Nota: A principios de esta semana tuve una de mis tantas largas y entretenidas charlas telefónicas con mi amigo Alejandro Sanhueza; en un momento salió el tema de los grandes cómics que hayan pasado por nuestras manos y entonces me acordé de esta maravilla que ahora les presento. La idea sobre el conflicto entre dos ideas de justicia que analizo aquí, no es completamente mía, si no que se la debo a mi otro amigo, Marcelo López y quien la sugirió en una conversación acerca de esta historieta que ambos ya habíamos leído. De este modo dedico este trabajo a ambos por inspirarme a escribir.
Cuando me pongo a recordar los distintos cómics que he leído, y disfrutado en mi vida, se me vienen a la memoria un gran número de títulos; esta lista aumenta cada día más desde que hace menos de cinco años me puse por fin a hacerme de mi colección de forma más “seria” y constante, ocupando una suma digamos que “interesante” mes a mes en mis adquisiones. Rememorar las historias que más lo han impactado a uno, que más han llegado incluso a emocionarte, es un gusto que para quienes amamos una buena narración, nos invita a querer pasar más tiempo con nuestros personajes favoritos y compartir sus aventuras y penurias (esto al menos en los cómics y seriales, unas cuantas pelis también, mientras que en cuanto a narrativa se refiere, sólo en las sagas el lector puede gozar de este privilegio). Y es así como una historia en especial me motiva a escribir. Se trata de la novela gráfica de Wonder Woman Hiketeia, escrita por uno de los grandes del cómic norteamericano, Greg Rucka, con el bellísimo arte de J. G. Jones y que apareció en el año 2002.
Antes de referirme al cómic propiamente tal, quisiera hacer mención a sus autores, puesto que en la medida que los conozcamos, es más fácil comprender cómo de esta soberbia dupla salió una joyita como en la que me detengo hoy.
Greg Rucka. |
Greg Rucka es un guionista de cómics que se caracteriza en sus narraciones por dos aspectos en especial: primero el interés hacia las tramas de corte policial y con gran trabajo en la psicología de los personajes, en cuanto a sus conflictos y motivaciones, así como en ahondar en la naturaleza del misterio y/o crimen como una forma de relacionarla con los propios dramas internos de sus héroes (lo que le ha permitido brillar en especial con su trabajo para Batman); a su vez, el otro elemento caracterizador de su obra es la predilección que tiene hacia el desarrollo de personajes femeninos entrañables y de gran carácter, mujeres bien perfiladas bajo su pluma que se muestran autónomas, fuertes y osadas, pero siempre manteniendo su feminidad y sensibilidad. Lo anterior se observa al recrear a personajes tan icónicos como la mismísima Wonder Woman, la detective de Ciudad Gótica Renée Montoya, y otros dos grandes personajes femeninos de los cómics de Batman como lo son la Cazadora y Sasha Bordeaux, siendo esta última de creación suya; también le debemos a la “nueva” Batwoman, personaje que recuperó de las antiguas revistas de los cincuenta, para darle su propio protagonismo y revistas. Siguiendo con DC, su labor fue tan bien considerada, que como pocos autores, se les entregó en sus manos la responsabilidad de escribir para los tres grandes de esta editorial: Superman, Batman y Wonder Woman. En Marvel tuvo el gusto de trabajar con otro gran personaje femenino: nada menos que Elektra. Dentro de sus trabajos independientes en el mundo del cómic, se encuentra la historia policial Witeout, que lo lanzó a la fama y de la cual se hizo una película en el 2009 que por estos lares llegó con el engañoso nombre de Terror en la Antártida, no obstante para muchos fue una bosta, si bien a mí me entretuvo y hasta la recomiendo. A su vez tiene varias novelas escritas, donde demuestra más aún sus dotes de narrador. Por último respecto a Rucka, escribió el guión de uno de los seis cortos que comprenden Batman el Caballero de Ciudad Gótica, donde por primera (y única vez hasta el momento), los gringos encargaron a grandes directores japoneses que hicieran particulares versiones en animé de este inolvidable superhéroe.
J. G. Jones. |
Acerca de J. G. Jones no puedo decir mucho, puesto que no lo conozco lo suficiente como para hablar en profundidad de él. Sobre su arte, puedo decir que es el compañero ideal de alguien como Rucka, debido a su dibujo de calidad y de corte realista, que en ciertos momentos recuerda al de maestros como Alex Ross. Con estudios universitarios, que incluyen un Master ligado al arte, ha contribuido en numerosos cómics exitosos, como en Wanted, del sello independiente Top Cow y que inspiró no hace mucho una película con Angeline Jolie de protagonista; en DC es destacable su trabajo para Villanos Unidos y el haber tenido a su cargo las portada de cada uno de los 52 números de una de las más famosas macrosagas de la empresa en los últimos años: 52.
