La
Plaga de los Zombies (2010) es una de esas tantas antologías de la
editorial especializada Valdemar- con sus ediciones en tapa dura tan cuidadas y
elegantes, que da gusto lucirse con ellas- de exclusividad suya, a diferencia
de otras que son traducciones de títulos extranjeros (como Vamps,
que tuve el gusto de releerme el año pasado y que comenté para esta página en
su debido momento). Editada por Jesús Palacios,
reúne 13 relatos sobre muertos vivientes de numerosos autores, entre algunos
bastante famosos y clásicos, así como otros no tanto. El libro pretende hacernos un muestrario de
este tipo de historias que abarca cerca de un siglo en el que han evolucionado
el tema y estos personajes, frutos de la cultura religiosa afroamericana
haitiana y luego influenciados por la cultura popular del cine y los cómics. El volumen comienza con una introducción que
se ve como un estudio preliminar, entregando datos sabrosos acerca del origen
del concepto, que incluye antecedentes históricos extraliterarios.
A partir de lo anterior, la antología se
divide en 3 grandes capítulos dedicados a los distintos tipos de zombis
literarios, según la "naturaleza" de estos- mágicos o no- y la época
en la que fueron escritas dichas obras.
El primer apartado es Zombi Vudú, que se concentra en 4 relatos relacionados con estas criaturas, que son frutos de la magia negra haitiana. Interesante resulta ser cómo se analiza la llegada de este concepto y/o monstruo a la cultura occidental, teniendo su génesis en diarios de viaje a la isla y crónicas periodísticas. Se complementa la presentación del texto con hermosas fotografías en blanco y negro de afiches e imágenes de filmes clásicos sobre el tema, relacionados con estos escritos.
1.
Muertos que trabajan en los campos de caña (William Seabrook)
Ambientada en plena Haití, un gringo que
anda de visita en la isla tiene una conversación con un amigo suyo de la zona,
quien le cuenta de los zombies y de un caso en particular al respecto, que
implica el abuso de quienes practican dichos hechizos en beneficio propio.
El contraste entre el mundo racional de los blancos y el de los haitianos sumidos en la pobreza y en la creencia de lo sobrenatural es evidente.
Una historia acerca de la miseria de un pueblo marcado por la violencia y la pérdida de la dignidad a niveles que muchos desconocemos (gracias a Dios), que, pese a su elemento mágico, posee gran realismo debido a su tono naturalista.
La relación entre esclavitud y zombies es evidente, lo que es más horroroso teniendo en cuenta el origen de la población negra de la isla; por lo mismo, la subyugación que implica el proceso de zombificación, sorprende si se recuerda la historia misma de un pueblo que fue tratado como animales por sus conquistadores y ahora entre ellos mismos actúan cual tiranos.
“Una mañana, un viejo capataz negro, Ti
Joseph de Colombier, apareció liderando una tropa de harapientas criaturas que
le seguían tambaleantes y con miradas idiotizadas, como gente que anduviera
medio aturdida.
Cuando Joseph los alineó para el registro, seguían con una vacua mirada bovina y no contestaron nada en absoluto cuando les preguntaron los nombres.
Joseph aseguró que eran ignorantes de las laderas del Morne-au-Diable, un distrito de montaña sin carreteras cerca de la frontera dominicana, y que por eso no entendían el criollo de las llanuras. Estaban asustados, dijo, por el ruido y el humo de la gran fábrica, pero bajo sus órdenes trabajarían duro en los campos. Por eso, cuanto más lejos estuvieran de la fábrica, del bullicio y las vías del ferrocarril, mejor.
Y tanto que mejor… para Joseph, porque estas criaturas no eran hombres y mujeres vivos, sino pobres zombis infelices a los que Joseph y su esposa Croyance habían sacado de sus silenciosas tumbas para esclavizarlos bajo el sol, y si por algún casual un hermano o padre de los muertos los viera o reconociese, Joseph sabía que se metería en un tremendo lío.
