A
la memoria de Peter Straub,
viejo
amigo de Stephen King
y
a quien le debemos dos preciosas fantasías
escritas a cuatro manos.
I.
Un título a tener en cuenta.
La década de los ochenta del siglo pasado
no solo fue prodigiosa en materia de cultura pop (música, cine, series de
televisión, cómics y hasta moda) y hechos históricos, que gracias a los medios
de comunicación masivos se propagaron por todo el mundo, sino que para los
"lectores constantes" de Stephen King fueron años maravillosos, a
través de los cuales nos regaló algunas de sus más populares y mejores obras.
De las anteriores solo les mencionaré un trío de ellas: It, Cementerio de Animales y Misery (estas han originado celebradas
adaptaciones para el cine y sus historias son conocidas, incluso, por quienes
no se han leído los libros en los que se basan).
Como hace rato ya nos tiene acostumbrados
el Tío Steve, su producción es tan grande, que no todos sus textos son del
dominio del público masivo y ello no debido a una menor calidad artística, sino
porque al carecer de una versión audiovisual, más difícil resulta ser acaparar
la atención de la audiencia no lectora.
Una de estas obras viene a ser la novela juvenil Los Ojos del
Dragón, de corte juvenil. La anterior, enmarcada dentro de la fantasía
y la aventura, se encuentra ambientada en el típico mundo de características
medievales, tan caro a los cuentos de hada tradicionales de los que se nutre.
En apariencia un escrito mucho más
livianito que otros trabajos de su autor, esta narración posee varios elementos
a destacar.
II.
La trama.
Ambientada en el reino de Delain, nos
presenta a Peter, el hijo mayor (de dos) del rey Rolando el Bueno y de su
adorable esposa la reina Sasha. El
protagonista debido a la nobleza de su corazón es amado por casi todos, salvo
por su hermano menor Thomas, quien siento celos y envidia de él y por Flagg, el
mago de la corte y verdadero villano de la historia. Cuando se suponía que el primogénito iba a
ser el próximo monarca, mucho más sabio que su padre, el destino se tuerce y el
joven príncipe es condenado por un crimen que no cometió. 5 años deben pasar para que el héroe consiga
la libertad, aunque esto no solo es posible gracias a su inteligencia y
determinación, puesto que intervienen en ello unos cuantos personajes
secundarios de interés como aliados.
III.
Valores.
Como ya quedará claro, estamos frente a una
obra que aborda el consabido tema de la lucha entre el bien y el mal. Cabe mencionar que si bien este último se
encuentra personificado a través del mentado mago, quien es la esencia de este
mismo y carece de todo rasgo de humanidad que nos haga sentir simpatía por él,
encontramos al menos otro sujeto que nos muestra una maldad más
"aterrizada", por representar la mezquindad propia de quien se deja
llevar por sus impulsos más bajos; no obstante, el último sigue siendo un
hombre común y corriente.
Y por otro lado tenemos el Bien, que a
diferencia del Mal acá no está encarnado por alguien que reúna en sí mismo la
esencia de este principio, sino que lo podemos apreciar en más de un personaje
que escoge hacer lo mejor, pese a no ser individuos perfectos y por lo mismo
son sus debilidades las que los encumbran por sobre otros, al superar sus dudas
y miedos para dar lo mejor de sí mismos. Por lo anterior, resulta fácil
encariñarse con estos personajes, la mayoría jóvenes y de ahí buena parte del
carácter juvenil de esta obra.
Por otro lado, no hay tantos elementos
mágicos dentro de estas páginas, si comparamos Los Ojos del Dragón
con sus pares; de este modo, podemos afirmar que lo maravilloso está
dosificado. Pese a lo anterior, tenemos
al menos un "monstruo" y un memorable pasaje donde la magia más negra
actúa (obviamente, el personaje de Flagg es quien nos dará en el gusto con sus
artes negras).
Considerando los antecedentes de esta
novela, el tema de la justicia está bastante presente. Es así que nos damos cuenta de lo fácil que
es engañar las frágiles leyes humanas y, por lo mismo, al tratarse de un mundo
como el aquí descrito. Por lo tanto, en
cambio, termos una justicia superior a la hecha por los hombres, la que termina
encargándose de enderezar aquello que ha sido torcido.
Destacable resulta ser, nada menos, que el
narrador del libro y un personaje de quien nunca sabemos su nombre, con
facilidad se nos haga entrañable. Lo
anterior, gracias a su trato amistoso con el público lector, como si se tratara
de alguien cercano a uno y nos estuviera contando la historia de forma
presencial, en medio de un ambiente grato a nuestro alrededor (al calor de una
fogata comiendo anticuchos, por ejemplo).
Por otro lado, siendo Stephen King un autor
culto y con gran conocimiento de literatura, que en más de una ocasión ha hecho
claros homenajes a los clásicos de este arte, podemos encontrar al menos dos alusiones
indirectas a sendos títulos de tremenda significancia: En primer lugar, a Hamlet
de William Shakespeare, una historia de fantasmas sobre el remordimiento y la
justicia superior, que tiene mucho que ver con esta "novelita
juvenil"; luego, en segundo lugar, El Conde de Montecristo
de Alejandro Dumas, en relación al encarcelamiento injusto hecho a Peter y su
posterior plan para acabar con su cautiverio.
