sábado, 11 de junio de 2022

Un cierre INCREÍBLE.


    La quinta entrega de Dune escrita por su creador, Frank Herbert, Herejes de Dune, termina como el resto de los libros de la saga: Espectacularmente.  La razón para afirmar esto, en el caso concreto del penúltimo volumen de la serie, corresponde a que dicho desenlace implica una espantosa amenaza que se cierne sobre el Dune mismo, las Bene Gesserit (que hace rato dejaron de ser unas villanas) y el universo en general.  De este modo, la última novela original de esta serle literaria tan amada (e imitada), abordará la confrontación mortal y guerra feroz de carácter ideológico, sin dudas, en contra de un mal muy particular: Las Honoratas Matres.  Si en el primer libro de la saga, los Harkonnen fueron el símbolo de todo el mal proveniente del corazón humano, bajo el yugo bestial del hombre como género, la mentada orden femenina deja pequeña a la desaparecida familia noble de Giedi Prime; pues como ahora quedará más claro que nunca, no hay cómo el odio de una mujer, pues su energía centrada en dominar todo a su antojo, es una fuerza de la naturaleza devastadora.
    El libro comienza con una revelación que a más de un lector lo dejará con el aliento cortado: Arrakis, Dune, Rakis, el planeta que se ha convertido en el centro de todas las novelas anteriores y en todo un ícono para la ciencia ficción, ya no existe ¿Qué pasó entonces? Mejor descubrirlo.  Teniendo en cuenta la enorme pérdida que significa lo anterior, solo las Bene Gesserit son capaces de crear un nuevo Dune, implicando la reaparición de los extintos gusanos de arena y la producción de más Melange.  Por lo mismo, se han empecinado en hacer que la sede de su poder, Casa Capitular, se convierta en un desierto con las condiciones requeridas para ello.  Pero no es tan fácil, pues tienen incluso una preocupación mayor, que es la de escapar de su enemigo, las Honoratas Matres, quienes poseen un odio inconmensurable y un apetito por la violencia que hace de los viejos Harkonnen un mínimo peligro.  Por lo tanto, la confrontación es entre ambas órdenes secretas, si bien las ahora benignas Bene Gesserit, cuentan con unos aliados de respeto.
    Viejos rivales de temer, ya no acechan a los héroes y antihéroes de esta última parte de la serie, puesto que ni los ixianos, ni la Bene Tleilaxu, ni mucho menos la Cofradía (que hace rato dejó de complotar, tras perder poder del monopolio de los viajes), tendrán un lugar memorable dentro de los nuevos complots que se cocinan ahora; solo el último de los Maestros Tleilaxu, enriquecerá el dramatis personae de esta obra, dándonos un ejemplo sobre la ley de la entropía y de cómo la rueda del destino gira pese a nuestros esfuerzos más arduos, pues lo que una vez estuvo arriba, ahora se encuentra abajo.
    Hay muchos momentos inolvidables en la novela, en verdad memorables y sus diálogos, sin duda, deben encontrarse entre lo más sublime de la literatura de ciencia ficción... Y es que para este cierre del ciclo, que le dio la gloria a su autor, este se muestra más emocional que nunca (posteriormente en su nota personal, tras terminar nosotros de leer la historia, nos contará de manera muy íntima qué le estaba pasando mientras la escribía). Es así, que esta vez apreciamos en mayor medida, que en el tomo que precedió a este, a personajes capaces de generar verdaderos lazos interpersonales con otros, de demostrar afecto y de maravillarse por lo que tienen frente a lo que los rodea (y de olvidarse, aunque sea por un rato, de tantas tensiones); por lo tanto, encontraremos- por fin- a sujetos cargados de una humanidad tal, que en contraste con el resto de los primeros volúmenes de Dune, sí lograron un grado de identificación con ellos entre nosotros.  En cambio, las mentadas Honoratas Matres, por mucho que cada una de sus intervenciones estén entre los mejores episodios del texto y acaparen nuestra atención total, solo provocarán rechazo entre nosotros; lo anterior, por el hecho de mostrarnos de forma aterradora, qué pasa cuando ocupamos toda nuestra potencialidad en resaltar lo más bajo de nuestras pasiones.  Más encima, son mujeres que a diferencia de su contraparte- que se unen a hombres para manipularlos por un bien mayor, aunque sin opacarlos y potenciándolos- que se muestran misándricas totales, completamente competitivas entre ellas y que han convertido del sexo en un arma peligrosa, con el cual dominan por completo a los hombres que desprecian en su género total.


