lunes, 21 de junio de 2021

Pecados de Omisión XII.

 

1. Trilogía Viriconium (M. John Harrison):
 
    Al menos 3 de mis amigos frikis más cultos si llegan a leer estas palabras, Marlo, Leo y Miguelito, querrán colgarme de mis gónadas por este yerro (aunque lo más probable es que solo se entere el último de este singular triunvirato, pues los otros dos con suerte leen los encabezados de mis posts).  El tema es que hace rato que a Marlo y a Miguel les venía oyendo/leyendo alabanzas sobre este escritor, un destacado inglés que como muchos colegas suyos dedicados a la llamada “literatura de género”, ha incursionado con excelentes resultados en el terror, la fantasía y la ciencia ficción.  Fue así que un día Marlo, quien me llevó a la “fiebre” por comprar textos a través de internet, comenzó a adquirir obras de este autor, difícilmente encontrables por estos lares.  Luego, una vez en que nos juntamos en su caso y nos recibió a Miguelito y a mí para ñoñear juntos, se pusieron a hablar de este señor de quien nada sabía (supuestamente) y en particular ensalzaron esta trilogía de novelas en cuyo particular mundo, su autor también ha realizado unos cuantos cuentos.  Para suerte de Micky, el anfitrión le obsequió una de sus novelas de fantasía científica nuevecita, que tenía repetida y yo me quedé con penita en el corazón.
    En una de mis visitas al Persa Bío-Bío (palacio de las compras “informales”, al cual ya me he referido varias veces en esta serie de posts y otros de carácter autobiográfico), estaba visitando el puesto de mi querido caserito Don Julio (personaje de la vida real que también, por razones obvias, ha aparecido varias veces por acá) y en uno de los muebles donde pone a la exhibición los títulos que tiene a la venta, se encontraba en muy buen estado, usados (pero no importa), los 3 tomos en bellas ediciones.  Le pregunté por ellos, que casi me parecía algo propio de la magia y de la sincronicidad, de las cuales tanto me gusta hablar, puesto que no hace muchos los mencionados amigos me la habían recomendado y todo fue como tan cercano en el tiempo (aunque creo que ninguno de ellos la ha leído) y debo decir con sinceridad que mi caserito me pidió un valor más que aceptable por ellos (creo que unos $ 15.000 por los 3 volúmenes juntos).
 
      - ¡Tengo tantos libros aún sin leer! – Dije en voz alta
 
    Lo que me pasó fue en el transcurso del 2019, creo, antes de que visitar este tipo de lugares fuese algo que solo podríamos hacer durante los cortos periodos, cuando pudiesen funcionar tales comercios y uno estuviese dispuesto a “arriesgarse” por el maldito Covid-19.  Echo de menos esa libertad y me arrepiento de mi estupidez de aquella vez.  Al menos el año pasado, durante uno de los paréntesis en que los negocios volvieron a abrir, si bien esta vez en una librería, me compré por datos dados por Miguelito, en oferta Nova Swing de Harrison.
    Y ahora explico, eso de mi supuesto desconocimiento en el trabajo de este maestro, con quien estoy en deuda.  Hace muchos años, cuando yo era un adolescente en los noventa y me encontraba en el último año de mi Enseñanza Media, estaba yendo a un preuniversitario para prepararme para la universidad y dar una buena prueba de selección (en ese tiempo la Prueba de Aptitud Académica, PAA).  Cerca de este centro de estudios, había una tienda donde vendían artículos de escritorio y en las vitrinas exponían uno que otro libro a la venta, selladitos, y entre estos se encontraba una antología de terror con el “sugerente” nombre de Pesadillas (más tarde, supe de que se trataba de un ejemplo de esa espantosa manía que tenían los editores españoles, de dividir un mismo tomo en al menos dos para sacarle más plata y hasta poniéndoles distintos títulos); el asunto, es que este ejemplar llevaba en la fea portada el nombre de dos autores que me interesaban mucho, Stephen King y Clive Barker (a la fecha aún nada había leído de este, pero ya lo amaba gracias a las pelis de Hellraiser) y al resto de los autores ni los ubicaba… Pues me obsesioné con la idea de conseguir el dichoso libro, reuní la plata y lo conseguí.  La última historia de un tal…M. John Harrison, con el ominoso nombre de El Gran Dios Pan, que se llamaba igual que un clásico relato de Arthur Machen y era un claro homenaje a este; bien recuerdo que esta fue una de las piezas que más me gustó de esa colección, sin embargo, como tanto tiempo ha pasado y mi memoria es frágil para recordar ese tipo de detalles, no la recuerdo.  Solo en una de mis tantas charlas con Miguelito, vine a “cachar” que tenía algo de él antes de conseguirme el mentado Nova Swing.


