1. Mi primer encuentro.
Dentro de la historia de Chile, en sus albores durante la llegada de los españoles a nuestra tierra, su colonización y conquista con el consiguiente conflicto armado con los mapuches, solo una mujer española pervive en los registros de la época: Inés de Suárez. Ignoro qué tantos datos hay sobre ella, de cuya existencia supe de niño en los ochenta y gracias a un especial de la revista educativa infantil Icarito, que coleccionaba, sobre las Mujeres destacadas de la historia de mi país. Imposible no olvidar a esta fémina que se me quedó prendida en la memoria desde entonces, famosa por haber participado en una cruenta batalla defendiendo la ciudad de Santiago de las huestes indígenas y quien para ahuyentar al enemigo le cortó las cabezas a los prisioneros mapuches, lanzándolas a sus rivales, los que huyeron despavoridos por tal acto (la narración, bastante breve, pero potente, iba acompañada de una ilustración bien gráfica y que, como no, acaparó por igual mi atención ya inclinada al morbo del gore).
Por otro lado, desde pequeño también tuve fascinación por los personajes femeninos de carácter, mujeres por las cuales pudiese sentir admiración al reunir dentro de ellas un espíritu valeroso. Dentro de los reales y en especial de las chilenas que conocí a tan temprana edad, la Suárez (española, la verdad, que en ese tiempo éramos apenas una colonia ), se volvió una de esas figuras en mi corazoncito.
2. Mi segundo encuentro.
En 2006 Isabel Allende publica Inés del Alma Mía, novela histórica basada en la vida de Inés de Suárez. El libro implicó, como bien queda claro tras leer sus muy entretenidas páginas, un solvente trabajo de investigación, ya que hace referencia directa a varios detalles y hechos concretos sobre la conquista y la colonización de América en las zonas dependientes del Imperio Español, así como del "descubrimiento" de Chile, el asentamiento español en esta última zona, con la consabida "Guerra de Arauco", o sea, el conflicto armado entre españoles y mapuches; por lo mismo, leyéndolo nos encontraremos con un montón de nombres "famosos" ligados a estos hechos históricos, todos ellos relacionados en mayor o menor medida a la protagonista-narradora.
La obra corresponde a las memorias de Inés de Suárez, quien ya anciana y sabiendo que le queda poco de vida, se ha dedicado a registrar sus recuerdos, vivencias y pensamientos desde su juventud en España, primero como una dama de humilde origen, hasta su consolidación como la mujer más poderosa del floreciente Reino de Chile. Entretanto pasa bastante, que hablamos de décadas, transcurriendo varios hechos interesantes, entre los creados por la autora para desarrollar con verosimilitud a los dos personajes principales (puesto que esta no es solo la crónica de la vida de la mentada fémina) y a los secundarios, como con los de carácter histórico y/o documentados que la autora nos los cuenta de una forma, en verdad, atrapante.
Cabe mencionar que quién comparte protagonismo en este título, viene a ser nada menos que Pedro de Valdivia, fundador de Santiago de Chile y otras viejas ciudades del país, de quien la narradora era su amante y con quien se vino a Chile para fundar una nueva colonia. Cabe mencionar que los capítulos dedicados al célebre soldado, son tanto o más entretenidos que los que giran por completo en torno a la heroína de la historia. En un principio se nos cuentan los pormenores de la vida del hidalgo por separado, hasta que su camino se cruza con el de su futura amante (y, supuestamente, la única mujer a la que llega a amar de verdad), quedando la existencia de ambas ligadas incluso hasta después de separarse.
3.
Para apreciar.
Mucho aprendemos sobre la época en la que transcurre este volumen y ciertamente que Isabel Allende logró "internacionalizar" un importante capítulo de la cronología chilena, convirtiendo todo ello en un drama universal acerca de las pasiones humanas, con todos sueños y pesadillas de por medio. Por lo tanto, aparte de sus mencionados coprotagonistas, es posible encontrar a sujetos como Francisco Pizarro y Diego de Almagro, junto a Jerónimo de Alderete, Michimalonco y Felipe (Lautaro) en calidad de personajes que, siendo los dos primeros más reconocidos que los otros, cobran rasgos épicos que les quitan su localismo y los vuelven atrayentes al público general.
Asimismo, la novela mantiene varios elementos caros a la narrativa allendiana, que reconocemos en sus otras obras, ya sean anteriores a esta, como a aquellas posteriores; de este modo, encontramos humor, romance, erotismo y aventura, excelente mezcla que ayuda a que la lectura sea divertida en todo momento. De igual manera, siendo este un título de narrativa histórica y que pretende ser "realista" en cuanto a la verosimilitud de los hechos que cuenta, su autora no ha dejado de lado el Realismo Mágico que abrazó desde su debut internacional con La Casa de los Espíritus, si bien esta vez los elementos sobrenaturales son mucho más esporádicos que en otras piezas suyas (aunque la misma mentalidad de los españoles e indígenas de esa época, estaba predispuesta a creer en maravillas más allá de la lógica, como bien queda demostrado en este libro y, por lo tanto, debido a ello lo real maravilloso va de la mano con el trasfondo histórico del texto). Luego, sumado a lo anterior, tenemos a una escritora que en su afán de realzar el sentido "serio" de su compromiso con la seriedad de su trabajo literario, le ha otorgado a la novela un nivel de violencia no apreciado antes en sus trabajos y es que esta fue, justamente, una época turbulenta (muchos años después, en su novela policial El Juego de Ripper, volvería a usar por razones obvias los recursos "gore", muy bien aprovechados nuevamente).
