viernes, 16 de julio de 2021

Mi corazón también habita en Twin Peaks.

                             


      Una de las series que me marcó durante mis primeros años, específicamente en lo que respecta a mi adolescencia, fue Twin Peaks (Picos Gemelos), emitida originalmente entre 1990 y 1991 en dos temporadas (la primera de 8 episodios y la segunda de 22).  Creada por el afamado director David Lynch, un cineasta de renombre que se había hecho ya un lugar en Hollywood con “solo” 5 películas (bien raras en general, pero muy aprecias por millones de seguidores y de la crítica especializada), junto a Mark Frost, se convirtió rápidamente en todo un referente dentro de la pantalla chica, al presentarnos una historia como nunca antes se había visto en ese medio.  Sin dudas, que muchas de las piezas más sofisticadas, artísticas y/o extravagantes de los programas televisivos que vinieron que después (y que hoy abundan en la parilla programática), se las debemos a este título que, como ya les indicaré, se atrevió a hacer algo distinto y de calidad artística innegable. 
     Por mi parte, era bien “cabro” cuando se estrenó por acá en Chilito, muy inocente hasta cierto punto; no obstante, conocía a su director de tan solo poco antes de saber de esta obra, tras haber alucinado con su versión del clásico de la ciencia ficción Duna y luego enloquecido con su otra cinta Terciopelo Azul (considerada por algunos como el mejor filme de la década de los ochenta… de Hollywood, supongo).  
     Bastante publicidad se hizo cuando nos trajeron este título, algo inusitado dentro de los medios criollos para cubrir el estreno de un show gringo (por lo general dedicado a los programas de variedades, espectáculos en vivo y culebrones nacionales).  Recuerdo que incluso guardé un reportaje a todo color, que salió en un periódico nacional, además de atesorar los artículos de la revista Cinegrama que compraba en aquel entonces.  Me encontraba cursando el Tercero Medio y era 1992, que acá llegó con atraso cuando ya estaba “terminada” (o sea, cancelada antes de tiempo) y lo dio Canal 13 de la Universidad Católica, anunciada con bombos y platillos.  Fue programado para los días lunes a horario estelar de las 10 de la noche.  Creo que era uno de los pocos de mi edad que lo veía, esperando con ansias cada capítulo y llenándome de alegría cada vez que en la radio tocaban su tema principal, Falling de Angelo Badalamenti e interpretado por la angelical voz de Julie Cruise (¡Incluso llegué a grabarlo en un cassette junto a otras canciones de la época que me gustaban!). Luego cuando la “gran masa” del público chileno, se dio cuenta de que no se trataba de un programa convencional al que estaban acostumbrados, perdió sintonía mayoritariamente y decidieron trasladarlo para cerca de la medianoche.  Durante esa época tenía entre 16 y 17 años y aún me dormía temprano de lunes a viernes, que al otro día debía ir al colegio; pero hacía el esfuerzo de mantenerme despierto, durmiendo siesta en la tarde para tener energía en la noche y mientras “hacía hora” me leía un libro a gusto.  
     Esa fue la única vez en la que vi Twin Peaks hasta ahora, que hace rato me la conseguí en digital completa y solo durante estos últimos meses me reencontré con ella y, en especial, con sus queribles personajes.  Por cuanto el resto de estas palabras, tratarán acerca de mis impresiones, ya adulto, sobre este título tan valioso para mí; que ha sido muy emotiva esta segunda mirada, la cual solo ha estado llena de gratas sorpresas y de ninguna decepción.



