1.
Lo que esperábamos y lo que nos espera.
La Saga Metro del ruso Dmitry Glukhovski te atrapa desde el principio y apenas terminamos su primer volumen (Metro 2033), con un final tan inesperado e impactante, resulta difícil no querer leer altiro su continuación (Metro 2034) y la que luego nos deja aún más sedientos de saber qué pasará, cuando suponemos que en el tercer volumen van a reunir a todos los protagonistas de los dos primeros libros. Pues esta supuesta conclusión (Metro 2035) no nos desilusiona y más encima logra superar con creces todo lo apreciado hasta el momento, puesto que podemos atestiguar cómo su autor ha mejorado la pluma y obtenido una verdadera madurez como fabulador. Por lo tanto, leer esta supuesta conclusión de una trilogía, que al parecer no lo será dentro de poco, tras terminar sus últimas líneas que prometen más historias de sus personajes, viene a ser una más que grata experiencia para los amantes de la ciencia ficción y de las aventuras épicas. En todo caso, otros autores rusos han escrito varias novelas ambientadas en el mismo universo y al menos hay un par de ellas traducidas a nuestra lengua; con otros personajes y transcurriendo en diferentes lugares, a ver qué tal son.
El héroe de la primera entrega, Artyom, se encuentra con uno de los tres protagonistas de la secuela, Homero, y juntos emprenden un viaje físico e interno aún mucho más complejo que todo lo que pasó con anterioridad...Y es que se han enterado de que al parecer existen otras comunidades sobrevivientes, fuera de la red subterránea de Moscú, así que se han empecinado en saber la verdad; pero nada es fácil en el mundo donde viven y por ello sortearán un montón de peligros, que esta vez solo serán sus congéneres quienes les harán sufrir, producto de la maldad natural del ser humano (esta vez no habrá ningún monstruo mutante al acecho).
Mucho sucede en las más de 500 páginas que comprenden la novela, llena de momentos desgarradores y donde también nos reencontramos con la otrora inocente Sasha, aún dulce, aunque viviendo una nueva vida que no nos esperábamos para ella. Por otro lado, vuelven a aparecer viejos conocidos, como el bondadoso padre adoptivo de Artyom, Sukhoy, y el ahora malogrado Melnik, quien tras ser apreciado antes como un idealista, ahora se ha vuelto un hombre amargado y de poder. Del legendario Hunter no volvemos a saber, salvo la revelación de una de sus debilidades y respecto al joven Leonid, pareciera que nunca hubiese existido.
2. Reflexiones acerca de lo leído.
Aunque el lector hispanoparlante que no tiene idea del idioma ruso, lee una traducción del texto original, si es preocupado por el estilo en el que está escrita la obra y recuerda más o menos la narrativa de las dos novelas que le antecedieron, puede darse cuenta con facilidad de la evolución artística de su creador. Y es que esta vez hay numerosos juegos de estilo para contar la trama, usando a veces el tiempo presente y en otras recurriendo solo a diálogos, sin ocupar las descripciones en este último caso. Asimismo, ya no encontramos el abuso del adversativo "pero", como bien sucedía en los volúmenes anteriores. Por otro lado, el lenguaje se vuelve aún mucho más rico y evocador, que no resulta difícil transportarse por medio de la imaginación a esta realidad de pesadilla y sentir tan entrañables a los personajes.
En verdad Glukhovsky ha mejorado considerablemente y si bien nos lleva de nuevo a varios escenarios que ya conocíamos de antemano, esta vez los muestra con todos sus matices de luz y oscuridad, gracias también a la creación de secundarios que tienen una tremenda fuerza representativa de lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Respecto a lo último, ahora podemos comprobar el talento para crear con tanta veracidad entre los personajes a hombres y mujeres, adultos, ancianos y niños, héroes, antihéroes, gente común y villanos, que se quedan en nuestra memoria con fuerza. A ello se les suma las diferentes naciones-estaciones en las que (mal) viven todos estos seres, muchas de ellas dignas de Dante, donde no podemos olvidar, por ejemplo, los horrores (otra vez) del Cuarto Reich, el control de la Línea Roja (comunistas) a sus ciudadanos y una estación en particular completamente anegada; mención aparte merece un búnker secreto, donde se encuentran los más privilegiados entre los trogloditas.