4. Temas de la novela.
Independientemente de la temática histórica de esta novela, que no deja de lado el contexto de la Guerra de Arauco y detallando con ello las atrocidades cometidas por los conquistadores, aborda varios otros temas interesantes. Es así como podemos hallar en su interior:
* El empoderamiento femenino:
Partamos con el hecho de que la protagonista principal es una mujer y que el libro se llama Inés del Alma Mía (esto último por un motivo que ustedes mismos deben descubrir por cuenta propia), quien le concede su "sabor" especial a esta pieza.
Inés de Suárez posee una personalidad fuerte y a su manera es encantadora: Una persona decidida que se codea de igual a igual con "grandes hombres", todo en una época en la cual su género está sometido a la figura del varón. Es decidida, ingeniosa, valiente y en general posee dotes de líder, que le van dando la oportunidad de abrirse paso hasta convertirse en la gran señora que se volverá con el tiempo. Por lo tanto, todo lo que consigue es por el fruto de su propio esfuerzo, partiendo con el detalle valioso de emprender por sí misma el viaje a América, algo velado a la mayoría de las mujeres "solas" de aquellos tiempos.
Respecto a todo esto, no debemos olvidar que Inés, justamente debido a su personalidad magnética, consigue rodearse de otras mujeres como ella, destacando las figuras de su mejor amiga y de la princesa inca, ambas autóctonas de pura cepa y a las que siempre trató como pares sin distinciones de raza.
* Tópico del viaje:
Muy de la mano de lo anterior, tenemos el hecho de que tanto Inés, como Pedro y otros personajes- en general todos aquellos relacionados con la conquista y colonización de América-, deben sus aventuras y desventuras a los viajes que han hecho. Se trata de periplos realizados hacia un mundo por completo distinto y desconocido, que implica- más encima- salir de la seguridad de su patria para acceder a sus ideales de fama y fortuna (en el caso de los hombres) o por motivos del corazón (concerniente a las mujeres).
De hecho, los primeros capítulos del libro hacen referencia en cada caso a los distintos destinos por los que pasa Inés, hasta su hogar final en el Reino de Chile. Es así que el viaje en barco y luego a caballo, como caminando a través de la selva, para pasar después al pleno desierto, con posterioridad cruzando las montañas y también recorriendo senderos naturales más gratos, todo a través de grandes extensiones, logramos reconocer tanto la personalidad voluntariosa de los personajes, como transportarnos a esa época de odiseas tan increíbles.
* La realización personal:
Y muy ligado a los temas ya presentados, hayamos acá el deseo de varios de los personajes y en especial de Inés y de Pedro, de lograr sus sueños. A Inés la mueve su lealtad hacia los hombres que ama, primero al esposo de su juventud y luego a su amante, a quien lo acompaña nada menos que al hostil territorio de Chile; en el proceso, esta fémina se va transformando en una gran señora como pocas de su sociedad y luego ya anciana, al recapitular su existencia, puede quedar en paz tras tanto conseguido por su auténtico esfuerzo. En cuanto a Pedro, como muchos hidalgos y/o conquistadores, el afán de gloria y fama lo mueve a dejar su patria, para pasar de ser uno más del montón, a convertirse en un destacado hombre que pasaría a la historia como una figura de relevancia dentro de la colonización. En ambos casos y en otros como ellos, no hay dudas en hacer lo que sea necesario para conseguir sus propias ideas de felicidad.
Por supuesto que hay muchos más, que es una novela compleja y con muchas aristas; por lo mismo, cada lector puede hacer su propia revisión, de modo que según sus propios intereses le dará un propio valor a este libro, que ahora que leí por segunda vez (que apenas lo recordaba), disfruté con gran placer y hoy se los quiero traer para, ojalá, transmitirles un aprecio similar al que me provoca.
Mucho aprendemos sobre la época en la que transcurre este volumen y ciertamente que Isabel Allende logró "internacionalizar" un importante capítulo de la cronología chilena, convirtiendo todo ello en un drama universal acerca de las pasiones humanas, con todos sueños y pesadillas de por medio. Por lo tanto, aparte de sus mencionados coprotagonistas, es posible encontrar a sujetos como Francisco Pizarro y Diego de Almagro, junto a Jerónimo de Alderete, Michimalonco y Felipe (Lautaro) en calidad de personajes que, siendo los dos primeros más reconocidos que los otros, cobran rasgos épicos que les quitan su localismo y los vuelven atrayentes al público general.