    ¿Quién mató a Laura Palmer? Era la interrogante que nos dejó metida en el cuerpo la serie en el primer episodio, cuando tras el hallazgo del cuerpo de la chica más popular y querida de la ciudad (el cadáver más hermoso visto quizás a la fecha, que cómo no los muestran es realmente una obra de arte); de modo que a raíz de ello, no solo comienza a desplegarse la investigación policial de rigor para hallar al culpable, sino que se empieza a desmadejar toda una maraña de secretos y mentiras, que nos demostrarán que nada, ni nadie es lo que parece.
     Laura es la única hija de un matrimonio maduro, el cual corresponde a una de las 3 familias pudientes de Twin Peaks que son el supuesto pilar socioeconómico de esta comunidad llena de sujetos extravagantes y donde todos se conocen, pese a que se supone tiene 51.201 habitantes.  Es así que damos por supuesto que solo hay una oficina de policía, un colegio, un hotel y un restaurante, mientras que buena parte de los acontecimientos  transcurren únicamente en una ínfima parte de su territorio (el único detalle que, más que ruido, me provocó gracia, por cuanto ayuda a aumentar la atmósfera surrealista y enrarecida del programa).  
     Ubicada en una zona montañosa y rodeada de bosques misteriosos, el crimen cometido nos lleva a encontrarnos con una variante del tema de “pueblo chico, infierno grande” y es que Twin Peaks es una comunidad cerrada, donde las cosas funcionan distinto al resto del mundo, no porque en ella también hay numerosos “pecados” que ocultar (que eso pasa aquí y en la quebrada del ají, como decimos en mi país); sino porque en sus tierras, existen nada menos que oscuras fuerzas sobrenaturales y que junto a los protagonistas iremos descubriendo poco a poco (y de la manera más extraña).
     Hay drama evidente en esta producción, no obstante, los elementos cómicos y místicos de la serie crean una mezcla tan sui generis, que era evidente el hecho de que en su momento muchos espectadores “se bajaran” del público leal… Y es que si optamos por ver esta producción, debemos aceptar la idea de que lo que entendemos por normal no funciona para sus personajes, incluso para los más “serios”, quienes de un momento a otro harán algún comentario fuera de lugar o actuarán del modo más inaudito (como ponerse a bailar, por ejemplo).   Por supuesto que es en lo anterior que radica el encanto de Twin Peaks, puesto que nadie sabe para dónde nos llevarán sus acontecimientos y eso lo hace tan entretenido a quienes la pasamos bien con esto.
    El propio David Lynch dirigió 6 de sus episodios, realizando también varios de los guiones; suyos fueron el potente guión (en la práctica una verdadera película), el comienzo de la segunda temporada (también de larga duración) y el último capítulo (que nos dejó en suspenso, porque sus eventos no quedaron resueltos y no tuvo tercera temporada para cerrar todo hasta… ¡2017!); con lo cual quedó de manifiesto su impronta para este espectáculo, que se volvió parte de las mejores serie live action gringas.  No obstante, para gusto de los incondicionales del show, en 1992 el propio realizador regresó a su obra más célebre con la película Twin Peaks: Fire walk with me (o Picos Gemelos: El fuego camina conmigo), una precuela que cuenta los eventos previos a la serie y que nos muestran con lujo y detalles la vida, pasión y muerte (pero no resurrección) de la malograda Laura Palmer.   Cabe mencionar que este filme está entre lo mejor de su autor, que dejó contentos a todo el mundo, incluso a quienes nunca vieron el título que lo inspiró.  Recuerdo que fui solito al cine a verla, en una época cuando los estrenos llegaban a la cartelera los días viernes y solo la puede comentar con mis profes, tal como me pasaba con la serie, pues no tenía nadie de mi edad con quien compartir mi pasión por Twin Peaks (solo cuando entré a la universidad me encontré con verdaderas almas gemelas contemporáneas con las que ñoñear a gusto).
    Cabe destacar los créditos de apertura, que aunque no son una maravilla, sí eran muy característicos debido a propia singularidad tan propia del show: un contraste entre la belleza del mundo natural que rodeaba a la ciudad y el mundo artificial creado por los hombres… Y, por cierto, otra cosa que me llamó la atención al reencontrarme con el programa, fue que teniendo varios personajes adolescentes, estos se veían bastante “formaditos” pese a su edad; supongo algo propio de los gringos “bien alimentados”, aunque ello bien respondía a la convención de que para hacer más atractivos a sus personajes (y tal vez por un tema moral hasta cierto punto), se viesen más atractivos para el público adulto, muchas veces metidos en asuntos “escabrosos”, tal y como podemos ver sucede con Twin Peaks.
    De Twin Peaks fue todo un éxito la banda sonora que se vendía como pan caliente (que este mismo servidor, con sus ahorros juntando peso a peso, se la pudo comprar ille tempore y con mucho placer en el antiguo formato de las cintas magnetofónicas).  Por otro lado, se editaron unos cuantos libros anexos a la serie, 4 en total, siendo que el último apareció el mismo año de su regreso, con la inesperada tercera temporada y escrito por el propio Mark Frost, su co-creador.  Cada novela redondea aspectos de la historia y, por mi parte, solo pude leer y disfrutar El Diario Secreto de Laura Palmer, ello gracias a una querida amiga que me lo prestó (y a quien a su vez también se lo prestaron, je).  Me encantaría tenerlos todos.


                                                                      Créditos de apertura

4 comentarios:

  1. A mi me encanta Twin Peaks, en mi blog le dediqué 3 post, uno a la serie original, otro a la película Fuego camina conmigo y otro a la tercera temporada de la serie que se hizo 25 años después de la original, ya que has vuelto a ver la serie original podrías ver la película y luego la tercera temporada de la serie, también te recomiendo el libro la historia secreta de Twin Peaks que trata sobre los orígenes del pueblo y de sus habitantes.
    La serie de Twin Peaks es una obra maestra, mezcla comedia, suspense, drama y terror, cada vez que se revisiona puedes captar nuevos detalles que se te escaparon la vez anterior que la viste, Lynch no descarta hacer algún día una cuarta temporada de la serie.

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    1. Tengo intenciones de seguir tu mismo modelo, solo que le agregaré un post dedicado a los personajes y que en un principio iban a ir dentro de este (pero no quería atrasar más mi publicación).

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  2. Obra maestra de la televisión, no puede calificarla de otra manera. Suelo verla cada 2 o años al completo, y como bien comentá José, le vuelvo a encontrar cosas nuevas. Es cierto que en determinados momentos de la segunda temporada la serie incorporó algunas subtramas que muy poco aportan, pero así y todo sobre el final se recupera y termina por lo grande. Hay que darle el mérito que corresponde a Mark Frost, un autor con tanto peso como Lynch en este proyecto. Todas las ideas místico-ocultistas que funcionan tan bien en la segunda temporada son de él. Y también recomiendo sus novelas no relacionadas con Twin Peaks: "La lista de los siete" y "El sexto mesías", dos joyas.

    Saludos,
    RICARDO

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    1. ¡Eso sí que es amar "Twin Peaks". Por mi parte, dentro de poco me veré de nuevo la peli que no lo hago hace más de una década y también aprovecharé de echarle un ojo a algo que se llama "Twin Peaks: The Missing Pieces" y de ahí tirarme a la tercera temporada que tanto me han recomendado.

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