miércoles, 4 de enero de 2023

Saboreando de nuevo viejas pesadillas (II)


      Y acá mi revisión del tercer y último tomo de Visiones Peligrosas.  Les cuento que la edición que poseo incluye, tal como en el volumen dos, una nueva introducción de Ellison, la que en este caso adelanta la pronta publicación de Nuevas Visiones Peligrosas, un tomo mayor (pues tiene más autores) que el que le precedió.  A estas alturas, no sé si gastaría plata en esta otra selección, que tras releerme el fascículo que hoy nos reúne, la imagen positiva que tenía de la colección ha quedado mancillada más que con las dos anteriores entregas... Supongo que los gustos cambian, pues uno mismo cambia y sé que eso ha pasado conmigo a lo largo del recorrido de mi vida.  Bueno, ya conocerán mis impresiones cuando lean mis impresiones.  Por último, cabe mencionar que este es el volumen que más cuentos posee, porque, en parte, muchos de ellos son bastante cortos.
 
1. Si todos los hombres fuesen hermanos ¿Dejarías que alguno se casara con tu hermana? (Theodore Sturgeon).
 
    Con unas 47 páginas de extensión, se trata del segundo cuento más extenso de la antología, luego del de Farmer en el primer tomo.
    Un hombre llega a una especie de oficina burocrática, para contar de sus problemas al tratar de llegar a uno de los tantos planetas colonizados por los humanos.  El tipo está obsesionado con el lugar, que posee ciertas exportaciones propias y escasas que son de su gusto y se ha dado cuenta que de adrede le impiden acceder a dicho planeta. Resulta que hay una razón de peso para impedirle su libre acceso.
    La historia parte muy bien, incluso divertida, con mucho humor; pero luego se pone tediosa, cuando el protagonista relata su encuentro con lugareños de su objeto de deseo; empeora con la larga explicación científica/filosófica de otro personaje, para justificar la sociedad de su pueblo.
    Sturgeon es tremendo autor por el cual siento un hondo respeto, no obstante, se nota que no estaba completamente bien cuando escribió esta obra- tal como lo dice en sus notas al relato- puesto que incluso esta parte, que debía ser un poco más ligera o aclaratoria, es aburrida.  En todo caso, el texto en sí es bastante osado, puesto que aborda de forma explícita un tema tabú y que de seguro no podría haber planteado tan explícitamente en aquellos años: el incesto.
 
2. ¿Qué le ocurrió a Aguste Clarot? (Larry Eisenberg).
 
    Avanzo en esta legendaria antología, de la cual tenía maravillosos recuerdos de juventud, y ahora que ha pasado tanto tiempo no dejo de encontrarla irregular.  Ya varios de sus cuentos no han sido de mi gusto, aunque en este caso, francamente, no puedo encontrarle la más mínima virtud a esta obra y no dudo en considerarla una soberana mierda.
    Se trata de un cuento breve que se presupone humorístico, cuyo elemento de ciencia ficción es absurdo y del cual su argumento es nulo, pese a una minúscula premisa: un hombre que busca el paradero de un desaparecido científico.
     No creo que sean la época y cultura, de la que viene esta bazofia, las razones de que me parezca tan fuera de lugar esta supuesta "visión peligrosa"; al contrario, creo corresponde a una metedura de pata del propio Ellison, quien le dio cobertura a esta basura desechable.
 
3. Ersatz (Henry Slezar).
 
    Con solo 3 páginas, y de otro autor del que nada sé, los elogios de Ellison en la presentación del cuento sí que se justifican.
    La guerra ha devastado el mundo o al menos el país en el que vive el protagonista, un soldado solitario que deambula en medio de un paisaje decrépito, sin mayor razón que sobrevivir, hasta que encuentra un inesperado confort.  Cuando parece que todo va mejor, descubre con horror la verdadera identidad de una de sus anfitriones.
     La aparición de un personaje "fuera de lugar" está muy bien lograda, lo que provoca expectación con facilidad.  Por otro lado, ciertas palabras del compilador, antes del relato mismo, así como tras leer la gran sorpresa del desenlace, hacen que uno se pregunte si hay una cuota de homofobia en ambos escritores. Nota: Tras haberme releído todo el tomo y debido a otros comentarios suyos, creo que ciertamente tenía conflictos con su identidad sexual.

