1.
El cuento.
Dentro de las "joyitas tempranas"
que encontramos en la primera colección de cuentos de Stephen King, El
Umbral de la Noche (Night Shift en su lengua original),
está El Último Turno (Graveyard Shift). Se trata de una historia de horror, que juega
con uno de los temores (y ascos) más ancestrales de la humanidad: Las
ratas. Criaturas que siendo tan
"pequeñas" y mamíferas como nosotros, provocan un rechazo increíble,
a veces superando al de los parásitos, arácnidos y reptiles (todos estos de
sangre fría, a diferencia de esos pequeños roedores); y es que a estas
criaturas no dejamos de relacionarlas con la suciedad, pobreza enfermedades y
muerte, conjunto de ideas que no dejan nuestras pesadillas y fobias.
El cuento que no alcanza a las 20 páginas, como la mayoría de los relatos que comprenden el mentado volumen, se encuentra ambientado en uno de esos pueblitos de mala muerte, que tanto le gusta inventar al autor (porque como dice el dicho "Pueblo chico, infierno grande" y así queda detallado otra vez en su literatura). Allí una textil apenas se mantiene y es al parecer la empresa más importante del lugar... ¿Les recuerda en algo a la lavandería de La Trituradora? (también contenida en la misma antología). Pues el lugar tiene un serio problema de infestación de ratas, así que el desagradable capataz del lugar ofrece a algunos de sus empleados, el doble de su sueldo por limpiar durante una semana sus dependencias; es entonces que mandamás y subalternos, se enfrentarán a lo que allí yace y que es lejos mucho más que unas simples ratitas.
Una historia escatológica que trata sobre la miseria humana, donde encontrarnos personajes que encarnan en algunos casos lo peor de nuestra naturaleza; de modo que las ratas y el resto de las alimañas que anidan en la textilería representan lo que subyace bajo nuestra civilización (los secretos vergonzosos que guardamos, para que el resto no los vea y conozca). A lo anterior se le suma el calor que agobia a los personajes, ayudando a crear un clima asfixiante en todo sentido.
En el cuento volvemos a encontrarnos con una reflexión de tipo moral, una advertencia tan propia de estas historias desde los tiempos pretéritos: Existe el castigo para quienes se refocilan en el desprecio a sus semejantes y no estamos hablando de la mera justicia humana. Sin embargo, incluso, tal como en la vida real y es habitual en los relatos de terror, a la gente buena también le pasan cosas malas.
Cabe mencionar que la presente narración es, como no, una muestra más del amor del Tío Steve por los clásicos y en especial de la literatura de terror; y es que El Último Turno viene a ser su homenaje a Las Ratas de las Paredes de Lovecraft, cuento y autor que están entre sus preferidos.
El cuento que no alcanza a las 20 páginas, como la mayoría de los relatos que comprenden el mentado volumen, se encuentra ambientado en uno de esos pueblitos de mala muerte, que tanto le gusta inventar al autor (porque como dice el dicho "Pueblo chico, infierno grande" y así queda detallado otra vez en su literatura). Allí una textil apenas se mantiene y es al parecer la empresa más importante del lugar... ¿Les recuerda en algo a la lavandería de La Trituradora? (también contenida en la misma antología). Pues el lugar tiene un serio problema de infestación de ratas, así que el desagradable capataz del lugar ofrece a algunos de sus empleados, el doble de su sueldo por limpiar durante una semana sus dependencias; es entonces que mandamás y subalternos, se enfrentarán a lo que allí yace y que es lejos mucho más que unas simples ratitas.
Una historia escatológica que trata sobre la miseria humana, donde encontrarnos personajes que encarnan en algunos casos lo peor de nuestra naturaleza; de modo que las ratas y el resto de las alimañas que anidan en la textilería representan lo que subyace bajo nuestra civilización (los secretos vergonzosos que guardamos, para que el resto no los vea y conozca). A lo anterior se le suma el calor que agobia a los personajes, ayudando a crear un clima asfixiante en todo sentido.
En el cuento volvemos a encontrarnos con una reflexión de tipo moral, una advertencia tan propia de estas historias desde los tiempos pretéritos: Existe el castigo para quienes se refocilan en el desprecio a sus semejantes y no estamos hablando de la mera justicia humana. Sin embargo, incluso, tal como en la vida real y es habitual en los relatos de terror, a la gente buena también le pasan cosas malas.