La Saga Metro del ruso Dmitry Glukhovski te atrapa desde el principio y apenas terminamos su primer volumen (Metro 2033), con un final tan inesperado e impactante, resulta difícil no querer leer altiro su continuación (Metro 2034) y la que luego nos deja aún más sedientos de saber qué pasará, cuando suponemos que en el tercer volumen van a reunir a todos los protagonistas de los dos primeros libros. Pues esta supuesta conclusión (Metro 2035) no nos desilusiona y más encima logra superar con creces todo lo apreciado hasta el momento, puesto que podemos atestiguar cómo su autor ha mejorado la pluma y obtenido una verdadera madurez como fabulador. Por lo tanto, leer esta supuesta conclusión de una trilogía, que al parecer no lo será dentro de poco, tras terminar sus últimas líneas que prometen más historias de sus personajes, viene a ser una más que grata experiencia para los amantes de la ciencia ficción y de las aventuras épicas. En todo caso, otros autores rusos han escrito varias novelas ambientadas en el mismo universo y al menos hay un par de ellas traducidas a nuestra lengua; con otros personajes y transcurriendo en diferentes lugares, a ver qué tal son.
El héroe de la primera entrega, Artyom, se encuentra con uno de los tres protagonistas de la secuela, Homero, y juntos emprenden un viaje físico e interno aún mucho más complejo que todo lo que pasó con anterioridad...Y es que se han enterado de que al parecer existen otras comunidades sobrevivientes, fuera de la red subterránea de Moscú, así que se han empecinado en saber la verdad; pero nada es fácil en el mundo donde viven y por ello sortearán un montón de peligros, que esta vez solo serán sus congéneres quienes les harán sufrir, producto de la maldad natural del ser humano (esta vez no habrá ningún monstruo mutante al acecho).
Mucho sucede en las más de 500 páginas que comprenden la novela, llena de momentos desgarradores y donde también nos reencontramos con la otrora inocente Sasha, aún dulce, aunque viviendo una nueva vida que no nos esperábamos para ella. Por otro lado, vuelven a aparecer viejos conocidos, como el bondadoso padre adoptivo de Artyom, Sukhoy, y el ahora malogrado Melnik, quien tras ser apreciado antes como un idealista, ahora se ha vuelto un hombre amargado y de poder. Del legendario Hunter no volvemos a saber, salvo la revelación de una de sus debilidades y respecto al joven Leonid, pareciera que nunca hubiese existido.
2. Reflexiones acerca de lo leído.
Aunque el lector hispanoparlante que no tiene idea del idioma ruso, lee una traducción del texto original, si es preocupado por el estilo en el que está escrita la obra y recuerda más o menos la narrativa de las dos novelas que le antecedieron, puede darse cuenta con facilidad de la evolución artística de su creador. Y es que esta vez hay numerosos juegos de estilo para contar la trama, usando a veces el tiempo presente y en otras recurriendo solo a diálogos, sin ocupar las descripciones en este último caso. Asimismo, ya no encontramos el abuso del adversativo "pero", como bien sucedía en los volúmenes anteriores. Por otro lado, el lenguaje se vuelve aún mucho más rico y evocador, que no resulta difícil transportarse por medio de la imaginación a esta realidad de pesadilla y sentir tan entrañables a los personajes.