Asimismo, la novela mantiene varios elementos caros a la narrativa allendiana, que reconocemos en sus otras obras, ya sean anteriores a esta, como a aquellas posteriores; de este modo, encontramos humor, romance, erotismo y aventura, excelente mezcla que ayuda a que la lectura sea divertida en todo momento. De igual manera, siendo este un título de narrativa histórica y que pretende ser "realista" en cuanto a la verosimilitud de los hechos que cuenta, su autora no ha dejado de lado el Realismo Mágico que abrazó desde su debut internacional con La Casa de los Espíritus, si bien esta vez los elementos sobrenaturales son mucho más esporádicos que en otras piezas suyas (aunque la misma mentalidad de los españoles e indígenas de esa época, estaba predispuesta a creer en maravillas más allá de la lógica, como bien queda demostrado en este libro y, por lo tanto, debido a ello lo real maravilloso va de la mano con el trasfondo histórico del texto). Luego, sumado a lo anterior, tenemos a una escritora que en su afán de realzar el sentido "serio" de su compromiso con la seriedad de su trabajo literario, le ha otorgado a la novela un nivel de violencia no apreciado antes en sus trabajos y es que esta fue, justamente, una época turbulenta (muchos años después, en su novela policial El Juego de Ripper, volvería a usar por razones obvias los recursos "gore", muy bien aprovechados nuevamente).
4. Temas de la novela.
Independientemente de la temática histórica de esta novela, que no deja de lado el contexto de la Guerra de Arauco y detallando con ello las atrocidades cometidas por los conquistadores, aborda varios otros temas interesantes. Es así como podemos hallar en su interior:
* El empoderamiento femenino:
Partamos con el hecho de que la protagonista principal es una mujer y que el libro se llama Inés del Alma Mía (esto último por un motivo que ustedes mismos deben descubrir por cuenta propia), quien le concede su "sabor" especial a esta pieza.
Inés de Suárez posee una personalidad fuerte y a su manera es encantadora: Una persona decidida que se codea de igual a igual con "grandes hombres", todo en una época en la cual su género está sometido a la figura del varón. Es decidida, ingeniosa, valiente y en general posee dotes de líder, que le van dando la oportunidad de abrirse paso hasta convertirse en la gran señora que se volverá con el tiempo. Por lo tanto, todo lo que consigue es por el fruto de su propio esfuerzo, partiendo con el detalle valioso de emprender por sí misma el viaje a América, algo velado a la mayoría de las mujeres "solas" de aquellos tiempos.
Respecto a todo esto, no debemos olvidar que Inés, justamente debido a su personalidad magnética, consigue rodearse de otras mujeres como ella, destacando las figuras de su mejor amiga y de la princesa inca, ambas autóctonas de pura cepa y a las que siempre trató como pares sin distinciones de raza.
* Tópico del viaje:
Muy de la mano de lo anterior, tenemos el hecho de que tanto Inés, como Pedro y otros personajes- en general todos aquellos relacionados con la conquista y colonización de América-, deben sus aventuras y desventuras a los viajes que han hecho. Se trata de periplos realizados hacia un mundo por completo distinto y desconocido, que implica- más encima- salir de la seguridad de su patria para acceder a sus ideales de fama y fortuna (en el caso de los hombres) o por motivos del corazón (concerniente a las mujeres).
De hecho, los primeros capítulos del libro hacen referencia en cada caso a los distintos destinos por los que pasa Inés, hasta su hogar final en el Reino de Chile. Es así que el viaje en barco y luego a caballo, como caminando a través de la selva, para pasar después al pleno desierto, con posterioridad cruzando las montañas y también recorriendo senderos naturales más gratos, todo a través de grandes extensiones, logramos reconocer tanto la personalidad voluntariosa de los personajes, como transportarnos a esa época de odiseas tan increíbles.
* La realización personal:
Y muy ligado a los temas ya presentados, hayamos acá el deseo de varios de los personajes y en especial de Inés y de Pedro, de lograr sus sueños. A Inés la mueve su lealtad hacia los hombres que ama, primero al esposo de su juventud y luego a su amante, a quien lo acompaña nada menos que al hostil territorio de Chile; en el proceso, esta fémina se va transformando en una gran señora como pocas de su sociedad y luego ya anciana, al recapitular su existencia, puede quedar en paz tras tanto conseguido por su auténtico esfuerzo. En cuanto a Pedro, como muchos hidalgos y/o conquistadores, el afán de gloria y fama lo mueve a dejar su patria, para pasar de ser uno más del montón, a convertirse en un destacado hombre que pasaría a la historia como una figura de relevancia dentro de la colonización. En ambos casos y en otros como ellos, no hay dudas en hacer lo que sea necesario para conseguir sus propias ideas de felicidad.
Por supuesto que hay muchos más, que es una novela compleja y con muchas aristas; por lo mismo, cada lector puede hacer su propia revisión, de modo que según sus propios intereses le dará un propio valor a este libro, que ahora que leí por segunda vez (que apenas lo recordaba), disfruté con gran placer y hoy se los quiero traer para, ojalá, transmitirles un aprecio similar al que me provoca.
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