     Un importante agregado al libro y a lo que ha ido construyendo Herbert con mucha delicadeza y credibilidad, es el importante detalle de que por fin nos muestra una religión real en sus páginas, la que ha conseguido sobrevivir a milenios de revoluciones y control de las mismas Bene Gesserit.  Lo anterior no es algo mínimo, si se tiene en cuenta que toda la saga ha girado en torno al pilar de la religión (aunque, mayormente, esta vista con ojos poco amables, al mostrarla como una institución capaz de crear guerras santas atroces y en las que el fanatismo y la ignorancia, como el uso de la religión misma para dominar a otros, son solo un medio para conseguir poder).  Por lo tanto, esta pieza nos muestra a un grupo de judíos, centrándose en dos de ellos, para encumbrarlos como sujetos nobles como pocos antes vistos en Dune y cuyas intervenciones estarán entre lo más granado del libro (cabe mencionar que, en todo caso, Herbert era católico y de ahí la caracterización dada a las Bene Gesserit, quienes terminaron por convertirse en personajes positivos, a diferencia de sus rasgos villanescos de los dos primeros libros).
     Otro agregado, más que interesante, en el título que hoy nos reúne, es la presencia de los llamados Futars. Se trata de unas bestias humanoides, creadas por la ingeniería genética, semiinteligentes, las que poseen una interesante participación secundaria en la novela.
    El clímax de la obra, tal como ha sucedido en las otras partes de este ciclo literario, es en verdad plausible.  Escenas y diálogos como los que escribe su escritor- tan shakesperianos en su dignidad y belleza- merecen estar entre los episodios más hermosos del género.  Posteriormente, el desenlace y el epílogo del texto, nos deparan nuevas sorpresas y atentos a la intervención de cierta pareja al final del tomo: La promesa de una séptima parte, que lamentablemente nunca llegó de parte de su creador, puesto que falleció poco después de terminar y publicar esta joyita de la ciencia ficción.
    Muchos después, ya entrado el siglo XXI, en 2006 concretamente, uno de los dos hijos de Frank Herbert, Brian, se unió al escritor "mercenario" Kevin J. Anderson (al cual nunca lo he leído, aunque dicen por ahí que escribe bien) para escribir la tan ansiada secuela: Cazadores de Dune.  Según afirmó el vástago de Frank, se basaron en notas que dejó este; sin embargo, ignoro su ello está comprobado.  Ante el éxito de esta primera nueva entrega "oficial" de la saga, la dupla sacó una secuela más, varias novelas anexas y... ¡Un par de precuelas! Por mi parte, la verdad, prefiero no gastar plata en estos títulos, hechos mayormente para explotar un legado literario de tal magnitud; pues me pregunto, cómo es posible que los dueños de la marca no hayan trabajado antes con autores de renombre y de ese modo sacar secuelas de real peso artístico (como pasó con la serie de Fundación, del "Buen Doctor" Isaac Asimov, seguida por escritores reconocidos, ya sea en cuentos, novelas oficiales y hasta en otras sin permiso de sus herederos, je).
 
Personajes.
 
   Un montón pululan por acá, quizás mucho más que en anteriores entregas (salvo en el caso del primer libro).  En su mayoría a los protagonistas ya los conocemos y en cuanto a los secundarios, no dejan de ser llamativos, que el universo duniano se ha ido configurando como un lugar vasto y complejo.  Así que vamos a repasar en qué situación se encuentran varios de estos sujetos, que se han vuelto entrañables para muchos, así como conoceremos a los nuevos que se han integrado a la saga.
 
* Madre Superiora Darwi Odrade: En el libro anterior la conocimos como una joven Bene Gesserit, convertida ahora en la más importante de su orden, al cual lidera en los peores momentos de su historia.  Odrade es distinta a quienes le han precedido, pese a que guarda dentro de ella la memoria y los conocimientos de miles de sus antepasados, puesto que a diferencia de la mayoría entre esta casta de mujeres, sí valora el amor al prójimo y, por lo mismo, es mirada con recelo por muchas de sus compañeras.  Amante de los placeres sencillos y de la compañía (algo que apenas pudimos apreciar en otros personajes de la saga, demasiado endurecidos ante tanta intriga y por la que debían estar a la defensiva en todo momento), pese a su "debilidad" es respetada y es considerada una gran líder.  Imposible no encariñarse con esta mujer y que tuvo todo tan claro desde un principio, tal como podremos comprobar al final del libro.
 
* Miles Teg: En la presente ocasión se trata del ghola (clon) del regio militar que conocimos en el libro anterior, puesto que el anterior falleció en muy singulares circunstancias.  En este último libro, pasa poco más de una década desde que vuelve a nacer y como las Bene Gesserit están desesperadas por evitar su desaparición, derrotar al enemigo y salvar el universo, se ven obligadas a adelantar el proceso de que este recupere sus memorias.  Por cierto, el método para conseguir lo último, sin dudas que nos puede parecer horroroso.
 
