Tan solo el mes pasado de mayo (San)
Netflix estrenó la cuarta y última temporada de su show animado para adultos Castlevania,
basado en los populares videojuegos homónimos y que con tan “solo” 32 episodios
consiguió conquistar tanto a los seguidores de la famosa saga, como a los
amantes de este tipo de historias que nunca habían dedicado su tiempo a ella (grupo
dentro del cual se encuentra este humilde servidor). Los logros obtenidos por el show se deben a
un cuidado trabajo técnico y artístico, que convierte en todo un placer (no
culpable) ver cada una de sus entregas, algo que solo puede ser comparado a
shows del mismo estilo y en tono “para gente con criterio formado”, de
programas tales como la añorada adaptación para la tele que hizo HBO a finales
de los noventa del cómic Spawn.
En verdad, que los gringos hayan asumido la idea de que los dibujos
animados, necesariamente no son solo para niños, nos han dado para placer
nuestro títulos como estos dos y a los que se suman espectáculos tan bien realizados
como Rick & Morty y Futurama. Pero no todo es imagen, sin menospreciar los
hermosos diseños para el programa que despedimos hoy, sino que es gracias a un
estupendo argumento y a un cuidado desarrollo de personajes que una historia consigue
atraparnos; y en ese sentido el trabajo del destacado guionista Warren Ellis,
quien se encargó de todos los libretos, es algo que no podemos dejar de lado
cuando se trata de apreciar a cabalidad esta producción.
El uso de la mitología relacionada con los
vampiros y lo concerniente al por igual siempre interesante tema de la alquimia
se conjugan para darnos una potente trama, donde héroes, antihéroes y villanos
de toda índole, entre humanos y chupasangre dan paso a la epopeya que acaba dándonos
muchas sorpresas. Ellis fue cruel con
los personajes y entre ellos con el melodramático Alurcard, razón por la cual
era fácil esperar que su obra terminara de la manera más atroz posible; pero un
alma bondadosa y/o romántica siempre espera que los buenos consigan lo que quieren
y que los malos consigan su castigo (o en el mejor de los casos se rediman) …
Tras el final de la temporada anterior, era obvio que se venía una cruel guerra y eso es lo que aquí vemos; un conflicto bélico que resulta ser bastante complejo, puesto que hay más de una fuerza involucrada y de ese modo los campos de batallas corresponden a varios frentes ubicados en frentes muy distantes entre sí. Por un lado, hay vampiros que buscan la resurrección de Drácula (que se nos presentan tres nuevos personajes involucrados al respecto, tan interesantes como el resto de los coprotagonistas de esta serie que poco a poco ha ido cobrando un carácter coral), mientras que otros (el cuarteto de las vampiresas que conocimos el año pasado) quieren expandir sus territorios y convertir a los mortales en su particular ganado; sin embargo, hay disidencias entre las féminas fatales y ello hace más sabroso el conflicto, que la personalidad de cada una nos invita a tener nuestra propia favorita. Luego tenemos a los dos Maestros Forjadores que han recorrido sus caminos por separado, luego de que su antiguo señor dejara este mundo y ellos aún tienen mucho que hacer dentro de esta joyita televisiva. Asimismo, reaparece el simpático Saint Germain, quien como otros tendrá un giro imprevisto en su configuración, ahora que sabremos sus verdaderas intenciones. Por último, los primeros coprotagonistas en entrar a escena, sacarán a flote más que nunca su lado heroico, incluyendo el aludido hijo de Drácula, quien más que nadie nos dará mucho que hablar.
Todo lo anteriormente mencionada para llegar al siguiente punto: Warren Ellis nos sorprende, cuando tras tanta violencia y tragedia cumple justamente lo que bien deseamos que suceda, o sea, que aquellos personajes que vimos sufrir y sangrar por sus convicciones e incluso aquellos por los que pudimos llegar a sentir simpatía pese a que no eran en efecto verdaderos justicieros, en verdad consigan la paz que querríamos para ellos. Los sacrificios valen la pena en esta versión de Castlevania y hay encontramos de ese modo varios finales felices, incluyendo más de una epifanía que nos conmueve, algo que no habríamos pensado fuese posible con un drama fantástico como este. Al respecto, de los 10 episodios que comprenden la temporada, el destino de un par de los coprotagonistas se resuelve para nunca más volver a saber de ellos cuando llegamos a mediados de esta; más o menos a esa altura del desarrollo se soluciona el de otros tres más y luego en el penúltimo episodio acaba todo con el gran enfrentamiento a un poder maligno inesperado, algo que no se esperaba venir. La temporada final ha sido potente y cada capítulo nos ha dado momentos maravillosos, algo que en todo caso podemos decirlo es propio del programa desde que comenzó; no obstante, el creador de esta nos obsequia con un último episodio a manera de largo epílogo, algo concreta la idea del “happy end” llevado a dimensiones más elaboradas y contenta ese romántico que llevamos dentro. Quizás con todo esto el Warren Ellis tan agresivo de buena parte de la serie, volvió a ser el de los cómics más del gusto del público masivo al suavizar la mano para no golpearnos tanto, algo que a lo mejor a los amantes de las historias más oscuras no les fue de su agrado… Por mi parte, yo quedé encantado.
Ya he dicho todo lo que tenía en mente sobre un programa que me alegra mucho haber visto, el cual gocé entre el año pasado y este marcado por la cuarentena del Covid-19. La verdad es que nunca pensé que me iba a gustar tanto y a veces se me hizo poco, considerando lo breve de sus temporadas (en especial la primera de solo 4 capítulos); menos mal que me vi seguidas las tres primeras, siendo que la última para disfrutarla me limité a ver un capítulo por día. Por último, doy puntaje extra a la galería de monstruos, sin dudas magnífica y a la potente banda sonora a cargo de Trevor Morris y compañía.
