1- Primeras
palabras.
En Chile o más bien en el español de
Chile, una persona “cuica” es alguien que no solo es adinerado, sino que
proviene de una familia de rancia alcurnia, con generaciones a cuestas de gente
acostumbrada a una vida llena de lujos y perteneciente a la elite de la
comunidad; esta gente además acostumbraría, en la mayor parte de los casos, a
mirar en manos a otras clases sociales y en especial a los de la “clase media
ascendente”, por considerarlos arribistas y mucho peor a aquellos de nivel
socioeconómico más bajo. Se supone se
trata de gente preocupada por las apariencias, la alcurnia y que hablan, como
se comportan, de forma “afectada”; además no solo se preocupan por vestir con
las mejores marcas, sino que cuidan de su apariencia externa, que los
diferencia de los “rotos” que supuestamente por mucha plata que gasten en
vestirse bien, se les notaría de inmediato su procedencia más humilde…Y, por
cierto, si no son profesionales universitarios, al menos tienen tanto dinero
que o si no son dueños de tierras, que les dan grandes divisas económicas, al
menos poseen empresas o bien trabajan para sus padres y otros familiares que
los han acomodado en los mejores puestos.
Teniendo en cuenta esto, el término cuico
tiene un sentido más bien peyorativo, que a veces no se aplica no solo a
las personas, puesto que puede utilizarse para designar a objetos o situaciones
(ejemplos: El auto cuico o qué cuico el instituto donde estudias).
El párrafo anterior sirve para
contextualizar algunos de los comentarios y parte del análisis del libro que
hoy nos reúne: Nosotras que nos queremos tanto, la ópera prima de mi
compatriota Marcela Serano. La verdad es
que fue una segunda lectura de dicha
obra, luego de 15 años de mi primer encuentro con sus páginas, lo que me ha
llevado a plantearme estas ideas y/o interrogantes...Una segunda mirada, más
cuando se ha experimentado más y ya no se es tan ignorante como antes,
redefiniéndose ciertos rasgos en uno y naciendo nuevos aspectos en lo que
concierne a nuestra evolución personal; esto último, puede hacer que
descubramos nuevas cosas en aquello que nos cautivó en otro momento, incluyendo
que ahora veamos con otros ojos dicha obra...y eso es lo que me pasó con este
libro, algo que no puedo dejar de compartir con ustedes.
Pero antes de dar paso a todo esto, mejor
contarles algo de su autora y de qué trata el libro ¿No les parece?
2- Marcela
Serrano.
Nacida en 1951, es una escritora
"tardía", puesto que sacó su primer libro a los 40 años, siendo que
supuestamente en su juventud escribió varias obras, pero ninguna la satisfizo y
se deshizo de ellas (o tal vez las olvidó por ahí).
Proveniente de una familia acomodada,
vivió una existencia regalada hasta que el Golpe Militar de Pinochet le cambió
la vida y se tuvo que ir al exilio, donde conoció por vez primera unas cuantas
privaciones, lo que de seguro la humanizó (y de paso le dio las herramientas
vivenciales y emocionales, como para luego volverse una destacada autora). Regresó a su patria mucho antes del término
de la dictadura, terminando de ese modo sus estudios universitarios en la
Universidad Católica (centro de estudios donde los cuicos, acostumbran matricularse para conseguir una carrera…otro
ejemplo de su faceta de los rasgos autobiográficos que se evidenciarán en el
libro que hoy revisaremos). En todo
caso, considerando que pese a su origen acomodado y que la acercaba a la
oligarquía tradicional chilena, puede afirmarse sin tapujos que fue valiente de
su parte haber optado por seguir los ideales de izquierda y más todavía
abrazando las consignas del Partido Comunista; siendo que más encima como
miembro del PC, se atrevió a volver a su país cuando era muy peligroso para su
gente, vivir en territorio nacional y donde Pinochet y los suyos, no temían en
hacer “desaparecer” a sus enemigos.
Asimismo, convertida ya una escritora
consagrada, no dejó de estar ligada al ámbito político de izquierda, cuando
volvió la democracia y la izquierda lideró al país por más de una década
seguida; casándose en tercera nupcias con un diplomático chileno y siempre
dejando claro de manera pública su defensa de los derechos civiles y
feministas.
