1999
fue el año en el que el director M. Nigth Shyamalan apoyado por un gran equipo
y en especial por sus excelentes actores, saltó a la fama y a todos nos hizo
creer que sí existe vida después de la muerte; de paso nos aterró y nos
emocionó (hasta las lágrimas a muchos, incluyéndome, claro), con una en verdad
preciosa historia de terror sobre un
niño atormentado por su capacidad para ver fantasmas (sí, es posible esta
mezcla de sustos y sensibilidad, si no recuerden a Frankenstein de Mary
Shelley).
Escrita por el mismo Shyamalan, como luego ha
sucedido con el resto de su filmografía, se trata de una cinta que va más allá
de la típica historia de miedo sobrenatural, en lo que viene a ser más bien su
lado humano (desde el punto de vista de sus protagonistas) lo que la convierte
sin dudas en todo un título, que merece ser visto con atención y para gozo de
sus espectadores.
Su trama gira en torno a dos personajes
y la muy especial relación que llegan a entablar, un adulto y un niño, la que
mantiene tanto rasgos de fraternidad como de una familiaridad entre padre e
hijo, debido justamente a la soledad que ambos comparten. El hombre es un prominente psicólogo infantil
quien recientemente ha sido condecorado por la ciudad, debido a su ayuda a un
montón de pequeños y sus familias. Todo
va bien junto a su hermosa esposa, hasta que irrumpe en su hogar un antiguo
paciente suyo, ahora mayor, quien le recrimina su incompetencia, disparándole
luego; a raíz de esto se viene abajo su
mundo y con ello su matrimonio, tras una crisis que implica la fe en sus
propias capacidades como marido y como profesional. Es entonces que llega hasta sus manos el caso
de Cole, un pequeño inteligente y retraído,
con quien poco a poco comienza a interesarse más que en otras ocasiones,
pues se da cuenta de que hay un nexo entre este chiquillo y aquel otro que no
pudo ayudar.
Por otro lado Cole vive junto a su madre,
quienes solo se tienen a sí mismos, ya que el padre los ha abandonado. El amor que se tienen estos dos es grande, no
obstante la mujer que tiene dos trabajos para solventar la vida de ambos y esta
exhausta, ve con preocupación cómo su hijo padece de bullying en el colegio,
además de otros problemas que apenas sabe cómo enfrentarlos. Es así que nos encontramos con dos adultos
conectados al niño, pues los dos quieren lo mejor para él, saben que la está pasando
mal y eso los aflige. Luego a medida que
se va desarrollando el argumento, vemos qué papel cumplen madre y psicólogo
para que el niño realmente pueda ser dichoso.
Tras ganarse la confianza de su paciente,
el doctor Malcom se entera de boca de este sobre su gran secreto:
«Veo
gente muerta, caminando como gente normal. Ellos no saben que están muertos».
Le dice en una de
las escenas más impactantes del filme (que en todo caso posee muchas) y de
seguro una de las más famosas en la historia del cine mundial. Nosotros como espectadores sabemos que la
revelación es cierta, pues ya han desfilado en pantalla unos cuantos fantasmas,
que si bien pueden ser aterradores, se nota que no son malignos, si no que
acuden a Cole por algo. Por supuesto que
un hombre de ciencia como Malcom no se cree todo esto y piensa que su paciente
padece de esquizofrenia, hasta que revisando sus archivos del mismo sujeto que
luego lo violentó, descubre que en verdad sí existen estas entidades
(nuevamente otro momento memorable de esta película). Es cuando en un hermoso acto de humanidad,
el hombre le enseña al chico que lo suyo no es una maldición, sino que un don
que debe utilizar para ayudar a esas almas perdidas que por algo lo necesitan. Pues como psicólogo que es, Malcom no solo
sabe escuchar, también tiene la certeza de que la gente guarda para sí cosas
que si no las comparte con otros se vuelven un verdadero infierno. Es así que a partir de este punto, la vida de
Cole comienza a cambiar para mejor y todo ello se inicia cuando Shyamalan nos
regala otra escena de gran intensidad, con la primera intervención directa de
este pequeño médium.
A estas alturas, hace rato que uno sabe
que el buen psicólogo (un buen hombre que lamentablemente no es feliz) tiene
sus propios asuntos que resolver y es así que Cole, quien no deja de empatizar
con su persona, le devuelve la mano a su manera, pues le da el empujón para que
se dé cuenta de qué hay malo en él y pueda resolver sus cuitas. Pues debe saberse que este largometraje nos
engaña y cuando creíamos que la última conversación entre Cole y su adorable
madre era sin dudas el clímax de todo (asumiendo el valiente muchacho frente a
su madre su papel en el mundo), el punto más alto de la tensión en esta
historia está dedicada a Malcom. Y es
que Sexto
Sentido comienza y termina con él, de modo que el gran final está
deparado para este y ello es sin lugar a dudas con el increíble desenlace de todo
esto.