 
4. Corre, corre, corre, dijo el pájaro (Sonya Doorman).
 
    Una mujer corre para salvar su vida y mientras se nos relata su fuga, vamos conociendo parte de su pasado.  La ambientación de los flashbacks nos recuerda a la prehistoria.
   Una historia dura y muy atractiva, también breve, que creo es la única en lo que va de la antología en poseer una protagonista femenina.
 
5. La raza feliz (John T. Sladeck).
 
    Tras acabar este cuento, que me gustó bastante, me doy cuenta de que- a menos que me equivoque- esta es la única antiutopía de la antología... Algo raro, considerando lo que debería ser una “Visión Peligrosa” (ya he dejado claro, antes, que algunos relatos de esta colección nada tienen que ver con la premisa, que estableció para su selección el propio Harlan Ellison).
    El argumento nos cuenta de cómo los humanos, "por fin", consiguieron desarrollar máquinas capaces de atender todas las necesidades médicas de la gente.  Ante la comodidad que ello significa, primero se entregan feliz y por la misma razón el orden de la sociedad comienza a cambiar, puesto que, tal como dice su título, el propósito de todo era obtener una felicidad permanente; no obstante, considerando el viejo adagio: ten cuidado con lo que deseas, puesto que poco a poco las personas comienzan a ser controladas completamente por las máquinas.
    Una historia aterradora e ingeniosa, que exhibe cómo fácilmente entregamos nuestro libre albedrío a la comodidad.  Por otro lado, encontramos acá el tan antiguo miedo/tópico de que nuestras creaciones se nos vayan de las manos y se conviertan en nuestra perdición (tantos ejemplos hay de ello desde los tiempos de la mitología, pasando por las leyendas, hasta la ciencia ficción más clásica que redefinió estas ideas, tan como lo apreciamos en este caso).
 
6. Encuentro con un rústico (Jonathan Brand).
 
    Otro cuento muy breve, aburrido, olvidable y de un autor que "nadie conoce" (lo busqué en Google y nada me aparece de él), acá solo de relleno y por "amiguismo".
    La historia pretende ser humorística y, aunque en su corta extensión, aborda ideas interesantes del género como la "terraformación", más el planteamiento del origen de la vida, ya sea por intervención divina, azar o manipulación de una tecnología avanzada.  Todo lo anterior, se ve debido a una conversación entre un tipo engreído (el narrador) y un anciano científico creyente en Dios.
 
7. Desde la imprenta oficial del gobierno (Kris Neville).
 
    Otro cuento breve, de un autor por completo desconocido para mí y que he encontrado latoso (tan buenos recuerdos que tenía de esta antología y ya son varias las decepciones que me ha provocado en esta segunda lectura).
     El narrador es supuestamente un niño de 3 años y medio, pero razona como un superdotado, pese a su inocencia.  El chico nos cuenta del impersonal trato que tienen sus padres con él y que tiene relación con el método de educación que siguen.
    Una obra pretenciosa, que por lo menos para mí se queda en puras luces.
 
8. La región de los grandes caballos (R. A. Lafferty).
 
   Una historia que comienza muy interesante, luego salta a varios escenarios más de forma breve y sin relación alguna, para retomar su atractivo y hasta terminar de la manera más decepcionante posible (con un humor ridículo y/o surrealista).
     Mucha gente comienza a abandonar su hogar por razones extrañas, para reunirse entre ellos, luego de un extraño fenómeno... ¿La razón? Lo más ingenioso del relato, pero mejor que lo descubran ustedes por su cuenta.
    Por último... ¿Qué tiene de peligrosa esta visión?


 
9. El Reconocimiento (J. G. Ballard).
 
    Algo de lo más raro, tal como lo dice el propio Ellison en su presentación, que obviamente no pertenece a la ciencia ficción y más se encuentra en el camino de la literatura alegórica.
    Un hombre ¿O un niño? Ve llegar al lugar donde vive dos circos al mismo tiempo: Uno grande y con diversos espectáculos y otro tan pequeño y pobre, que solo tiene dos integrantes, un enano y una mujer de edad "cambiante".  Es este último espectáculo, penoso e intrigante, el que acaparará la atención del narrador.
    El cuento logra atraparnos desde un principio, esperando llegue lo extraordinario y eso mismo pasa, aunque de una manera por completo inesperada.  Pese a su mensaje ultra simbólico, acerca de nuestra propensión a la bestialidad, tampoco me parece una verdadera "visión peligrosa"; no obstante, me agradó lo suficiente esta historia, como para no sentirme estafado (y bien me recordó a mi queridísimo Ray Bradbury).
 
