lunes, 30 de septiembre de 2024

Regreso a la magia de mi infancia y juventud (III)

 
1. Desempolvando recuerdos.
 
    De niño veía televisión junto a mi mamá y papá, muchas veces junto a mi hermana Mabel (la más chics, Jenny, no era buena para la tele), todos reunidos en la parte delantera de la casa que era un negocio y allí mientras atendíamos a los clientes disfrutábamos del "cine en su casa" o "tardes de cine" (tipo 17:00 horas de lunes a viernes, uno se llamaba así en un canal y el otro era de la competencia), otras veces los Grandes Eventos o lo que daban en Best Sellers durante las noches de los domingos; en distintos horarios veíamos dibujos animados, series de televisión, teleseries chilenas y extranjeras (estas por lo general mexicanas, que luego llegaron las venezolanas y colombianas), así como shows nacionales de espectáculos, concursos y variedades.  Fue una bella época para crecer junto a mis seres queridos, claro que esos años entre fines de los setenta y hasta terminando los ochenta, Chile pasaba por la dictadura de Pinochet; así que mi hogar era un refugio que me protegía de la miseria que se pasaba afuera (sin ser negacionistas a las atrocidades del régimen militar de derecha, en todo caso).
    Por el año 1986 (que no recuerdo la época precisa) mi hermano Miguel me regaló una tele vieja en blanco y negro, todo un tesoro para mí y a partir de entonces me pasé al dormitorio que compartía con mis hermanas para ver ahora, acostaditos en nuestras camas, todo lo que nos interesara; luego tuve mi primer aparato a color, si bien me falla la memoria de cómo sucedió y en qué momento exacto.
    Me marcaron desde pequeño títulos que hoy en día, no solo son sagrados en mis recuerdos, sino que definieron mis tendencias y, como no, buena parte de quién soy hoy en día.  Le debo mucho al programa infantil nacional Mazamigos (del grupo Mazapán), que acrecentó mi amor por la música y las artes dramáticas, a programas como Star Trek y Robotech, que me mostraron una ciencia ficción más elaborada y, como no, a La Dimensión Desconocida (la ochentera), que no solo me asustó, sino que me mostró cómo la fantasía podía remecer nuestros corazones con historias de gran belleza y también me mostró una faceta elaborada del miedo, sin dejar de lado sus impactantes historias de ciencia ficción.
    Veía deseoso de conocimiento programas de reportajes como Informe Especial y la serie documental La Tierra en que Vivimos, ambos de factoría nacional, que me permitieron conocer mejor el mundo más allá de las ficciones.
     Esperaba con ansias cada entrega de mis programas favoritos.
    Era muy pequeño aun cuando esos domingos por la noche, estrenaban producciones gringas (en su mayoría).  A veces eran miniseries como la que hoy me lleva a escribir, otras películas que dividían en dos partes (muchas veces censuradas, algo de lo que solo me di cuenta muchos años después las vi en VHS que arrendaba).  En el primer caso, me impactó ver Raíces y Holocausto, que me sensibilizaron respecto al racismo, Shaka Zulu y la producción nacional La Quintrala, entre otros, también de carácter histórico... Y un lugar muy especial, lo tiene en mis recuerdos la adaptación televisiva de Crónicas Marcianas.