La publicación de Nosotras que nos queremos tanto, le
concedió nada menos que el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (que no hay que
olvidar que el nombre de dicho galardón, proviene de la escritora mexicana de
los tiempos de la Colonia y que fue la primera autora feminista del llamado
Nuevo Mundo) en 1994, o sea, 3 años después de editarla. Debe saberse que esta obra tuvo su adaptación
teatral llevada a cabo en nuestro país.
No muy prolífica, que a la fecha “solo”
tiene 13 libros publicados, ha incursionado tanto en la novela, como en la
narrativa breve por medio de cuentos (Un Mundo Raro, 2000 y Dulce
Enemiga Mía, 2013) y en los subgéneros de la literatura infantil (El
Cristal del Miedo, 2002 e ilustrado por su hija) y el policial (Antigua
Vida Mía, 1995).
El libro Antigua Vida Mía tuvo su
adaptación cinematográfica en 2001, por el director argentino Héctor Olivera y con
destacadas figuras internacionales en su elenco, entre ellas Cecilia Roth y Ana
Belén.
Cuatro amigas del alma se reúnen durante
unos días veraniegos para pasar juntas en un lugar idílico, en el sur de Chile,
su país, y así relajarse poniéndose al día sobre lo que ha sido de cada una de
ellas, como también recordando tanto su vida juntas, como el de su pasado desde
antes que se conocieran; de paso entre sus conversaciones y remembranzas,
aparecen las figuras de otras mujeres con las cuales sus destinos se han
cruzado. Todas ellas son personas
“hechas y derechas”, la mayoría casadas y con hijos, profesionales muy bien
posesionadas gracias a sus múltiples talentos y ahora dispuestas a contribuir
al renacer político y social de su país que está comenzando la transición,
luego de más de una década de dictadura militar de derecha.
A lo largo de sus más de 300 páginas vamos
conociendo a estas protagonistas desde su infancia, pasando por su adolescencia,
juventud y adultez, en lo que la intimidad personal se une a la historia del
país que les vio nacer y crecer. Su
destino como mujeres posesionadas de su independencia como personas, muchas de
ellas superando el recio patriarcado imperante en sus propias familias e
incluso entre los supuestos hombres liberales con quienes se unen una vez ya
mayores, va siendo retratado a través de varios relatos que ilustran muy bien
lo que significa ser mujer en tales en circunstancias y los periodos históricos
por los que estas van pasando; hay historias en verdad conmovedoras, donde la
amistad entre mujeres, las convicciones políticas, el amor de familia y la
necesidad de realizarse personalmente, vienen a ser algunos de los puntos
fuertes de esta obra.
4- Impresiones
personales.
No voy a negar la calidad literaria de
este texto, aunque debo decir en varios momentos de mi segunda lectura me
estuve aburriendo y solo quería terminar el libro de una vez ¿Por qué razón
digo esto? Pues, porque tal como ya me atreví a adelantar a través del nombre
que el puse a esta crítica y al primera párrafo con el que comencé todo, en
determinado momento de mi reencuentro con esta obra, me pareció que se trataba
de una novela escrita por una “mujer para otras mujeres” y más encima no para
cualquiera de su género, sino que tal como me referí al principio para
“cuicas”, que tal tipo de gente son en su mayoría los personajes que aparecen a
lo largo de ella: profesionales universitarias, que si bien no dejan de ser
admirables en su lucha diaria para ser felices, prácticamente solo sociabilizan
con sus pares y tienen una vida llena de comodidades, viajes al extranjero, con
varios autos de los que son dueñas y tienen mínimos un par de empleadas
“puertas adentro”…De este modo, un hombre como yo, en esos aspectos bien poco
se puede sentir identificado con gente así, por mucho que el libro aborde temas
universales como el derecho a la libertad y la fraternidad, por no mencionar
que tal vez otras mujeres que no pertenecen a ese mundo, poco pueden
entusiasmarse con una trama con tales características.
