijos en un río, desde entonces se supone que se aparece donde hay un rio con un grito estremecedor de:
AY MIS HIJOOS!!
Como sea llegue a ver la tv yo tenía unos 5 años y el vecino me dijo:
mira la Llorona.
Vi la escena en que una mujer con los ojos negros, sin lo blanco, lanzaba un grito aterrador
AAAAAHHHHH!
Al tiempo un hombre huia sin exito de unos perros gigantes tipo gran danés o estos lo alcanzaban derribaban y...
.. hasta ahí vi, sali corriendo, eran como 4 de la tarde habia luz, de la casa del vecino y fui a mi casa.
Creo que es la única vez que hui de una película
Ya luego bruto que soy fui buscando formas de suavizar el terror lanzando frases como:
"Eso les pasa por alterar el orden natural de las cosas"
En las sobrenaturales.
O en los slasher:
"Ese es fiambre 1 fimbre 2, 3" etc
O
"que fueron a hacer ahí?"
10.-El edificio de los fantasmas.
Dicen que en mi casa, que ms parece unas grutas, asustan yo no he visto nada raro salvó una veZ que una silla se movio unos 2 centímetros lo atribui a encogimiento del metal o a un raton y un día escuche pasos pero no era nada.
Luego trabaje en 2 lugres donde espntaban según y...nada.
Luego en un Trabajo nocturno donde según tmbien espantabn sólo cayó una cubierta de lámpara mal apoyada, cosas de la gravedad interesante que volará por los aires...
Gracias por esta Entrada Elwin.
Como dice @Regor D'Arnes el miedo es una emoción primitiva y muy poderosa, por ese siempre llama la atención todo lo que invoque miedo.
Tal vez deberías hacer una tradición: de vez en cuando contar historias aterradoras como las de aquí.
Hasta pronto Elwin, si no surge algo más.
La Llorona es una leyenda también muy popular en mi país y de niño me provocó muchos miedos.
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