Así que les asignaron campos distantes más allá del cruce de carreteras y acampaban allí mismo, sin contacto con otros grupos, como si fueran una familia o tribu cualquiera; pero de noche, cuando otros pequeños grupos de trabajadores acampados por separado se reunían alrededor de un enorme puchero de guiso de mijo o plátano salado generosamente sazonado con pescado y ajo, Croyance cocinaba dos pucheros sobre el fuego, porque como todo el mundo sabe, los zombis nunca deben probar sal o carne. Así que el puchero cocinado para ellos era un mejunje insulso y sin especiar.”
El primer apartado es Zombi Vudú, que se concentra en 4 relatos relacionados con estas criaturas, que son frutos de la magia negra haitiana. Interesante resulta ser cómo se analiza la llegada de este concepto y/o monstruo a la cultura occidental, teniendo su génesis en diarios de viaje a la isla y crónicas periodísticas. Se complementa la presentación del texto con hermosas fotografías en blanco y negro de afiches e imágenes de filmes clásicos sobre el tema, relacionados con estos escritos.
El contraste entre el mundo racional de los blancos y el de los haitianos sumidos en la pobreza y en la creencia de lo sobrenatural es evidente.
Una historia acerca de la miseria de un pueblo marcado por la violencia y la pérdida de la dignidad a niveles que muchos desconocemos (gracias a Dios), que, pese a su elemento mágico, posee gran realismo debido a su tono naturalista.
La relación entre esclavitud y zombies es evidente, lo que es más horroroso teniendo en cuenta el origen de la población negra de la isla; por lo mismo, la subyugación que implica el proceso de zombificación, sorprende si se recuerda la historia misma de un pueblo que fue tratado como animales por sus conquistadores y ahora entre ellos mismos actúan cual tiranos.
Cuando Joseph los alineó para el registro, seguían con una vacua mirada bovina y no contestaron nada en absoluto cuando les preguntaron los nombres.
Joseph aseguró que eran ignorantes de las laderas del Morne-au-Diable, un distrito de montaña sin carreteras cerca de la frontera dominicana, y que por eso no entendían el criollo de las llanuras. Estaban asustados, dijo, por el ruido y el humo de la gran fábrica, pero bajo sus órdenes trabajarían duro en los campos. Por eso, cuanto más lejos estuvieran de la fábrica, del bullicio y las vías del ferrocarril, mejor.
Y tanto que mejor… para Joseph, porque estas criaturas no eran hombres y mujeres vivos, sino pobres zombis infelices a los que Joseph y su esposa Croyance habían sacado de sus silenciosas tumbas para esclavizarlos bajo el sol, y si por algún casual un hermano o padre de los muertos los viera o reconociese, Joseph sabía que se metería en un tremendo lío.
Así que les asignaron campos distantes más allá del cruce de carreteras y acampaban allí mismo, sin contacto con otros grupos, como si fueran una familia o tribu cualquiera; pero de noche, cuando otros pequeños grupos de trabajadores acampados por separado se reunían alrededor de un enorme puchero de guiso de mijo o plátano salado generosamente sazonado con pescado y ajo, Croyance cocinaba dos pucheros sobre el fuego, porque como todo el mundo sabe, los zombis nunca deben probar sal o carne. Así que el puchero cocinado para ellos era un mejunje insulso y sin especiar.”
Afiche de una de las mejores pelis de Wes Craven, inspirada en un libro "real" sobre zombies en Haití. |
Con bastantes diálogos en creole (que le dan una atmósfera más étnica al relato), la lengua "mestiza" de los haitianos, nos muestra un tipo muy curioso de muerto vivo, que recuerda mucho al de esas otras féminas fatales y diabólicas que abundan en las historias de terror. Por otro lado, queda de manifiesto en esta pieza la conducta "fácil" de los varones, para entregarse a la tentación femenil, con su posterior condenación. Considerando lo anterior" es evidente el trasfondo moralizante del género y la misma naturaleza torpe de muchos supuestos "machos alfas", que son manipulables sin problemas.
Por último, destacable la descripción del lugar, que le da a esta tierra un aspecto de ensoñación, propio de otro mundo.
Muñeca vudú para hechizar y controlar vivos. |
La primera narración, bastante trágica, es la que supuestamente dio pie a la película del mismo nombre, contándonos de un gringo asentado en Haití, que se convierte en víctima de tales prácticas; luego, de manera inesperada, nos cuenta el mismo relato que comienza la presente antología y, por último, nos revela lo acaecido en un local nocturno y sus particulares bailarines.