2. Odisea en Marte (Stanley G. Weinbaum).
 
    Durante las décadas de los veinte y treinta del siglo pasado, los llamados pulps, revistas de corte temático hechas con papel de muy baja calidad y que se vendían muy baratas en kioscos como “literatura de masas y escapista”, en tiempos de crisis económica en Estados Unidos, una gran cantidad de escritores importantes publicó numerosas obras de “género”; con posterioridad lograron convertirse en autores de culto, al valorarse con los años su aporte literario.  Uno de ellos es el artista cuyos cuentos fueron compilados en este volumen, que tuve en mis manos hace años ya y que lo vendía baratito en mi amada (buen, no solo para mí tan apreciada) Librería Chilena.  Tengo entendido que su cuento que titula el volumen, también traducido a nuestra lengua como Una Odisea Marciana, es uno de los más bellos de su época, siendo un claro ejemplo de las locas ideas de los prosistas de aquellos años, quienes aún creían que en Venus, Marte y otros planetas de nuestro Sistema Solar había vida extraña y hasta civilizaciones.  Sucede que no me gustaba la portada (¡No juzgues un libro por su tapa! dice el sabio adagio) y este título que contenía varios otros escritos de Weinbaum, se agotó como pan caliente, cuando el público habitual del local le hizo saber a sus conocidos de la joyita que había llegado; de seguro más de alguien de mi círculo lo tiene orgulloso en su colección. 
    Tiempo después de la omisión anterior, en la misma Librería Chilena adquirí una maravillosa enciclopedia sobre la ciencia ficción y, como no, en ella hablaban estupendamente de Weinbaum y en especial de su célebre cuento; mi arrepentimiento fue mayor.


3. La Cuarta K (Mario Puzo).
 
    El famoso escritor italonorteamericano, a quien le debemos la inolvidable historia de los Corleone (El Padrino, tremenda trilogía cinematográfica) y varias novelas en verdad recomendables, además de su guión para la película de culto, que llevó por primera vez a Superman a volar en la pantalla grande, redactó este libro y del cual solo supe que se trababa de una amenaza terrorista en Gringolandia.  En una linda edición de la llorada Editorial Grijalbo (¡Pucha que sacaba buenos libros!), tenían esta obra, que como muchas de las que llegan a esta tienda “de saldos”, estaba disponible en muchos ejemplares; varias veces lo puse en el montón  de títulos que me entusiasmaban, de todas las veces que iba para allá seguido en aquellos tiempos, pero al final me quedaba solo con los textos de corte ñoño y de ese modo perdí la oportunidad de tener otra de las obras maestras del gran Puzo (al menos mandé a hacer a más de un alumno, cuando tenía mi propia “sala temática”, una mesa dedicada a este escritor, con su imagen, nombre en grande y las portadas a todo color de varios de sus trabajos).
 
4. Invernáculo (Brian Aldiss).
 
    A este inglés sí que lo conocía hace rato y algunas cositas suyas me había leído por ahí, cuando en una librería que no sé si aún sigue existiendo, llegó a mis manos una edición de bolsillo de esta novela.  A menos que me equivoque, yo ya estaba haciendo clases, así que ya ganaba mi platita, aunque venía de la universidad no sé por qué asunto (¿Quizás viendo el tema de mi Memoria para titularme de profesor?).  El libro estaba en oferta (a estas alturas, ya sabrán que es costumbre mía comprar, por lo general, solo títulos que estén a bajos precios) y lo estuve mirando detenidamente, que había al menos otro texto que me interesaba, de los que se encontraban en el exhibidor dedicado a las rebajas.   La verdad es que no recuerdo qué pasó al final, de si me llevé algo conmigo aquella ocasión; no obstante, sí tengo muy claro que la novela de Aldiss no se vino conmigo y eso que me complacía, también, que se tratara de una edición de Minotauro, la reverenciada editorial dedicada a los géneros que tanto me gustan.  A veces creo que me “piqué”, porque hace rato que estaba detrás del tomo que me faltaba, de la trilogía de esta autor llamada Heliconia y de la cual compré a “precio de huevo”, en lujosos tomos de tapa dura y sobrecubierta, los volúmenes Primavera y Verano (aún sin leer, aunque ha pasado más de una década desde tal inversión); y tras creer que aunque se trataba de una edición más “humilde”, luego darme cuenta de que no era el tan deseado Invierno (obviamente leí a la rápida el nombre y me confundí por ser una palabra con la misma raíz semántica), opté por ignorarlo… ¡Puras tonteras mías!

 

4 comentarios:

  1. Esta vez seré breve: no tengo ni he leído ninguno de estos títulos. Asi que... todos anotados en lista de pendientes de compra / lectura. Gracias Elwin por la info.

    Saludos,
    RICARDO

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  2. El único de los libros que colocaste que conocía de oídas es el de Puzo, La cuarta K. Y ni se de que va. Con los demás estoy peor, pues ni de oídas ni de nada los conozco.

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    Respuestas
    1. Bueno, ya conoces obras de calidad para tener en cuenta como posibles lecturas.

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