Bruce Willis como el doctor Malcom en
realidad que aquí hace uno de sus mejores papeles, alejándose de los sujetos
duros de las cintas de acción que más divisas económicas le han dado (como en
la saga de Duro de Matar). En esta
obra encarna a un sujeto sensible y brillante, alguien para quien lo que hace
es lo más importante luego de su esposa (¿o es que acaso es al revés? ¿O tal
vez se pueden compatibilizar ambas elementos en la vida de una persona?). Es entonces que nos encontramos con el tema
de la culpa, que viene a ser determinante en lo que hay en su corazón y lo
mueve a actuar de forma tan comprometida con Cole. También buena parte del drama radica en la
figura de la madre, acá interpretada por Tony Collete (quien posteriormente a
este rol ha hecho de otras figuras maternales, que aunque siempre distintas,
siempre de manera memorable); es así que la artista no deja de conmover por la
mezcla idónea de fortaleza y fragilidad que le confiere a su personaje, una de
esas tantas madres heroicas que encontramos en la cotidianeidad, pese a que
estamos frente a un ejemplo de cine fantástico.
Y es cuando llegamos a la intervención
de Haley Joel Osment, quien tenía alrededor de diez años de edad cuando hizo de
Cole, si bien representa mucho menos en la cinta. Difícil no detenerse en la cara de pena de
este pequeño, un rostro angelical que hace que alguien desee sin duda
protegerlo de lo que le está pasando y luego empatice más que nunca, cuando es
puesto al descubierto el misterio que pende sobre él. Ha habido un montón de niños excepcionales en
el cine y este sin dudas fue uno de ellos.
Lástima que con el paso de los años su carrera no haya evolucionado, que
talento le sobra al actor. La fuerza de
sus diálogos y los cambios de humor por los que pasa en el metraje, son
fundamentales para otorgarle veracidad a la trama y si no hubiésemos contado en
esta ocasión con una actuación infantil de tal nivel, esta película por mucho
que los otros hayan hecho bien su labor, no sería la obra maestra que es
considerada hoy en día.
Tampoco se puede dejar de lado lo
realizado por la preciosa Olivia Williams como la esposa de Malcom. Acá vemos a una mujer que en muchos aspectos
comparte con el papel de la madre varias características similares, pese a las
apariencias que en un principio las separan (una sofisticada y la otra no, Anna
pareciera ser fría, en cambio Lynn, la madre es cálida y dulce); pues ambas se
sienten desprotegidas y tienen un gran dolor que las agobia. Las escenas entre marido y mujer son claves
para definir luego al mismo Malcom y en ello lo hecho por la Williams es
primordial, no tanto por lo que dice, sino por el poder de su lenguaje
corporal.
En una sola escena aparece Donnie
Wahlberg, como el esperpéntico ex paciente de Malcom, rol para el cual como
todo un actor camaleónico se preparó físicamente para interpretarlo de manera
convincente (de ser un tipo guapo y musculoso, adelgazó lo suficiente como para
verse con aspecto enfermizo). Teniendo
en cuenta de que comenzó en el espectáculo como cantante del grupo
infantil/juvenil New Kids on the Blocks, loable viene a ser su intervención que
parte el filme de manera intensa y con un monólogo inolvidable.
Se ha tildado al cine de Shyamalan de
católico, no obstante por mi parte ignoro si en verdad este profesa tal
religión. No obstante no se puede negar
la profunda espiritualidad de sus títulos, lo que sin dudas demuestra su
interés (¿y compromiso?) con los temas espirituales y metafísicos, lo que tanto
forman parte de la tradición hindú de la que proviene como originario de la
India, como por igual comparten credos como los cristianos (y, por supuesto,
muchos otros). Pues acá nos encontramos
con un filme que no niega la posibilidad de un mundo que supera nuestros
débiles sentidos, uno en el que el alma o espíritu sí existe y de este modo tal
como dijo el genial Goethe “La vida es la infancia de nuestra
inmortalidad”. Agregado al tema
de la culpa que hay en varios personajes del filme (que en todo caso no se haya
en Cole, debido a su misma inocencia), hayamos la idea de que cada uno de
nosotros tenemos un papel que cumplir en la tierra y con ello está en juego
nuestra propia felicidad.