Queda a los lectores futuros, comprobar cómo el Tío Steve tomó estos
textos pretéritos, para reinventarlos en las páginas de Los Ojos del
Dragón.
Asimismo, debe saberse que esta novela se
encuentra dentro del Multiverso propio de la narrativa kingniana, ya que ocurre
en uno de los tantos "otros mundos" mellizos que se mencionan en la
saga de La Torre Oscura y sus textos anexos. Lo anterior, partiendo por el villano Flagg,
quien no es nada menos que un avatar más del propio Randall Flagg de The Stand y el cual se hace llamar Richard Fanning en las novelas de la mentada
serie literaria. Por otro, Delain, donde
transcurre esta obra, forma parte del llamado Mundo Interior y que se
menciona/aparece en dicha serie de libros.
De igual manera, no debemos recordar que el Rey Roland, padre del
protagonista, tiene el mismo nombre que el héroe principal de La Torre
Oscura, el pistolero Roland Deschain; de modo que el monarca es
justamente un doppelganger de este otro.
Y se me estaba olvidando que, tal como en
otras obras suyas (El Resplandor, Ryta Hayworth y la Redención de Shawshank y Fin de Guardia, entre otros
títulos), el clímax sucede en pleno temporal de lluvia o nieve, escenario ideal
para que las fuerzas en oposición choquen por última vez.
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Ilustración que lamentablemente no está en las ediciones en español. |
IV.
Personajes.
Peter: El personaje
principal de la historia es un chico excepcional y si bien no es perfecto,
resulta fácil encariñarse con él. Su
juventud no solo es un recurso estilístico para atraer lectores infantiles y
adolescentes, sino que representa la posibilidad de algo nuevo y mejor para su
reino y de ahí el miedo/odio que le provoca a Flagg, su doble opuesto.
Flagg: La maldad pura, un tipo egoísta, manipulador
y preocupado solo de dañar a los demás.
La antítesis del héroe es este hombre viejo, poco agraciado que
representa el estancamiento. Su vileza
es tan grande, que llega a ser un personaje caricaturesco.
Thomas: El hermano menor de Peter, es un chico
acomplejado, que vive comparándose con el primogénito de sus padres. Es un ejemplo de cómo alguien, sin ser
necesariamente una persona malvada, puede caer cada vez más bajo, si se deja
llevar por lo peor de sí mismo; a su vez, nos demuestra el papel que tiene la
culpa como motivante nuestro.
Roland: El padre de ambos chiquillos no es un monarca
sobresaliente, si bien su personalidad ambivalente es la que determinará la
personalidad de sus dos vástagos y el conflicto entre ambos. Difícil encariñarse con este, que bien se
parece a mucho patriarca real con pies de barro.
Sasha: La joven, bella,
dulce y sabia madre de Peter y Thomas, quién nos enseña cómo basta con el paso
de alguien como ella en nuestras vidas, para sacar lo más optimo de uno
mismo. Si Peter es el opuesto de Flagg,
en muchos sentidos la querida reina es la antítesis de Roland.
Ben: El mejor amigo de Peter, representa la
lealtad de la fraternidad masculina (tema recurrente en la literatura desde la
época de la tradición oral). Como
campesino que es, su conexión con la naturaleza, alejado de la podredumbre de
la corte, lo eleva sobre el ambiente viciado que se describe en buena parte del
libro.
Peyna: Mi personaje favorito del libro es un hombre
mayor, cuyo propósito es de velar por la justicia en Delain y quien cree que
esta es ciega. Los hechos que se
describen en la novela, le demostrarán a este severo sujeto que hay matices,
por lo tanto hay que saber ser flexibles, si en verdad se desea ser justo.
Naomi: El texto apenas posee personajes femeninos
destacados, que bien se diría que esta muchachita es la segunda de su condición
y solo aparece en la última parte del volumen.
Interviene para ayudar a Peter. Su nombre es el mismo de la única hija
de King, una de las dos personas a quienes les dedicó este trabajo.
Dennis: Último miembro de
una estirpe de mayordomos ligados a la familia real, a la cual sirven con
orgullo desde hace siglos. Tras ser
manipulado por Flagg, se da cuenta de que todavía puede remediar el entuerto
que provocó. La fe y la superación al miedo
caracterizan a este simpático muchacho.
Obra que no es de las primeras que se menciona cuando se recomienda a King, pero que sin dudas puede funcionar como iniciación a la obra del autor de Maine. Una historia de fantasía que va de lo épico a lo oscuro, un cuento para niños y adultos. Lástima que King nunca más revisitó este universo y esos personajes. Y que nunca hubo una adaptación al cine. Es una historia maravillosa y maravillosamente escrita. Un 10.
ResponderEliminarSaludos,
RICARDO
Sí, quiero saber qué fue de Thomas y Dennis. Ojalá pronto tengamos su adaptación.
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