En verdad Glukhovsky ha mejorado considerablemente y si bien nos lleva de nuevo a varios escenarios que ya conocíamos de antemano, esta vez los muestra con todos sus matices de luz y oscuridad, gracias también a la creación de secundarios que tienen una tremenda fuerza representativa de lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Respecto a lo último, ahora podemos comprobar el talento para crear con tanta veracidad entre los personajes a hombres y mujeres, adultos, ancianos y niños, héroes, antihéroes, gente común y villanos, que se quedan en nuestra memoria con fuerza. A ello se les suma las diferentes naciones-estaciones en las que (mal) viven todos estos seres, muchas de ellas dignas de Dante, donde no podemos olvidar, por ejemplo, los horrores (otra vez) del Cuarto Reich, el control de la Línea Roja (comunistas) a sus ciudadanos y una estación en particular completamente anegada; mención aparte merece un búnker secreto, donde se encuentran los más privilegiados entre los trogloditas.
Cabe destacar que por primera vez en la trilogía original, nos encontraremos con groserías por parte de varios personajes y también con escenas de sexo, elementos ambos que recrudecer por un lado la obra y, por otra, le dan mayor verosimilitud a texto; y es que en un mundo como el de esta saga, impensable que los personajes hablen de manera tan recatada y actividades como el comercio sexual no sea una de las fuentes segura para sobrevivir. Queda de manifiesto, entonces, que estos libros y en especial son para gente con criterio formado que pueda apreciar el verdadero sentido detrás de estos detalles.
Un fuerte discurso político hay detrás de todo esto, que ya en Metro 2033 estaba al demostrarnos cómo dos ideologías tan contrarias (marxismo y facismo) a la larga engendraban los mismos monstruos humanos. Sin embargo, esta vez queda en el tapete el tema de la manipulación y la política corrupta, que no duda en hacer uso de la censura y de falsear la verdad para controlar al pueblo. Es así que el libro nos deparará tremendas sorpresas, cuando tal como Artyom y sus compañeros nos enteremos de secretos que los poderosos desean guardar para sí.
No podemos dejar de destacar el sentido tan "ruso" presente en la saga original, lo que no solo se observa en los nombres de los personajes y de los lugares donde transcurre la historia; y es que el escritor no deja de ocupar los ricos elementos que definen a los orgullosos hijos de la Madre Rusia, desde la inclusión de unos cuantos versos de poemas y canciones entre medio de la narración, hasta el papel que le da a la misma historia de su país, que pese al holocausto no deja de estar activa en la memoria colectiva de los sobrevivientes. Por todo esto, quienes disfrutamos de estos detalles, podemos apreciar, pese a la atmósfera postapocalíptica, la rica tradición rusa en estas páginas.
Los valores de la fe y la esperanza, la lealtad y la fraternidad resaltan entre medio de tanta miseria y todo ello es lo que le da su carácter épico a la novela, cuando logramos presenciar con nuestro ojo de la mente cómo los protagonistas luchan por sus ideales entre medio de tantos pesares.
Un fuerte discurso político hay detrás de todo esto, que ya en Metro 2033 estaba al demostrarnos cómo dos ideologías tan contrarias (marxismo y facismo) a la larga engendraban los mismos monstruos humanos. Sin embargo, esta vez queda en el tapete el tema de la manipulación y la política corrupta, que no duda en hacer uso de la censura y de falsear la verdad para controlar al pueblo. Es así que el libro nos deparará tremendas sorpresas, cuando tal como Artyom y sus compañeros nos enteremos de secretos que los poderosos desean guardar para sí.
No podemos dejar de destacar el sentido tan "ruso" presente en la saga original, lo que no solo se observa en los nombres de los personajes y de los lugares donde transcurre la historia; y es que el escritor no deja de ocupar los ricos elementos que definen a los orgullosos hijos de la Madre Rusia, desde la inclusión de unos cuantos versos de poemas y canciones entre medio de la narración, hasta el papel que le da a la misma historia de su país, que pese al holocausto no deja de estar activa en la memoria colectiva de los sobrevivientes. Por todo esto, quienes disfrutamos de estos detalles, podemos apreciar, pese a la atmósfera postapocalíptica, la rica tradición rusa en estas páginas.