La sofisticación de las mujeres que pululan
a lo largo de Nosotras que nos queremos tanto, se evidencia a lo largo
de sus conversaciones, todas ellas dirigidas por féminas intelectuales
representativas del empoderamiento femenino. Sin embargo, por mucho que estas
triunfadoras representen a ese grupo de damas líderes de la comunidad, también
se nos deja claro que aún ellas siguen expuestas a la estupidez machista y en
especial con sus maridos, que tal como se nos deja claro en muchas ocasiones,
no las consideran realmente sus pares y muchas de ellas, pese a todo, siguen esclavizadas a su vida de dueñas de casa con la monotonía del día a día (la violencia implícita, escondida detrás
de los actos de estos verdaderos trogloditas disfrazados de caballeros exitosos,
es pavorosa) y todo ello nos lo retrata la Serrano de forma exquisita, a veces
con un humor negro que impacta…La verdad es que en general los hombres como
género, quedamos bien representados tan solo por un personaje masculino en toda
la novela, que el resto o solo aparece de forma anecdótica o son un muestrario
de ese patriarcado retrógrada: la sensibilidad y la verdadera amistad, como la
comprensión y el cariño puramente podemos encontrarlo en el libro entre sus
protagonistas; de ese modo para la mayoría de los “machos alfas” que aquí salen
el sexo con su pareja no es verdadera compenetración, sino solo penetración y
de ese modo vemos a lo largo de este libro a varias mujeres insatisfechas
sexualmente; que aquella de las amigas que más disfruta del coito, es solo la
única que se ha negado a casarse y mantiene varios amantes, algo así como que
se hubiese “masculinizado”, mientras que en un pasaje de la novela parece la
opción del lesbianismo como una respuesta para olvidarse de la ineptitud erótica
viril (en cambio con la homosexualidad masculina la Serrano pareciera pecar de
intolerante, que cuando esta aparece en el texto también la trata como otra
ofensa del macho hacia la mujer).
Por otro lado, no falta el erotismo en el
texto, así como la crítica incluso al Partido Comunista, que ya por medio de
otros intelectuales de izquierda chilenos, como lo hicieron en su momento
Roberto Ampuero y Pedro Lemebel, nos demuestra que la intolerancia y los dogmas
ciegos abundan en todas partes.
Un primo muy querido, Pablo Fuentes
Jiménez, me dijo cuando leyó mi post sobre Lluscuma de Jorge Baradit, que los
escritores nacionales explotaban demasiado el tema de la dictadura, algo que ya
era hora dejaran de abusar (bueno, más o menos esa era la idea en su discurso)
y a lo que yo le contesté que eso era evidente, puesto que estamos hablando de
algo que nos marcó demasiado y cuyos protagonistas aún siguen vivos…Pues cuando
pienso en esto me doy cuenta que así es, que dentro de los últimos libros que
he leído este tiempo, la obra de Marcela Serrano viene a ser el cuarto que
trata de una manera u otra dicho episodio nacional y sus consecuencia (y tan
solo llevo 5 leídos desde que me dediqué en exclusiva a repasar solo a
compatriotas míos). Pero algo que le
celebro a esta novela en particular, es que aparte de abordar también aquellos
años de terror, debido a la época en la que fue escrita, nos ayuda también a
conocer cómo fueron aquellos del regreso a la democracia y de la lucha de quienes permitieron que el
país retomara su camino hacia el progreso.
5- Palabras
finales.
Para conocer y disfrutar en verdad la
literatura de Marcela Serrano, la verdad es que no recomiendo este libro, a
menos que se quiera recorrer por entero su narrativa y/o quien pretenda leerlo
cumpla con al menos el hecho de ser mujer e intelectual más encima (perdonen si
les parece muy sexista mi opinión, sin embargo para qué me voy a
autocensurar). Respeto a la autora y
espero retomar sus otros trabajos a futuro, que estoy seguro luego mejoró
bastante con sus siguientes narraciones y entre ellas muy buenos recuerdos
tengo de su segunda novela, Para que no me olvides (1993) y su
díptico de “cuentos mexicanos” Un Mundo Raro (2000, verdaderas
joyitas que di a leer a mis alumnos la década pasada y que encuentro
soberbios).
A ver si alguien comparte conmigo sus
propias impresiones sobre este libro.
Hasta la próxima.
Muy buen post amigo!
ResponderEliminarNunca me ha llamado la atención Marcela Serrano. Ahora después de leer tu crítica tengo una idea sobre su obra. Una vez más gracias.
Considero que este blog es un real aporte, para conocer y hacerme una idea de algunas obras literarias.
Lamentablemente ya no leo tanto como antes, por falta de tiempo.
Gracias por compartir el gusto por la lectura!
Cariños
Me alegra mucho que te haya gustado este post...¡Y cuando quieras te presto un buen libro!
