viernes, 30 de octubre de 2020

Parecido, pero no es lo mismo.



    Las dos primeras temporadas de Westworld son una maravilla y nadie puede negar que están entre lo mejor de la ciencia ficción televisiva: Una historia más grande que la vida, personajes inolvidables, actuaciones de primera, una banda sonora preciosa de parte de Ramin Djawadi, unos créditos de apertura tan hermosos que da rabia otros programas prescindan de ellos, efectos especiales al nivel de las mejores superproducciones hollywoodenses, paisajes y mundos que nos dejan pasmados con su belleza y recreación...Estas y otras razones más como para desear que la serie siga por años, siempre y cuando mantenga su calidad.  Así que frente a todo esto, la llegada de la tercera temporada era algo que a sus seguidores nos tenía con las expectativas muy altas.
    Y llegó en marzo de este año la nueva tanda de episodios, que para la presente ocasión solo fueron 8 y nos trasladaron a otro lugar, ahora fuera de Delos (el parque temático donde transcurrieron las historias en el pasado y conocimos a los anfitriones), en el mundo real.  Es así que a partir de aquí conocemos qué pasa con el mundo de los humanos, cómo funciona en este futuro de una época no determinada del devenir (aunque intuimos que transcurre al menos unos cien años hacia adelante, debido a su avanzada tecnología) y vemos a los protagonistas ya presentados con anterioridad moviéndose en dicho lugar, cada uno con un propósito, algunos de estos compartidos junto a sus viejos compañeros y otros en oposición a los suyos, de modo que ahora son rivales. 
    Aparecen caras de antaño, ahora cumpliendo decididos su destino más que nunca, que sus empresas son difíciles de realizar, no obstante solo ellos pueden hacerlo. Otros personajes ya queridos no volvieron (que bien podrían retornar más adelante) y de igual modo llegaron al menos un par de nuevos coprotagonistas, un antihéroe y un villano no tan malvado.
     De seguro muchos espectadores, como quien aquí les escribe, se llevaron tremenda sorpresa con el giro de la trama, donde el mundo se hace más vasto y los personajes por mucho que mantienen sus rasgos cambian al enfrentarse a nuevos desafíos (bueno, dos de ellos en efecto sí que sufren verdaderas transformaciones en cuanto a su propia naturaleza) y cuando comienza la temporada es comprensible que uno sienta que está viendo otro show, que lo han engañado...Pero tengan paciencia con el primer capítulo, que tras terminar este viene una escena de postcréditos, que los dejará con puras ganas de ver al menos el siguiente.  Todo lo que pasa tiene estrecha relación con lo que ya nos presentaron y es así que los personajes con mayor razón deben seguir la misión que se han propuesto y/o continuar el camino que les corresponde para realizarse a sí mismos; de este modo, al ubicarnos en el "otro lado" sus guionistas, no están haciendo otra cosa que agregar más ladrillos a la creación de un universo particular con sus propias reglas y características; que Delos, los anfitriones y la inteligencia artificial que nos presentaron recién son parte esencial de esta nueva "mitología" o universo ficcional.
     Muchas cosas pasan en esta tercera temporada y se nota que se gastaron un dineral en llevarla a cabo, que más encima los dos nuevos personajes son encarnados por sendos actores famosos: Aaron Paul y Vincent Cassel.  Por el primer rol llegamos a sentir simpatía, que personifica al hombre común, que hace lo posible por llevar una vida digna, metido en un problema extraordinario y por el segundo por mucho que sabemos que tiene sus razones para cometer las atrocidades que realiza, resulta fácil verlo con ojos poco amigables.
     Quizás si no hubiéramos visto antes Westworld o lo mostrado en esta temporada correspondiese a otra serie, alguien como yo habría quedado encantado y es que pese a todas las conexiones evidentes entre este más reciente material y el que le precedió, por mi parte no puedo dejar de sentirme defraudado; la verdad que el programa cambió demasiado, hasta los  personajes clásicos en su mayoría se ven diferentes o han evolucionado mucho como para reconocer en ellos a quienes en algún momento me provocaron aprecio (bueno, quizás el viejo William es el que se mantiene más fiel a su versión original) y se echa de menos el carácter más místico que tenía todo, con esos momentos de sublimidad que solo en una escena del último capítulo se pudo vislumbrar; el resto es pura acción, intriga, nuevos misterios, pero casi nada de esa magia que tenían esos mundos del pasado recreados por la tecnología.
    No hay episodios de larga duración, salvo al fin, que tampoco llega al metraje de una película "normal" como en el cierre de las temporadas anteriores; encontramos buenos diálogos donde se vuelve a tratar los temas de la libertad y el libre albedrío (que más encima el actual escenario responde a un mundo tipo antiutopía), no obstante se extrañan esos chispazos de poesía en el hablar de los personajes y por mi parte siento que los creadores de este espectáculo, Lisa Joy y Jonathan Nolan, se vendieron por más plata al optar por la espectacularidad en vez de la ciencia ficción más intimista.  Bueno, tras ver la larga escena de postcréditos del final de temporada, a ver cómo mejoran todo.


              Créditos de apertura de la tercera temporada y a mi parecer lejos lo mejor de ella.

2 comentarios:

  1. Aun no la he terminado... Algún día. Pero si había leído ya algunos comentarios diciendo que "no era lo mismo" o de gente por twitter que se decepcionó de la serie a partir del episodio 3 o 4. Yo sólo he visto hasta el 3, creo.

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    Respuestas
    1. Apenas la termines debemos comentarla para intercambiar impresiones.

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