 
2. La producción.
 
   Producida en 1980 contó con la actuación estelar de Rock Hudson, famoso actor de cine ya luego de su etapa de gloria y más maduro (pocos años después fallecería producto de las infecciones provocadas por el VIH, siendo el primer famoso en morir a causa de un virus que en esos años era todo un misterio).  Dirigida por Michael Anderson, se dividió en tres capítulos de una hora y media de duración (esto sin considerar los comerciales entre medio) y contó con la participación de otros artistas de calidad, aunque nunca al nivel de estrella del mentado Hudson; entre estos últimos solo puedo ubicar a Roddy McDowall (estrella de los filmes originales de El Planeta de los Simios y de su serie de televisión de imagen real) y Bernie Casey, el único actor afroamericano dentro de esta adaptación y cabe mencionar que ello resulta bastante significativo, si se considera el rol que le tocó dentro de esta (personaje central del segmento dedicado a Aunque siga brillando la Luna, historia cargada de una honda crítica social en contra del imperialismo y la destrucción de culturas autóctonas, como bien le pasó a sus antepasados al ser esclavizados por los europeos).
   El guión estuvo a cargo de otro maestro de la ciencia ficción, Richard Matheson, con experiencia ya dentro del terreno televisivo (no olvidemos su aporte a las dos creaciones de Rod Serling, siendo la última Galería Nocturna y luego como otro caso Kolchak, dentro de lo que les puedo mencionar).  La labor de Matheson demostró su talento con creces, otorgándole una mayor cohesión a los relatos escritos por su colega, al dejar claro la progresión cronológica entre un cuento y otro; lo anterior se hizo evidente con el personaje de Hudson, protagonista, secundario y testigo de varios de los textos seleccionados para esta producción.  Asimismo, tomó al personaje del Padre Peregrine, quien solo aparece en un texto del libro, un microcuento más encima, y lo convirtió en una importante figura junto a su compañero el Padre Stone (creación original suya); figura central de un segmento de fuerte carga espiritual, que no pertenece a Bradbury y que su colega sabiamente insertó para hablarnos de la fe, la religión, Dios y la trascendencia con valentía: así fue cómo usó a dos personajes católicos en una historia sobre el futuro "dominado por gringos" (que en la vida real mayoritariamente eran protestantes).  Tras haberme vuelto a ver esta miniserie, luego de más de una década que no lo hacía, quedé más gratamente sorprendido; incluso satisfecho, respecto al inserto en el que lo dos curas tienen su experiencia religiosa extraterrena.  Me llego a preguntar si todo el segmento recién mencionado habrá salido en plena dictadura militar de Pinochet, cuando la vi por primera vez a principios de los ochenta (puesto que contiene un discurso muy fuerte, acerca del verdadero sentido de los dogmas y ello bien podía atentar en contra de las mentes estrechas de aquel tiempo y de ahora mismo, por no dejar de mencionar el oficialismo católico del Chilito pinochetista).
    La miniserie se encuentra dividida en tres episodios, dedicados a tres momentos relevantes dentro de Crónicas Marcianas.  Primero nos encontramos con Las Expediciones, que comienza con una especie de dos prólogos acerca de los intentos humanos por llegar a Marte, uno por medio de una nave no tripulada y el segundo centrado en las oficinas de la NASA, donde están preparando los viajes tripulados (acá es cuando conocemos al "protagonista").   El capítulo nos dará potentes dramatizaciones de Ylla, La Tercera Expedición y un muy efectivo, Aunque siga brillando la Luna. Luego le sigue el capítulo llamado Los Colonos, cuando los humanos (todos gringos y blancos) ya se han asentado en Marte; en esta ocasión los responsables de la miniserie (que recomiendo con todas mis ganas) se lucen adaptando El Marciano y Fuera de Temporada (en el cual la indumentaria vaquera-disco-kitsch del protagonista, resalta su materialismo chabacano), poniendo entre medio la citada trama dedicada a los sacerdotes.  Y, por último, Los Marcianos nos cuenta sobre qué ha pasado luego de que la Tierra, ha sufrido su inevitable debacle y los colonos (en un afán que me cuesta entender su lógica) han decidido regresar a un mundohogar, que ya no tiene nada que ofrecerles; de este modo, tenemos acá versiones muy efectivas de Los Pueblos Silenciosos (donde si bien cambiaron el aspecto de la coprotagonista femenina, por razones "políticamente correctas", lograron hacerla incluso más detestable y con ello lograr hacer más efectiva la historia), Encuentro Nocturno, Los Largos Años y Un Picnic de un Millón de Años.
    No podía olvidar el uso del recurso de un narrador, a través de una voz en off, que le otorga con sus palabras un fuerte sentido literario a esta obra.
   La banda sonora estuvo a cargo de Stanley Myers y posee temas muy hermosos y evocadores, la cual salió a la venta en su momento.  Sin embargo, ignoro si hay una reedición remasterizada de esta, la cual antes se podía conseguir, aunque no con todos sus temas, si bien no incluyó la música electrónica adicional a cargo de otro compositor.
    Los efectos especiales dejan mucho que desear y hoy en día son irrisorios, lo que solo se entiende porque supongo el dinero se invirtió en otros detalles, que en ese tiempo ya había medios para hacer mejores cosas al respecto (ya se habían estrenado Star Wars y Alien, así que estaba la tecnología suficiente como para darle la credibilidad respectiva); sin embargo, esto se puede perdonar a la luz de las numerosas virtudes de la miniserie.  En cambio, en el aspecto artístico esta producción destaca bastante, en lo que concierne a la dirección de arte dedicada a los marcianos: si bien su maquillaje no los muestra "morenos", como en los cuentos, el detalle de sus ojos y uñas alienígenas sobresale; a lo que se le suma la belleza de las construcciones minimalistas de sus ciudades y objetos, destacando sus máscaras rituales, dignas de tener como parte de la colección de un ñoño... Por mi parte, si bien ya a mi actual edad reconozco sin vacilar los escasos recursos técnicos mencionados, como en la escena de la persecución de los barcos de arena, puedo recordar con cariño cómo me impresionaron de niño esas tomas de tales naves marcianas, deslizándose a través de vastos territorios; la maravilla de tales imágenes sigue siendo para mí muy preciada.
    Para terminar, mencionaré, casi como anécdota, que cuando le preguntaron a Bradbury qué le parecía esta adaptación de su famoso libro, solo dijo: "Simplemente aburrida".  Tal vez por la misma razón, cuando tiempo después tuvo su propio show en televisión, El Teatro de Ray Bradbury, se encargó de hacer nuevas versiones de estos cuentos, como es el caso de El Marciano.

 

                                                                               Tráiler

6 comentarios:

  1. Maravilloso post y tengo una deuda con ver la serie y volver a leer el libro, ya son más de 10 años que no lo leo

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  2. Excelente entrada amigo mío, me encantó leerte. Cada vez que haces estos viajes al pasado me acuerdo de pasajes y momentos similares. No recuerdo eso sí haber visto esta adaptación, menos que la dieran en la televisión. Ojo que cuando haces mención del actor Rock Hudson, señalas que falleció "producto de las infecciones provocadas por el VHS".

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    Respuestas
    1. Gracias y se lee cómico mi error. Lo corregiré. Y cuando quieras te paso la miniserie

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  3. Excelente miniserie, que vale la pena revisitar... sobre todo por su carácter literario. Ciencia ficción de alta calidad. Muy buenas actuaciones y excelente guion. Con respecto a los efectos especiales, si bien en el cine se habìan logrado cosas interesantes como las que menciona Elwin, en televisión era otra cosa. El presupuesto y los medios disponibles eran otros, de ahi que la calidad de los mismos no está a la altura del resto. La miniserie se iba a estrenar en 1979 y finalmente se pospuso un año porque a Badbury no le convencía.

    Saludos,
    RICARDO

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    Respuestas
    1. Desconocía el dato que mencionas. Leí por ahí que un gran director está interesado en hacer una nueva adaptación televisiva. Ojalá se cumpla.

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