* Duncan Idaho:  El mismo ghola que nos fue presentado en Herejes de Dune, es ahora un hombre adulto que vive cautivo en una "no-nave", pues las Bene Gesserit sospechan de que esté siendo controlado por el mal; pese a todo, las "brujas" lo necesitan y en ese sentido la sabia Odrade no está equivocada.
 
* Sheena:  La flacuchenta chica Fremen, que fuera presentada en el libro anterior, nacida con la capacidad de llamar a Shai-Hulud y controlarlo, ahora es una hermosa y sensual mujer convertida en Madre Superiora.  Su presencia sigue siendo necesaria y más si se desea que Casa Capitular se convierta en una nueva Dune, de modo que la Especia vuelva a surgir.
 
* Murbella:  En Herejes de Dune, la conocimos como una joven Honorata Matre, comisionada para "imprimir" a Duncan cuando este era aún un muchacho, o sea, dominarlo a través del sexo (ella debía desvirgarlo y luego convertirlo en su esclavo a través de su deseo por ella... Lo que dichas féminas acostumbran a con los hombres, que se vuelven sus víctimas y meros peones tras el primer coito con ellas). No obstante, el tiro le salió por la culata y quién quedó ligada fue la propia Murbella. Sin embargo, hay real amor entre ambos amantes y eso determina muchos de los eventos de esta novela.  Prisionera de las Bene Gesserit, es una persona esencial para que se cumpla el pla de la Madre Superiora; su papel en el final de todo será increíble.
 
* Reina Araña (el nombre se lo ha puesto la sabía Odrade, puesto que se hace llamar de otra forma, entre quienes pretende tener bajo suyo y por lo mismo tal apodo le queda como anillo al dedo):   La líder de "las putas", como las designan sus rivales despectivamente, es una muy vieja mujer de carácter agrio y que carga con un odio muy grande.  Como pasa con el resto de las Honoratas Matres, sus ojos y pies son una representación de su enorme poder y personalidad peligrosa.  Su hambre de control será su perdición de la manera más espectacular (creo este es el único spoiler que me he permitido, je).  Por último, cada aparición suya en las páginas del volumen merece nuestra especial atención.
 
* Rebecca: Otro de los dos personajes nuevos que deseo destacar.  De origen judío, por circunstancias muy especiales debe volverse una Bene Gesserit.  Cada vez en que la encontremos en alguna de las páginas del libro, será para emocionarse, sin dudas, como un ejemplo de lo estupendo que le salen los personajes femeninos a Herbert; asimismo, una muestra de la belleza que podemos encontrar en esta obra, con la cual hoy despido- con agradecimiento y ya con nostalgia- de esta saga, que se quedará para siempre en mi memoria y corazón.


 

4 comentarios:

  1. Como sabes, he leído sólo el primer libro de esta saga. Siempre he tenido el temor de que las secuelas, con tanta cosa que introducen a veces, arruinen completamente la gran imagen que tengo de dicha obra. Por eso no me he aventurado a leer las demás. También he leído sinopsis de lo que sucede a continuación, especialmente del último libro titulado Gusanos de Arena de Dune, el cual concluye la saga original.

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    1. En todos estos años de estrecha amistad "remota", conociendo tus exquisitos gustos, estoy seguro que te encantarán los siguientes libros

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  2. Me leí las precuelas hechas por el hijo aprovechador y el escritor mercenario, y si bien tienen algunas cosas buenas, y hasta destacables, en general no pasan de un ejercicio de escritura (que no le llegan ni a la altura del betún al padre, resultando especialmente penosas las citas de los libros ficticios, de lo burdas y simplonas que son), así que me quitaron las ganas de leer las secuelas. Resulta sorprendente que caigan en el error común de poner elementos en el pasado que son tan impresionantes, que es imposible que no los hayan mencionado o que los hayan abandonado. Algo similar a lo que pasó en Discovery con la tecnología del salto, es inconcebible que la Federación haya renunciado a ello.
    En cuanto al mercenario, leí un par de novelas que escribió para el universo de la Guerra de las Galaxias, y he de decir que lo encontré mejor y mucho más plausible que lo que hizo el ratón con los capítulos 7, 8 y 9.

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    1. Fíjate que un amigo ñoño que sabe harto, me ha recomendado harto esas novelas, pero prefiero dedicarle tiempo a obras de autores más consagrados y lo que me dices corrobora que no estoy muy equivocado. Tengo unas novelas de "The X-Files" escritas por Anderson hace años, sin leer aún, que según una revista especializada son buenas ¿Sabías es consultor de las actuales adaptaciones cinematográficas de "Dune"? Lo que mencionas de "Discovery" es cierto (por mucho que me gusta esa serie).

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