EliminarMarcela Serrano no es santa de mi devoción, pero quiero agregar algo: en los 80s, ya de vuelta en Chile, fue bien underground y contestataria, participando en el mítico Colectivo de Acciones de Arte, CADA, junto a otros artistas, algunos de los cuales luego se integraron al mainstream literario y cultural, como ella misma.
ResponderEliminarAlgo sabía, pero como siempre tú sabes mucho de lo que yo ignoro y te agradezco compartas conmigo esos conocimientos.
EliminarSaludos Elwin, aquí murinus2009.
ResponderEliminarTe quedo muy bien esta reseña Elwin, Felicitaciones.
Llamas muy bien la atención del lector desde la descripcion de los "Cuicos" cuicas en este caso.
Nunca habia escuchado la palabra, Cuica, eso me puso a pensar que en México existen varias palabras para dirigirse a la clase social alta.
La mas popular actualmente es:
"Fifi".
Antes en los ochentas se usaba:
"Pirrurris".
esta la popularizo el comico mexicano, Luis De Alba.
"Catrin" es otra.
En Femenino "catrina" se usa para referirse a La Muerte.
"Junior"
Se usaba para referirse a los hijos de los ricos, por lo regular de comportamiento despota.
"Mirreyes".
Se les llama asi porque asi se dicen entre ellos, un saludo común es: "Quiubole Mi Rey" o "Que Paso Mi Rey".
Aquí en México una escritora equivalente a Marcela Serrano que se dedica a escribir novelas sobre los cuicos mexicanos se llama, Guadalupe Loaeza, curiosamente hace unos 20 años al igual que Serrano tu compatriota también simpatizaba con las izquierdas, no se actualmente.
Esta Novela de, Maecela Serrano, nunca la he visto y tampoco creo que la piense buscar, la verdad que creo que tu reseña es mucho mejor y con ella me basta Elwin.
Por ultimo te cuento Elwin, que de manera misteriosa he tenido contacto directo con algunas de estas mujeres cuicas fifis pirrurris, manejan camionetas de entre 40 000 y 80 000 o mas dolares, tienen ingresos altos de 5 a 6 cifras anuales en dolares, conocen otros países, hablan ingles fluido y con todo...la verdad...son muy simples... creo que nunca escuche una conversación interesante de alguna de ellas, una pese a tener 2 carreras, manejar una camioneta de unos 40 000 dolares a sus entre 25 o 30 años de edad (aunque parece de 20) ser de las 3 personas que conozco que puede hablar con 2 personas a la vez en ingles y en español, un día la escuche decir:
"No se que hacer con mi vida"...
Gracias por esta Reseña Elwin, te deseo que estés muy bien amigo.
Nos vemos pronto.
Primer extranjero que comparte conmigo este texto "tan chileno", que en todo caso como ya hemos charlado antes poca gente se aparece por acá.
EliminarLo que cuentas sobre las catrinas ya lo sabía de hace rato, cuando tuve el gusto de asistir a una exposición sobre Diego Rivera y Frida Khalo (dos de mis pintores favoritos).
A ver qué te parecen mis siguientes entregas sobre autores chilenos.
Por cierto...Si puedes léete los dos cuentos mexicanos a los que me referí en mi post, que en verdad están muy buenos.
Muy victimista. Tachter
Eliminardecia que ganaba porque nunca exigia votos por
ser mujer. Estás auroras deberian leer sus discursos y aprender un poco de estilo. Les vendria bien
Un gusto volver a encontrarte por acá...¡Pero no te entendí lo que me quisiste decir! (sorry).
EliminarOh, estoy practicando escribir con celular en vez de teclado. Quise decir que a estas autoras les vendria bien leer algunos discursos de Tachter para sonar menos chicas. Mejoraria su estilo conocer frases como "si las mujeres quieren la igualdad que se la ganen" o "Si eres jefa demuestralo" al mas puro estilo Tachter.
ResponderEliminarErrata donde dice chicas quise escribir cuicas.