El realizador filma con delicadeza esta
historia, más todavía porque ha salido de su misma cabeza y de su propio
corazón. Por esta razón, el color rojo
toma un carácter destacado en sus escenas, el cual tiene que ver con la carga
emocional de sus personajes (en especial de Malcom) y que además nos da pistas
para su propio memorable final. La luz y
las sombras que aquí encontramos recalcan, por otro lado, ese mundo
sobrenatural tanto en la noche como en el día.
Cuando nos referimos a la cinematografía
de este director, imposible resulta apreciarlo sacando de sus muchas virtudes
la colaboración del compositor James Newton Howard. Pues como en el caso de muchos de sus colegas
que acostumbran trabajar con un mismo músico fetiche (como Sergio Leone y Ennio
Morricone, Brian de Palma y Pino Donaggio, Tim Burton y Danny Elfman o Hayao Miyasaki y Jao Hisaishi, entre otros), a
partir de esta película comienza su larga relación que nos ha dado un montón de
muchas melodías preciosas. La atmósfera
de misterio y el propio drama de sus protagonistas, son reflejados acústicamente
por este otro artista, quien nos enseña otra forma de la belleza.
Trailer del filme. Nota: El anciano que aquí vemos no sale en el filme, no obstante las emotivas dos escenas en las que sí aparece, se pueden apreciar completas en las escenas eliminadas que traen el DVD y el blu-ray.
Interesante tu resumen de la película "Sexto Sentido", un film que marco una ruta en las películas de Hollywood, ahora bien los giros en 180 grados en la trama de las películas de terror no fue la creación de completamente M. Nigth Shyamalan ya se daba en el cine Japones y Coreano, lo importante en este director fue que tuvo la capacidad de hacer una excelente película en un lugar como lo es Hollywood donde los productores son más importante que los directores. sexto Sentido es una de las mejores películas de terror que yo he visto y por ello agradece este pequeño ensayo
ResponderEliminarMe alegro te haya gustado esta entrada, que me supuse podía ser de tu agrado. Respecto a lo que dices del cine oriental, por supuesto que pondré en la lista algunos títulos del continente asiático. Yo creo que para la semana que viene habrá una nueva entrega de esta serie de post que se me ha ocurrido.
EliminarExcelente idea, hay unas peliculasas Japonesas, coreanas y de los maestros del terror asiático los tailandeses de hecho una infidencia, muchas tomas e ideas en las películas de terror asiático son de factura de los tailandeses que han tomado Japón, China (Taiwan), China Popular y Corea del Sur. Hay un terror muy bueno de origen indio, es muy interesante.
ResponderEliminarEn España tuvo mucho éxito, y sorprendió mucho el final, supongo que por falta de referencias, porque el cine oriental que citáis en los comentarios no era popular entre el gran público (ni aún hoy lo es).
ResponderEliminarFue curioso que tiempo después se estrenara "Los Otros", de Amenábar, con una premisa y un final muy similares. El pobre director no sabía ya cómo explicarlo, e insistía en que él había terminado su guión antes del estreno de "El sexto sentido".
Como siempre me es un honor que te pases por acá, Tomás, cuya opinión me resulta muy valiosa...
EliminarEn cuanto a "Los Otros", está dentro de los próximos filmes a los que me referiré más adelante. En todo caso, no comparto esa idea de que su final haya copiado a esta otra peli, que bien sabes que la cinta de Amenábar está contada desde el "otro" punto de vista.
Saludos aqui murinus2009.
ResponderEliminarEsta pelicula la vi en su momento en el cine, me gusto, en aquellos momentos esta clase de finales no estaban tan abusados, es bueno que no menciones el final, aunque en estos momentos ya casi todos deben conocerlo.
No tenia idea de Donnie Wahlberg era el paciente desquiciado del principio, necesito volver a verla.
Qué dicha tenerte de nuevo por acá...Estoy seguro que considerando la época de la que data este filme, toda una generación no la conoce, así que por eso mejor no contar el final.
EliminarEsta es una de mis películas favoritas, una buena entrada como siempre. Me gustó la mezcla de misterio y terror que maneja la película, mi escena favorita es cuando Malcom se da cuenta que Cole dice la verdad, si bien el final también es bueno, la escena anterior dicha me impactó más.
ResponderEliminarSaludos.
Pues yo creo que a muchos amantes del género fantástico esta cinta debe ser muy especial, que también es mi caso. Me alegra tenerte de nuevo por acá, con lo ocupado que estás, mi cuate. A ver si le echas un ojo al otro post de esta serie, dedicado a un compatriota tuyo.
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