Y ahora de lleno al cómic que acapara nuestra atención:
Hiketeia es un antiguo rito religioso griego en el que una persona le pide a otra asilo y protección; a cambio de estos privilegios concedidos, el suplicante está obligado a “servir” a su guardián, claro que no como esclavo, si no que más bien se establece entre ambos un vínculo de reciprocidad sagrado y el que es observado por los dioses. Quien es solicitado para hacer de protector, no puede negarse al suplicante; a su vez el suplicante no puede deshonrar al otro, de modo que le debe obediencia y respeto, siendo que además ambos se transforman en confidentes. La única manera de que se rompa este lazo, es si el mismo suplicante “libera” a su cuidador. Si cualquiera de las dos partes no cumple con su juramento, la ira divina caerá sobre él o ella. En la literatura clásica, existen antecedentes de este rito nada menos que en obras tales como Los Suplicantes de Esquilo, Las Heráclidas de Eurípides y en Edipo en Colono de Sófocles. Puede que mucho sobre cómo se da este rito se lo haya inventado Rucka para darle mayor verosimilitud a la trama (y si es así, qué bien lo hizo), no obstante aparte de las tragedias recién nombradas, en la Ética a Nicómaco de Aristóteles se profundiza bastante acerca de la figura de los suplicantes y del valor religioso y moral que posee todo lo relacionado a ello.
El rito tal como es mencionado en el cómic es el siguiente:
Me ofrezco a ti en suplica / acudo a ti sin protección.
Acudo a ti sin alternativa, / sin honor, sin esperanza.
Sin nada más que a mi mismo / para clamar tu protección.
A tu sombra serviré, / por tu aliento respiraré.
Por tus palabras hablaré, / por tu misericordia viviré.
Con todo mi corazón, / con todo cuanto puedo ofrecer,
te ruego en nombre de Zeus, / que vela por todos los suplicantes:
¡Acepta mi ruego!
Es así que un día llega hasta la presencia de Wonder Woman, Diana para sus amigos, una joven mujer, quien para su sorpresa proclama frente a ella este antiguo rito que creía ya olvidado. Por razones ya expuestas, la superheroína se atiene a la tradición y la acoge como a una hermana, de modo que ambas comienzan a vivir juntas y a convertirse en verdaderas amigas. Tantos por sus propios principios, como por las obligaciones a las que la somete el Hiketeia, Diana no le pide explicaciones a Danielle, quien esconde un pasado que regresará hasta ella y traerá graves consecuencias para ambas. Pues resulta que Danielle ha cometido asesinato y alguien viene tras de ella para hacerla llevar ante la ley y hacer justicia. Se trata de una fuerza tan implacable como la mismísima Wonder Woman y su nombre es Batman, el Caballero Oscuro. Sabido es que ambos son amigos, han peleado juntos en innumerables batallas, pero ahora debido a las circunstancias presentadas, estas dos fuerzas del bien se opondrán; será una pelea donde pese a sus grandes dotes para la lucha, Batman tiene mucho que perder. Por otra parte, hay otras fuerzas en juego en medio de este conflicto, y esta vez estamos hablando de presencias mucho más antiguas que guardan relación con los orígenes míticos de la princesa guerrera de la isla de Temiscira (pero no hablaré más de ello, puesto que no quiero quitarle la sorpresa al posible futuro lector de esta soberbia historia). De este modo, Wonder Woman se enfrentará en dos frentes, sin dudarlo y con heroísmo, incluso si deba incumplir leyes que por mucho tiempo protegió (las humanas), por sobre las sagradas demandadas por los dioses a los que venera.