ResponderEliminarLa frase era: "Las mujeres nunca tendremos la igualdad si no demostramos que la merecemos". Hay que reconocer que tiene cierto gancho político; sin perder el voto de ninguna mujer gana el de muchos hombres-ese es el tipo de feminista que me gusta, las mujeres debían de buscarse una líder así mucho antes, pensarían muchos-. La verdad es que Tachter sabía ser cuica y muy cuica -llegó a ser miembro de la cámara de los Lores, una superélite donde no había mujeres- sin sonar victimista. Sea cual sea la opinión que tengamos de su gobierno -algo puramente político que no importa aquí, que hablamos de literatura- sabía recordar que era hija de un tendero que de joven tenía que pararse a las cinco de la mañana a limpiar la tiendita para que pudieran abrir antes que nadie, algo rigurosamente cierto. Y tenía frases sin precio: "Durante las Malvinas un periodista argentino me preguntó si me creía la inglesa más recia desde Isabel I. Le dije que no: Isabel I tenía más talento político que yo, y era mejor oradora...yo sólo soy más valiente que ella" o aquello otro de: "El trabajador no necesita un estado niñera que le de asistencia social; necesita acabar la inflación pa´que su mujer haga el mercado y le sobre pa´sus cervezas en el pub como a cualquier honesto trabajador que se respete, y como yo le dí eso, el proletariado me va a reelegir más veces que a Churchill" -Justo lo que pasó, aún hoy Tachter tiene el récord de ser más reelegida que nadie, aunque Blair se lo empató-. Estas autoras tienen un estilo elegante, meritorio, pero la verdad es que no les vendría mal una pizca de ese picante proletarismo Tachteriano para darle mejor condimento a sus platos literarios.
ResponderEliminarComo soy un ignorante en muchos temas, no tenía idea de lo que me cuentas de la Tatcher, la Mujer de Hierro, que nunca pensé venía de la clase proletaria. Muy inteligente pudo haber sido, pero nunca será alguien para admirar por mi parte, debido a que fue muy amiga del dictador chileno Augusto Pinochet y por los hechos de Las Malvinas.
EliminarBueno, yo no me refería sólo a su origen, sino a su estilo literario. (La oratoria polìtica también es un género literario, en cierto modo). Sabía ser cuica sin nunca sonar victimista, mientras que estas autoras suenan victimistas a veces; ya que es un poco difìcil empatizar con los problemas de mujeres cultas, pertenecientes a las clases privilegiadas, que llevan una vida en la punta de la pirámide social. Por muy bien escrito que esté, el libro suena un poco a falso, precisamente por ese vitimismo feminista, uno no puede menos que pensar que también hay muchos hombres con muchos problemas y que no tienen las ventajas sociales de que gozan las protagonistas. Y por eso comparé con el estilo Tachteriano; tanto si simpatizamos con su ideologìa como si no, no se le puede negar que nunca sonaba victimista, y que en cierto modo sabía "llegarle" al público masculino de clase trabajadora de una manera que estas literatas no parecen saber hacer. (bueno, era su oficio, para poder ganar las elecciones, claro, por eso digo que la oratoria polìtica es un género literario, aunque siempre cuente más la capacidad de manipulación que la elegancia, y eso, en todos los políticos de todos los partidos). Creo que si estas autoras copiaran un poco el estilo Tachteriano, (hablo de estilo, y de rétorica, no de ideologìa) ganarìan mucho en capacidad de sintonizar con el público. Y no deja de ser curioso, dado que Tachter también era una líder feminista, en cierto modo...
ResponderEliminarNo llamaría "victimista" a la Serrano, que igual debo leer el resto de sus obras y en el caso de la segunda releérmela (que tenía 18 años cuando la tuve por primera vez en mis manos, así que era muy joven e ignorante aún), como para hacerme una idea más completa de su trabajo; no obstante, para serte sincero, no estoy en estos momentos muy interesado como para volver a encontrarme con ella y quizás hasta cuándo.
EliminarY en cuanto a lo que me dices de la Tatcher, como siempre sabes llevarme a temas interesantes en los cuales soy un ignorante.
Ja, ja, es que me interesan muchos temas, aunque los cómics y la literatura y el cine me encantan, por eso me gusta tu página aunque no siempre tengo el tiempo que quisiera para leerte.
EliminarTienes razón en que victimista quizá sea un término un poco fuera de lugar, pero es un problema de las novelas feministas, especialmente si las protagonistas son mujeres cuicas, el que muchos lectores piensen sin querer en que también hay muchos hombres con problemas de condición social mucho más vulnerable, que en cierto modo merecen más atención de la sociedad que estas mujeres privilegiadas...lo que le da un cierto tono un poco falso a la narración, incluso aunque este bien escrita.