10. Judas (John Brunner).
 
    Un hombre llega a una iglesia durante el culto y sus intenciones no son religiosas.
   El clásico tema del temor por el descontrol de nuestras creaciones tecnológicas cobra una muy interesante y divertida variante, en este texto que me parece está entre lo mejor de este tomo y que tan poco me ha gustado.
 
11. Prueba para la destrucción (Keith Laumer).
 
      El líder de un grupo opositor a un régimen totalitarista es capturado por sus enemigos y justo cuando estos se encuentran oprimiéndolo, entra en juego una tercera fuerza, lejos más poderosa que las otras dos anteriores.
     Al ser algo más extenso que los otros, el autor permite darle mayor complejidad a esta historia, al dividirla en capítulos y contarla desde 3 puntos de vista.
     Por otro lado, el texto consigue abordar varios temas y conceptos ricos al género, como lo son la extrapolación política, la vida extraterrestre, las mutaciones y los poderes psiónicos.
    El relato parte muy interesante, luego se pone algo tedioso con los saltos entre un punto de vista y otro, que al ocupar tan pocos párrafos (a lo más una página) "marean"; sin embargo, su impactante final amerita todo.
 
12. Ángeles del Carcinoma (Norman Spinrad).
 
   Uno de mis cuentos favoritos de la antología y uno de los únicos 3, que recordaba nebulosamente desde los tiempos de mi juventud (adivinen cuáles son los otros 2).  Una historia increíble, contada con el humor negro, que caracteriza a buena parte de las obras más famosas de su autor.
    Un hombre de solo 40 años ha llegado a sobresalir como pocos, pues no solo se ha hecho millonario de una manera impresionante, si no que ha hecho de todo, entre creado inventos fabulosos y obras de arte magníficas.  Un día, cuando ya se le han acabado metas que cumplir y está en la cima sobre los demás, se entera de que va a morir. La segunda y última parte del relato, de forma tan entretenida como el resto del cuento, se refiere a su lucha en contra de su propia mortalidad.
     Pese a sus elementos de ciencia ficción, este es un cuento en la práctica de fantasía, el cual nos lleva a reflexionar acerca de la fragilidad humana, nuestra soberbia y empecinamiento en lo que hacemos.
 
13. Auto-da-fe (Roger Zelazny).
 
    Si mi memoria no me falla, es el único o uno de los pocos (¿dos tal vez?), cuentos narrados en primera persona de esta colección, si bien se trata de un narrador testigo, no de uno protagonista.
    La pasión y obsesión por los automóviles, tan propias de la cultura gringa (posteriormente abordadas hasta sus últimas consecuencias en Crush de J. G. Ballard y Christine de Stephen King, que los ejemplos deben sobrar en la literatura de "género"), se observan en esta extrapolación y en la cual osados hombres, en vez de enfrentarse a toros, lo hacen teniendo a autos frente al público.
    Narrado de forma exquisita y copiando el lenguaje de la tauromaquia, es- menos mal- otro cuento breve que no decepciona.
 
14. Por siempre y Gomorra (Samuel R. Delany).
 
    Uno de los pocos cuentos de la antología, que se presupone tan "polémica", en abordar de forma directa el tema de la sexualidad, si bien tampoco lo hace por medio de descripciones explícitas, como bien sería en nuestros días.
    Ocupando el carácter extrapolativo de la ciencia ficción, esta historia nos habla de las supuestas "desviaciones" sexuales, vistas como verdaderas aberraciones entre la comunidad más conservadora y desinformada de los sesenta.  Todo esto, abordado en el lenguaje del género por medio de la existencia de los espacianos, humanos modificados para trabajar y sobrevivir en el espacio, a quienes se les han quitado sus gónadas y, por lo mismo, han tomado un aspecto andrógeno.  Necesarios por su condición y a la vez despreciados debido a su otredad, se han convertido en el deseo sexual de un montón de gente, cuyos apetitos son considerados anormales.
   Incluso poética, esta obra podría defraudar a más de alguien, puesto que su clímax va a una dirección por completa distinta, a la del morbo de alguien de hoy en día.



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