De 1997 data el que es considerado dentro
de los mejores filmes de Hayao Miyasaki y del estudio Ghibli, siendo además uno
de sus más emblemáticos títulos (tal vez solo equiparable a Mi Vecino Totoro, El Viaje de Chihiro y El
Maravilloso Castillo Andante). En
cierto sentido se trata además de una especie de revisión de parte del
argumento de Nausicaä y de su marcado acento ecológico crítico, pero dejando
de lado la ciencia ficción, para llevarlo al terreno de la fantasía épica. Y uno de los aspectos más interesantes de
esta reelaboración de la historia de la chica adolescente amiga de la
naturaleza, enfrentada a las fuerzas de la civilización que desea hacerse controlar
el entorno, radica en el detalle de que Miyasaki se aleja de los moldes
europeos para contar tal historia y lo hace en un marco muy oriental, por no
decir nipón derechamente (lo que bien se puede observar por los rasgos, nombres
y las costumbres de sus personajes).
Si en Nausicaä la protagonista
absoluta es una muchacha, en este caso se trata de dos personajes principales
que representan dos puntos de vista distintos, o más bien principios diferentes
y que aun así comparten el aprecio hacia el medio ambiente, llegando incluso a
complementarse una vez que nace la armonía entre ambos. Es así que nos encontramos con quien le da su
nombre a este filme, una niña salvaje que ha sido criada por lobos en un
“origen secreto” del que nada sabemos, cuyo verdadero nombre es San, quien vive
alejada del resto de la humanidad y reniega por completo de su real
ascendencia. La chiquilla es una de las
principales enemigas de una floreciente comunidad dedicada a la fabricación de
armas, la cual explota la minería del lugar para mantener su economía; esta
población además se encuentra liderada por una mujer de tan férrea personalidad
como lo es la propio Mononoke y que sin duda viene a ser un reflejo de la
soberana enemiga de la protagonista del primer filme de Ghibli, ya que ambas
quieren conseguir el dominio de las fuerzas de la naturaleza (no obstante en
este caso, se trata de una persona mucho más amable y querida que la
antagonista de Nausicaä).
Por
otro lado está Ashitaka, el también joven príncipe heredero de su humilde
nación, quien demostrando desde el principio de la película su espíritu noble,
realiza un peligroso viaje hasta la tierra de los grandes dioses, para evitar
que una terrible maldición que ha caído sobre él lo consuma, pues además sabe que todo se debe a la
intervención nefasta de quienes no respetan a tales deidades. En su camino era
de esperarse que se encontrase con Mononoke, con quien por supuesto le resulta
difícil llegar a un diálogo amistoso. No
obstante ambos que aman con todo su corazón la tierra que pisan, su flora y su
fauna, no pueden quedar como rivales, más todavía si a su alrededor hay otros
que sí son todo un peligro a la naturaleza a la que ellos sirven; por otro
lado, pese a su corta edad, tenemos a un hombre y a una mujer, que con todos
sus puntos en común representan la armonía de los opuestos y están destinados a
ser una especie de Adán y Eva para un nuevo mundo que está por surgir.
San, su tribu y los kodoma. |
La mitología que llena esta obra de una
serie de criaturas fabulosas, no entrega seres tan magníficos como los lobos
gigantes con los que se ha criado Mononoke, quienes pueden ser fieros
contrincantes, como también dulces compañeros tal como queda demostrado en esta
cinta. De igual modo nos encontramos
como lo salvajes jabalís, que aquí representan la fuerza bruta y arrasadora de
la misma naturaleza (cabe recordarse el amor de Miyasaki por los cerdos, tal
como puede verse en Porco Rosso y en la ya mencionada El Viaje de Chihiro). También son de gran impacto visual los
monstruos provocados por la ira y el odio, bestias de aspecto gusanesco y lo
que bien le espera al coprotagonista masculino, si no haya la cura contra el
mal que lo acosa. Es aquí cuando nos
encontramos con los simpatiquísimos, inofensivos y mudos Kodama (sacados
expresamente del folclor japonés) y que son espíritus de los árboles, blancos y
pequeñitos de apariencia dulce. De igual
modo están las entidades simiescas y que
acá justamente debido a su imagen semiantropoide, representan la estupidez
humana, debido a la escasa inteligencia que demuestran tener en el argumento.
Dentro de las entidades que aparecen en
esta obra, sobresale sin duda la más poderosa de todas ellas, la cual está por
sobre el resto de las divinidades del bosque en el que transcurre el argumento.
De naturaleza dual, que cambia de forma
radical en su aspecto y atribuciones según el horario (día y noche), es un ser
que es tanto dador de la vida como de la muerte. Su apariencia diurna de siervo con rostro
humano, recuerda mucho al de la mitología celta con la idea del dios astado (y que
de seguro podemos encontrar otros símiles suyos en otras religiones), lo que
hace preguntarse hasta qué punto el director se permitió esta única alusión a
la estética europea en su largometraje.
El poder femenino toma más que nunca, en
comparación con las cintas anteriores de Miyasaki, un papel preponderante en el
guión. Ello se puede observar en las
fuertes y carismáticas figuras de la princesa Mononoke y Lady Eboshi, ambas en bandos
opuestos, aunque las dos admirables por su valentía y determinación. Es más, los lobos con los que vive la niña
salvaje, tienen como a su líder a Moro, una loba y en la llamada Ciudad de
Hierro, capitaneada por Eboshi, hay sin vacilaciones un gobierno matriarcal,
puesto que en ella son las damas quiénes son representadas como quienes
mantienen el lugar en alto (en cambio sus hombres no poseen mucha pro actividad
que digamos).