Tras el final de la temporada anterior, era obvio que se venía una cruel guerra y eso es lo que aquí vemos; un conflicto bélico que resulta ser bastante complejo, puesto que hay más de una fuerza involucrada y de ese modo los campos de batallas corresponden a varios frentes ubicados en frentes muy distantes entre sí. Por un lado, hay vampiros que buscan la resurrección de Drácula (que se nos presentan tres nuevos personajes involucrados al respecto, tan interesantes como el resto de los coprotagonistas de esta serie que poco a poco ha ido cobrando un carácter coral), mientras que otros (el cuarteto de las vampiresas que conocimos el año pasado) quieren expandir sus territorios y convertir a los mortales en su particular ganado; sin embargo, hay disidencias entre las féminas fatales y ello hace más sabroso el conflicto, que la personalidad de cada una nos invita a tener nuestra propia favorita. Luego tenemos a los dos Maestros Forjadores que han recorrido sus caminos por separado, luego de que su antiguo señor dejara este mundo y ellos aún tienen mucho que hacer dentro de esta joyita televisiva. Asimismo, reaparece el simpático Saint Germain, quien como otros tendrá un giro imprevisto en su configuración, ahora que sabremos sus verdaderas intenciones. Por último, los primeros coprotagonistas en entrar a escena, sacarán a flote más que nunca su lado heroico, incluyendo el aludido hijo de Drácula, quien más que nadie nos dará mucho que hablar.
Todo lo anteriormente mencionada para llegar al siguiente punto: Warren Ellis nos sorprende, cuando tras tanta violencia y tragedia cumple justamente lo que bien deseamos que suceda, o sea, que aquellos personajes que vimos sufrir y sangrar por sus convicciones e incluso aquellos por los que pudimos llegar a sentir simpatía pese a que no eran en efecto verdaderos justicieros, en verdad consigan la paz que querríamos para ellos. Los sacrificios valen la pena en esta versión de Castlevania y hay encontramos de ese modo varios finales felices, incluyendo más de una epifanía que nos conmueve, algo que no habríamos pensado fuese posible con un drama fantástico como este. Al respecto, de los 10 episodios que comprenden la temporada, el destino de un par de los coprotagonistas se resuelve para nunca más volver a saber de ellos cuando llegamos a mediados de esta; más o menos a esa altura del desarrollo se soluciona el de otros tres más y luego en el penúltimo episodio acaba todo con el gran enfrentamiento a un poder maligno inesperado, algo que no se esperaba venir. La temporada final ha sido potente y cada capítulo nos ha dado momentos maravillosos, algo que en todo caso podemos decirlo es propio del programa desde que comenzó; no obstante, el creador de esta nos obsequia con un último episodio a manera de largo epílogo, algo concreta la idea del “happy end” llevado a dimensiones más elaboradas y contenta ese romántico que llevamos dentro. Quizás con todo esto el Warren Ellis tan agresivo de buena parte de la serie, volvió a ser el de los cómics más del gusto del público masivo al suavizar la mano para no golpearnos tanto, algo que a lo mejor a los amantes de las historias más oscuras no les fue de su agrado… Por mi parte, yo quedé encantado.
Ya he dicho todo lo que tenía en mente sobre un programa que me alegra mucho haber visto, el cual gocé entre el año pasado y este marcado por la cuarentena del Covid-19. La verdad es que nunca pensé que me iba a gustar tanto y a veces se me hizo poco, considerando lo breve de sus temporadas (en especial la primera de solo 4 capítulos); menos mal que me vi seguidas las tres primeras, siendo que la última para disfrutarla me limité a ver un capítulo por día. Por último, doy puntaje extra a la galería de monstruos, sin dudas magnífica y a la potente banda sonora a cargo de Trevor Morris y compañía.
Amor incondicional a mis 3 personajes favoritos: Sypha, Trevor y Adrian (Alurcard) |
Excelente análisis y sin spoilers, al menos de la temporada presente. Si hay algunos leves de la temporada anterior, pero asumo que nadie estaría acá leyendo el post sino las ha visto. Bueno, yo soy la excepción, ya que me quedé en el episodio 4 de la temporada 2 y no tengo intención (ni ganas) de retomarla. En mi caso es que parece que he desarrollado cierta aversión al anime (o producciones similares al anime) y lo otro es que aunque sólo he jugado el Castlevania de Nintendo 64 (uno de los peores según mucha gente), ya sabes que soy demasiado exigente cuando se trata de producciones sacadas de los videojuegos. De esta producción no me terminaban de gustar ciertas cosas respecto a Drácula, a los que este convocó, o incluso respecto a nuestros protagonistas (Como Trevor siendo un alcohólico o las constantes discusiones que tenían él y Alucard y Sipha haciendo de niñera)
ResponderEliminarQué lastima no te haya logrado enganchar esta serie, que bien tus razones tienes; por mi parte, a mí me encanta el animé y nunca jugué a los videojuegos, así que en la práctica esos dos detalles son significativos como para que mi predisposición a la serie sea mayor (y a ello se lo suma que adoro las historias de vampiros).
EliminarBuen análisis, Castlevania es uno de mis videojuegos favoritos y esta adaptación es una delicia para los amantes de este clásico juego
ResponderEliminarMe alegra saber que te gustó la serie, un verdadero show que merece recomendarse.
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