Cabe mencionar que la presente narración es, como no, una muestra más del amor del Tío Steve por los clásicos y en especial de la literatura de terror; y es que El Último Turno viene a ser su homenaje a Las Ratas de las Paredes de Lovecraft, cuento y autor que están entre sus preferidos.
Hay varias escenas bellamente filmadas, donde la confrontación entre protagonista y antagonista, más las líneas argumentales secundarias (que se crearon para reforzar la trama), nos mantiene atentos a lo que pasará. Cabe destacar que tanto en el texto de King, como en la adaptación, queda de manifiesto que el mal se presenta de más de una forma: habitando dentro de los seres humanos que lo normalizan, como en los monstruos inhumanos que podemos encontrar por ahí.
En general no tenemos estrellas en esta producción e incluso llama la atención el aspecto "corriente" de muchos de sus actores y entre ellos la fémina principal del largometraje, quien nunca ganaría un concurso de belleza, aunque sí consigue simpatizarnos bastante. Sin embargo, sí hay que destacar la actuación de un artista camaleónico como Brad Dourif, bajo el papel de un sujeto llamativo e inventado por completo para esta versión cinematográfica y quien es uno de los elementos principales de una curiosa subtrama.
Esta cinta tiene un protagonista más o menos heroico, quien tiene su antagonista y el que viene a ser su opuesto moral; si bien lo anterior se encuentra en el cuento de King, la adaptación aborda esta confrontación de manera más profunda... Y es que, entre ambos hombres, vemos una fuerte confrontación entre machos alfa, uno que lleva tiempo en el lugar y el otro un recién llegado, quien viene a usurpar su lugar en cierto sentido. Pero no son los únicos hombres que aparecen en este filme, pues hay otros patanes menores por ahí y hasta un sencillo tipo que llega a la empresa a pedir trabajo; por lo tanto, nos encontramos con una especie de disputa masculina general, en la cual estos sujetos se juegan su hombría. No obstante, apenas hay ganadores, puesto que en la cadena alimenticia no somos quienes están encima de la pirámide.
La criatura de la cinta está magnífica, aunque nunca la logramos ver por completo. A la presencia de un ser pesadillesco, no podemos dejar de lado la ambientación tan bien lograda, donde el aspecto ruinoso de la textilería y las catacumbas que luego aparecen cercano al clímax, resultan magistralmente acompañadas por el trabajo de fotografía (con sombras en verdad pavorosas) y unas preciosas pinturas mate.
No hay mayores pretensiones artísticas en esta película, ni una ideología de por medio, puesto que mucho de lo de arriba es solo parte de mi interpretación personal. Sin embargo, sí queda de manifiesto el aprecio de los responsables de esta producción menor (aunque respetable), hacia el propio Stephen King, partiendo por la llegada del villano en su auto que nos recuerda a Christine, el nombre de la propia textil que es Bachman (recordemos que es el apellido del pseudónimo de Stephen King) y el hecho de que la coprotagonista femenina venga de nada menos que... ¡Castle Rock!
En suma, una excelente película para redescubrir (en el caso de que si la vieron hace mucho tiempo), o para conocer una perlita perdida, de hace más de treinta años; todo ojalá con la calidad del HD de ahora. No se arrepentirán.
Un regalito para los regalones: La peli en 720p y español latino.
Dentro de esta gran serie de reseñas, toca hoy una película olvidada y generalmente vapuleada dentro del canon cinematográfico de King. Y realmente no logro entender por qué. Está claro que está lejos de los grandes títulos de primera categoría que conocemos, pero como producto de su tiempo, un cine de terror clase B de los 80, tiene méritos más que suficiente. Tampoco es que el relato de King daba para otra cosa. Es una historia entre horror y pulp y así se hizo. A pesar de ser un proyecto independiente, con un director novato, la cosa no salió nada mal. A mi es una peli que me gusta mucho y, por supuesto, la recomiendo. En un todo de acuerdo con tu análisis, Elwin.
ResponderEliminarSaludos,
RICARDO
Yo creo que divertida cinta menor, pero aún así valiosa, está tan olvidada porque en su momento tuvo poca divulgación; por lo mismo, nos toca a nosotros hacerle justicia. Gracias, como siempre, por dedicarle tu tiempo a estas entradas.
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