Además de las dos culturas humanas que ya
se han nombrado, la de Ashitaka y la de Lady Eboshi, se presenta una tercera
que entra en pugna en la guerra entre las fuerzas ecológicas y las del hombre,
representadas por el ejército del señor Asano, el gobernante de una tierra
lejana que tiene propósitos aún mucho más egoístas que los de Eboshi, quien
solo quiere lo mejor para su pueblo. Asano
y sus hombres, al cual solo conocemos de oídas, presentan unos cuantos detalles
interesantes: primero, que con todos los medios materiales que ostentan, demuestran
que está lejos en superioridad respecto a la gente del “campo”, de modo que
queda consignado lo vasto y complejo que es el mundo en el que se ambienta esta
historia. Segundo, queda declarada su
relación con las ideas del imperialismo en el que cayó Japón durante principios
del siglo pasado y que lo llevó a participar en la Segunda Guerra Mundial con
devastadoras consecuencias para su pueblo…Por lo tanto Asano y los suyos
representan lo peor del país del Sol Naciente, ya que además este no es capaz
de pelear por él mismo sus batallas (a diferencia de Mononoke y demases).
Tercero, se debe destacar al simpático y astuto anciano que comanda las fuerzas
enviadas por Asano, quien no puede ser más “japonés” en su aspecto y que
pareciera ser un homenaje a los queridos samuráis considerando su ingenio.
Para retratar de la manera más impactante
en el terreno visual este mundo de fantasía, Miyasaki y compañía usaron como
nunca antes técnicas sofisticadas de animación computacional, muy bien
mezcladas con las artes más tradicionales del animé. El producto final de todo este llega a ser
maravilloso, en especial a la hora de mostrar a los espantosos monstruos
tatarigami (quienes son los que sufrieron una transformación producto de la
contaminación del “odio”) y el llamado Caminante Nocturno, la gigantesca faceta
del siervo Shishigami.
Princesa Mononoke es por un lado el
filme más adulto de Hayao Miyasaki, tanto por su tono serio (ya que apenas
posee humor) y las implicancias de su guión más complejo que el de otras de sus
obras, como por su alto grado de violencia y sangre (que implica los
tradicionales cortes de cabeza y desmembramientos tan caros a las historias de samuráis).
No obstante esto mismo hace que poder apreciarla en su conjunto, sea todo un
espectáculo para el espectador con criterio formado.
El compositor fetiche del director, el
sensei Jao Hisaishi, se superó a sí mismo con la bellísima banda sonora que aquí
compuso, la cual no puede ser más sinfónica y apoteósica (¿wagneriana quizás sería el adjetivo para referirse a ella en
términos musicales?). Al respecto se
debe mencionar el igualmente sublime tema cantado por una soprano, que aparece durante
esta película, el cual se queda en la memoria del público melómano, ayudándolo
más que nunca a transportarse con su imaginación al mundo de esta cinta.
Querido Elwin veo que cumpliste tu promesa de escribir un buen ensayo sobre la Princesa Mononoke, pero creo que esta vez deberé hacer una critica que he realizado en los demás ensayos sobre las películas de Hayao Miyasaki y es la carencia en tus textos de un análisis en profundidad de la religión Sintoísta y de las cultura japonesa. Hayao Miyasaki en una entrevista realizada para una revista del Japón con relación justamente a esta película dijo que el japonés actual había perdido mucho de la tradición de la nación y que una meta ha seguir era recuperar la fuerza de la tradición en sus películas, explorar como lo hizo Mishima o Kenzo Oe en la literatura las viejas dinámicas de la cultura japonesa y su lucha con el modernismo, pero el dijo ha demás que se debía educar a los niños y jóvenes en esta dinámica e impedir que el Japón tradicional desapareciera. Creo que en el próximo texto de Hayao Miyasaki debes explorar esta rica veta en sus dibujos animados te recomiendo lecturas como: "Cambios en el Japón", "las nuevas directrices de la cultura japonesa", "Historia del Japón", va a enriquecer tus análisis que hasta ahora solo se han movido en la esfera del relato argumentativo y estético de los filmes.
ResponderEliminarTe iba a avisar que ya había escrito este texto, sobre esta peli que es tan importante para ambos (bueno, y para mucha gente). Fíjate que con tu excelente comentario, lejos has completado lo que yo burdamente habría podido conseguir, que mi "especialidad" es la apreciación estética y el resto lo dejo a mentes más preparadas como la tuya.
EliminarUn saludo amigo, te acabo de enviar un correo, por favor dame tu respuesta en cuanto puedas.
ResponderEliminarEsta semana me dedicaré a tu propuesta sin falta y muchas gracias por considerarme.
EliminarUna vez más, una muy completa reseña. Esta película me la han recomendado mucho a lo largo de los años, pero desde que me distancié del ánime no he podido verla. Si en algún momento la veo, te lo haré saber, pero por ahora, sigo concentrándome en "imagen real"
ResponderEliminarPues para un amante como tú del buen cine, es casi pecado perdértela.
EliminarVaya de las mejores películas de ánime que existen, muy buena entrada.
ResponderEliminarEs cierto lo que dices y gracias por tus palabras.
Eliminar