Las historias de la Mujer Maravilla (y ahora me permito usar el nombre españolizado con el que la conocí y me enamoré de chico de ella) han servido como el vehículo ideal en el universo DC para abordar las temáticas de corte mitológico y no sólo las grecolatinas (en Marvel su mejor homólogo resulta ser nada menos que el gran Thor, donde se reelaboran los mitos nórdicos con maestría). Lo anterior se lo debemos en especial desde su relanzamiento en 1987 por otro de los grandes en el llamado noveno arte, George Pérez, quien oficia tanto de dibujante como de guionista. Es así como a partir del periodo ya nombrado, destacaron la presencia de muchos seres mitológicos en sus páginas y la introducción de varias de las temáticas propias de la tradición helénica. Debido a esto, se suman aspectos literarios tan caros al teatro griego, como lo es el de la venganza y que en el caso preciso de esta novela gráfica será el gatillante de la trama. Pero recordemos que estamos hablando de un cómic de Wonder Woman, de modo que cuando se aborda la venganza, se trata de una acción que para los griegos, como también para gran parte del resto del mundo antiguo, tenía un carácter sublime y teológico. De este modo la venganza no se da como un acto que provoca placer, es una obligación y ello conlleva un compromiso ineludible con las fuerzas divinas que se ven involucradas y pesan sobre la cabeza de los mortales. Y en cuanto a la venganza tal como la veían los griegos, ésta correspondía siempre y cuando hubiesen motivos como, por ejemplo, cobrar la muerte de un ser querido como el padre o la madre; lo que muy bien puede verse en la figura mítica de Orestes en La Orestiada de Esquilo, obra que guarda una muy especial relación con la novela gráfica que hoy me permito abordar. Es entonces que en medio de esta historia, tal como en una tragedia griega, se introduce el conflicto entre los protagonistas y las fuerzas que se les oponen. Y de este modo aparece la idea del Destino, como una fuerza ineludible que está por sobre los personajes, quienes pese a ser seres nobles que luchen con todas sus fuerzas contra estos poderes celestiales, se ven en medio de una lucha fútil por parte de ellos. La noción de Destino tal y como la entendían los griegos, no se enuncia como tal en el cómic, sin embargo sí se manifiesta en el sentido de fatalidad tal como se da en esta historia. Por lo tanto el desenlace de la obra será inolvidable y digno de tragedia.
Tanto hoy en día como en épocas pretéritas, entre numerosos pueblos y sociedades, el concepto de la venganza ha sido validado como una manera de hacer justicia; una justicia muchas veces dada por la misma mano del vengador. Es así como muchas historias se han contado de personas cuya motivación es efectuar este acto punitivo, como también existen otras narraciones antiquísimas sobre aquellos que sufren la venganza. En cuanto a ejemplos en obras recientes, un referente de ello resultan ser los superhéroes en los cómics. Estos personajes muchas veces hacen de salvadores ante los más débiles, trayendo su justicia donde no hay, vengando a quienes han sufrido el yugo de los malvados y corruptos, puesto que no tuvieron cómo defenderse cuando fueron mancillados. Si para los antiguos griegos la venganza era un acto sagrado y debían cumplirla so pena del castigo de sus propios dioses, para los héroes de los cómics su cruzada justiciera posee carácter igualmente épico. Es así como a la hora de analizar las motivaciones individuales que llevan a un personaje de cómic a convertirse en superhéroe, la figura de Batman resulta ser el ícono del sujeto que es llevado por su sed de venganza para transformarse en el paladín que llega a ser. Sabido incluso por quienes apenas entienden de cómics y superhéroes, es el origen de este entrañable personaje: siendo niño sus padres murieron frente a él por un ladrón de poca monta que les disparó con una pistola; desde aquel entonces juró hacer justicia sobre los criminales, sublimando su dolor en medio de su vocación, para que nadie más sufriera lo que le tocó vivir y hacer pagar a los criminales lo que uno de ellos le quitó. No obstante Batman cree en la justicia como algo que sigue patrones y leyes preestablecidos, propio de una sociedad donde está normado lo que es legal y no; por esta razón, pese a que es lo que se llama un “vigilante” (puesto que no trabaja ni para la policía, ni para fuerza gubernamentales, si no que por sí mismo) hace valer en su trabajo el respeto a la ley que él valida como tal en la sociedad que protege. Y esta es la razón que lo lleva a ir en busca de Danielle, puesto que ella ha infringido esa ley a la que él como ciudadano y vigilante rinde pleitesía. Y es entonces que por otro lado tenemos a la propia Mujer Maravilla, quien representa otro modo de ver la justicia, si bien como supongo ya está claro, comparte muchos de los ideales de Batman y es su amiga y aliada. La figura de Batman representa la de un mundo ordenado, racional y moderno frente al caos que significan el mal y la delincuencia; a su vez el hecho de que este personaje hace uso de toda su inteligencia y habilidad como hombre de ciencia, contando con artilugios tecnológicos maravillosos (pero creíbles), lo acerca más a nuestra imagen de mundo contemporáneo, que lo que sucede con una mítica Wonder Woman. Si Batman representa entonces la ley y el orden del mundo civilizado tal y como lo conocemos, entonces la princesa Diana es símbolo de una justicia ligada a los principios teológicos del lejano pasado. A la amazona no la mueve la venganza como a Batman, si no que sus impulsos heroicos provienen de lo que en el mundo de los cómics es llamado “derecho de nacimiento”, y en su caso concreto, debido a sus orígenes divinos (Diana nació de una figura de barro que los dioses dieron vida para que la reina Hippolyta de la isla de Temiscira, la tuviese como a su hija y heredera). Viene de un lugar donde sólo habitan mujeres y cuando viaja al “mundo patriarcal” se encuentra con la crueldad de esta otra sociedad y es entonces que comienza su labor por resarcir las faltas contra los inocentes. Por ende, la justicia que hace y representa Wonder Woman posee un carácter sacro, ya que es la bendecida por los dioses, a quienes además tributa. Y es entonces que en Hiketeia estos dos mundos colisionan cuando Danielle entra a la vida de Diana y la une al juramento ya mencionado.