La prosa, a medias entre la crónica periodística, el ensayo y la narración literaria, es amena y posee un aspecto dialogante que invita al lector a sumirse en estas historias.
Pero esto no alejó a Gramercie de su vida; debía lidiar con los fieros celos primitivos de la chica. No llevaba casado ni un año cuando su joven esposa contrajo una misteriosa enfermedad y murió. Dos noches después de su entierro encontraron la tierra de su tumba removida, pero no se llevó a cabo la investigación que debería haberse realizado.
Seis meses más tarde una historia misteriosa comenzó a propagarse por Puerto Príncipe. Se decía que en las inquietantes laderas del Morne-au-Diable, cerca de la frontera dominicana, se sospechaba que habitaba una cuadrilla de esclavos que en realidad eran zombis. El rumor se extendió cada vez más, y de repente la historia adquirió tintes aún más lúgubres cuando se dijo que se pensaba que había una chica blanca trabajando en los campos de caña allá arriba. George MacDonough oyó la historia, así como muchos otros de los que formaban la colonia americana.”
A principios de siglo pasado, en plena Gran Bretaña "moderna", y aún así tradicional tierra, un médico ya anciano y su única hija, joven y soltera, se ven obligados a viajar para salvar a un matrimonio, compuesto por un antiguo discípulo del primero y la mejor amiga de la segunda. Llegados a su destino en una olvidada comunidad rural, se encuentran con una especie de rara epidemia y a la cual el viejo alumno ha sido incapaz de controlar, lo que está afectando sobremanera a la mismísima pareja...Y es que un mal bastante apabullante reina en el lugar, de modo que solo la intervención de los recién llegados, puede terminar con este reinado del terror.
Como era habitual en las producciones Hammer, nos encontramos acá con una inteligente mezcla del ambiente inglés clásico, con lo sobrenatural, en este caso de procedencia afroamericana; tenemos a un héroe bastante maduro que representa el prototipo Sherlock Holmes, tan caro a la Hammer, símbolo del racionalismo y quien es capaz de abrir su mente a nuevas posibilidades. Por otro lado, nos encontramos con villanos típicos de estas pelis- que los de mi generación recordamos con cariño- avariciosos y que usan su poder y encanto en beneficio propio, así como a las recurrentes bellas damiselas en apuros, a las que los hombres deben salvar.
El terror se da su tiempo en este maravilloso cuento, hasta su satisfactorio desenlace.
Los muertos se estaban levantando de la tierra. Con los rostros cenicientos y cubiertos con sus mortajas, los zombis escarbaban para salir al aire de nuevo. Sus movimientos eran espasmódicos y descoordinados, como si les faltara práctica. Pero se movían: se habían liberado; ningún féretro hubiera podido mantenerlos bajo tierra.
Se estaban acercando a ellos. Peter quiso alejarse escabulléndose entre la maleza, pero se quedó petrificado ante la vacua mirada de su líder. Se quedó inmóvil a la espera de que le alcanzasen. Se acercaron… y cuando se pararon no fue por él sino por la cabeza que encontraron en la hierba. La cabeza de Alice… así que ahí era donde había caído. El más alto de los zombis bajó la mirada y sonrió con una terrible mueca de bienvenida.
Y la cabeza cercenada de Alice le devolvió la sonrisa.”
"Yo caminé con un Zombie" es una bellísima película de terror en blanco y negro, producida por el referente del género Val Lewton, y dirigida por el legendario Jacques Tourneau.
ResponderEliminarLeyendo el cuento me dieron ganaa de verla
EliminarQue buena pinta tiene esta antología y, sobre todo, que bien estructurada, al "separar" los relatos por temática, lo que también nos da detalles de la evolución literaria del zombi. Anotada en mi lista de lecturas pendientes, y a la espera de la segunda parte de este análisis.
ResponderEliminar¡Saludos!
RICARDO
¡Es una joya esta antología! Ya tengo lista la segunda parte y publico semana que viene
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