Los valores de la fe y la esperanza, la lealtad y la fraternidad resaltan entre medio de tanta miseria y todo ello es lo que le da su carácter épico a la novela, cuando logramos presenciar con nuestro ojo de la mente cómo los protagonistas luchan por sus ideales entre medio de tantos pesares.
3. Nuevos personajes.
Anya: La esposa de Artyom es una mujer compleja. Hija de Melnik, se fue en contra de la voluntad de su padre a vivir a la estación de su marido. Primero la vemos como alguien llena de resentimiento, que no es feliz en su nueva vida, hasta que luego nos enseña la verdadera calidad de su corazón.
Lyokha: Se integra a la acción, primero como un muchacho que apenas logra sobrevivir con una ocupación miserable (prefiero descubran ustedes por su cuenta, qué hacía antes de abandonar su hogar), para convertirse en Él discípulo de Artyom, al cual lo acompaña en varias de sus aventuras y desventuras con lealtad. Al final de la novela, este toma un camino por completo diferente.
Letyaga: Un antiguo camarada de Artyom en la Orden de los Stalkers, es un imponente hombre con un ojo bizco y quien le salvó la vida a este. Un aliado valioso que nos dará más de una sorpresa con sus acciones.
Saveli: Otro Stalker que ahora trabaja por su cuenta, pequeño y de apariencia sospechosa, se une a la cruzada de Artyom demostrándonos que es cierto eso de que las apariencias engañan.
Ilya: Un profesor casado y que está esperando junto a su pareja al primer bebé de ambos. Fiel creyente en los supuestos ideales renovados del Cuarto Reich, desea escribir un libro sobre las "maravillas" del gobierno del actual Führer y para ello necesita de la ayuda de Homero. La crudeza de la realidad le hará ver qué una cosa son las lindas palabras y otra las duras acciones.
Hay un par de villanos que destacan dentro de esta obra, ambos distintas caras de la misma moneda, empero no los nombraré para que el posible futuro lector de esta novela (y de la trilogía completa la verdad) los conozca por su cuenta, al enterarse con sus acciones de cuánta maldad puede albergar el corazón humano.
4. Un regalo.
Antes de comenzar a leer propiamente Metro 2035, se nos agasaja con un cuento ambientado en el mismo mundo de la saga, si bien los personajes son otros y todo transcurre en diferentes lugares. Es así, que nos enteramos acerca de cómo sucedió todo respecto al bombardeo (bueno, o al menos sobre detalles valiosos al respecto) y conocemos el mundo más allá del metro de Moscú, si bien este texto transcurre por igual en Rusia.
Titulado como Fin del Camino, es una preciosa pieza que nos hace acompañar a un adolescente que ha abandonado su hogar, para emprender un viaje peligroso con el objetivo de ver qué hay más allá de lo conocido. En el intertanto, se encuentra con un anciano y su perro, quienes le salvan la vida y a los que se une para ver qué les depara al "final del camino".
Un cuento que se transforma en otra demostración del talento de su autor y que sirve para decirnos que a lo mejor también estamos frente a un buen cuentista, que a futuro nos puede deparar varias narraciones cortas de calidad.
Hola, Elwin. Aparte de las tremendas revelaciones que mencionaste (pero no me contaste) por nuestros chats, ¿dirías que este libro es el mejor de la saga? Al parecer así es en cuanto a estilo narrativo.
ResponderEliminarPor lo que he podido leer en estos post, la saga de videojuegos, a partir del 2do (Metro Last Light) sigue un camino independiente de las historias. No se si será la misma, pero en el 2do juego sale esa estación inundada y es conocida como Venecia.
Sin dudas el mejor. No sé si será la misma estación la del videojuego y la del libro, habría que comparar las fechas en las que salieron ambos, pero creo los videojuegos son anteriores a los libros 2 y 3, así que puede ser ese que mencionas haya sido de inspiración para ese pasaje de la novela.
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