Y no creo que eso sea cuestión de que toda obra que trate de los problemas de las clases privilegiadas suene a falso. (El Gran Gatsby suena muy auténtico). Hay un libro muy interesante titulado Los Navieros de Oro que trata de los magnates navieros griegos compatriotas de Onassis. Claro, yo no soy un magnate naviero griego, ni he estado en Grecia ni conozco una papa de ese mundo, pero las aventuras de los grandes navieros, su lucha contra los elementos en su época de marineros, contra las compañías de seguros, y los gobiernos, sindicatos y la competencia de las otras navieras después, era interesante y uno empatizaba con los personajes aunque fueran de otra cultura etnia y religión (la iglesia griega ortodoxa) que uno no conoce. La novela terminaba cuando ya todos los navieros eran viejos y uno hasta había fallecido mientras los démas visitaban su mausoleo en su isla natal en Grecia. (los navieros griegos tienen una obsesión por ser enterrados en su isla natal, donde pasaron hambre y miseria, junto a aus paisanos) y uno sentìa despedirse de esos personajes que eran como viejos amigos de uno después de todo lo que les pasaba al final de tantas páginas. Es decir, el autor sabía hacer que la novela fuera más auténtica, más verdadera y le "llegara" más al lector a pesar del abismo entre el lector medio y la clase de protagonistas que tenía la historia. El problema básico de las novelas feministas modernas especialmente si son de origen burgés, es que no siempre saben conseguir eso.
Bueno, menos las de Carmen Rico que te menciona mi amigo Zeitzler. Esas te hacen reír y al mismo tiempo simpatizas mucho con las mujeres que las protagonisan y con el estilo tremendista de frases punzantes de que esta llena la obra. Si tienes tiempo para leerlas alguna vez, no pierdes nada con hacer la comparación con las de Serrano. Creo que te será interesante. Hay una versión en cine, de uno de lo libros de Godoy, pero te recomiendo más el libro original para comparar estilos.
Pues si deseas conocer a otra autora chilena feminista y de ciencia ficción más encima, te invito a leer lo que he escrito sobre Elena Aldunate, que dos posts le he hecho (el último de hace poco, pues la incluí en mi autoreto de escritores nacionales para el segundo semestre de este año que termina). Me encantaría tu opinión al respecto.
EliminarLas novelas de Carmen Rico Godoy pueden considerarse como ejemplos de el estilo rétorico Tachteriano -estilo, no ideología política- bien adaptadas al tema feminista. Nunca suenan victimistas, pero hay que reconocer que es más fácil empatizar con sus personajes porque son de clase media, no cuicas. Sin embargo, son muchos los hombres que disfrutaban mucho con las barbaridades que decía, en ese sentido en cuanto a construir frases lapidarias y decir cosas tan terribles, su estilo literario era Tachterismo puro. Bien es verdad que era en género cómico,y paródico, aunque con evidente intención de sátira social, en general bien desarrollada. Y sus novelas también era feministas. Pero sonaban más auténticas, más creíbles, más de verdad, en una palabra.
ResponderEliminarNo ubico a la autora que mencionas, pero se ve interesante. Fíjate que en Chile faltan autores que vean los grandes temas con humor y de las mujeres solo puedo recordar a Isabel Allende y entre los hombres a Hernán Rivera Letelier y a Roberto Ampuero, a los que les he dedicado ya varios posts. Gracias por la recomendación.
EliminarSería una opinión injusta, porque la autora que me mencionas no la he leído. Para escritoras de ciencia ficción ya tengo en mi lista de pendientes a Ursula K. Le guin. Pero todavía no me he empezado. Si has leído algo de Ursula o tienes algún artículo suyo me interesaría saberlo para ver si es tan buena como me han dicho.
ResponderEliminarA la llamada "Tía Úrsula" que le pusimos con un amigo hace años en un taller literario de ciencia ficción y al que íbamos en los noventa, le dediqué los siguientes posts:
Eliminarhttp://elcubildelciclope.blogspot.com/2015/12/la-primera-gran-coleccion-de-cuentos-de.html
http://elcubildelciclope.blogspot.com/2015/12/la-primera-gran-coleccion-de-cuentos-de_22.html
y el siguiente cuando falleció:
http://elcubildelciclope.blogspot.com/2018/01/enero-mes-de-despedidas.html
…¡Y claramente te recomiendo a esta gran autora!