Entonces…¿Qué idea de lo que es justo y verás es lo correcto? ¿Pueden les leyes de los hombres igualarse o incluso superar a la de los dioses y la fe religiosa? Todos estos dilemas y muchos más se presentan para deleite del lector en un cómic que demuestra que este arte bien puede ser leído por mentes adultas y cultas. En Hiketeia estamos frente a una verdadera obra de arte que demuestra que la historieta no sólo está para entretener, si no que también puede estar llena de intertextualidad, valores e incitar a la reflexión.
Algunas viñetas de este fabuloso cómic. |
buen texto, eso hace referencia a que los comics no solo son para niños o nerds (cosa que me dicen en la u cuando estoy leyendo), sino que también son para gente culta.
ResponderEliminarEn resumen, buena reflexion, en como se aplica el concepto de ética desde dos puntos de vista, la razon contra la religion en una version DC.
para la proxima algo de crisis, o si no un texto sobre las historias alterntivas en Dc comics
Fabián Ibarra.
eeeah, ya lo había leído, pero tu nota introductoria no estaba originalmente.
ResponderEliminara menos que de primera me la saltara.
gracias por lo que me toca, master.
no es mi personaje predilecto del mundo del comic, pero tampoco es desagradable.
desde luego y como siempre, buen y completo análisis, master.
Ahora que he releido este articulo, me pongo a pensar en la realidad de hoy en dia, sin ofender veo que estamos en una sociedad en donde la justicia y la religion estan cada vez mas siendo fragiles y perdiendo peso. En lo personal prefiero regirme por medio de la razón, eso lo aprendi leyendo comics, en esecial a batman, ademas como vemos en hiketeia, nos enfrentamos a contrapartidas constantemente, o tambien llamadas disyuntivas, y buscamos en donde mejor adaptarnos.
ResponderEliminarHoy en dia estamos frente a una realidad muy decdente culturalmente, es solo cuestión de prender la tele, o andar en la calle, o simplemente subirse a una micro, quiza estamos en una sociedad "moderna", pero yo veo algo totalmente contrario a moderno, quizas me sali algo del tema en cuestion, pero me hizo pensar en las contraposiciones como lo mencionó el articulo, es dificil hoy en dia encontrar algo de cultura que te haga reflexionar y ver la realidad con jos verdaderos, como aqui vemos en hiketeia, u otros ejemplos mas representativos, como watchmen, entre otros titulos.
En lo personal, me adentré en el mundo de los comics por el hecho de que estamos en una realidad bastante corrompida, en donde nos crian y nos educan en parte para ser "robots" en donde nos digan que nos formamos para tener una mejor vida, dejando de lado nuestros valores, mientras la gente prende la tele y ve mujeres bailando sin ropa, flaites ganando mas dinero que cualquier persona tratando de esforzarse con el sudor de su frente para alimentar a sus familias, batman me mostro que uedo marcar la diferencia, que si pienso detenidamente puedo buscarme alguna solucion, que uno se puede desligar de lo que gran parte de la sociedad te ofrece y te muestra.
atte. Fabian Ibarra.
Qué emotivo todo lo que expones acá, Fabián, que tus palabras me remiten a esa idea que mucha gente como tú y yo compartimos de que a través de estos personajes de ficción y sus historias bien nos inspiramos para ser mejor personas. De una buena obra de arte, específicamente de una buena historia podemos sacar ilimitado provecho y aprender espiritualmente de sus valores.
ResponderEliminarLo compré ayer... Así que seguro lo voy a disfrutar. Me debía este comic.
ResponderEliminarMe alegra que te hayas dado ese gusto. Disfruta el cómic y a ver si luego me cuentas por acá qué te parció.
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